viernes, 19 de mayo de 2017

NUEVA ESCANDALOSA ENTREVISTA DE MONS. FELLAY



Entrevista a Mons. Fellay publicada hoy 19 de mayo (extracto. Comentarios de NP en color rojo).
FSSPX USA: Las últimas noticias de Roma concernientes a las disposiciones relativas a nuestros matrimonios. ¿Qué significa esto para la Fraternidad y cómo nos afectará en la práctica?
Mons. Fellay: Permítame recordar el contexto. El contexto es que, durante años, una especie de jurisprudencia fue establecida por la Iglesia oficial, por Roma, que afirma que nuestros matrimonios serían inválidos. Desde luego, tenemos suficientes elementos en la Ley Canónica para probar que este no es el caso. Pero sin embargo, la gente que quiere romper -por decirlo así- su matrimonio, tiene una puerta fácil con esta estipulación. Y así durante años he intentado ver con Roma lo que puede hacerse para bloquear esta situación irreal e injusta. Finalmente, después de diferentes ideas a través de los años -he estado discutiendo esto durante casi 10 años- y es ciertamente una iniciativa del Santo Padre- vino la idea de decirle a los obispos: ¿Por qué no reconocer esta situación como católica y darles por lo tanto delegación? Este es realmente el contexto. [Mons. Fellay omite esta parte del "contexto": "Mientras las autoridades romanas actuales estén imbuidas del ecumenismo y del modernismo y que el conjunto de sus precisiones y el nuevo derecho canónico estén influenciados por estos falsos principios, será preciso instituir autoridades de suplencia, guardando fielmente los principios católicos de la Tradición católica y del Derecho canónico. Es el único medio de permanecer fieles a Nuestro Señor Jesucristo, a los Apóstoles y al depósito de la fe transmitida a sus sucesores que permanecieron fieles hasta el Vaticano II. Por lo que hace al problema de las comisiones, que hacen en cierta medida suplencia a la defección de las Congregaciones romanas dirigidas por prelados imbuidos de los principios revolucionarios del concilio, me parece que habría que comenzar muy modestamente, según las necesidades que se presenten, y ofrecer esta institución como un servicio para ayudar a los sacerdotes en su ministerio y a las religiosas para los casos difíciles de resolver, o para las resoluciones que reclaman un poder episcopal de suplencia" (Mons. Lefebvre, carta de 15-1-91 al Superior General citada en la Ordenanzas de la FSSPX).] Ahora bien, como muchos documentos, debe leerse entre líneas. Yo creo que el propósito está en el segundo párrafo que dice a los obispos: los sacerdotes de la Fraternidad, a pesar que la Iglesia los etiqueta como irregulares, son capaces de recibir la delegación necesaria para bendecir o recibir el consentimiento en el matrimonio. Entonces creo que debe leerse como un nuevo paso hacia la Fraternidad [Es decir que con esto no son los tradicionalistas los que se mueven hacia Roma apostata, sino que es Roma liberal y modernista la que se mueve hacia el tradicionalismo. (!!!). Como si el pez chico dijera en el estómago del grande: "no es que tú me tengas a mí, soy yo el que te tengo a ti"], de hecho; esto es como un paso en tratar de tener a la Fraternidad “en el bolsillo”; no, por el contrario, sino para reconocer que lo que hacemos es católico y decirle a los obispo: “ustedes pueden dar la delegación incluso a estos sacerdotes” ["Optimismo ingenuo" grave, en el mejor de los casos]. Y otra cosa muy interesante: ... dicen que incluso en ese caso, si los sacerdotes diocesanos serán delegados para recibir el consentimiento, sin embargo la Misa será celebrada por un sacerdote de la Fraternidad. Entonces el hecho de que hay una declaración clara de que el sacerdote de la Fraternidad celebrará la Misa es de nuevo otro nuevo paso en la buena dirección, diciendo que estos sacerdotes no sólo pueden sino que dirán la Misa. Y obviamente en la manera correcta, sin ninguna irregularidad. [¡Gracias, anticristos romanos, por reconocer que tenemos derecho a decir la Misa!] Entonces tenemos de alguna manera una cierta contradicción en el texto. ... Debe ser entendido de tal manera que, primero, Roma quiere afirmar que nosotros, a sus ojos, no estamos completamente en orden canónico. Ellos quieren hacer esa afirmación. Pero a pesar de eso: “trátenlos normalmente como si no hubiera desorden”. Eso es lo interesante. [¡Gracias, de nuevo, herejes romanos, por disponer que seamos tratarnos como si no viviéramos en el desorden!] Ciertamente, hay diferentes manera de mirar a este texto; puede haber una manera positiva o pesimista. Pero, viendo al Santo Padre, considerando cómo el Papa Francisco nos trata desde hace tiempo, está muy claro que este es un paso benevolente hacia nosotros; no una trampa, no un mal truco o un ardid. No: es una voluntad de que nos traten correctamente en todos los niveles. [¡Gracias papa Francisco, porque aunque te esfuerzas por destruir todo lo que todavía queda en pie en la Iglesia, aunque barres con los restos de la fe y de la moral verdaderas; con nosotros, al menos, eres benévolo y perfectamente honesto! Maravilla: eres el árbol malo dando frutos buenos sólo para la FSSPX. Como si Mons. Lefebvre nunca hubiera dicho esto: "Han renunciado a su posibilidad de oponerse a Roma. Ellos deben permanecer silenciosos debido a los favores que se les han otorgado. Entonces, ellos comienzan a deslizarse siempre tan lentamente hasta que terminan admitiendo los errores del Vaticano II. Es una situación muy peligrosa. Tales concesiones de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas (...) se sometan a Roma(Mons. Lefebvre, Fideliter N°79, enero 1991, poco antes de su muerte en marzo de 1991) ¿Exageraciones o pesimismo de Mons. lefebvre? Hay que elegir entre creer a Mons. lefebvre o creer a Mons. Fellay]
FSSPX USA: Excelencia, usted habló de una posible contradicción en el texto o incluso diferentes formas de leerlo entre líneas. Algunos fieles que asisten a las misas de la Fraternidad tal vez tengan una interpretación diferente, esperando que ahora deben aceptar a sacerdotes de la diócesis para recibir sus votos. Y algunos de ellos se sienten incómodos con la idea de que el sacerdote diocesano, por ejemplo, venga a una capilla de la Fraternidad a recibir sus votos. ¿Qué le diría a aquellos que esperan o piensan que esta provisión de Roma es simplemente otro obstáculo para los fieles para casarse con sacerdotes de la Fraternidad?
Mons. Fellay: Creo que cuando vamos a la situación práctica, es difícil ver de antemano. Intentaremos tratar con los obispos; trataremos de sacarle el mejor partido al texto. Ya tenemos ahora mismo ejemplos de obispos, especialmente en Argentina, el país del Papa, donde el obispo simplemente otorgó la delegación a nuestros sacerdotes. Punto. Y esperamos que esta será la situación general. La correcta interpretación del texto. ["Tales concesiones de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas (...) se sometan a RomaEsto no excluye una situación donde, digamos, un obispo se mostrará obstinado e insistirá en imponer un sacerdote. Entonces nosotros tenemos que ver la situación concreta. Definitivamente, como es un matrimonio de nuestros fieles, ellos tienen su voz. Y es por eso que yo leo de esta manera el texto que habla de “en una imposibilidad del plan A, ir al plan B”, que es dar directamente la delegación a los sacerdotes de la Fraternidad. Entonces, si hay casos donde nos sentimos incómodos, debemos decirlo. Y eso incluso está en el texto. Probablemente tendremos aquí y allá algunas dificultades, pero tienen solución. [Un calmante de palabras vagas y optimistas... sin relación alguna con el "sí sí no no" de Cristo.]
SSPX USA: Ya que el documento menciona la posibilidad de que los ordinarios locales dén directamente la delegación a la Fraternidad, y usted ha mencionado posibles ejemplos que ya existen, ¿cómo los sacerdotes de la Fraternidad intentarán obtener esta delegación? ¿Depende de los sacerdotes individuales, priores locales, Superiores de Distrito, la Casa general? ¿Nos puede aclarar cómo va a funcionar esto?
Mons. Fellay: Nosotros indicaremos a los diferentes Distritos el modo, la manera de tratarlo. Podemos tener diferentes escenarios. En general, como yo digo, intentaremos no tratar esto caso por caso, sino tener políticas generales con los obispos. Y esto significaría que habría contactos con el Superior del Distrito. [“Muchos de los que nos han abandonado para unirse a Roma (conciliar) no comprendieron justamente lo que es el liberalismo y cómo las autoridades romanas, desde el concilio Vaticano II, están infestadas de estos errores. Si lo hubieran comprendido, hubieran huido, la hubieran evitado, se hubieran quedado con nosotros. Pero ellos no quieren creer en estos errores ¡Es grave! Porque al acercarse a estas autoridades, uno se contamina forzosamente. Estas autoridades están imbuidas (…) de los principios del liberalismo: necesariamente, ellas actúan de conformidad con su manera de pensar. Por consiguiente, cuando ellas comienzan a tener relaciones con nosotros, ellas imponen estas ideas, puesto que son las autoridades. Son las autoridades, nosotros somos los inferiores, entonces ellas nos impondrán sus ideas. Mientras ellas no se deshagan de estos errores, del liberalismo y del modernismo, no habrá medio de entenderse con ellas.” (Mons. Lefebvre en una conferencia a sus seminaristas en septiembre de 1988)] 
FSSPX USA: Hablando de políticas generales, en el documento emitido por la Casa general, hubo una indicación de que habría directrices para toda la Fraternidad. ¿Es prematuro comentar estas directrices o ya se ha discutido acerca de ellas?
Mons. Fellay: Creo que es muy pronto. También debemos ver cómo este texto de Roma será recibido a nivel local. Y nosotros todavía no tenemos las respuestas. Pero pueden imaginarse fácilmente que, con este texto, la mayoría de los obispos no se molestarán pues se trata de una apertura hacia nosotros. Y ellos simplemente lo concederán. ["Tales concesiones de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas (...) se sometan a Roma]
FSSPX USA: ¿Cómo trataríamos con la cuestión del matrimonio en lugares donde, por ejemplo, el obispo no quiera colaborar? ¿Hay un riesgo de tener ciertos países o diócesis donde los obispos concederán la delegación y otros no?
Mons. Fellay: Hablando estrictamente, podríamos esperar eso. Es posible, digamos, que los obispos se opongan a la disposición del Papa. Lo sabemos. Y no temo porque [en se caso] nosotros regresamos a la presente situación, prevista por el Derecho Canónico, que dice que, si hay una grave dificultad, o en latín, grave incommodum, los dos futuros esposos pueden proceder. Y ellos deben tener, para esa situación, testigos, y si un sacerdote está disponible, el sacerdote.
FSSPX: También, desde la perspectiva de los que quieren contraer matrimonio, ¿espera usted una especie de “prueba” para los esposos que hemos preparado para el matrimonio? ¿No sería extraño para un sacerdote que no tuvo papel en la preparación de los esposos el ser testigo de sus votos e incluso no tener idea si están adecuadamente preparados?
Mons. Fellay: De nuevo, yo creo que el texto prevé que nosotros preparamos, hacemos las pruebas, y el sacerdote local está allí solamente para la ceremonia, como poniendo el sello a una realidad que es toda nuestra [toda, salvo el rito esencial de la recepción del consentimiento...]
FSSPX USA: Usted contestó esto hace poco, pero tal vez podría explicarlo. Usted parece interpretar esto más como un paso hacia la regularización o por lo menos de la buena voluntad de Roma que interpretar estos gestos como una especie de trampa para abstenernos de hacer la obra que hemos estado haciendo. ¿Puede comentar un poco más sobre esta dicotomía? 
Mons. Fellay: Creo que este no es el primer paso que va en esa dirección. Dije que he estado discutiendo acerca de esta cuestión por 10 años. Yo hablo acerca de otros problemas que podrían requerir una intervención de Roma, de la más alta autoridad; los actos católicos que establecemos y que serían reconocidos por Roma. Y yo veo que esto está sucediendo a diferentes niveles. Entre más avanzamos, más intensa es esta práctica común. Esto significa que, a pesar de que hay ciertas declaraciones de que nosotros somos irregulares, cada vez más y más somos tratados [por los anormales] como si las cosas fueran normales. En los años recientes, todos escucharon acerca del poder de confesar en todo el mundo, en todas partes. Y siendo no sólo válidas, sino lícitas; esto es, todos pueden, sin problemas de conciencia, venir con los sacerdotes de la Fraternidad. Ese es un ejemplo. Otro ejemplo son las ordenaciones. El año pasado, recibí una carta de Roma diciéndome: “Usted puede ordenar libremente a sus sacerdotes sin el permiso del ordinario local”. Entonces, si yo puedo ordenar libremente, eso significa que la ordenación es reconocida por la Iglesia, no solo como válida sino en orden. Si yo puedo hacerlo libremente, está claro que esto ya está reconocido y aceptado. Entonces este es otro paso más en esta aceptación de que somos “católicos normales” a pesar de esta sensación subyacente de que todavía no estamos completamente en orden. Cada vez más, esto está pasando y no es el primer paso. Francamente, no veo ninguna voluntad para interferir o asumir el control, sino simplemente el reconocimiento de que lo que hacemos es católico. [Luego, Mons. lefebvre estuvo equivocado; se engañó y nos engañó. Una vez más la cita: "Tales concesiones de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas (...) se sometan a Roma] 
FSSPX USA: Para cambiar de tema un poco, aunque supongo que está relacionado indirectamente, falta poco más de un año hasta el próximo Capítulo General de la Fraternidad. ¿Puede usted decir algo acerca de qué preparativos están en marcha y qué significa para la Fraternidad; o es quizá demasiado temprano? 
Mons. Fellay: El Capítulo sucederá, sea que todo avance o esté de la manera que estamos ahora. En cualquier caso, incluso si somos reconocidos antes, eso implicará un Capítulo General de acuerdo a nuestras políticas internas. Entonces si sucede antes, o en ese momento, en cualquier caso será la ocasión para que examinar nuestra fidelidad a nuestros estatutos, cuan rigurosamente los cumplimos, cuáles son las fallas, cuáles son los puntos que necesitan mejoras, cuáles son las nuevas cuestiones y nuevos problemas. Supongo que, con este nuevo posible reconocimiento por parte de Roma, esta voluntad, cuando ocurra, suscitará una serie de nuevas cuestiones, de nuevas situaciones. Ciertamente ya reflexionamos sobre ellos ahora, pero tendremos que ponerlos en directrices o políticas para toda la Fraternidad. En cualquier caso, yo creo que será un Capítulo importante y lo estamos preparando, definitivamente. Un año no es demasiado para prepararlo. 
FSSPX USA: Excelencia, hablando de otra cuestión más universal, Amoris Laetitia ha generado una tremenda cantidad de confusión y controversia desde que fue emitida el año pasado. Por un lado, uno puede decir que es alentador ver que algunos se despiertan a la crisis en la Iglesia; por otro lado, los resultados pastorales de ese documento son realmente devastadores. Hay algunos que afirman que la Fraternidad ha sido demasiado suave en su crítica a Amoris Laetitia. ¿Cuáles son sus pensamientos acerca de este documento y la controversia que se engendra? 
Mons. Fellay: En ese tiempo, yo le escribí al Papa Francisco, y nosotros preparamos un texto para despertar a los cardenales, una carta de nuestros tres obispos. Pero, no diré “desafortunadamente” -esa no sería la palabra correcta- cuatro cardenales tomaron la iniciativa justo antes de que nosotros enviáramos la carta. Ese es el por qué no hubo mucho ruido acerca de esto porque ya estaba hecho. Entonces nuestra carta se quedó en un cajón. [¿Y por qué se mantiene en secreto? Respuesta obvia: porque podría dañar el acuerdo] De hecho, ciertamente estamos haciendo todo lo que podemos con los que levantan su voz [¡salvo levantar varonil y claramente la propia voz!]  Creo que es importante que la gente se dé cuenta que nosotros ya no somos los únicos que se quejan, que denuncian, que atacan situaciones malas que están dañando a las almas. Esta puede ser una de las razones de por qué, aquí y allá, yo no hablo inmediatamente, dejando que su voz aparezca y no mezclando la mía con la suya. [¡Muy noble de su parte, Monseñor! Pues sepa que el pastor que calla es un mercenario que huye y deja abandonadas a las ovejas. Y es mucho peor el que no sólo calla, sino que ¡pone a las ovejas en las garras de los lobos conciliares en cuanto a los matrimonios!] Porque comúnmente, cuando lo hacemos, ellos son descalificados porque esta tendencia a descalificarnos en la Iglesia moderna todavía está muy presente. Y así, dejando oír su voz, para toda la Iglesia, es probablemente mejor. Y todos de cualquier manera saben lo que pensamos y cuáles son nuestras posiciones. Esto no ha cambiado [!!!] y todo mundo lo sabe. Así que mientras que haya voces en la Iglesia que hablen en la dirección correcta, decir que un día u otro hablé más suavemente, no cambia nada en el panorama general, en el gran combate que todavía está allí. Esto es muy, muy claro. Y esto absolutamente no significa que nosotros hemos bajado nuestra voz, por política, para no arriesgar un posible acuerdo -que no es la palabra correcta- o un reconocimiento canónico, simplemente no es verdad. Si alguien se tomara el cuidado de revisar todo lo que he escrito y dicho, dirían que simplemente yo continúo. Todavía somos los mismos. [Increíble ceguera, en el mejor de los casos...] Y yo insisto en Roma en cuanto a decir que así somos y no vamos a cambiar. Podemos ser un poquito menos controversiales en atacar a las personas. Pero nuestra razón no sería solo una ganancia personal. Lo que buscamos es el camino más eficiente para beneficiar a toda la Iglesia. Algunas veces se gana más dando un simple argumento que ladrándolo. Se deben ver los casos. Todavía estamos en combate, lo sabemos, y definitivamente no está terminado.  ["No debemos dudar ni un minuto. Los que nos están traicionando… dicen que hay que ser caritativos, tener buenos sentimientos, que hay que evitar las divisiones. Dan la mano a los que destruyen la Iglesia, a los que tienen ideas modernistas y liberales, aunque están condenadas por la Iglesia. Hacen el trabajo del diablo. Se encuentran en una vía sin salida porque no se puede dar la mano a los modernistas y al mismo tiempo guardar la Tradición. Fue eso lo que mató a la Cristiandad de Europa. Son los liberales los que han permitido que se instale la Revolución, precisamente porque ellos han tendido la mano a los que no tenían sus principios. Hay que elegir. Nosotros hemos elegido ser contra-revolucionarios, [estar] en contra de los errores modernos, estar en la Verdad Católica y defenderla. Este combate entre la Iglesia y los liberales modernistas es el combate en el cual nos encontramos a raíz del Concilio Vaticano II. Cuanto más se analizan los documentos del Vaticano II y la interpretación que le dieron las autoridades de la Iglesia, más uno se da cuenta que no se trata sólo de algunos errores… sino, en realidad, de una perversión del espíritu. Es una concepción totalmente diferente de la Revelación, de la Fe y de la Filosofía, es una perversión total. No tenemos nada que hacer con estas gentes, pues no tenemos nada en común con ellos. El combate que libramos es el de Nuestro Señor, continuado por la Iglesia. No lo podemos dudar: o estamos con la Iglesia o estamos contra Ella; no estamos con esta Iglesia conciliar que cada vez tiene menos en común con la Iglesia Católica”. (Conferencia dada por Mons. Lefebvre en 1990, pocos meses antes de su muerte, citada acá)]