Extracto del Courrier de Tychique N° 502.
En la mira de un
eventual acuerdo subyacente, evocamos un “tradicionalismo de combate”
apoyándonos en textos de P. Eugene y de Monseñor Lefebvre, a los cuales conocí
muy bien. Pues el viernes pasado, tuve la gracia –el privilegio- de
entrevistarme largamente con el buen Padre Avril, que me aseguró sus oraciones
para recuperar mi salud, pues supo de su deterioro.
El Padre Avril es,
siempre ha sido, un combatiente. En el número 234 de su boletín “Nuestra Señora
de la Santa Misa” de septiembre de 2014, escribió:
« La fe, es un
compromiso de honor y de vida, hay que estudiarla y profundizarla
constantemente. Pues hay que vivirla totalmente. La fe hay que irradiarla,
anunciarla, expandirla y hoy más que nunca: defenderla.
Ese es nuestro estricto
deber de estado, especialmente porque estamos en estado de legítima defensa. El
único combate es el combate integral para defender la fe integral con una
intransigencia integral, porque éste es el combate contra el error integral, la
mentira integral y el odio integral. (…) Llevar a cabo el buen combate, es la
única manera de vivir nuestra Misa: ofrecernos para ser inmolados y merecer la
luz y la alegría de la contemplación eterna de amor.
Asimismo, quien rechaza
el combate es un felón, quien huye del combate se desploma en la gehena.
¿Merecerá usted este reproche
feroz, completamente justificado, de San Pio X: “En nuestros días más que
nunca, la fuerza de los malos es la cobardía y debilidad de los buenos, y todo
el nervio del reino de Satán reside en la blandura de los cristianos”? Hoy es la hora
de una fe heroica, en una esperanza heroica, por una victoria heroica”.
Hoy, el lábaro de la
victoria, es la subida heroica hasta el altar de Dios sobre “la montaña santa,
al sitio donde habita, cerca del Dios de mi alegría”. Es allí que Él se dirige
a nosotros en su poder: “Tened confianza, yo he vencido al mundo”. Quien se
niega al combate es un felón”.
¡Gracias Padre Avril
por recordarnos esta verdad!
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