sábado, 28 de abril de 2018

VOZ DE FÁTIMA, VOZ DE DIOS Nº 57



VOZ DE FÁTIMA, VOZ DE DIOS Nº 57
10 de abril de 2018
Vox túrturis audita est in terra nostra”       
(Cant. II, 12)

Fundada en 1717, la Masonería fue condenada por Clemente XII en su encíclica In Eminente del 28 de abril de 1738, es decir, 21 años después de su fundación.
Como si no bastara esta condena, los sucesores de Clemente XII volvieron al asunto denunciando sin cesar la secta masónica y sus doctrinas. Esta repetición por la que un Papa retoma lo que sus predecesores dijeron tiene gran importancia. "Cuando un Papa denuncia o afirma algo apoyándose sobre el pasado, esto refuerza su propia palabra. (...) Una doctrina que se enseña de esta manera, una condenación hecha de esta forma parece ser infalible", dice monseñor Lefebvre (C´est moi l´accusé…Editions Clovis, 2014, pag. 142).
Como señala el P. Guy Castelain, de la Fraternidad San Pío X, la simple encíclica In Eminenti ya parece implicar la infalibilidad pontificia, pues en ella el Papa habla como Supremo Pastor, definiendo claramente lo que debe ser observado, en un asunto de fe y de moral, obligando a todos los fieles, sin excepción.
Entre los documentos más significativos que siguieron a los de Clemente XII podemos citar las encíclicas: Providas (de Benedicto XIV, 1751), Ecclesiam (de Pío VII, 1821), Quo Graviora (de León XII, 1826), Qui Pluribus (de Pío IX, 1846), Humanum Genus (de León XII, 1884). No fue, sin embargo, sólo en estas encíclicas que la Iglesia habló y condenó a la Masonería. El "Sommaire de Théologie Tomastique", publicado en 1969 por las "Editions de Bien Public", Canadá, indica el impresionante número de 200 documentos de la Iglesia que mencionaron la Masonería. El libro "Les enseignements originaux des popes sur la Franc-maçonnerie de 1717 ò nos jours”, éditions Téqui Francia, trae el texto de casi 30 de entre ellos.
Pero ¿cuál es la finalidad que se propone la Masonería para ser objeto de tal condenación? Su finalidad, nos dice León XIII, es destruir completamente todo orden religioso y social nacido de las instituciones cristianas. Destruir el reino religioso y social de Cristo Rey, es decir, destruir todo orden sobrenatural y establecer un orden fundado en el naturalismo, por no decir en el satanismo pues ahí es donde se terminará esta empresa que prepara la venida del Anticristo.
San Pío X, desde la primera encíclica de su pontificado describe el plan de estos infelices obstinados: "Verdaderamente, se rebelan las gentes y traman las naciones planes vanos contra su Creador. De ahí el grito casi universal de los enemigos: Apártate lejos de nosotros. Por eso en las costumbres públicas y privadas no se tiene ninguna cuenta de la soberanía de Dios".
¿No es lo que vemos hoy no sólo en la sociedad civil, sino también en la iglesia conciliar?
¿Cuál será el resultado de este combate hecho contra Dios que alcanzará su paroxismo en el advenimiento del Anticristo?
“Efectivamente, nadie en su sano juicio -escribe San Pío X- puede du­darlo. El hombre puede abusar de su libertad, violar el derecho y la autoridad suprema del Creador; sin embargo, la victoria siempre está de la parte de Dios. La ruina está más cerca del hombre, cuanto con mayor osadía se alza esperando el triunfo. Estas advertencias nos hace el mismo Dios en las Escrituras Santas. Dios cierra los ojos ante los pecados de los hombres, pero de pronto, despertando como un hombre a quien la embriaguez aumentara las fuerzas, romperá la cabeza a sus enemigos para que todos reconozcan que el rey de toda la tierra es Dios y comprendan los pueblos que no son más que hombres.” E Supremi Apostolatus, 4-10-1903.
Así se terminará o por el juicio final (o por algo que lo precederá) este reino del Anticristo preparado por las sociedades secretas.
Que María Santísima nos guarde bajo su protección en estos días de aflicción.