Con
el fin de reflexionar con serenidad sobre los trastornos actuales, Mons. Fellay
convocó la treintena de superiores en Anzère.
Los hechos se suceden en la Iglesia pero no son semejantes: ¡del elogio a la
fidelidad de los concubinos, se pasa a la autorización de confesar para la
Fraternidad! Como si ustedes tomaran una dirección con su automóvil pero no
dejaran de cambiar de dirección. ¿Es para cubrir sus huellas? ¿Es una forma de locura que inspira tal actuar?
A
nadie le apetece demasiado subir a este vehículo, esto provoca un verdadero
temor. La perspectiva de los acuerdos con las autoridades romanas provoca una
real angustia. Por lo tanto, es posible que la cuestión se plantee de otra
forma, pues Roma se muestra dispuesta a otorgarnos otro vehículo para trazar la
ruta por nosotros mismos. Y allí es menos fácil negarse absolutamente. ¡La gran
y tal vez única dificultad es de saber si el Espíritu Santo quiere que nosotros
tomemos o no este medio! Porque, ciertamente, podemos continuar a pie, y si es
más lento es igualmente menos peligroso. Pero no todos pueden utilizar sus
zapatillas: todos aquellos a quienes la vida ha vuelto más o menos incapaces.
El
objetivo es claro para nosotros: a cualquier precio nosotros queremos
permanecer en los tesoros de la Iglesia, pero dudamos si ir a pie o tomar el autobús.
Allí es capital entender que es al jefe a quien le corresponde decidir, pues él
es quien conduce. Si él decide ir tranquilamente a través de los bosques y los
paisajes, iremos con él. Si toma los mandos del autobús, iremos atrás de él.
Me
parece que esto puede ser afirmado con fuerza, que el Espíritu Santo espera
esto de todos nosotros: vernos como un solo hombre detrás de aquél que Él ha
escogido para conducir el combate de la Tradición. Si ya no creemos en esto,
verdaderamente no sé cómo vamos a poder salir adelante.
Nosotros
estamos alineados detrás de Mons. Fellay y hemos escuchado sus voluntades de
fijar la ruta sobre el sacerdocio, tal como lo quiso nuestro venerable fundador.
La fe es nuestra estrella polar, pero el sacerdocio sigue siendo lo que da la
estabilidad a nuestra marcha hacia adelante.
Por
cierto, ustedes pudieron escuchar esto en la pradera de Ecône en el comunicado
del Superior de la Fraternidad el día de las ordenaciones.
P.
Henry Wuilloud