domingo, 14 de junio de 2020

COMENTARIO ELEISON Número DCLXXIV (674) - 13 de junio de 2020


MALICIA DEL MODERNISMO – V
La mala doctrina no tiene por qué significar que la buena voluntad sea mala.
La buena voluntad no tiene por qué significar que la doctrina sea buena.
Hay al menos una consideración importante más que debe ser presentada antes de dejar el modernismo en paz (al menos por el momento), y es una profecía del P. Federico Faber (1814–1863), relativa a nuestros propios tiempos, que seguramente ha aparecido ya más de una vez en estos “Comentarios”. Dijo palabras en el sentido de que el fin del mundo se caracterizará por hombres que harán el mal mientras piensan que hacen el bien.
Es lógico. Incluso en el fin del mundo los hombres todavía tendrán su naturaleza dada por Dios, que como tal es buena, subyacente a sus pecados original y personales, por muy pesados que estos sean en los últimos tiempos – II Tim. III, 1–5. Por esta naturaleza subyacente los hombres tienen una inclinación natural subyacente al bien. Sin embargo, la multitud de hombres bajo el Anticristo y sus predecesores se habrán sumado a su maldad, real o anticipada. ¿Cómo este bien y este mal habrán sido compatibles dentro de ellos?
La voluntad humana no puede querer nada que la mente humana no le haya presentado primero. Frente a cada deseo humano debe ir un pensamiento humano. El deseo de un no-objeto sólo puede ser un no-deseo. Por lo tanto, la voluntad depende que la mente haya captado su propio objeto para ella, y entre cada voluntad y el objeto que quiere tiene que haber intervenido la mente, siempre suponiendo que la mente capte su propio objeto. Pero ahora viene Kant que dice que la mente no puede captar su objeto, sólo puede fabricarlo. Esto significa que la voluntad y su objeto real ya no están correctamente conectados. Esto significa que una buena voluntad puede hacer que las cosas sean en realidad malas y que una mala voluntad puede hacer que algo sea en realidad bueno, pero dado el pecado original de los hombres, este último caso será menos frecuente. Así que cuando Kant desconecta la mente de la realidad objetiva, hace que sea mucho más fácil para la voluntad querer algo malo mientras que parecía ser bueno. Así, en un mundo desconectado de la realidad objetiva, es mucho más fácil para los hombres seguir siendo de buena voluntad incluso cuando quieren lo que en realidad no es bueno, porque la mente ha sido radicalmente lisiada.
Esto es lo que el Padre Faber está profetizando. Dice que para el fin del mundo, el problema no tiene por qué ser tanto los malos corazones o la mala voluntad como los buenos corazones con mentes lisiadas, en otras palabras, buenos corazones con malos principios. ¿Qué significa esto en la práctica? Significa que hoy día habrá un gran número de católicos que tienen la Fe y que tienen buenas intenciones, pero cuyas mentes funcionan mal porque siguen, conscientemente pero mucho más a menudo inconscientemente, la enseñanza de Kant, de modo que su buena fe se debilita en consecuencia. Entonces ya no pueden ver como la Neo-Iglesia es una gangrena sobre la verdadera Iglesia Católica, o como la Fraternidad San Pio X del Arzobispo está siendo gangrenada por sus sucesores. Pero en muchos casos la ceguera de tales almas no es necesariamente por malicia o falta de buena voluntad.
De ello se deduce que al tratar con tales almas en las que lo subjetivo ha sido separado de lo objetivo por todo un mundo lisiado por Kant, hay que no olvidar que un católico puede fácilmente cometer uno de dos errores opuestos pero conectados. O bien puede decir que tales almas son tan inocentes de corazón que no pueden equivocarse en la mente, así que la Neo-Iglesia no puede estar tan equivocada, y por lo tanto debería volver a unirse a ella, a la Pachamama y a todos – así se comportan hoy los líderes de la Neo-Fraternidad y todos los que los siguen. O puede decir que los errores en la mente de la Iglesia y la Neo-Fraternidad que desean volver a unirse a ella son tan graves que no pueden ser la verdadera Iglesia o la verdadera Fraternidad, y ambas deben ser absolutamente rechazadas – así argumentan y se comportan aquellos conocidos como sedevacantistas y aquellos que no quieren ser llamados sedevacantistas pero sin embargo piensan y hablan como ellos.
Por el contrario, si reconozco cómo Kant separó finalmente el sujeto del objeto, no diré que tales almas son de buena voluntad y por lo tanto su doctrina es buena, ni que su doctrina sea tan falsa que deba ser de mala voluntad. En cambio diré que subjetivamente pueden ser de buena voluntad, pero en todo caso son objetivamente de tan mala doctrina que para mi salvación eterna no puedo seguirlas ni hacerles compañía. Y con el Santo Rosario rogaré a Nuestra Señora que mantenga mi corazón y mi mente en equilibrio católico.

Kyrie eleison.