miércoles, 23 de enero de 2019

P. PAGLIARANI: MÁS PALABRAS BLANDENGUES Y "POLÍTICAMENTE CORRECTAS" SOBRE EL DEMOLEDOR FRANCISCO

 

SI FRANCISCO FUERA SOMETIDO A ALGUNA CLASE DE JUICIO, SU ABOGADO DEFENSOR NO DIRÍA ALGO MUY DIFERENTE DE LO QUE EN ESTA ENTREVISTA DICE EL P. PAGLIARANI. 
COMO DE COSTUMBRE, EL NUEVO SUPERIOR GENERAL EVITA EL USO DE TÉRMINOS PRECISOS COMO "LIBERAL", "MODERNISTA", "REVOLUCIONARIO", ETC. 
NO HACE NINGUNA MENCIÓN DE LO PRETERNATURAL, COMO SI FUERA LEGÍTIMO SOSLAYAR LA  EVIDENTE RELACIÓN DIRECTA ENTRE EL DEMONIO Y EL VATICANO II, LOS PAPAS CONCILIARES Y LA OBRA DEMOLEDORA DE LA IGLESIA Y DE LA FE QUE ESTÁ LLEVANDO A CABO EL FATÍDICO BERGOGLIO.
MIENTRAS LA IGLESIA CATÓLICA SE HUNDE ACELERADAMENTE EN LA APOSTASÍA BAJO LA GUÍA DE "LOS ANTICRISTOS DE ROMA" (COMO DECÍA MONS. LEFEBVRE), EL ÚLTIMO BASTIÓN DE LA FE SIGUE CEDIENDO COBARDEMENTE ANTE EL ENEMIGO. 

¿Está el Papa Francisco en continuidad con los papas posconciliares?
Esta misma pregunta se hace hoy en día en los círculos tradicionales y también fuera de los círculos tradicionales. Creo que, por supuesto, este Papa tiene una personalidad muy particular, una forma de comunicarse y expresarse que es nueva, incluso en comparación con los pontífices posconciliares. Entonces tenemos que admitirlo.
Pero al mismo tiempo, está en continuidad con lo que vino antes que él. El Concilio inició un proceso que sigue evolucionando, una forma de pensar, de repensar la Fe y la Iglesia en todos los aspectos de su vida, que sigue avanzando, y dentro de este proceso, por supuesto, tenemos papas conservadores que hablan un lenguaje más tradicional y papas como el Papa Francisco que hablan más libremente; depende de su personalidad, pero independientemente de su idioma y forma de comunicación, el mismo proceso sigue avanzando.
Así que creo que sí, tenemos que admitir que el Papa Francisco y su personalidad presentan nuevos elementos, pero todo está en perfecta continuidad con sus predecesores. Por eso, en mi humilde opinión, la inoportunidad de recurrir al magisterio de Juan Pablo II, por ejemplo, para contrarrestar lo que el Papa Francisco dice no es realmente lógico.
¿En qué consiste esta continuidad?
En el corazón del magisterio conciliar y postconciliar, hay un enfoque en el hombre. Por lo tanto, es una percepción de la fe, de la vida cristiana y de toda la vida de la Iglesia la que es profundamente personalista. Este personalismo fundamental produce resultados diferentes, pero todos se complementan y van juntos.
Con Juan Pablo II, por ejemplo, su personalismo alentaba el compromiso personal y, por tanto, también los valores morales. Y Juan Pablo II recordó diferentes principios morales con una perspectiva personal.
Con el Papa Francisco, la misma percepción, por así decirlo, de la moralidad conduce a resultados diferentes, pero están en continuidad con los mismos principios básicos.
¿Qué vínculo ve usted entre las enseñanzas del Papa Francisco y el mundo moderno?
Creo que también aquí hay un principio que ya está contenido en el Concilio y en el post-Concilio, que se ha vuelto cada vez más evidente con el pontificado del Papa Francisco. La modernidad, en primer lugar, ¿qué significa? La modernidad significa el conflicto entre lo sobrenatural, el orden espiritual, y el orden temporal. El secularismo, el espíritu secular que caracterizó a la Revolución, también caracteriza a la modernidad. Este espíritu, esta contradicción, esta dicotomía específica de la modernidad, en cierto modo, ya fue superado por el Concilio. El Concilio deseaba ir más allá de esta dificultad. Pero con el Papa Francisco, hemos llegado a un punto en el que la misma Iglesia sacraliza, por así decirlo, los grandes temas, las grandes preocupaciones, las grandes preocupaciones que son propias del mundo secular y del mundo político, por ejemplo. Por lo tanto, una atención particular (y casi diría religiosa) a temas que son políticos o sociales, como el tema de los migrantes, el tema de la contaminación, y diferentes ejemplos que podríamos dar en la misma línea.
Así que paradójicamente, con estos pontificados, hemos llegado, por así decirlo, a una epifanía del cristianismo de Maritain.
En otras palabras, ¿un cristianismo humanista?
Un cristianismo humanista en el que se confunden los grandes valores de la Iglesia y los valores del mundo. Una dimensión que es a la vez profundamente secular y profundamente religiosa, pero una religiosidad que permanece sujeta al orden temporal. Estamos cara a cara con una Iglesia que ya no enseña al mundo una verdad que viene de lo alto, una verdad trascendente, sino que tenemos una Iglesia que escucha al mundo.
¿Cuál es el papel de la Sociedad de San Pío X en este contexto?
El lugar de la Fraternidad San Pío X es seguir amando a la Iglesia. Amar a la Iglesia tanto más cuanto que está desfigurada, puesto que sufre de este estado de cosas. El papel de la Fraternidad es continuar amando a la Iglesia, orar por la Iglesia y orar por el triunfo de la verdad católica que es la verdad de la Iglesia. El papel de la Fraternidad es seguir sirviendo a la Iglesia denunciando con caridad, pero también con claridad, estos errores que hacen sufrir a la Iglesia.