Tomado de Notions romaines.
En una entrevista a una
revista francesa retomada en Tradinews, un sacerdote sedevacantista americano,
el Padre Anthony Cekada, enuncia con claridad el carácter paradójico del
pontificado del papa Francisco y las consecuencias que eso pudiera tener para
la Fraternidad Sacerdotal San Pio X (FSSPX). Si bien nosotros no compartimos su
punto de vista sedevacantista, su reflexión es interesante.
Raros son aquellos que
piensan que la primacía de lo pastoral sobre lo doctrinal en el papa, pueda
facilitar una reconciliación entre la FSSPX y Roma. En cambio, es esta ausencia
de rigidez y una apertura sin precedentes a los grupos y sectas protestantes
que podrían llevar a las diferentes partes a un acuerdo, más bien a una
reconciliación sin acuerdo.
Sin embargo, tenemos las
mismas reservas que expresamos en mayo, cuando fue la controversia por el
encuentro entre Monseñor Fellay y el papa en el Domus Sanctae Marthae. Nosotros dijimos en ese momento que
“los dos inquietantes sínodos, extraordinario en el otoño, ordinario en 2015,
sobre la familia, que según un fuerte rumor traerán cambios “pastorales”,
aguzarán la prudencia de la FSSPX (y con razón)”.
Este es el extracto de la
entrevista :
« El actual ocupante
de la sede de Pedro lo ha dicho : el Camino neocatecumenal tiene su
interpretación del Vaticano II, como el movimiento Comunión y Liberación, como
las congregaciones tradicionalistas. Para Bergoglio, finalmente, la FSSPX es
tan católica como cualquier otro movimiento. Si Bergoglio no se siente separado
de los anglicanos o de los pentecostales, no vemos con cual principio podría
dejar a los tradicionalistas marginados de su iglesia. Para él, en efecto, las
cuestiones doctrinales no deben dividir.
No sería de extrañar
tampoco que él tolere las críticas de los sacerdotes de la FSSPX en contra
suya, que él tolere las críticas al Vaticano II. Esa sería la manera de
resolver el problema: reintegrarlos sin siquiera pedir nada a cambio. En todo
caso, sería coherente con los principios que ha profesado hasta ahora. Será
apasionante ver lo que sucederá”.
Nota del blog: hemos dicho en varias
ocasiones que el acuerdo de la FSSPX con Francisco es posible no a
pesar del liberalismo de éste, sino precisamente por causa de
tal liberalismo, porque un liberal cabal piensa que toda oposición o
contradicción “es enriquecedora” (como suelen decir), que es algo que
perfecciona o acrecienta la libertad.
Mons. Fellay sostiene, en cambio, que un Papa que permita que se le critique, es un Papa convertido, un Papa que ha dejado de ser liberal. Así, en la conferencia de La Reja de 8-10-12, por ejemplo, expresa lo siguiente, explicando la primera condición para un acuerdo con Roma puesta por el capítulo de julio de 2012 (1): “Decir que tenemos derecho a atacar los errores significa una conversión [del Papa] ¡Es muy claro! Significa que la cabeza no es liberal porque un liberal, un modernista, no puede permitir que se ataque al liberalismo”. Ha reiterado esta idea muchas veces desde el 2012 y hemos visto cómo los demás acuerdistas hacen suyo el mismo falaz argumento (2), olvidando que el liberalismo es una ideología contradictoria, olvidando que los liberales promueven en todo el mundo el falso ideal de la "tolerancia" y esa forma de libertinaje llamada “libertad de expresión”, lo que hace posible atacar indistintamente a la verdad, a los defensores de ésta, al liberalismo, a los liberales, a quién sea y a lo que sea; olvidando que es perfectamente concebible que un Papa profundamente liberal -como Francisco-, un Papa extremadamente "tolerante", "abierto" y consecuente con esa falsa noción de libertad, acepte que una congregación que le está sometida lo critique a él, a sus enseñanzas y al liberalismo.
Mons. Fellay sostiene, en cambio, que un Papa que permita que se le critique, es un Papa convertido, un Papa que ha dejado de ser liberal. Así, en la conferencia de La Reja de 8-10-12, por ejemplo, expresa lo siguiente, explicando la primera condición para un acuerdo con Roma puesta por el capítulo de julio de 2012 (1): “Decir que tenemos derecho a atacar los errores significa una conversión [del Papa] ¡Es muy claro! Significa que la cabeza no es liberal porque un liberal, un modernista, no puede permitir que se ataque al liberalismo”. Ha reiterado esta idea muchas veces desde el 2012 y hemos visto cómo los demás acuerdistas hacen suyo el mismo falaz argumento (2), olvidando que el liberalismo es una ideología contradictoria, olvidando que los liberales promueven en todo el mundo el falso ideal de la "tolerancia" y esa forma de libertinaje llamada “libertad de expresión”, lo que hace posible atacar indistintamente a la verdad, a los defensores de ésta, al liberalismo, a los liberales, a quién sea y a lo que sea; olvidando que es perfectamente concebible que un Papa profundamente liberal -como Francisco-, un Papa extremadamente "tolerante", "abierto" y consecuente con esa falsa noción de libertad, acepte que una congregación que le está sometida lo critique a él, a sus enseñanzas y al liberalismo.
(1): “La libertad de conservar, transmitir y enseñar la sana doctrina del Magisterio constante de la Iglesia y de la verdad inmutable de la Tradición Divina; la libertad de defender, corregir, reprender, incluso públicamente, los promotores de los errores o las innovaciones del modernismo, del liberalismo, del concilio Vaticano II y de sus consecuencias”.
(2): Dicen los 3 Obispos, en su declaración de 27 de junio de 2013 (con ocasión del aniversario de las consagraciones episcopales) que la tolerancia por parte de Roma de la crítica a los errores que ella misma profesa será "un comienzo de restablecimiento del orden": "N° 11.- Este amor por la Iglesia explica la regla que Mons. Lefebvre siempre observó: seguir a la Providencia en todo momento, sin jamás pretender anticiparla. Entendemos que así lo hacemos, sea que Roma regrese de modo rápido a la Tradición y a la fe de siempre -lo que restablecerá el orden en la Iglesia-, sea que se nos reconozca explícitamente el derecho de profesar de manera íntegra la fe y de rechazar los errores que le son contrarios, con el derecho y el deber de oponernos públicamente a los errores y a sus fautores, sean quienes fueren, lo que permitirá un comienzo de restablecimiento del orden. A la espera, y frente a esta crisis que continúa sus estragos en la Iglesia, perseveramos en la defensa de la Tradición católica y nuestra esperanza permanece íntegra, pues sabemos con fe cierta que “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt. 16, 18)."