domingo, 17 de septiembre de 2017

COMENTARIO ELEISON Número DXXXI (531) - 16 de septiembre de 2017

Verdad Histórica – I
La verdad debe ser amada, luego por la razón reconocida,
Y luego, a tiempo y a destiempo, debe ser defendida.
La Escritura dice (II Tes. II, 9–10) que la venida del Anticristo “cuya aparición es obra de Satanás [...] y con toda seducción de iniquidad para los que han de perderse en retribución de no haber aceptado para su salvación el amor de la verdad. Y por eso Dios les envía poderes de engaño, a fin de que crean la mentira, para que sean juzgados todos aquellos incrédulos a la verdad, los cuales se complacen en la injusticia”. Cada palabra necesita ser pesada.
Hacia el fin del mundo, del cual con seguridad se puede decir que debe incluir el siglo 21, el malvado Anticristo engañará a las almas que se dirigen al Infierno, y ellas se dirigen al Infierno porque no aceptan el amor de la verdad el cual aceptarían si se dirigieran hacia el Cielo. Porque ellos no amaron la verdad, Dios los castigará con los poderes de engaño, con el resultado de que ellos creerán en un fardo de mentiras. De esta manera, todos aquellos atraerán el juicio sobre sí mismos, quienes en lugar de amar, buscar, encontrar y creer en la verdad han consentido en participar en el malvado mundo de mentiras fabricado por el Anticristo y sus agentes (quienes pueden ser llamados “anticristos” con “a” minúscula), para poblar el Infierno.
Noten cómo la condenación generalizada de los últimos tiempos comienza no con el rechazo de la verdad sino con el rechazo del amor de la verdad. El mundo de mentiras fabricado por los políticos y medios de comunicación de hoy en día, unos “poderes de engaño” como nunca antes, es tal que yo puedo percibirlo como si ni siquiera existiera una verdad que rechazar, pero si me niego a desesperarme y si con un corazón recto hago una búsqueda de esa verdad la cual sé que no está a mi alrededor, Dios se asegurará de que la encuentre (Mat. VII, 7–8). Por otro lado, si yo conozco una verdad importante y la desdeño, Dios no estar á conmigo. Sigue un ejemplo que hoy podría venir de cualquier parte en Occidente:—
Recientemente falleció un abogado francés, Bernard Jouanneau, quien durante años sirvió a LICRA para enjuiciar en las cortes francesas al Profesor Robert Faurisson por negar la verdad histórica de las cámaras de gas de la II Guerra Mundial, en las cuales se considera de manera generalizada que murieron Seis Millones de Judíos (LICRA es la Liga contra el Racismo y Antisemitismo que enjuició a Mons. Lefebvre por atreverse a sugerir a finales de los años 80 que los Musulmanes deberían regresar a sus países). En una entrevista con el periódico católico francés “La Croix” el 23 de septiembre de 1987, Jouanneau dijo: “Si las cámaras de gas existieron, entonces la barbarie de los Nazis fue inigualable. Si no existieron, entonces los judíos han mentido y el antisemitismo estaría justificado. Esto es lo que está en juego en el debate de las cámaras de gas”.
La evaluación de Jouanneau es completamente correcta, excepto que lo que está en juego es mucho más que solo la política, porque la “Holocaustiandad” es lo más cercano a una religión que muchas almas tienen hoy. Auschwitz reemplaza al Calvario, las cámaras de gas sirven de Cruz, y los Seis Millones de judíos toman el lugar del Redentor, en otras palabras son Dios. Además esta “Holocaustiandad” es lo más cercano a una religión de Estado para muchos Estados modernos de Occidente. Por lo tanto, cabría esperar que los Estados modernos y los individuos por igual estén seriamente interesados en la verdad de las cámaras de gas que constituyen el corazón de la “Holocaustiandad”. Pero ¿qué se encuentra? Un gran número de estos Estados han aprobado leyes para prohibir el cuestionamiento de esta versión oficial de las cámaras de gas. Pero ¿Desde cuándo las leyes hacen o deshacen la verdad? ¡Tales leyes desacreditan la ley misma!
He aquí una tremend a falta de amor a la verdad y una correspondiente falta de verdad. Con seguridad son “poderes del engaño” que nos asedian hoy, gracias a los viles medios de comunicación. Así que cualquiera que ame la verdad necesita pasar sólo un par de horas en Internet para que se estremezca incluso la fe más emocional en las cámaras de gas. No es de extrañar que los Licranos y sus semejantes estén haciendo todo lo que pueden para censurar el Internet, pero con todo y sus peligros, éste permanece como un activo a defenderse vigorosamente, por lo menos hasta que los Licranos logren controlarlo.
Kyrie eleison.