Nota: la traducción es nuestra, ante el retraso del envío de la traducción oficial.
24-9-14 Actualización: al final ha sido agregada la traducción oficial.
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CONTEXTO TRANSTORNADO
Partiendo de los
argumentos contra el sedevacantismo como un error miope en una situación
completamente anormal, un amigo italiano (C.C.) adopta una visión de mayor alcance ante esa situación. Sin ser sacerdote o teólogo, él aventura la opinión de que el
sedevacantismo es solamente uno de los varios intentos para ajustar la crisis
de hoy en las categorías de ayer. Indiscutiblemente, la teología católica no
cambia, sino la situación real a la cual esa teología debe aplicarse, situación
que fue sometida a un cambio radical con el Vaticano II. Este es su párrafo
clave sobre esa realidad trastornada:
“Por su rechazo a la realidad objetiva de la
existencia de Dios y de la necesidad de someterse a su Ley, el mundo moderno de
hoy no es normal, y la actual unidad católica tampoco es normal por haber
puesto al hombre en el lugar de Dios, en
el centro de todas las cosas. Tampoco es por un repentino viraje que la Iglesia
ha llegado a este estado anormal de cosas, sino que ha seguido un largo y
complejo proceso de alejamiento de Dios, cuyos dañinos efectos se pusieron de
manifiesto en el Vaticano II. Por cientos de años los gérmenes de la disolución
se han estado cultivando dentro de la Iglesia, habiendo alojado los hombres estos
gérmenes, y a ellos se les ha permitido ocupar todos los cargos de la jerarquía
hasta e incluyendo, la Sede de Pedro”.
Mi amigo continúa diciendo que si uno falla en tomar en consideración esta anormalidad del estado actual de la Iglesia en su conjunto, que está de manera increíble, aunque ciertamente, peor que nunca; uno corre el riesgo de tratar con una realidad que ya no existe más, con términos de referencia que ya no se aplican. Así por ejemplo los sedevacantistas dirán que los hombres de Iglesia de hoy en día deben saber lo que están haciendo, porque son hombres inteligentes y educados. No es así, dice C.C.: su predicación y su práctica bien pueden no ser más católicas, pero ellos están convencidos que son totalmente ortodoxos. El mundo entero se ha vuelto loco. Ellos simplemente han enloquecido con él, no por una pérdida de la razón sino por haber abandonado el uso de ella, y a medida que su fe católica sigue debilitándose, es más y más difícil lograr que no la pierdan completamente.
Mi amigo continúa diciendo que si uno falla en tomar en consideración esta anormalidad del estado actual de la Iglesia en su conjunto, que está de manera increíble, aunque ciertamente, peor que nunca; uno corre el riesgo de tratar con una realidad que ya no existe más, con términos de referencia que ya no se aplican. Así por ejemplo los sedevacantistas dirán que los hombres de Iglesia de hoy en día deben saber lo que están haciendo, porque son hombres inteligentes y educados. No es así, dice C.C.: su predicación y su práctica bien pueden no ser más católicas, pero ellos están convencidos que son totalmente ortodoxos. El mundo entero se ha vuelto loco. Ellos simplemente han enloquecido con él, no por una pérdida de la razón sino por haber abandonado el uso de ella, y a medida que su fe católica sigue debilitándose, es más y más difícil lograr que no la pierdan completamente.
Pero entonces se puede
objetar que Dios debe haber abandonado a su Iglesia. En respuesta, C.C. recurre a
tres citas de la Sagrada Escritura. Primero, Lc. XVIII, 8, donde Nuestro Señor
se pregunta si cuando Él vuelva, encontrará Fe sobre la tierra. Obviamente un
pequeño remanente de sacerdotes y laicos (tal vez con algunos obispos) será
suficiente para asegurar la indefectibilidad de la Iglesia hasta el fin del
mundo (se piensa en la dificultades actuales de la “Resistencia” para tomar
forma). Igualmente, segundo, Mt. XXIV, 11–14, donde se prevé que muchos falsos
profetas engañarán a muchas almas y la caridad se enfriará. Y tercero, Lc.
XXII, 31–32, donde Nuestro Señor instruye a Pedro a confirmar en la Fe a sus
hermanos después de su conversión, sugiriendo firmemente que su Fe primero iba
a fallar. Entonces casi toda la jerarquía puede fallar, incluyendo a Pedro, sin
que la Iglesia cese de ser indefectible, un poco como cuando todos los
Apóstoles huyeron en el Jardín de Getsemaní (Mt. XXVI, 56).
En conclusión, la
visión de C.C. para la Iglesia de mañana o de pasado mañana es parecida a la
del Padre Calmel: que cada uno de nosotros cumpla con su deber según su estado
de vida y tome parte en construir una red de pequeños bastiones de la Fe, cada
uno con un sacerdote que asegure los sacramentos, pero en adelante sin la teología
de la Iglesia que ahora es inaplicable, sin la aprobación canónica imposible de obtener [unobtainable],
ni tampoco con los obsoletos muros de separación sobre los cuales la Fe habrá
fluido. Estos fuertes estarán unidos por la Verdad y tendrán contactos mutuos
de caridad. El resto está en las manos de Dios.
Kyrie eleison.
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Finalmente llegó la traducción oficial:
Kyrie eleison.
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Finalmente llegó la traducción oficial:
De: "Letters @ EC" <letters@eleisoncomments.com>
Para: (..X..)
Enviado: Martes, 23 de septiembre, 2014 13:56:38
Asunto: FW: "Comentarios Eleison" de Mons Williamson - Numéro CCCLXXV - 375 ( Español)
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Asunto: FW: "Comentarios Eleison" de Mons Williamson - Numéro CCCLXXV - 375 ( Español)
Dear (..X..): I understand from His Lordship that this didn’t arrive in your inboxes this week.
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Sent: Saturday, September 20, 2014 4:35 PM
To: letters@eleisoncomments.com
Subject: "Comentarios Eleison" de Mons Williamson - Numéro CCCLXXV - 375 ( Español)
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