En este
importante Comentario Eleison, Monseñor Williamson revela parte del contenido
de una circular enviada a todos los miembros de la FSSPX, recientemente, por Mézingen.
El texto es una prueba irrefutable de que la nueva
cúpula de la congregación mantiene el rumbo acuerdista de Mons. Fellay.
COMENTARIO
ELEISON Número DLXXXIX (589) - 27 de octubre de 2018
Todavía
Deslizándose
La
Neo-Fraternidad no ha cambiado de dirección.
De la Verdad, todavía pretende la misma deserción.
De la Verdad, todavía pretende la misma deserción.
“No
hay enemigos a la izquierda” es un dicho clásico de los demócratas,
socialistas, comunistas, etc. . . . Significa que en la
política, nadie que luche a la izquierda debe luchar contra otro que luche a la
izquierda, a menos que se dirija hacia la derecha. En la religión, el mismo
dicho debe aplicarse de la siguiente manera: nadie que luche por la Tradición
Católica debe luchar contra otro que luche por la Tradición, a menos que esté
en el proceso de abandonar la Tradición. Esto significa que ningún católico de
la Tradición debería atacar normalmente a la Fraternidad San Pío X, que durante
más de 40 años prestó un servicio excepcional a la Tradición. Desgraciadamente,
su Capítulo intermedio de 2012 mostró que se estaba alejando de la Tradición en
la que había sido fundada por Monseñor Lefebvre, y ahora el Capítulo electivo
del pasado mes de julio parece mostrar que continúa la misma tendencia. Por lo
tanto, sin intención de dañar a la verdadera Fraternidad, que los católicos se
enteren de que el mismo deslizamiento continúa oficialmente.
La
evidencia se encuentra en una carta circular de la Sede de la Fraternidad en
Menzingen, que comienza a dar detalles de las decisiones políticas tomadas por
el Capítulo del pasado mes de julio, concernientes a las relaciones de la
Fraternidad con Roma. La política se divide en cinco secciones, de las cuales
las tres primeras y la última contienen una serie de consideraciones piadosas
para enmarcar la cuarta sección, que no podría ser una presentación más oficial
de la política de la Fraternidad hacia Roma. He aquí la cuarta sección, citada
en su totalidad. Es tan importante para el futuro inmediato de la Fraternidad
que cada palabra habrá sido elegida por el Capítulo con especial cuidado, y así
mismo puede ser analizada:—
4a El
Superior general tiene el derecho de decidir si es conveniente tener contactos
con la Santa Sede. Le corresponde, con prudencia y cuando llegue la hora,
dictada por la Divina Providencia, tomar en consideración una modificación del
estatuto canónico, sin perjuicio de la convocatoria previa de un Capítulo.
4b La
Fraternidad es una obra de la Iglesia. Por lo tanto, no tiene ningún acuerdo
por concluir con el Santo Padre. Sin embargo, cuando llegue el momento, los
verdaderos derechos de la Fraternidad serán reconocidos y codificados
canónicamente. Por eso se invita a los miembros de la Fraternidad a hablar más
específicamente de una “normalización”, un “reconocimiento”, una “solución o
modificación del estatuto canónico”, o una “renovación de nuestra aprobación
canónica”.
En
cuanto a 4a – En efecto, el Superior General de
la Fraternidad debe decidir qué negociaciones con Roma sirven a la Fe y cómo
conducirlas, pero en todos los Capítulos de la Fraternidad antes de 2012 (1994
, 2000, 2006), se repitió claramente que cualquier sumisión final a la Roma
oficial, o la reintegración en ella, o el acuerdo con ella, era algo de tal
ímpetu para la Fraternidad, que el Superior General no podía decidirlo por sí
solo, sin que el Capítulo General en pleno votara también a su favor. Ahora
noten la fraseología de 2018: “La “modificación del estatus canónico” es una
expresión que como hoja de parra, cubre la colocación de la Fraternidad de la
Verdad del Arzobispo Lefebvre bajo la Autoridad Mentirosa Conciliar de Roma. Y
“sin perjuicio de” (es decir, sin excluir) es un pobre sustituto de “nunca sin”
(es decir, incluyendo necesariamente). Y noten la suposición de que el Superior
General tiene la garantía de decidir de acuerdo con la Providencia. ¿Tenía
Pablo VI tal garantía?
En
cuanto al 4b – De hecho, normalmente ningún
sujeto hace un acuerdo con su Superior como si fueran iguales, ¡pero la Roma
neomodernista no es la Roma normal! La Fraternidad de la Verdad del
Arzobispo no tiene por qué ponerse en la posición de mendigo con respecto a los
modernistas que ahora ocupan los puestos en Roma. La Verdad no mendiga de las
mentiras, a menos que esté dejando de ser Verdad. De hecho, la Neo-Fraternidad
de 2012 ha perdido toda comprensión real de la verdad de la abrumadora crisis
en la Neo-Iglesia del Vaticano II, y está perdiendo su amor y comprensión de la
Verdad en general. Por lo tanto, las cuatro expresiones-hoja de parra que el
Capítulo elige para reemplazar las palabras que expresan la realidad de la
intención de la sede de la Neo-Fraternidad de venderse a los enemigos de la fe
ahora en Roma, están totalmente fuera de lugar. No corresponden en absoluto a
la realidad de esa “capitulación”.
Kyrie
eleison.
LA ILUSIÓN DEL RECONOCIMIENTO "A CAMBIO DE NADA"
En todo acuerdo, las partes se obligan recíprocamente. Ahora bien, es IMPOSIBLE que la FSSPX sea "normalizada" por la Roma liberal y modernista sin que medie un acuerdo entre el Vaticano y la Fraternidad. Es inconcebible una "normalización" de la FSSPX mediante un acto puramente unilateral de la anormal Roma actual, sin contrapartida o a cambio de nada, o manteniéndose la FSSPX tal cual ella es. Eso no es posible, como muchas veces hemos dicho y probado.
EL ACUERDO ENTRE LA FSSPX Y ROMA ACERCA DE LOS MATRIMONIOS
El acuerdo entre Roma y la Fraternidad sobre los matrimonios del 2017, es la mejor prueba de que aquello de la "regularización a cambio de nada", no pasa de ser un puro slogan rallié o acuerdista. Mediante ese acuerdo, ambas partes quedaron obligadas a algo: la principal obligación que asumió Roma como consecuencia de la carta de 27-III-2017, fue la de facilitar la concesión de jurisdicción ordinaria a los sacerdotes de la Fraternidad para la recepción del consentimiento matrimonial. La FSSPX, por su parte, y dado que Mons. Fellay respondió aceptando absolutamente (sin expresar reserva alguna) los términos del Vaticano; quedó obligada a solicitar a los Obispos diocesanos, en lo sucesivo, la concesión de la jurisdicción ordinaria para la celebración de matrimonios, absteniéndose de recurrir a la jurisdicción de suplencia. Estas obligaciones recíprocas no fueron explicitadas en ningún documento (posiblemente a fin de evitar reacciones contrarias), pero no por eso son menos reales.
LA ARTIMAÑA DE LOS EUFEMISMOS. EVÍTESE LA PALABRA "ACUERDO"
Dado que un acuerdo es el medio ineludible o sine qua non para la “normalización o regularización” de la FSSPX, la circular de Ménzingen “invita” a todos los miembros de la FSSPX (piense el lector en lo que implica que un superior religioso “invite” a sus obedientes súbditos a tener determinada actitud…) a reemplazar el término apropiado y exacto de “acuerdo” por ciertas expresiones eufemísticas, como pone de manifiesto Mons. Williamson. Ménzingen hace eso bajo pretexto de exactitud terminológica (“hablar más específicamente”, dice la carta), pero una cosa es precisar términos y otra muy diferente es cambiar un término preciso pero malsonante ("acuerdo") por otros que resultan menos inconvenientes: "normalización", "reconocimiento", "solución o modificación del estatuto canónico", "renovación de nuestra aprobación canónica". Un eufemismo es una "manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante" (Dicc. RAE). Entre otros eufemismos tristemente célebres de nuestra época, están los que con diabólica astucia usan los revolucionarios cuando quieren hacer aceptable o menos chocante su discurso en favor el crimen del aborto voluntario o del "matrimonio" entre sodomitas, para lo cual hablan de interrupción del embarazo y de matrimonio igualitario. Tras sus huellas va la cúpula acuerdista de Ménzingen, la que, a fin de hacer más aceptable o menos chocante la idea del acuerdo -necesariamente traidor- con la Roma apóstata, está recurriendo, con renovado esfuerzo y de modo evidente e indesmentible, al subterfugio de los eufemismos. Vergonzoso.
LA FSSPX RESBALANDO EN LA PENDIENTE: DEL BIEN COMÚN (EL COMBATE POR LA FE) AL BIEN PARTICULAR (LA REIVINDICACIÓN DE LOS PROPIOS DERECHOS)
Finalmente, unos comentarios sobre este pasaje: "La Fraternidad es una obra de la Iglesia. Por lo tanto, no tiene ningún acuerdo por concluir con el Santo Padre. Sin embargo, cuando llegue el momento, los verdaderos derechos de la Fraternidad serán reconocidos y codificados canónicamente.":
1° Interpretamos así esta parte de la carta, cuyo sentido no resulta totalmente claro: no se debe hablar de un eventual "acuerdo" entre la FSSPX, que es un conjunto de súbditos obligados a obedecer a la autoridad, y el Vaticano, que es el superior con derecho a mandar. Por eso, lo que la FSSPX hará cuando sea regularizada por Roma, no será acordar, sino obeceder.
2° Como señala Mons. Williamson, en un estado de normalidad en la Iglesia, los súbditos no hacen acuerdos con la autoridad; pero sucede que actualmente los superiores son anormales en extremo, son liberales y modernistas, osea y en cuanto tales, anticristos, como decía Mons. Lefebvre. Ménzingen olvida este detalle.
3° Mons. Lefebvre habló innumerables veces de "acuerdos" con Roma. Un cita entre decenas...."si hubiera hecho esa otra operación con Roma, siguiendo los acuerdos que habíamos firmado y poniendo en práctica a continuación estos acuerdos"... (Sermón de las Consagraciones Episcopales, 30-VI-88).
4° Pero desde el retiro de su firma del Protocolo de Acuerdo de 1988 y hasta su muerte, Mons. Lefebvre sostuvo que no se deben hacer acuerdos con la Roma revolucionaria: ..."si hubiera hecho esa otra operación con Roma, siguiendo los acuerdos que habíamos firmado y poniendo en práctica a continuación estos acuerdos; haría la operación suicidio." (Ibíd.) Ménzingen procede de modo directamente contrario al Fundador de la FSSPX, diciendo que no se debe hablar de acuerdo, pero manteniendo la voluntad (suicida) de lograr un acuerdo. Sean vuestras palabras sí sí, no no... (Mt 5,37) Guardaos del fermento de los fariseos que es la hipocresía. (Lc 12,1).
5° La Fraternidad, notoriamente desde el 2012, ha desplazado su foco: antes de ese año, ella estaba centrada en la defensa del bien común en la Iglesia, de la Tradición y de la fe. Esa es su vocación, su razón de ser; para eso fue querida por Dios y fundada por Mons. Lefebvre. Pero, desde el 2012, a pasado a centrarse en la defensa de su bien particular, de sus derechos. Y por eso la circular habla de que "cuando llegue el momento, los verdaderos derechos de la Fraternidad serán reconocidos y codificados canónicamente", dando a entender que ese momento será el del triunfo la FSSPX. En realidad, ese sería el momento en el que quedaría sellado el abandono de la vocación y de la lucha, el momento de la consumación de su traición a Mons. Lefebvre y a Cristo.
El acuerdo entre Roma y la Fraternidad sobre los matrimonios del 2017, es la mejor prueba de que aquello de la "regularización a cambio de nada", no pasa de ser un puro slogan rallié o acuerdista. Mediante ese acuerdo, ambas partes quedaron obligadas a algo: la principal obligación que asumió Roma como consecuencia de la carta de 27-III-2017, fue la de facilitar la concesión de jurisdicción ordinaria a los sacerdotes de la Fraternidad para la recepción del consentimiento matrimonial. La FSSPX, por su parte, y dado que Mons. Fellay respondió aceptando absolutamente (sin expresar reserva alguna) los términos del Vaticano; quedó obligada a solicitar a los Obispos diocesanos, en lo sucesivo, la concesión de la jurisdicción ordinaria para la celebración de matrimonios, absteniéndose de recurrir a la jurisdicción de suplencia. Estas obligaciones recíprocas no fueron explicitadas en ningún documento (posiblemente a fin de evitar reacciones contrarias), pero no por eso son menos reales.
LA ARTIMAÑA DE LOS EUFEMISMOS. EVÍTESE LA PALABRA "ACUERDO"
Dado que un acuerdo es el medio ineludible o sine qua non para la “normalización o regularización” de la FSSPX, la circular de Ménzingen “invita” a todos los miembros de la FSSPX (piense el lector en lo que implica que un superior religioso “invite” a sus obedientes súbditos a tener determinada actitud…) a reemplazar el término apropiado y exacto de “acuerdo” por ciertas expresiones eufemísticas, como pone de manifiesto Mons. Williamson. Ménzingen hace eso bajo pretexto de exactitud terminológica (“hablar más específicamente”, dice la carta), pero una cosa es precisar términos y otra muy diferente es cambiar un término preciso pero malsonante ("acuerdo") por otros que resultan menos inconvenientes: "normalización", "reconocimiento", "solución o modificación del estatuto canónico", "renovación de nuestra aprobación canónica". Un eufemismo es una "manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante" (Dicc. RAE). Entre otros eufemismos tristemente célebres de nuestra época, están los que con diabólica astucia usan los revolucionarios cuando quieren hacer aceptable o menos chocante su discurso en favor el crimen del aborto voluntario o del "matrimonio" entre sodomitas, para lo cual hablan de interrupción del embarazo y de matrimonio igualitario. Tras sus huellas va la cúpula acuerdista de Ménzingen, la que, a fin de hacer más aceptable o menos chocante la idea del acuerdo -necesariamente traidor- con la Roma apóstata, está recurriendo, con renovado esfuerzo y de modo evidente e indesmentible, al subterfugio de los eufemismos. Vergonzoso.
LA FSSPX RESBALANDO EN LA PENDIENTE: DEL BIEN COMÚN (EL COMBATE POR LA FE) AL BIEN PARTICULAR (LA REIVINDICACIÓN DE LOS PROPIOS DERECHOS)
Finalmente, unos comentarios sobre este pasaje: "La Fraternidad es una obra de la Iglesia. Por lo tanto, no tiene ningún acuerdo por concluir con el Santo Padre. Sin embargo, cuando llegue el momento, los verdaderos derechos de la Fraternidad serán reconocidos y codificados canónicamente.":
1° Interpretamos así esta parte de la carta, cuyo sentido no resulta totalmente claro: no se debe hablar de un eventual "acuerdo" entre la FSSPX, que es un conjunto de súbditos obligados a obedecer a la autoridad, y el Vaticano, que es el superior con derecho a mandar. Por eso, lo que la FSSPX hará cuando sea regularizada por Roma, no será acordar, sino obeceder.
2° Como señala Mons. Williamson, en un estado de normalidad en la Iglesia, los súbditos no hacen acuerdos con la autoridad; pero sucede que actualmente los superiores son anormales en extremo, son liberales y modernistas, osea y en cuanto tales, anticristos, como decía Mons. Lefebvre. Ménzingen olvida este detalle.
3° Mons. Lefebvre habló innumerables veces de "acuerdos" con Roma. Un cita entre decenas...."si hubiera hecho esa otra operación con Roma, siguiendo los acuerdos que habíamos firmado y poniendo en práctica a continuación estos acuerdos"... (Sermón de las Consagraciones Episcopales, 30-VI-88).
4° Pero desde el retiro de su firma del Protocolo de Acuerdo de 1988 y hasta su muerte, Mons. Lefebvre sostuvo que no se deben hacer acuerdos con la Roma revolucionaria: ..."si hubiera hecho esa otra operación con Roma, siguiendo los acuerdos que habíamos firmado y poniendo en práctica a continuación estos acuerdos; haría la operación suicidio." (Ibíd.) Ménzingen procede de modo directamente contrario al Fundador de la FSSPX, diciendo que no se debe hablar de acuerdo, pero manteniendo la voluntad (suicida) de lograr un acuerdo. Sean vuestras palabras sí sí, no no... (Mt 5,37) Guardaos del fermento de los fariseos que es la hipocresía. (Lc 12,1).
5° La Fraternidad, notoriamente desde el 2012, ha desplazado su foco: antes de ese año, ella estaba centrada en la defensa del bien común en la Iglesia, de la Tradición y de la fe. Esa es su vocación, su razón de ser; para eso fue querida por Dios y fundada por Mons. Lefebvre. Pero, desde el 2012, a pasado a centrarse en la defensa de su bien particular, de sus derechos. Y por eso la circular habla de que "cuando llegue el momento, los verdaderos derechos de la Fraternidad serán reconocidos y codificados canónicamente", dando a entender que ese momento será el del triunfo la FSSPX. En realidad, ese sería el momento en el que quedaría sellado el abandono de la vocación y de la lucha, el momento de la consumación de su traición a Mons. Lefebvre y a Cristo.
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