El
mismo día en que fue publicada la carta pontifical concediendo a la FSSPX la posibilidad
de recibir puntualmente delegación de los Ordinarios para los matrimonios, las
autoridades supremas de la FSSPX agradecieron “profundamente” al Santo Padre.
Ante las disensiones internas que este texto pontificio provocó debido a sus
graves ambigüedades e importantes consecuencias a largo plazo, la única línea
de defensa de estas mismas autoridades supremas de la FSSPX consistió en observar
en este gesto del Papa Francisco, una actitud “positiva” respecto a la
Tradición.
Sor Pierrette bautizando |
Pero
he aquí que, después de la FSSPX, sor Pierrette Thiffault, religiosa canadiense,
acaba también de recibir delegación para recibir los consentimientos de los
esposos. ¿Hay que ver aquí una disposición “positiva” del Papa en orden al bien de la Iglesia? En realidad, después de la autorización que recibió de
dar un bautismo, esta delegación para los matrimonios que viene directa de Roma, parece más bien una voluntad de disolver el sacerdocio católico y
protestantizar la Iglesia un poco más. Sor Pierrette Thiffault no se equivocó cuando dijo:
“Es
un gran servicio a la Iglesia, pero también para mí. Es una apertura para las
mujeres en nuestro medio, también en la diócesis”.
A la luz de este nuevo hecho, la delegación dada a la FSSPX toma su verdadera luz. De ninguna manera se trata de que el
papa quiera la Tradición católica para la Iglesia: ¿cómo un papa que quiere la
Tradición católica podría obrar a la destrucción del sacerdocio católico, sino más bien una vaga concesión que intenta hacer entrar a la FSSPX en el panteón
ecuménico de la “Iglesia” conciliar?
Christian
Lassale