Sobre la declaración Fiducia Supplicans, por Dom Tomás de Aquino
Sobre la declaración de Fiducia Supplicans
En unión con Mons. Lefebvre y su declaración del 21 de noviembre de 1974, también nosotros nos adherimos con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma a la Roma católica, guardiana de la fe católica y de las tradiciones necesarias para la conservación de esta fe, es decir, a la Roma eterna, maestra de sabiduría y verdad.
Por el contrario, afirmó Dom Lefebvre, nos negamos y siempre nos hemos negado seguir a la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante que se manifestó en el Concilio Vaticano II y, después del Concilio, en todas las reformas que surgieron de él.
Esto ya indica nuestra posición frente a un fruto más de esta Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante. ¿Qué bendición es esta? ¿Cómo podemos inducir a los que están en pecado a pensar que Dios puede bendecir su abominable pecado? Una penitencia, una absolución seguida de una verdadera conversión; todo lo que pueda conducir a esto es saludable, ¿pero esto es lo que se constata en esta ambigua e hipócrita bendición? No. Lo que que se constata es el constante empeoramiento del mal y la pérdida de almas.
Hasta que un Papa enteramente fiel a la Tradición no regrese a la cátedra de Pedro, no podremos recibir lo que viene de la Roma actual como si viniera de la Roma eterna. Debemos escuchar y poner en práctica el consejo dejado por Mons. Lefebvre: “Es un deber estricto, para todo sacerdote que quiera permanecer católico, separarse de esta Iglesia Conciliar mientras ella no reencuentre el camino de la Tradición del Magisterio y de la fe católica”. Sí, debemos separarnos espiritualmente del Papa Francisco, aunque lo reconozcamos como Papa, un Papa que no actúa como el Buen Pastor.
Todo lo que hace la Iglesia Conciliar está viciado de los falsos principios de la Nueva Teología condenada por Pío XII pero adoptada por el Vaticano II. Esto se puede ver en todos los Papas conciliares, desde Juan XXIII hasta Francisco.
Nos negamos a beber de esta fuente envenenada que nos ofrece la Iglesia Conciliar, que tanto daño ha causado y ciertamente causará a la Iglesia hasta la llegada de un Papa verdaderamente católico. Que Nuestra Señora, la que venció todas las herejías, consiga para la Iglesia ver pronto a este Papa.
+ Tomás de Aquino, OSB