Un Converso Hoy – III
Dios no puede abandonar un alma
Que no lo haya abandonado primero.
Estimado joven amigo,
Hace dos semanas estos “Comentarios” relataban la historia de su conversión, del desierto de una universidad moderna a la verdad de la Fe católica. Terminó con una petición de consejo porque usted mismo se dio cuenta de que Dios le había dado la Verdad, pero necesitaba orientarse en una situación muy confusa en la Iglesia y el mundo. En el número de la semana pasada de los “Comentarios” se dieron los consejos básicos que son válidos para un converso católico en general, es decir, en todos los tiempos y lugares. Este número se ocupará de ofrecerle los consejos particulares que se le recomiendan para que vea dónde se encuentra en el caos actual de la Iglesia, sin precedentes en los 20 siglos de historia de la Iglesia.
La crisis no tiene precedentes porque el mundo sólo tendrá un final, y nos estamos acercando a él. Vea la propia descripción de Nuestro Señor de los últimos tiempos (Mt. XXIV, Lc. XXI), y vea la advertencia de San Pablo, que data de alrededor del año 67 d.C., para estos tiempos (II Tim. III, 1–9), especialmente los versículos 5 y 8: los hombres serán “de entendimiento corrompido, réprobos en la fe”. “Tendrán ciertamente apariencia de piedad, mas negando lo que es su fuerza. A esos apártalos de ti”. Excelente consejo para el 2019 d.C., porque es importante darse cuenta de que hoy en día los hombres en general y los católicos en particular no son en su conjunto “normales”, sino hombres que se encuentran en el extremo equivocado de un largo proceso de degeneración. El propósito de tal realización no es ni despreciarlos, ni caer en la desesperación, sino tomar la medida correcta de lo que significa vivir como católico en un mundo postcristiano y anticristiano. En Dios se puede hacer – “Todo lo puedo en Aquel que me fortalece ” (Fil. IV, 13).
El caos en la Iglesia es especial hoy en día porque nunca antes del Vaticano II, en la década de 1960, la Iglesia oficial en Roma se había apartado oficialmente de la Fe Católica. Ahora bien, la Verdad Católica y la Autoridad Católica fueron diseñadas por Nuestro Señor para ir de la mano – cuando Pedro sea confirmado en la Fe (Verdad Católica), entonces debe confirmar a los otros Apóstoles (Autoridad Católica – Lc. XXII, 32). Por lo tanto, la Verdad es el propósito mismo de la Autoridad, pero necesita de la Autoridad para protegerla. Cada uno necesita al otro, pero en el Vaticano II se separaron porque los Papas y los Cardenales y Obispos (la Autoridad), magnetizados por el mundo moderno, renunciaron a la antigua religión (la Verdad). De ahora en adelante todos los católicos debían ser esquizofrénicos – o se aferraban a la Verdad y dejaban ir la autoridad falsa, o se aferraban a la Autoridad y dejaban ir la Verdad, o encontraban su camino en alguna linea intermedia. De ahora en adelante cada oveja católica tuvo que buscar su propio camino a través del seto de espinas establecido por los malos pastores del Vaticano II.
A juzgar por los frutos (Mt. VII, 15–20), el modo de resistir de Mons. Lefebvre a los falsos pastores, sin dejar de reconocer su autoridad, ha demostrado ser una de las formas más fructíferas de hacer frente a la confusión desatada por el Concilio, pero sus sucesores a la cabeza de su Fraternidad no han sido fieles a su equilibrio entre la Verdad y la Autoridad. Incluso ahora muchos se arrastran de vuelta a la falsa Roma, ¡cuando es más falsa que nunca! Que esto sea una advertencia para usted del peligro de pensar hoy que la apariencia de catolicismo es lo mismo que su sustancia. Entonces, ¿cómo se sabe dónde se encuentra la sustancia? La mejor respuesta es la de Nuestro Señor, que acabamos de mencionar – juzgar por los frutos. ¿Por qué frutos? Por la fe sobrenatural, tal como Dios le la ha dado para que la entienda, y por la caridad sobrenatural genuina que debe seguir esta fe.
Luego mézclese por un rato con todo tipo de católicos, pero escuche más de lo que habla. No tenga prisa por seguir una vocación porque Dios nunca tiene prisa (Gálatas I, 18; II, 1). Tenga una confianza ilimitada en Su Sabiduría y Providencia, y tenga cuidado de no aferrarse incondicionalmente a cualquier líder o líderes humanos, hasta que Dios ponga Su Iglesia de nuevo en pie (como ciertamente lo hará). Honre siempre a su padre y a su madre, por muy equivocados que parezcan (Dios no les ha dado la gracia que le ha dado a usted). Tenga una compasión ilimitada por la multitud de almas confundidas a su alrededor, pero nunca confunda la sinceridad subjetiva con la verdad objetiva. Ame a la Madre de Dios y rece todos los días durante todo el tiempo que pueda los 15 Misterios de su Santo Rosario. Y que Dios esté con usted.
Kyrie eleison.