Jacques Régis du Cray es un laico francés miembro del GREC,
y que bajo los seudónimos de Ennemond y Come de Previgny, le es permitido, por el Padre Lorans, preparar las opiniones de los fieles
diciendo en voz alta lo que la jerarquía de la Fraternidad por ahora calla o dice en
voz baja (ver aquí). Es una suerte de vocero oficioso laico de la FSSPX. Comentando en “Le Forum Catholique” la
noticia del Arzobispo Guizzoni que pidió a la FSSPX celebrar misa en
una de sus parroquias, Du Cray expresa:
Jacques Régis du Cray |
"El
papa ha decidido regularizar la Fraternidad San Pio X por las buenas
o por las malas. Lo demostró hace algunas semanas decidiendo por su
propia iniciativa el permitir a los sacerdotes de la FSSPX confesar
sin sufrir ningún reparo sobre la validez de los sacramentos que
administran. Canonistas romanos indicaron que el gesto era de una
importancia considerable pues él confirió una cuasi-jurisdicción a
la FSSPX.
El anuncio pasó como una carta en el correo. Aunque hubo obispos diocesanos que refunfuñaron luego del Motu Propio y del levantamiento de las excomuniones, esta vez nadie protestó. Después de diez años de estar siendo anunciada continuamente, la regularización de la Fraternidad parece haber sido aceptada en los espíritus. El arzobispo de Ravenne sólo se pone en este contexto al recurrir al ministerio de los sacerdotes que el pontífice romano solicita por el bien de las almas pidiéndoles absolver sus pecados.
A decir verdad, han existido precedentes puntuales. Durante una peregrinación de la Fraternidad a Lourdes hace algunos años, el obispo del lugar hizo la petición a la sociedad religiosa para obtener los servicios de los sacerdotes con el fin de celebrar la misa tradicional prevista por la diócesis, debido a que el celebrante habitual no pudo venir. Por lo tanto, las recriminaciones y acusaciones de cisma parecen haber terminado. Sólo aquellos que congelaron su espíritu en 1988 podrían eventualmente recurrir a este género de conjuros.
Por el lado del movimiento resistente será difícil poner obstáculos en la acción de aquél que poco a poco enciende las bombillas del reconocimiento canónico. A menos de negarle este poder y de reducirlo, no al cargo de pastor de la Iglesia universal -lo que él es- sino al de gurú de la secta conciliar".