sábado, 9 de junio de 2018

COMENTARIO ELEISON Número DLXIX (569) - 09 de junio de 2018


Se Preparan los Liberales
Capitulares, la Iglesia y la Fe son lo primero,
¡Y Menzingen puede tener que salir perdiendo!
No todos están dormidos. Alguien en Francia está observando cómo los liberales se preparan para asumir el inminente Capítulo General de la Fraternidad San Pío X, donde la Fraternidad tiene su última oportunidad, probablemente la definitiva, de defender la fe católica contra el Vaticano II, como lo hizo Mons. Lefebvre. Quienquiera que fuera escribió un excelente artículo en Fidélité catholique francophone denunciando algunas palabras siniestras del Secretario General de la Fraternidad, el P. Christian Thouvenot, pronunciadas en una entrevista con la revista del Distrito Alemán de la Fraternidad a principios de este año. Lo que sigue debe mucho a ese artículo.
En primer lugar, las palabras siniestras: “Es probable que la cuestión del estado actual de la Prelatura Personal se plantee en el Capítulo General (en julio). Pero es sólo el Superior General quien está a la cabeza de la Fraternidad y quien es responsable de las relaciones entre la Tradición Católica y la Santa Sede. En 1988, Mons. Lefebvre dejó muy claro este punto”. Estas palabras son siniestras porque están abiertas a la interpretación de que Menzingen, sede de la Fraternidad donde labora el P. Thouvenot, está preparando a los miembros y seguidores de la Fraternidad para que el Capítulo General sea el momento y el lugar en el que Mons. Fellay aceptará, aparentemente legalmente, el ofrecimiento de Roma de una Prelatura Personal, y al hacerlo paralizará de una vez por todas la capacidad de la Fraternidad de defender la Fe resistiendo a la Misa del Novus Ordo y al Concilio Vaticano Segundo. Y estas palabras son siniestras porque son ambiguas o falsas.
En primer lugar, no es el Superior General quien está solo a la cabeza de la Fraternidad. Por los Estatutos de la Fraternidad establecidos por Mons. Lefebvre, es verdad que, una vez elegido el Superior General, tiene a su disposición poderes notables y por un período no inferior a 12 años, porque el Arzobispo quería que el Superior General tuviera tiempo y poder para realizar algo, sin ser obstaculizado como él mismo lo había sido en los Padres del Espíritu Santo. Pero el Capítulo General de la Fraternidad, reunido cada seis o doce años, está por encima del Superior General, y éste debe seguir las políticas decididas por aquél. Ahora bien, en teoría, el Capítulo General de 2012 decidió que cualquier “normalización canónica” de la Fraternidad requeriría una mayoría de votos en el pleno del Capítulo General, pero en la práctica, Mons. Fellay ya ha procedido a “normalizar” con Roma las confesiones, ordenaciones y matrimonios de la Fraternidad. Y ahora su Secretario General habla como si el Capítulo General no tuviera nada más que decir, como si sólo Mons. Fellay pudiera “normalizar” el resto. ¿Los cuarenta futuros Capitulares de julio son conscientes de cómo habla Menzingen? ¿Están de acuerdo?
En segundo lugar, el P. Thouvenot afirma que Mons. Fellay es – ¿solo él? – responsable de las relaciones entre la Tradición Católica y la Santa Sede. Sin duda es así como Roma y el mismo Mons. Fellay quisieran ver la situación, para que Roma pueda absorber toda la “Tradición” de una sola vez y Mons. Fellay pueda extender su imperio. Pero la “Tradición” es una colección variada y heterogénea de congregaciones y comunidades religiosas que ciertamente no todas quieren ser absorbidas por la Roma conciliar, o encabezadas por Mons. Fellay. Por esta razón, Mons. Lefebvre se negó repetidamente a ser llamado cabeza de la Tradición Católica. Pero tanto Mons. Fellay como su secretario juegan al juego de la Roma conciliar.
Y en tercer lugar, si el Arzobispo insistió en el momento de las Consagraciones de 1988, que él solo era el único que controlaba las relaciones de la Fraternidad con Roma, fue porque sabía que los jóvenes colaboradores a su alrededor no eran rivales para los astutos romanos, como hemos visto a nuestro costo desde su muerte en 1991. No porque confiara en la estructura de la Fraternidad para dotar a su Superior General de una gracia especial que lo protegería contra los conciliares romanos. Cuando los hombres quieren equivocarse, no es necesariamente una estructura quien los salvará. ¿Pero qué podía hacer el Arzobispo? ¡Tenía que morir en algún momento!
Lectores, si conocen a un Capitular de julio, ¡pregúntenle si sabe lo que el Secretario General está diciendo!
Kyrie eleison.