¿Racismo
Blanco? – I
Hombres
Gentiles Blancos, la respuesta está en ustedes.
Por toda la humanidad, ¡Dios les dio trabajo qué cumplir!
Por toda la humanidad, ¡Dios les dio trabajo qué cumplir!
La
raza de los hombres blancos, como se les llama, dispersos por toda la faz de la
tierra, pero especialmente concentrados en Europa, está sufriendo actualmente
desprecio y persecución en toda la faz de la tierra. ¿Y de quién es la culpa?
En primer lugar, es culpa de los mismos blancos o europeos.
El
“racismo”, como se le llama, o antagonismo entre las diversas razas humanas, es
ciertamente un problema humano, que despierta todo tipo de pasiones humanas, y
así como todos los problemas verdaderamente humanos que no son sólo problemas
materiales o mecánicos, tiene necesariamente una dimensión religiosa. Hoy la
última dirección en la que los hombres se volverán para resolver un problema
humano es hacia Dios, y sin embargo Dios será la verdadera solución. Pero como
los hombres no se dirigen a Dios, entonces los problemas permanecen básicamente
insolubles, y el mundo de hoy está en un caos cada vez mayor. Entonces, ¿cómo
es que volverse hacia Dios resuelve el problema actual del “racismo”?
Es
Dios y sólo Dios quien crea el alma de cada uno de los hombres que ha vivido, y
Él los crea con una gran variedad, para componer lo que para Él es la sinfonía
de la humanidad. Ahora, Él crea individuos con dones naturales inmensamente
diferentes, como cada padre debe reconocer cuando observa cuán completamente
diferentes son los dones, el temperamento y el carácter de sus propios hijos –
no hay dos que sean iguales. ¿Y ellos mismos crearon esa variedad? Obviamente
no. La única decisión natural que tenían los padres era tener un hijo (abortar
tal o cual hijo en el vientre materno es una decisión sumamente antinatural).
Dios hizo el resto. Ahora bien, la variedad que viene de Dios incluye
claramente la desigualdad. Por ejemplo, los padres están obligados a reconocer
la absoluta desigualdad de los dones entre sus propios hijos: algunos pueden
ser mucho más dotados que otros. Puede ser que los padres no hayan querido esta
desigualdad, pero ¿podrían haber hecho algo al respecto? Obviamente no. Es Dios
quien decide – naturalmente – incluso el sexo de sus hijos.
Tampoco
es injusta esta desigualdad de dones, porque los hijos realmente privilegiados
son aquellos que llegarán al Cielo por medio de dones sobrenaturales, que
requieren que el niño mismo coopere con la gracia de Dios, y esa cooperación no
tiene nada que ver necesariamente con los dones naturales. El infierno, ha
dicho alguien, está lleno de talentos, mientras que el cielo está lleno de
virtudes. Además, los dones que Dios otorga a un niño corresponden obviamente a
la parte que Dios quiere que él desempeñe en la sinfonía de la humanidad. El
niño debe hacer aquello para lo que está dotado.
Ahora
bien, como con los individuos, así también con las familias, los pueblos, las
provincias, las naciones y las razas. Las familias son diferentes entre sí, y
desiguales. Las ciudades, provincias, naciones y razas son todas diferentes y
desiguales, y en cada caso con una mezcla variable de naturaleza por parte de
Dios y crianza por los hombres. En la medida en que son formados por los
hombres, la intención de Dios al permitir esta crianza es que, con sus diversos
dones, todos ejerzan la caridad y se cuiden los unos a los otros. Por ejemplo,
que esta ciudad ayude a su vecino inundado, que esta provincia provea a los
artistas, que esta nación lidere el mundo, que esta raza sirva a la Iglesia.
Ahora bien, ¿no está claro que por muchos siglos de historia, la raza blanca ha
tenido, no en exclusiva, especiales dones naturales y sobrenaturales de Dios
para servirle a Él, y para extender Su Iglesia por todo el mundo? Tampoco es
injusto, porque el uso que los blancos hacen de estos dones depende de ellos
mismos. Tienen libre albedrío para usar o abusar de sus dones, pero en
cualquier caso tienen una misión de Dios. Si hacen el uso correcto de estos
dones, beneficiarán al mundo entero. Si abusan de estos dones, Dios los
castigará especialmente.
¿Y
de qué le sirven hoy a los blancos los dones que Dios les ha dado? ¿No han
estado alejándose de Él lenta pero constantemente durante muchos cientos de
años? ¿Y no están ahora orgullosos de su ateísmo? ¿Es entonces sorprendente si
Dios hace uso de todas las otras razas, naciones, etc., para castigar a los
blancos siendo despreciados y perseguidos por el resto de la humanidad? En la
visión de Dios, ¿no han traicionado los hombres apóstatas a las mujeres a las
que deben guiar (al Cielo); no han traicionado los blancos apóstatas a todas
las demás razas; no han traicionado finalmente los gentiles apóstatas a los
judíos por medio del Concilio Vaticano II… ? Entonces, ¿quién se sorprende
por la furia actual del “feminismo”, del “racismo” y del “antisemitismo”?
Kyrie
eleison.