Hasta el día de la fecha, doce días
más tarde de su publicación, la FSSPX sigue sin hacerse eco del extraordinario
y corajudo “Acto de acusación al papa Francisco y de amor a la Iglesia” de S.E. monseñor Carlo María Viganò.
Por supuesto, los fans de la FSSPX –siempre tan moderados- nos llaman a los
resistentes “extremistas”, “exagerados” y de otras maneras nada amables ni
mesuradas. Pero, ¿dirán lo mismo de Mons. Viganò? Parece que prefieren
ignorarlo, lo cual es peor. Este hombre se está jugando la vida y está diciendo
cosas con una fuerza y consecuencia en relación con la defensa de la fe, que las
podría haber dicho Mons. Lefebvre. Permítasenos suponer que de vivir hoy
nuestro fundador, diría estas mismas cosas y no permanecería mudo, a la expectativa
de unos diálogos con Roma del estilo de los que tiene Roma con la China
comunista. Diálogos de ablande y desgaste, como parte de la dialéctica marxista
con que se aturde y confunde al enemigo, haciéndolo abandonar el combate. ¿O se
combate y se dialoga al mismo tiempo?
Sería de esperar que la FSSPX no sólo dé
a conocer ese magnífico documento de Mons. Viganò, sino que lo respalde y le dé
su apoyo a un hombre perseguido por los modernistas a los que dicen oponerse. Pero
¿es posible esperar tal cosa de una congregación que ha retomado las
“discusiones doctrinales” con quienes están demoliendo concienzudamente todo lo
que pueden de la Iglesia? ¿Con quienes han introducido la idolatría dentro del
templo vaticano? ¿Con quienes se han puesto al servicio del mundo enemigo de
Cristo, representado por la ONU? ¿Con quienes afrentan y ultrajan vilmente a la
Santísima Virgen María?
En relación a esto último, es
interesante ver que, tras la escandalosa homilía de Francisco en la fiesta de la
Virgen de Guadalupe, la FSSPX no tuvo más remedio que dar la noticia del ataque
de Bergoglio a la Corredención mariana. Pero, la noticia ha durado muy poco en
la plana mayor de su sitio fsspx.news. Ya toda una andanada de otras noticias -mucho
menos relevantes, por supuesto- ha poblado la página.
Por cierto que cabe ver en el manejo de
la información, de qué manera opera la FSSPX. Es la doblez que ya ha sido
señalada por muchos observadores. El título de la noticia, es absolutamente
objetivo en cuanto al hecho, es decir, que la FSSPX se maneja simplemente como
una agencia de noticias:
El Papa Francisco
califica de "tontería" la Corredención de la Virgen María
El
encabezamiento de la nota, hace lo mismo:
Durante la homilía para la celebración de la Fiesta de Nuestra Señora de
Guadalupe en la Basílica de San Pedro, el 12 de diciembre de 2019, el Papa
Francisco se expresó despectivamente acerca de un título dado a la Virgen María
por la Tradición de la Iglesia.
Ya en el
cuerpo del artículo, señala el carácter escandaloso e impío de las palabras de
Francisco:
Aun cuando no se trata de una enseñanza solemne, ni siquiera ordinaria,
el acto es propiamente escandaloso: con asombrosa ligereza, el vicario de
Cristo destruyó de un golpe el título de María Corredentora. Esta negación es
impía porque se trata de una tradición profundamente arraigada y que ha sido
adoptada y desarrollada por varios de sus predecesores, al menos hasta antes
del Concilio Vaticano II.
Lo cual
vuelve a colocar en el último subtítulo:
Una impiedad
escandalosa
Véase que se podría haber colocado con
toda justicia y verdad esas tres palabras: Una
impiedad escandalosa, en el título del artículo. Pero se ha preferido
aparecer en principio como “imparciales”, para luego y más abajo, decir lo que
se piensa. Puesto que los sitios oficiales de la Fraternidad informan sólo de
su vida interna, es el sitio de noticias -en sus cuatro idiomas- quien vierte
su posición ante los hechos que ocurren en la vida de la Iglesia. Y este sitio
de noticias nos dice en su portada “Noticias y análisis de la vida de la
Iglesia”. No hay opinión ni polémica, sino un lenguaje generalmente neutro,
impersonal, descolorido, distante, vacuo, grisáceo. Como el que se ha instalado
en los púlpitos de sus capillas. Ahora bien, ¿era éste siempre el tono, la
manera de expresarse de Monseñor Lefebvre? ¿Es esa la forma de hablar en medio
del fragor del combate en la peor crisis de la Iglesia de todos los tiempos?
Veamos cómo lo hace Viganò, leamos unos pocos párrafos de este excepcional
documento:
La trágica parábola del
presente pontificado avanza en una continua sucesión de golpes de efecto. No
pasa un día sin que desde su supremo trono el Sumo Pontífice contribuya a
desmantelar la Sede Petrina usando y abusando de su suprema autoridad, no para
confesar sino para negar; no para confirmar sino para extraviar; no para
unir sino para dividir; no para edificar sino para derribar.
Herejías materiales,
herejías formales, idolatría y superficialidades de todo género: el Sumo
Pontífice Bergoglio no cesa de humillar obstinadamente la autoridad suprema de
la Iglesia, desmitificando el
Papado, como tal vez diría su ilustre colega Karl Rahner. Su modo de actuar
tiene por objeto violar el Sagrado Depósito de la Fe y desfigurar el rostro
católico de la Esposa de Cristo con sus palabras y sus actos, con
disimulaciones y con mentiras, con sus gestos evidentes que alardean de
espontaneidad pero están meticulosamente ideados y planificados , y con los
cuales se exalta a sí mismo en un incesante autobombo narcisista, mientras
humilla la figura del Romano Pontífice y eclipsa la del Dulce Cristo en la
Tierra.
Sus acciones se sirven
de improvisaciones magisteriales, de un magisterio improvisado, líquido,
insidioso como arenas movedizas; no sólo en las alturas, a merced de
periodistas de todo el mundo, en esos espacios etéreos que pueden evidenciar un
delirio patológico de ilusoria omnipotencia, sino también en el ámbito de
las funciones más solemnes que deberían infundir un sagrado temor y reverente
respeto.
El papa Bergoglio se
vale de la pachamama para intentar derrotar a la Guadalupana. La entronización
del ídolo amazónico en el Altar de la Confesión en San Pedro no fue otra cosa
que una declaración de guerra a la Señora y Patrona de las Américas, que al
aparecer se a San Juan Diego derrotó los ídolos demoniacos y conquistó a los
indios llevándolos a la adoración del verdadero y único Dios gracias a su
mediación materna. ¡No es ninguna leyenda!
Hace ya más de seis
años que nos envenenan con un falso magisterio, una especie de síntesis extrema
de todas las equívocas afirmaciones del Concilio y de los errores
postconciliares que se han propagado inconteniblemente sin que la mayoría repare
en ello. Sí, porque el Concilio Vaticano II abrió algo peor que la Caja de
Pandora: la Ventana de Overton, de un modo tan gradual que nadie se ha dado
cuenta de la alteración que se ha llevado a cabo, de la auténtica naturaleza de
las reformas, de sus dramáticas consecuencias, y ni siquiera se ha llegado a
sospechar quién manejaba realmente los hilos de esta gigantesca operación
subversiva, que el cardenal modernista Suenens calificó de «el 1789 de la
Iglesia Católica».
Alguien que dice estas verdades de a
puño, merece el sostén de todos los tradicionalistas. Pero, ¿la FSSPX puede
poner en riesgo su “regularización” y su “amistad” con Francisco, apoyando a un
“rebelde”?
El que pueda entender que entienda.
Acaico