Engaño por medio de la sutil diferencia Entre “unión civil” y “convivencia civil”
Cualquier persona normal entiende la expresión que el Papa usa aquí como una forma de convivencia legalmente reconocida por el estado, como una convivencia estable de una pareja homosexual, y por lo tanto como un reconocimiento legal del estilo de vida homosexual.
En la película documental “Francesco” que se estrenó el 21 de octubre de 2020, en el Festival de Cine de Roma, el Papa Francisco usó la expresión “convivencia civil” en vez de “unión civil", pidiendo de ese modo,que se cree una ley civil de convivencia para persona homosexuales, de forma que estén legalmente cubiertas. Ambas expresiones “convivencia civil” y “unión civil” tienen, sin embargo, sustancialmente el mismo significado, como se pone de manifiesto por ejemplo en la legislación argentina. El 17 de diciembre de 2002, se aprobó en la provincia de Río Negro en Argentina una ley llamada ” Ley de convivencia homosexual” n.3376. El artículo primero dice que ” las parejas del mismo sexo pueden hacer una declaración jurada que certifica su convivencia ante la autoridad competente".
Los términos jurídicos son diferentes en algunos países, pero todos ellos significan sustancialmente lo mismo, a saber, la cohabitación de una pareja homosexual, así como de una pareja heterosexual, lo que significa una cohabitación extramatrimonial estable registrada por el Estado. Estos términos jurídicos son, por ejemplo: “uniones del mismo sexo", “unión civil", “convivencia homosexual", “convivencia civil", “unión registrada", “Eingetragene Partnerschaften” y otros.
El apoyo a las formas legales de una convivencia estable de dos personas homosexuales, afirmando a la vez que el acto homosexual sigue siendo inmoral, y que dos personas homosexuales registradas según esa forma legal vivirán en abstinencia sexual, es una contradicción. A pesar de la afirmación teórica de la inmoralidad de los actos homosexuales, tal apoyo forma parte de la propaganda ideológica y jurídica para legalizar y reconocer la supuesta bondad del estilo de vida homosexual y de los actos homosexuales. Además, es de una completa ingenuidad e irreal asumir que las formas civiles de una convivencia estable de dos personas homosexuales les ayudarán a vivir en abstinencia sexual. Asumir esto presupondría que debería haber un artículo en el estatuto legal de la convivencia homosexual que estipulara más o menos esto: ” Los dos miembros de una pareja que convive civilmente deben vivir en abstinencia sexual.” Sin embargo, eso es tan ridículo como un chiste. Ninguna persona con sentido común creería que dos personas homosexuales que registren legalmente su convivencia estén viviendo en abstinencia sexual, como nadie lo creería de una pareja heterosexual en las mismas circunstancias.
Cualquier persona normal entiende la expresión que el Papa usa aquí como una forma de convivencia legalmente reconocida por el estado, como una convivencia estable de una pareja homosexual, y por lo tanto como un reconocimiento legal del estilo de vida homosexual.
El juego de palabras “convivencia civil” y “unión civil” es en nuestro caso un sofisma, una sutileza y un truco. Nos recuerda al cuento del traje nuevo del emperador. Este juego de palabras es en última instancia intelectualmente deshonesto y no convence a nadie.
Cualquier tipo de forma de convivencia estable legalmente registrada de dos personas homosexuales, no importa como la llames, es inherentemente inmoral porque es un escándalo público, una propaganda del estilo de vida homosexual, un constante e inmediato peligro de pecado mortal para las dos personas implicadas. Un apoyo a tal forma legal es moralmente irresponsable, provoca confusión, causa escándalo y produce un efecto fatal. La demanda de garantizar algunos derechos civiles para las parejas homosexuales como por ejemplo las herencias, las visitas en un hospital y otros casos similares, es claramente un pretexto. De hecho, las leyes civiles en los países democráticos ya proveen suficientemente para tales casos como los de las herencias, el cuidado legal etc… sin necesidad de crear una forma jurídica para la convivencia estable de dos personas homosexuales.
Si estas personas desean honestamente vivir en abstinencia sexual y practicar la virtud de la castidad, nunca demandarán una forma legal de convivencia, ya que saben que tal proximidad les pondría en peligro inmediato de pecado mortal e incluso de los habituales pecados mortales de fornicación.
Si dos personas homosexuales desean honestamente vivir en castidad, no se comprometerán en ninguna forma de convivencia civil para evitar incluso implícitamente cualquier apoyo a la expansión de la ideología de justificación y legitimación del estilo de vida homosexual. Estas personas que honestamente desean vivir en continencia sexual también sabrán que su convivencia civil registrada causará escándalo.
En estos tiempos de propaganda mundial agresiva y demagógica para legitimizar el comportamiento homosexual y los actos homosexuales como moralmente buenos, las declaraciones de miembros de la Iglesia a favor de cualquier tipo de reconocimiento legal de formas de convivencia homosexual, independientemente de los términos que usemos (uniones, coexistencia, convivencia, relación, etc…) solidificará de hecho esta propaganda.
La voz de la Iglesia debería decir exactamente lo contrario y resistir con valor con palabras y gestos llenos de claridad, calma y dignidad esta propaganda ideológica que esclaviza la dignidad humana en un estilo de vida que contradice la voluntad de Dios el Creador y Redentor de la dignidad de la naturaleza humana.
La honestidad intelectual y el amor sincero a la verdad son necesarios y valiosos para que todos los representantes de la Iglesia permanezcan como testigos creíbles de la Ley divina escrita en la naturaleza y la razón humanas y explícitamente revelada en la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura y enseñada invariablemente por la Iglesia a lo largo de dos mil años.