Papas Falibles
Ni los liberales ni los
sedevacantistas aprecian que se les diga que ellos son como cara y ceca de una
misma moneda, pero es cierto. Por ejemplo, ninguno de los dos puede concebir
una tercera alternativa. Vean por ejemplo en su Carta a los Tres Obispos del 14
de abril de 2012, como Monseñor Fellay no podía ver una alternativa a su
liberalismo que no fuera el sedevacantismo. A la inversa, para muchos
sedevacantistas si uno acepta que alguno de los Papas Conciliares ha sido
realmente Papa, entonces uno no puede ser sino un liberal, y si uno critica al
sedevacantismo, entonces uno promueve el liberalismo. ¡Pero de ninguna manera!
¿Por qué no? Porque
ambos están cometiendo el mismo error de exagerar la infalibilidad del Papa.
¿Por qué? ¿Es posible que sea porque ambos son hombres modernos que creen más
en personas que en instituciones? ¿Y por qué debe ser esa una característica
del hombre moderno? Porque más o menos a partir del Protestantismo en adelante,
menos y menos instituciones han verdaderamente buscado el bien común, y más y
más algún interés privado tal como el dinero (mi derecho sobre ti), lo cual por
supuesto disminuye nuestro respeto por ellas. Por ejemplo, buenos hombres
salvaron por un tiempo a la podrida institución moderna bancaria para que no tuviera
inmediatamente todos sus perversos efectos, pero los podridos banksters
actuales están finalmente mostrando lo que las instituciones malas del sistema
bancario de reserva fraccional y de los bancos centrales eran, en sí mismos,
desde el principio. El Diablo está en las estructuras modernas gracias a los
enemigos de Dios y del hombre.
Entonces es
comprensible si los Católicos modernos han tendido a poner demasiada fe en el
Papa y demasiada poca en la Iglesia, y aquí está la respuesta a ese lector que
me preguntó por qué yo no escribo sobre la infalibilidad de la misma manera que
lo hacen los manuales clásicos de teología católica. Esos manuales son
maravillosos a su manera, pero todos han sido escritos antes del Vaticano II y
tienden a asignar al Papa una infalibilidad que pertenece a la Iglesia. Por
ejemplo, la cumbre de la infalibilidad es pasible de ser presentada en esos
manuales como una solemne definición por parte del Papa, o del Papa con un
Concilio, pero de cualquier manera por el Papa. El dilema
liberal-sedevacantista ha sido la consecuencia, y además como un castigo por
esa tendencia a sobrevalorar la persona y subvalorar la institución porque la
Iglesia no es una institución meramente humana.
Pues, primero, el
casquete de nieve que es el Magisterio Solemne sobre la montaña que es el
Magisterio Ordinario, es su cumbre solamente de una manera muy limitada – es
totalmente sostenido por la cumbre rocosa por debajo de la nieve. Y, segundo,
por el más autorizado texto de la Iglesia sobre la infalibilidad, la Definición
del Concilio verdaderamente católico que fue el Vaticano I (1870), sabemos que
la infalibilidad del Papa proviene de la Iglesia y no a la inversa. Cuando el
Papa compromete todas las cuatro condiciones necesarias para la enseñanza ex cathedra,
entonces, dice la Definición, él posee “aquella infalibilidad de la que el
Divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina.”
¡Pero por supuesto! ¿De dónde más puede provenir la infalibilidad sino de Dios?
Los mejores de los seres humanos, y algunos Papas han sido muy buenos seres
humanos, pueden ser inerrantes, es decir no cometer errores, pero siempre que
tienen el pecado original no pueden ser infalibles como Dios sólo puede serlo.
Si ellos son infalibles, la infalibilidad debe provenir a través, pero desde el
exterior, de su humanidad, desde Dios que elige concederla a través de la
Iglesia católica, y esa infalibilidad necesita ser un regalo solamente
momentáneo, por la duración de la Definición.
Por consiguiente, fuera
de los momentos ex cathedra de un Papa, nada le impide hablar disparates tal
como la nueva religión del Vaticano II. Por consiguiente ni los liberales ni
los sedevacantistas necesitan o deben prestar atención a tales disparates
porque, como dijo Monseñor Lefebvre, ellos tienen 2000 años de enseñanza
Ordinariamente infalible de la Iglesia con lo cual juzgar que son disparates.
Kyrie eleison.