VOZ DE FÁTIMA, VOZ DE DIOS N° 3
18 de febrero de 2017
“Vox túrturis audita est in terra nostra”
(Cant.
II, 12)
En
octubre de 1943, Dom José Correia da Silva, Obispo de Leiría, probablemente
alentado por el Canónigo Galamba, da orden formal a Lucía de escribir la
tercera parte del secreto revelado por Nuestra Señora el día 17 de julio de
1917.
Curiosamente,
Lucía siente una agonía mortal al poner por escrito esta tercera parte del
secreto. Varias veces ella quiso obedecer y se sentó para escribir sin poder
hacerlo. Habiendo recibido esta orden en octubre de 1943, ella no la cumplió
hasta el 24 de diciembre de ese mismo año. “Este fenómeno (es decir, esta
dificultad) no es natural”, le escribe a un prelado.
Antes
de la aparición del 17 de julio de 1917, Lucía también había sentido una agonía
mortal, la agonía de la duda. Dios permitió que el demonio introdujese la duda
en el corazón de Lucía; duda sobre las apariciones de Nuestra Señora. Ella
había desistido de ir a Cova de Iría. A última hora la duda desapareció y fue
con sus primos Francisco y Jacinta.
Ahora,
en 1943, parece producirse algo semejante. ¿Permitió Dios al demonio tratar de
suprimir así la tercera parte del secreto? Esto nos indica la importancia de su
contenido, como antes de la Pasión Dios permitió la agonía en el Huerto de los
Olivos.
Finalmente,
alrededor de enero de 1944, ella consigna por escrito esta importante
comunicación.
“He escrito lo que me ha pedido, escribió al
Obispo de Leiría, Dios quiso probarme un poco; era su voluntad; (el texto) está
sellado en una carta y ésta se encuentra dentro de los cuadernos” (Carta del 9
de enero de 1944).
Es
este secreto el que hasta hoy no ha sido revelado. Fue llevado al Vaticano y Pío XII
pudo haberlo leído, pero no lo hizo. Juan XXIII lo leyó pero no lo divulgó. No
obstante que a partir de 1960 hubiera sido más fácil de ser comprendido.
¿Trata
sobre el Vaticano II? Es probable. El Cielo habló, el Cielo espera y los males
aumentan porque no se atienden los pedidos del Inmaculado Corazón. Rusia no fue
consagrada al Inmaculado Corazón de la manera pedida por Nuestra Señora y el
tercer secreto continúa oculto, es decir, nadie atiende a la “vox túrturis” que
se hace escuchar en nuestra tierra.
Nosotros,
por lo menos, recemos y sacrifiquémonos. Los Corazones de Jesús y de María
están atentos a nuestras oraciones y esperan que prestemos atención a sus
pedidos y los pongamos en ejecución.
+ Tomás de
Aquino OSB
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VOZ DE FÁTIMA,
VOZ DE DIOS Nº 4
25 de febrero de 2017
“Vox túrturis audita est in terra nostra”
(Cant. II, 12)
Incluso
creyendo que el texto de la tercera parte del Secreto de no fue debidamente o
completamente o de modo alguno revelado por el Vaticano, tenemos serias razones
para pensar que trata de la apostasía actual.
Ahora bien,
desde hace mucho tiempo vemos al mundo católico traicionado por su Jerarquía.
Un artículo de Gustavo Corção (publicado en “Diário de Notícias”, del 20 de octubre
de 1967), ya denunciaba esta traición. Dejemos la palabra al ilustre escritor:
“Tengo ante
los ojos un programa que anuncia: CONMEMORACIÓN DE LA REFORMA LUTERANA a
finales de este mes. ¿Y quién quiere conmemorar los 450 años del luteranismo?
Los católicos. ¿Aconsejados por quién? Por la Jerarquía eclesiástica de esta
ciudad de Río de Janeiro. Sí señores: los católicos quieren CONMEMORAR la fecha
que fue un desastre para la Iglesia y para la Civilización. ¿En nombre de qué?
Dicen que en nombre del ecumenismo (…) Y he aquí la consciencia católica una
vez más afligida, una vez más aturdida ante las novedades tontas que surgen en
todas partes como si ya no existiese la autoridad en la Iglesia. ¿Dije
autoridad? No, digo como si ya no existiese la Iglesia”.
Festejaron en
Río los 450 años de la Reforma, a pesar de las protestas de un pequeño grupo de
fieles que, con Gustavo Corção, trataban, con éxito, permanecer católicos, pero que
intentaron, sin éxito, abrir los ojos a la Jerarquía e impedir un ultraje más
lanzado en el rostro de nuestra Madre la Santa Iglesia. Hoy se festejan los 500
años no solamente en Río sino en Roma. No tengo todos los detalles, los actos y
los dichos del Papa Francisco a este respecto, pero tengo en la memoria que a
lo largo de estos 50 años, los enemigos de la Iglesia se hartaron de exaltar a
los herejes y humillar a Mons. Lefebvre, a Mons. de Castro Mayer; y ni hablar de
San Pío X y todos los Pontífices, los cuales no son sino los enviados de Aquél
que dice: “Quien os desprecie, a Mí me desprecia”.
¿Y las
autoridades de la Iglesia? ¿Y la Iglesia? ¿En dónde están? Están en parte
ocupadas por crueles enemigos y en parte por ciegos que no saben lo que hacen.
Vigilemos y
oremos, pues esta es la hora de las tinieblas. La Iglesia está en agonía como
su divino Esposo. Vigilemos con Él en esta hora.
+ Tomás de Aquino OSB