sábado, 28 de septiembre de 2019

COMENTARIO ELEISON Número DCXXXVII (637), 28 de septiembre de 2019

Comentarios Eleison por su Excelencia Richard Williamson

Rosmersholm de Ibsen

Los modernos a menudo logran captar la oscuridad,
Pero si pierden a Cristo, entonces no tienen luz.
Henrik Ibsen (1828–1906) fue un famoso dramaturgo noruego, al que con frecuencia se le atribuye el mérito de ser el padre mundial de la dramaturgia moderna. No era católico, pero dijo una gran verdad, y san Agustín dijo una vez que toda la verdad pertenece a los católicos (porque su Dios es “el Camino, la Verdad y la Vida”). Por esta razón, los católicos a veces pueden apreciar mejor que los no católicos las verdades que los no católicos están diciendo. La gran verdad de Ibsen es que incluso en la estrecha e hipócrita Noruega de finales del siglo XIX, donde la vida y la alegría se ahogan bajo el peso de las tradiciones moribundas, el espíritu humano se levanta en protesta, y prefiere incluso la muerte a una existencia atrapada en una aparente falta de libertad o significado.
Ilustremos esta protesta con un grupo de tres obras de teatro posteriores de Ibsen en las que ha pasado del drama de la sociedad moderna al de las personas individuales. Rosmersholm (1886) termina con el suicidio conjunto del héroe y su amada . El Maestro Constructor (1892) termina con el héroe cayendo a la muerte desde una torre alta, cuyo intento de escalar era suicida en primer lugar. John Gabriel Borkman (1896) termina con la muerte del héroe a causa del frío de una escalada virtualmente suicida por la ladera helada de una montaña. Pero en cada caso el héroe estaba luchando por la libertad del espíritu humano contra un mundo que sofocaba a ese espíritu. Echemos un vistazo a Rosmersholm en particular, cuya adaptación se ha escenificado recientemente en Londres con gran éxito. ¡Ibsen vive!
Todo drama necesita un choque dramático, y el choque en Rosmersholm es entre el viejo mundo de la familia Rosmer y el hogar por un lado, distinguido durante los últimos 200 años por sus soldados y pastores que han dado ejemplo y han liderado a toda la región, y por otro lado el emergente nuevo mundo de emancipación y libertad de todos esos viejos valores. La figura central de la obra es el último descendiente de la noble familia, John Rosmer, antiguo pastor, pero que perdió su fe cristiana y ahora está dividido entre los dos mundos. Por un lado está el Dr. Kroll, un conservador de corazón frío que intenta salvar a Noruega del liberalismo invasor, pero cuya propia esposa e hijos se están volviendo liberales. Por otro lado, el editor del periódico radical local, Mortensgaard, que está al menos tan desprestigiado como Kroll en sus intentos de poner a Rosmer de su lado. En teoría, el propio Rosmer ha sido conquistado al nuevo mundo de alegría y libertad por la encantadora joven Rebekka West, su platonica compañera durante varios años.
El drama llega a su punto culminante cuando Rosmer le cuenta a Kroll su pérdida de fe y su intención de luchar en público por los liberales. Kroll entra en acción, por medios justos o engañosos, para impedir que Rosmer preste su persona y prestigio a la podredumbre. Bajo la presión de Kroll, Rebekka se da cuenta de que en su lucha por liberar a Rosmer de sus nobles pero agobiantes orígenes, es en realidad ese pasado, Rosmersholm, quien la ha vencido. Al final, la única manera en que John y Rebekka pueden lograr tanto la nueva libertad como la vieja nobleza, es lanzarse juntos al molino de agua de Rosmersholm. En otras palabras, dice Ibsen, la vieja nobleza no tiene alegría, el nuevo conservadurismo no tiene corazón y la nueva emancipación no es mejor. Sólo queda la muerte como salida, aparentemente la única afirmación posible para la pareja atrapada.
¿Es todo eso una tontería oscura, no apta para los católicos de hoy? No, es un retrato realista de nuestro mundo. Cuando la fe aun protestante muere, como con Rosmer y con miles de millones de almas hoy en día, entonces el conservadurismo (Kroll) finalmente no conserva nada, la izquierda (Mortensgaard) es tan buena como tirar gasolina atea a un fuego ateo, la emancipación (Rebekka) carece de resistencia, y el deseo liberal de muerte toma el control. Si uno desea tener vida, y tenerla más abundantemente (Jn. X, 10), entonces Rosmer debe revivir en sí mismo la fe de sus antepasados verdaderamente nobles, lo que significa que debe retroceder, más allá incluso de lo mejor de sus antepasados protestantes, a los católicos que hicieron la Noruega cristiana. Que Rosmer se convierta en un verdadero católico, y entonces Kroll, Mordensgaard y Rebekka podrán ver la verdadera solución, y toda la región podrá iluminarse de nuevo con la luz de Cristo.
Kyrie eleison.