Dijimos, en la entrada inmediatamente precedente, que Mons. Fellay, a fines de la década de los 90, se dejó envolver por una falsa vidente, y que tan convencido estaba de la autenticidad de las supuestas revelaciones de la visionaria, que las mandó publicar en forma de un suplemento (¡de 56 páginas!) en el Cor Unum n° 60 del años 1998.
Pues bien, gracias a que el Padre Ortiz nos ha enviado ese material, lo podrán leer ustedes mismos.
La traducción es nuestra.
COR UNUM
VINCULUM MEMBRORUM FRATERNITATIS
SACERDOTALIS SAN CTI PII X
PRESENCIA DE CRISTO SACERDOTE
SUPLEMENTO AL N° 60 DE JUNIO DE 1998
(...)
INTRODUCCIÓN
“Jam non dicam vos servos, sed amicos meos!”
Esta frase del Pontifical de ordenación de los sacerdotes resume admirablemente lo esencial de las páginas que siguen. El
sacerdote es otro Cristo. Como Él y en Él, debe renovar en el mundo la sed de
las cosas del Cielo. Pero ¿cómo podrá hacerlo si él mismo no está encendido, si
no busca el contacto vivo con Nuestro Señor, Sacerdote en su sacerdote? Pues es
justamente esta sed, este fuego devorador -“desiderio desideravi”- es lo
que descubrimos en este folleto.
¿DE QUÉ SE TRATA DE HECHO?
No de visiones o de revelaciones extraordinarias,
sino del testimonio de una vida entregada desde hace 50 años para la santidad
de los sacerdotes que Dios escogió, de una vida que ha sido embargada por la
sed de Cristo por la santidad de sus ministros y que no ha dejado de hacer
resonar este llamado de Cristo Sacerdote a sus sacerdotes.
Desde 1928, pero
sobretodo desde 1947 hasta nuestros días, y en condiciones particularmente
difíciles, este llamado no ha dejado de arder en el alma de una madre de
familia, la señora Germaine Rossiniêre (seudónimo bajo el cual sus obras han
sido publicadas), del deseo de transmitir a los sacerdotes el gusto de Dios, el
amor de Dios del cual deben estar abrazados, en lugar de dejarse perder por las
miles de cosas por hacer, “la herejía de las obras” que estigmatizó el Cardenal
Mermillod y contra la cual nos advertía igualmente nuestro Fundador. Un llamado en
definitiva a convertirse en lo que era San Juan Bautista: “El amigo del
Esposo” o mejor, en lo que se convirtió San Juan “El discípulo que Dios
amaba”.
Este llamado ha sido progresivo. Requirió mucho
silencio interior para ser seguido fielmente, una gran sed de Dios y una
constante obediencia hacia la Iglesia por medio de sus sacerdotes. Madame
Rossinière no estaba predispuesta a formular las cosas de Dios. Es el contacto
vivo, a merced de una atención reactualizada sin cesar hacia la divina
Presencia, lo que suscitó la escritura con el fin de someter al control del
director espiritual lo que había percibido en la oración. Esta misma
preocupación la condujo a leer los tratados de Santo Tomás de Aquino y de San
Agustín sobre la Trinidad, a encontrar en San Juan de la Cruz y en Santa Teresa
de Ávila, la expresión escrita de una realidad ya conocida por una experiencia
personal, sin olvidar Santa Catalina de Génova y Santa Catalina de Siena, abrazadas del fuego del amor divino. La voluntad constante de estar en la línea
de la Iglesia suscitó igualmente encuentros con el P. Garrigou-Lagrange y otros
teólogos.
Así, de 1947 a 1969 (fecha de la muerte de su padre
espiritual, el P. Jean Schmukli, de la diócesis de Friburgo) se realizó un
trabajo considerable que condujo a la creación de un movimiento, los Hogares de Cristo Sacerdote, y la
escritura de una obra, El Signo de la
Cruz. Este trabajo recibió el sello de la Iglesia, pues el folleto de los “Hogares
de Cristo Sacerdote” y el “Signo de la Cruz” fueron dotados de imprimátur. Los “Hogares”
se convirtieron en una asociación en la diócesis de Lausana-Ginebra-Friburgo.
En el curso de este mismo período, es decir durante
22 años, Madame Rossinière escribió igualmente un gran número de “notas” para
expresar las gracias recibidas y someterlas a la mirada de su confesor. Estas
notas han sido recopiladas en 21 “Cuadernos”, de los cuales se extraen los
pasajes del presente folleto.
Luego, de 1969 a 1995, serán 26 años de soledad. El
llamado a la santidad de los sacerdotes todavía está presente. La voluntad de “transmitir”
el depósito recibido todavía está muy vivo. ¿Pero a quién transmitírselo?
• LA FRATERNIDAD
La doctrina contenida en estas obras denota un
respeto profundo hacia la Tradición de la Iglesia, así como el conocimiento y
el amor de la misa y del sacerdocio. Ahora bien, el sacerdocio y la misa son el
fin de la FSSPX. Por lo tanto no es sorprendente que estos 50 años vividos en
la sed de la santidad de los sacerdotes desembocara, en 1995, en el encuentro con la Fraternidad y a la transmisión del llamado que Cristo Sacerdote le
destinaba.
Desde mis primeras entrevistas con Madame Rossinière,
en febrero de 1995, dos cosas me impresionaron: en primer lugar su reserva. Su
primera pregunta fue, en efecto, el saber “si la Fraternidad era la Iglesia”, a
lo que le respondí evidentemente que no, sino que ella era plenamente de la
Iglesia. Esto para ella no fue una evidencia.
Sin embargo, si el Señor debía mostrarle por los
acontecimientos que el “depósito”, es decir toda la obra de su vida, debía pasar
a la Fraternidad, eso sería para ella la prueba de que la Fraternidad era de la
Iglesia. La segunda cosa que me llamó la atención de inmediato fue la increíble
similitud de finalidades entre la llamada de Cristo Sacerdote, contenida en esta
vida y estas obras, y los Estatutos de la Fraternidad.
Mons. Fellay fue avisado desde el principio. Su
acogida fue de inmediato benévola y las entrevistas que tuvo con Madame
Rossinière la fortalecieron. Han transcurrido ya tres años. Éstos me
permitieron un conocimiento más profundo de los textos y del conjunto de la
obra. Nadie duda que allí hay un pequeño tesoro. Es por lo demás la opinión
unánime de los cofrades que tuvieron contacto con estos textos. Éstos nos
entusiasman a vivir más profundamente lo que la Iglesia nos ha dado por nuestro
Fundador.
Así que pareció importante que estos textos no
permanecieran confinados a algunos cofrades sino que encontraran una difusión
más extensa en la Fraternidad, pues éstos tienen la misma espiritualidad de
Iglesia que nuestros Estatutos y nos hacen llegar el mismo llamado a la
santidad sacerdotal que hizo Mons. Lefebvre a lo largo de toda su vida.
La finalidad de estas páginas que siguen es
simplemente dar a conocer a los cofrades este “depósito” que concierne a la
santificación sacerdotal. Todo lo escrito allí tiene como objetivo el “conocimiento convertido en amor”. Nadie duda de que leídas en este espíritu, estas páginas
puedan, a su manera, “resucitar la gracia” que nos ha sido dada por la
imposición de las manos.
P. Philippe Lovey
(Sigue en la Parte 2)
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Leer el Suplemento del Cor Unum 60 de 1998 (en francés)
ENTRADAS RELACIONADAS:
SUPUESTAS REVELACIONES PUBLICADAS POR MONS. FELLAY EN EL COR UNUM 60 DE 1998: Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7
MADAME ROSSINIERE, MONSEÑOR FELLAY, Y LA DECLARACIÓN DEL 28 DE JUNIO
MONSEÑOR FELLAY Y MADAME ROSSINIERE: UN INTENTO DE ACUERDO ENTRE LA FSSPX Y EL PSEUDO MISTICISMO
LA FSSPX Y MADAME ROSSINIERE: EL TESTIMONIO DEL P. GROSSIN
(Sigue en la Parte 2)
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