martes, 11 de julio de 2017

MÁXIMA TENSIÓN INTERNA EN LA FSSPX

Tensión máxima en los sacerdotes de la FSSPX: el fondo del asunto de los matrimonios.

El asunto de los matrimonios en el seno de la FSSPX es reveladora de una problemática mucho más profunda: la divergencia cada vez mayor entre la cabeza y el cuerpo de la FSSPX. En cuestión, un cambio de actitud de la Casa General de la FSSPX, que una gran parte de su base no tiene intención de asumir. El asunto de los matrimonios ha encontrado allí su primera aplicación efectiva, de allí la oposición masiva que encontró por parte de los decanos y de la totalidad de los superiores de las comunidades religiosas tradicionales.
La tensión, por lo tanto, es fuerte en la FSSPX. Mientras la Casa General, adjudicándose un derecho que parece no tener [1], impone la delegación del Ordinario para todos los matrimonios, la mayoría de los sacerdotes se opone y se niega a pedir tal delegación. Ante este rechazo masivo, la Casa General impuso que los distritos pasen por arriba de sus sacerdotes. En Francia, es el P. André el que a partir de ahora está encargado de hacer la petición de delegación para cada uno de los matrimonios a celebrar.
Volvemos a lo que está en juego en la celebración del matrimonio
Esta “imposición por la fuerza” oculta la verdadera problemática planteada por esta petición de delegación al Ordinario, mientras que la crisis de la Iglesia va creciendo. Uno de los sacerdotes lo explicó muy bien en una carta dirigida a sus fieles, con el fin de explicar por qué no podía en conciencia obedecer la orden de sus superiores.
“En nuestros días, el asalto principal del infierno contra la pobre humanidad es sobre el matrimonio. Nadie puede ignorar este ataque pues la familia es la célula de base de la sociedad. Todos tienen el deber de defender la unión matrimonial en su naturaleza, su fin y sus propiedades. Además los bautizados que confiesan el carácter sacramental del matrimonio cristiano, deben proteger la profesión de fe que comporta todo consentimiento matrimonial. Los futuros esposos que serán los ministros de este sacramento (un sacerdote no “casa”) no tienen el derecho de celebrarlo de una manera equívoca. Los sacerdotes tienen el deber de recordarles eso y de ayudarlos a protegerse de las astucias del clero modernista.
El 4 de abril de 2017, el cardenal Müller dio a conocer la autorización otorgada por el Santo Padre a los obispos de todo el mundo de delegar un sacerdote diocesano para bendecir el matrimonio de los fieles de la Fraternidad, o, en caso de imposibilidad, de conceder a los sacerdotes de la Fraternidad las facultades necesarias. Entonces fue anunciado que esta decisión del Santo Padre iba a cambiar nuestra práctica actual. Ustedes saben que esta práctica consiste en incitar a los fieles a aprovechar las disposiciones del canon 1098. Éste permite casarse sin recurrir al clero conciliar en razón del grave peligro para la fe que eso comporta. De ahora en adelante habrá que recurrir a los obispos y actuar en función de sus respuestas. Algunos sacerdotes proponen una cooperación mínima a esta nueva práctica contentándose con informarse cerca de los obispos (sin hablar de ello a los fieles…) de lo que piensan hacer en la línea o en el marco de la carta del cardenal Müller.
Pues es allí que se plantea un verdadero problema de conciencia. ¿Está permitido alinearse o entrar en ese marco? Es suficiente contemplar las diferentes respuestas posibles -respuestas que habremos provocado nosotros mismos- para darse cuenta de la inmensa dificultad.
La posibilidad de hacer intervenir por principio un sacerdote modernista durante una ceremonia de matrimonio es ciertamente imposible. Yo no pienso extenderme en este punto.
Ahora, si el obispo quiere enviar a un sacerdote de su diócesis (o venir él mismo), ¿cómo reprochar el hacer exactamente lo que el papa lo invita a hacer? ¿Cómo podemos agradecer profundamente al papa por su decisión, escribir al obispo en el marco de esta decisión, y luego rechazar la respuesta positiva del obispo? ¿Cómo podemos alabar una decisión y ver un “grave inconveniente” cuando ésta es aplicada? Por otro lado, es imposible recurrir a falsos argumentos, como por ejemplo decir que es la pareja la que rechaza esta presencia de un sacerdote conciliar, o que es la perplejidad que engendraría en nuestros fieles lo que nos obligarían a rechazar la proposición del obispo. El pastor debe preceder al rebaño. Los sacerdotes de la Fraternidad no se esconden detrás de la perplejidad de los fieles, sino que la iluminan.
Si el obispo rechaza toda delegación, ¿cómo podemos decir entonces que el recurso al canon 1098 se vería reforzado mientras que el grave inconveniente sería rebajado a una cuestión personal? Ya no son los futuros esposos los que se negarían a recurrir a una autoridad peligrosa para la fe, sino que es tal obispo que le niega a tal sacerdote en tal lugar y en tal momento una delegación que éste se creyó obligado de pedir. La lógica de este planteamiento no permite ni siquiera ver allí una injusticia, que por otra parte nunca ha sido el problema fundamental.
Finalmente, si el obispo da la delegación sin ninguna condición pero siempre en el marco de la carta del cardenal Müller, ¿cómo proclamarlo gozosamente sin provocar “escrúpulos de conciencia de algunos fieles unidos a la FSSPX” y sin perjuicio en contra de todos los otros matrimonios que han sido o serán celebrados en nuestras capillas? Al entrar en las disposiciones pontificales, se admitiría que serían celebrados, con nosotros, dos clases de matrimonio y se establecería entre ellos una jerarquía injusta. En lugar de honrar a los fieles valientes que han recurrido al ministerio de los sacerdotes de la Tradición, se los verá, sea con compasión porque ellos no tuvieron la dicha de encontrar un obispo complaciente, sea con hostilidad porque ellos no quisieron entrar en las disposiciones explícitamente establecidas para alcanzar una ilusoria “plena comunión”. 
Finalmente, este sello conciliar que debe “asegurar” los matrimonios de nuestros fieles ¿no es una invitación a volverse hacia las oficialidades diocesanas que pronuncias por millares verdaderos “divorcios católicos” en nombre del código de 1983, revisado de manera aún más laxista por Francisco? Los pobres esposos que están dispuestos a poner su fe en peligro, a violar sus compromisos matrimoniales y a entregarse al adulterio, desgraciadamente siempre encontrarán un sacerdote para bendecirlos, incluso en el rito tradicional. ¿Es justo entonces debilitar las convicciones de todos los fieles a fin de “volver menos fácil la traición de algunos?” [2]
El cambio de actitud de la Casa General
Nosotros decíamos que esta fuerte tensión se deriva de un cambio de actitud de las más altas autoridades de la FSSPX frente a la crisis que atraviesa la Iglesia. Vemos de su parte un triple reposicionamiento:
-Relativización de la nocividad del concilio Vaticano II
-Silencio sobre los errores y escándalos de la iglesia conciliar
-Relativización del estado de necesidad.
1. La relativización de la nocividad del concilio Vaticano II
Esta relativización, en curso desde hace algunos años, no es enunciada claramente sino que es insinuada, destilada a través de discursos, entrevistas o cartas.
“La libertad religiosa es utilizada de muchas maneras, y viendo de cerca yo realmente tengo la impresión que no muchos conocen lo que el Concilio dijo al respecto. El Concilio presenta una libertad religiosa de hecho muy, muy limitada. Muy limitada”. (Entrevista a “Catholic News Services”, 11 de Mayo de 2012, min. 1:28 a 1:44)
“En la Fraternidad se está haciendo de los errores del Concilio unas súperherejías, eso se vuelve como el mal absoluto, peor que todo, de la misma manera que los liberales han dogmatizado ese concilio pastoral. Los males ya son lo suficientemente dramáticos para exagerarlos más”. (Carta respuesta a los 3 Obispos, 14 de Abril de 2012).
Los ejemplos podrían multiplicarse. Lo que se ve en ello es que en estos momentos de irenismo, el concilio sólo es visto en su materialidad, independientemente de su espíritu liberal omnipresente y peligrosísimo, ya que el liberalismo, con su sucedáneo que es el modernismo, son la cloaca de todas las herejías. Estas intervenciones por parte de los superiores no suceden sin crear tensiones en el seno de la FSSPX. Visto que el combate liberal está inscrito en los mismos genes de la obra de Mons. Lefebvre, aparecen entonces los “sacerdotes OGM” [Organismos Genéticamente modificados, nota de NP] frente a los “sacerdotes BIO” [sin contaminación genética, nota de NP].
2. El silencio sobre los errores y escándalos de la iglesia conciliar
Es desde el 2011 que pueden ser observados silencios cuasi sistemáticos cuando debían ser denunciados los actos escandalosos (que llevan al pecado) planteados por el mismo papa, al parecer convertido en intocable. Esto se observa en la comunicación oficial de la FSSPX durante la reunión interreligiosa de 2011 en Asís, durante la canonización de Juan Pablo II (2014), antes, durante y después del Sínodo de la familia. Esto es verdad también durante la instauración de un “divorcio católico” o la reforma de los procedimientos de nulidad de matrimonio, en el caso de Amoris Laetitia o de la rehabilitación de Lutero. Tampoco una palabra sobre la recepción solemne de su estatua en el Vaticano el pasado 13 de octubre, mientras que ese día, también en el Vaticano, “se” negociaba en la sala de al lado una eventual prelatura para la FSSPX; “se” quijoteó con un comunicado a este respecto, sin hacer alusión alguna al terrible escándalo por el que fue manchado este día de aniversario de las apariciones de Fátima.
Este silencio tiene su importancia. En abril de 2011 se beatificó al papa Juan Pablo II. La FSSPX hizo aparecer poco antes sus dubia relativas a esta beatificación, publicación que hubiera precipitado la terminación de las discusiones doctrinales entonces en curso entre la Santa Sede y la FSSPX. No se puede continuar disparando sobre aquél con quien se negocia, hay que escoger. Entonces la FSSPX escogió en el curso de este año 2011, cuando relanzó el proceso de negociación en septiembre, con miras a un acuerdo puramente práctico. Este silencio es por lo tanto un prerequisito a todo acuerdo. Un prerequisito: no una concesión para el futuro, a partir del día que la reconciliación sea un hecho, sino un prerequisito para vivir hoy, y de hecho vivido desde septiembre de 2011. Este prerrequisito no se dice, pero está en vigor desde hace años. Y es mucho más peligroso que no esté por escrito, pero condiciona toda una actitud, que el tiempo no ha dejado de hacer cada vez más ambigua.
Encontramos allí una de las causas profundas de las tensiones existentes en el seno de la FSSPX. Pues si las autoridades de la FSSPX quisieron hacer pasar este cambio de actitud por una simple modernización de su comunicación para volverla más positiva y más atractiva (el famoso “branding”), muchos sacerdotes de esta sociedad no han sido engañados. Muchos sienten incluso el deber de gritar tan fuerte para que se callen sus superiores, y hemos asistido así a una verdadera guerra de comunicación, oponiendo a aquellos que anteriormente estaban unidos en un mismo combate.
3. La relativización del estado de necesidad
De manera consecuente a estos primeros puntos de tensión, un tercero aparece hoy abiertamente con el asunto de los matrimonios. Éste consiste en relativizar el estado de necesidad en el cual nos encontramos hoy en día, dicho de otro modo, a relativizar la cuasi universalidad de la crisis que atraviesa la Iglesia. Desde hace ya años, la comunicación oficial de la Casa General le gusta hacer hincapié en cómo se multiplican los prelados, obispos y cardenales que supuestamente se apegan cada vez más a la Tradición auténtica de la Iglesia, hecho verdaderamente nuevo a sus ojos; como si Mons. Lefebvre no hubiera conocido a los cardenales Oddi, Stickler, u otros…
Pero con el asunto de los matrimonios, esta relativización del estado de necesidad es por primera vez asumida abiertamente como tal. Cierto que su existencia es recordada por los “comentarios autorizados” y las “aclaraciones” sucesivas publicadas por la Casa General, pero con un límite del cual importa tomar conciencia. Por principio, ya no es presentada como una crisis general de la fe tocando a la cuasi universalidad de los obispos (¿cómo recurrir entonces a ellos de manera habitual?) sino solamente en razón de las carencias relativas al matrimonio, que es lo único que importa preservar en el presente caso.
Además, cuando jamás la actitud del papa ha sido tan escandalosa, la comunicación oficial de la FSSPX afirma por su parte que el caso de necesidad disminuye hoy en día. Esto es en efecto lo que leemos bajo la pluma del P. Knittel, en la revista oficial de la Casa General “Nouvelles de Chrétienté”:
“Este estado de necesidad ha comenzado a dar marcha atrás con el Motu Proprio del 7 de julio de 2007, donde Benedicto XVI reconoció que la misa tradicional jamás ha sido abrogada. Las decisiones del papa Francisco relativas al apostolado de la FSSPX acentúan este movimiento”.
Desde un punto de vista práctico, tal discurso condiciona el estado de necesidad a la obtención o no de ventajas personales concretas, dicho de otro modo, a subjetivarlo, y esto independientemente de la situación objetiva cada vez más grave, la cual es olvidada. De allí que hay una nueva tensión entre los sacerdotes de la FSSPX, y los decanos que recuerdan por su parte la verdadera naturaleza de este estado de necesidad:
Como ustedes saben, desgraciadamente no existe duda alguna sobre la situación extraordinariamente dramática que atraviesa la Iglesia [3]. Ésta sufre todavía hoy y ahora en mayor intensidad, lo que Mons. Lefebvre llamaba “el golpe maestro de Satanás”: “Difundir los principios revolucionaros por la misma autoridad de la Iglesia [4]”. Vemos en efecto a las autoridades de la Iglesia, desde la sede de Pedro hasta el párroco, atentar directamente contra la fe católica mediante un humanismo corrompido que, llevando al pináculo el culto de la conciencia, destrona a Nuestro Señor Jesucristo. Así, la realeza de Cristo sobre las sociedades humanas es simplemente ignorada o combatida, y la Iglesia está tomada por este espíritu liberal que se manifiesta especialmente en la libertad religiosa, el ecumenismo y la colegialidad. A través de este espíritu, es la misma naturaleza de la Redención realizada por Cristo la que es cuestionada, es la Iglesia católica, única arca de salvación, que es negada en los hechos. La misma moral católica, ya estremecida en sus fundamentos, es derribada por el papa Francisco, por ejemplo cuando abre explícitamente el camino a la comunión de los divorciados vueltos a “casar” que hacen vida marital”.
Esta actitud dramática de las autoridades eclesiales conlleva sin duda alguna un estado de necesidad para el fiel. En efecto, hay no solamente un grave inconveniente sino un peligro real al poner su salvación entre las manos de pastores imbuidos de este espíritu “adúltero [5]” […] Para aquellos que sostienen que tal práctica sería ahora inválida debido a que las autoridades eclesiásticas ofrecen una posible delegación por parte del Ordinario, contestamos que el estado de necesidad que justifica nuestro actuar es más dogmático que canónico y que la imposibilidad de recurrir a las autoridades existentes no es física sino moral”.
Comprendemos entonces el último y supremo punto de tensión entre los sacerdotes de la FSSPX: unos, teniendo en cuenta la situación cada vez más grave que atraviesa la cuasi universalidad de la Iglesia, se protegen con cada vez más prudencia. Los otros, porque el peligro va disminuyendo a sus ojos, no aspiran más que a una regularización total de su situación y a un reconocimiento canónico. Llevada al extremo, esta tensión ha llevado y llevará sin duda a todavía más salidas de sacerdotes, sea hacia la resistencia, el sedevacantismo o con los conciliares.
Conclusión
La distancia recorrida por las autoridades de la FSSPX en algunos años se vuelve manifiesta si escuchamos el sermón dado por Mons. Fellay el 4 de agosto de 2009 en San Nicolás de Chardonnet:
Estimados hermanos, no se asombren si la Fraternidad prácticamente no se mueve cuando vengan las invitaciones de Roma a una nueva reconciliación después de la aparición de este motu proprio. Pues esto tomará tiempo. Es todo un estado de espíritu en la Iglesia que es necesario cambiar, y más que un estado de espíritu, son los principios. Es necesario que la autoridad en la Iglesia reconozca estos principios mortíferos que paralizan la Iglesia desde hace cuarenta años. Mientras esto no se haga, es bastante difícil pensar en un acuerdo práctico. ¿Y por qué? Porque cuando son estos principios los que rigen la vida de la Iglesia, cuando haya el mínimo diferendo, será arreglado en nombre de estos principios malos. Esto quiere decir que un acuerdo práctico en estas circunstancias está perdido por anticipado. Es cuestionar todo este combate que celebramos nosotros hoy, sería una contradicción verdaderamente total con lo que hemos dicho hasta ahora. No es eso lo que nosotros queremos, evidentemente queremos un estado normal de las cosas, pero eso no depende de nosotros. Si nos encontramos en esta situación no es porque lo hayamos querido. De nuevo, es por necesidad. Y esta necesidad continúa”.
Fuerza es de constatar que los principios malos denunciados así por Mons. Fellay en 2009 no han cambiado en Roma, y que su aplicación se hace cada vez más mala bajo el gobierno del papa Francisco. Pero también hay que constatar que si Roma no ha cambiado, Menzingen ha realizado su revolución. Pero no todos sus sacerdotes, de allí las tensiones presentes.
En esta tormenta que atraviesa la FSSPX, el momento decisivo vendrá sin duda en el capítulo general de esta sociedad religiosa, previsto en sus estatutos para julio de 2018. En primer lugar deberá pronunciarse sobre este triple reposicionamiento de las autoridades de la FSSPX para validarlos o revocarlos. De allí saldrá la continuación o la implosión de la FSSPX.
Christian Lassale
________________________
[1] – Cf. artículo "El asunto de los matrimonios, ¿de qué se trata?” en MPI.
[2] – Cf. Artículo del P. Camper : « Exceptionnel »
[3] Incluso cuando hay duda en cuanto a la existencia de esta situación excepcional que autoriza el uso de la forma extraordinaria del matrimonio, hay que subrayar que, en virtud de la ley, la iglesia supliría la falta de jurisdicción ( Código de 1917, canon 209; Código de 1983, canon 144), manteniendo así el acto totalmente válido.
[5] Mons Lefebvre, Declaración pública con motivo de la consagración episcopalFideliter , 29 y 30 de junio de 1988.

lunes, 10 de julio de 2017

LA VERITÀ OPINA QUE EL ACUERDO ESTÁ BLOQUEADO



Fracaso Vaticano: cae el acuerdo con los Lefebvristas


Por Lorenzo Bertocchi para La Verità (edición impresa).

El último acto del cardenal Müller es una carta a la FSSPX que marca el fin de las negociaciones. Derrota “política” para el Pontífice, que quería un entendimiento rápido: algunas divergencias doctrinales son irreconciliables. El 26 de junio pasado, Mons. Bernard Fellay, superior de la Fraternidad sacerdotal San Pío X, recibió una carta firmada por el cardenal Gerhard Ludwig Müller. Esta carta puede considerarse el último acto del ex Prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, quien poco después, el 2 de julio en curso, no recibió la confirmación de su cargo de parte del papa Francisco. Esta carta es una ducha helada sobre el posible acuerdo de regreso a la plena comunión eclesial de la comunidad de sacerdotes fundada por Mons. Marcel Lefebvre en 1970.
El regreso a la plena comunión se busca desde 1988, año en el que Lefebvre ordenó cuatro obispos sin el aval de la Santa Sede. Con el papa Francisco el acuerdo se daba como cosa hecha. “Falta solamente el sello”, dijo Mons. Fellay en una entrevista televisiva de enero de este año, y todo daba a entender, también de la parte vaticana, que la prelatura personal para la FSSPX estaba prácticamente lista. Incluso hubo rumores de que Fellay estaba buscando “casa” en Roma, en particular se habló del complejo de edificios que comprende también la iglesia Santa María Inmaculada del Esquilino.
Pero algo salió mal, enésimo signo de la confusión que parece habitar en el Vaticano. Basta pensar que Mons. Guido Pozzo, secretario de la pontificia comisión Ecclesia Dei, que desde hace años se ocupa del “expediente” lefebvriano, en enero de este año dijo a La Verità que las condiciones esenciales para el acuerdo “ya están”. Un acuerdo light, según la precisa voluntad del papa Bergoglio, sin demasiados distingos doctrinales, sino solamente la adhesión a lo que es necesario para ser católico, es decir, la professio fidei, la validez de los sacramentos celebrados según el Novus Ordo, la comunión con el Pontífice y los obispos unidos a él. Los puntos más controversiales sobre los cuales Mons. Lefebvre maduró su resistencia al aggiornamento conciliar, la libertad religiosa y la relación de la Iglesia con el mundo, serían puestas a un lado como cuestiones sobre las cuales es posible discutir para pedir aclaraciones.
La misiva enviada por Müller a Fellay vuelve a poner todo en discusión y devuelve la manecilla del tiempo al 2012, cuando todo parecía listo pero en el mejor momento todo se fue al aire, a causa de un preámbulo doctrinal que Fellay se negó a firmar. Ahora ese preámbulo que parecía no interesar al papa Francisco, vuelve con fuerza al primer plano. El papa Ratzinger hizo lo posible por hacer entrar en la plena comunión a la Fraternidad. Primero le dio ciudadanía a la misa en latín con el Motu proprio del 2007, luego levantado la excomunión de los cuatro obispos ordenados por Lefebvre en 2009. Finalmente haciendo una serie de coloquios entre los teólogos de la Santa Sede y los de la Fraternidad. Pero el punto de la aceptación del Concilio Vaticano II y del magisterio posconciliar permaneció sobre la mesa y fue el obstáculo que bloqueó todo. “Sobre la aceptación total del Concilio Vaticano II y la misa de Paulo VI, en el plano doctrinal seguimos estando en el punto de partida, tal como estaba en los años 70 con Monseñor Lefebvre”, declaró Fellay en una carta oficial de abril de 2013, poco después de la elección de Bergoglio. Este es el obstáculo considerado como insuperable por los lefebvrianos y puesto en la carta que Müller le envió a Fellay. Por esto se espera un comunicado de la casa general de la Fraternidad que debe responder a las peticiones de Müller.
Según nuestras fuentes, el anuncio de que el acuerdo no se concretó lo dio Fellay, en una reunión celebrada en torno a 15:30 el 29 de junio, después de las ordenaciones sacerdotales anuales en Ecône. “Con la llegada de esta carta”, dijo en sustancia Fellay, “ya no se dan las condiciones para el acuerdo” con Roma.
La agencia francesa Medias presse y luego el sitio de la Fraternidad, han publicado algunos extractos de la carta que hacen entender por qué el acuerdo ahora es improbable. “Con la aprobación del Soberano Pontífice” se lee en la carta que firma Müller, “juzgué necesario someter a la Sesión Ordinaria de nuestra Congregación, reunida el pasado 10 de mayo, el texto de la Declaración doctrinal que usted transmitió durante el encuentro del 13 de junio de 2016 como condición necesaria para el pleno restablecimiento de la comunión. He aquí las decisiones unánimes de todos los Miembros de nuestro Dicasterio: Es necesario exigir a los miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X la adhesión a la nueva fórmula de la Professio fidei de 1988. En consecuencia, ya no es suficiente pedirles emitir la Professio fidei de 1962. El nuevo texto de la Declaración doctrinal debe contener un párrafo en el cual los signatarios declaran, de manera explícita, su aceptación de las enseñanzas del Concilio Vaticano II y las del período postconciliar, concediendo a dichos afirmaciones doctrinales el grado de adhesión que les es debido. Los miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X deben reconocer, no solamente la validez, sino también la legitimidad del Rito de la Santa Misa y de los Sacramentos, según los libros litúrgicos promulgados después del Concilio Vaticano II”
El 30 de junio, Fellay envió la carta de Müller a todos los sacerdotes de la Fraternidad con un comentario inequívoco: “Nos encontramos en una situación similar a la del 2012. Aunque Mons. Pozzo, secretario de la comisión Ecclesia dei, en marzo tuvo un lenguaje muy diferente sobre los criterios de catolicidad que deben o no deben sernos requeridos”.
El hecho es evidente: No obstante la voluntad de un acuerdo light por parte del papa Francisco, poco inclinado a las cuestiones doctrinales, en el Vaticano los obispos y cardenales, con Müller a la cabeza, son absolutamente contrarios a cualquier tipo de acuerdo con la Fraternidad. La voz de Mons. Pozzo, desde siempre favorable al acuerdo, parece bastante aislada, pero quizá pueda ser la más cercana a los deseos del Pontífice.
El nuevo Prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, Mons. Ladaria Ferrer, que formó parte de la comisión de diálogo instituida por Benedicto XVI en 2009, no está a favor de un acuerdo rebajado y ciertamente comparte la carta de Müller.
¿Y qué pasará ahora con la apertura ya concedida a la Fraternidad en vista del acuerdo? Después de la facultad de confesar válidamente a los fieles, fruto del año jubilar de la misericordia, la última fue en abril pasado cuando Francisco autorizó a los obispos locales a conceder la licencia para la celebración del matrimonio a la FSSPX. Alguien susurra que si no fueran suscritos los puntos de la carta Müller, todo podría ser puesto de nuevo en discusión, creando así una situación paradójica.

Se consuma así el enésimo desastre. El Papa que quiso pasar a la historia por la readmisión de los seguidores de Lefebvre, gracias a un acuerdo soft sobre los temas doctrinales, se encuentra en casa una resistencia fuerte y amplia, no dispuesta a disminuir las exigencias del 2012. En la Fraternidad Mons. Fellay está en dificultades porque se ha comprometido mucho por el acuerdo a pesar de que en su interior las voces contrarias hayan sido siempre más fuertes.



BREVE COMENTARIO DE NON POSSUMUS: ESPERAR Y VER. 

sábado, 8 de julio de 2017

COMENTARIO ELEISON Número DXXI (521) - 08 de julio de 2017

Error de Menzingen – I
Los liberales son lobos, y los lobos solo pueden morder –
Los católicos que se mantienen lejos, error no podrán cometer.
No todos los lectores de estos “Comentarios” aprecian necesariamente su retorno regular a lo que puede parecer simplemente “disputas entre sacerdotes”, pero que estos lectores recuerden – o aprendan – que la Iglesia Católica existe como el solo y único medio para salvar las almas para el Cielo eterno, mientras que el Diablo existe como un agente de primera clase para mandar las almas al Infierno eterno. Si entonces Nuestro Señor elige a los sacerdotes para ser los agentes de Su Iglesia, el Diablo los atacará, y uno de los mejores medios para atacar sacerdotes es otros sacerdotes. De hecho, fácilmente la mayoría de los archiherejes de la Iglesia han sido sacerdotes, p. ej. El Obispo Néstor y el Padre Martín Lutero. “Disputas entre sacerdotes” son poco importantes solo si nadie quiere ir al Cielo, ¡pero entonces el Demonio habría realmente ganado!
Así que veamos el documento de 20 páginas divulgado el 13 de junio por los sacerdotes del Cuartel General de la FSSPX en Menzingen, Suiza, para defender su agradecimiento a la Roma Conciliar por el documento del 4 de abril, que propuso una más o menos cercana participación de los eclesiásticos conciliares en la celebración de los matrimonios de la FSSPX. La Carta sobre los matrimonios: aclaraciones y puntualizaciones está bien pensada y es bastante persuasiva si uno no nota los argumentos falaces, pero sufre del paralizante defecto de los líderes en Menzingen, a saber, confunde las apariencias conciliares por sustancia católica. En las palabras la “Carta” condena repetidamente los errores conciliares en general y del matrimonio en particular, pero en la acción trata a los eclesiásticos conciliares como si fueran eclesiásticos católicos normales, cuando en realidad ellos son eclesiásticos profundamente anormales – son modernistas. En palabras de San Pablo para los últimos tiempos, ellos tienen “apariencia de piedad, mas negando lo que es su fuerza” (II Tim. III, 5). Y añade: “A esos apártalos de ti”.
Así que toda la primera parte de la Carta presenta la participación del obispo diocesano o del párroco o su delegado atestiguando los matrimonios católicos para asegurar su validez, como una práctica clásica de la Iglesia y parte de su ley desde el Concilio de Trento. ¿Quién discute eso? Pero la aplicación de esta ley ha estado, desde el Vaticano II, en las manos de clérigos que tienen una visión cada vez más anormal del matrimonio católico. ¡Hoy la Iglesia ya no está en tiempos normales! ¿Menzingen no se ha dado cuenta? ¿O decidió ya no darse cuenta más? El protestantismo tardó unos cuantos siglos en romper el dominio universal de la Iglesia Católica. El liberalismo tardó pocos siglos más para introducirse dentro de la jerarquía de la Iglesia, pero una vez que Dios permitió, como un justo castigo, que prevalecieran las elecciones de Juan XXIII y Paulo VI, entonces la más alta autoridad de la Iglesia se volvió liberal, y desde entonces nunca ha sido más fácil para todos los católicos bajo esta autoridad el convencerse, incluso sinceramente, de que ellos permanecen católicos aún mientras están destruyendo la Iglesia.
Cuando en 1987 Mons. Lefebvre llamó a los clérigos conciliares “anticristos” (Carta a los futuros cuatro obispos), estaba pasando por alto su posible sinceridad subjetiva de ellos y sosteniendo firmemente su innegable destructividad objetiva. Cuando en 2017 Menzingen recalca la normalidad de la participación de los Superiores jerárquicos en los matrimonios católicos, está dando por sentado la sinceridad de los jerarcas y pasa por alto su ruinoso liberalismo. Pero ellos siguen siendo liberales, con un concepto del matrimonio que incluye las anulaciones fáciles, etc. Si una vez llegan a poner su pie en la puerta de los matrimonios Tradicionales, ¿qué los detiene mañana o pasado mañana para aplicar incluso la ley Tradicional de la Iglesia de acuerdo a su idea “renovada” de matrimonio? De hecho ¿cómo no aplicarían, mañana o pasado mañana, sus propias convicciones sinceras?
Por décadas desde el Vaticano II, según como los católicos se daban cuenta de lo que estaba sucediendo a la Iglesia y se volvían “Tradicionalistas”, así iban distanciándose de las autoridades oficiales de la Iglesia. Sin falta de cortesía o de respeto, ellos se apartaron para proteger su Fe y Moral Católicas. ¡Ahora viene Menzingen aproximándose a estas autoridades y queriendo que todos los Tradicionalistas lo sigan! Menzingen olvidó la famosa cita de la Eneida de Virgilio: “Temo a los griegos incluso cuando traen regalos”. ¡Menzingen confía en los griegos!
Kyrie eleison.


viernes, 7 de julio de 2017

TRES ARTÍCULOS DE ACTUALIDAD SOBRE EL ACUERDO

Resultado de imagen para NON POSSUMUS FELLAY FRANCISCO


NOTA: LOS COMENTARIOS EN COLOR ROJO HAN SIDO AÑADIDOS POR NON POSSUMUS.


FSSPX/ACTUALIDAD
La carta del Cardenal Müller y su no renovación como prefecto de la CDF
Dos eventos marcaron el inicio del verano en Roma: una carta del cardenal Gerhard Müller a Monseñor Bernard Fellay y su reemplazo como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) por el arzobispo Luis Francisco Ladaria Ferrer.
El 26 de junio del 2017, Müller impuso nuevamente la Declaración Doctrinal del 2012
El 26 de junio de 2017, Monseñor Bernard Fellay, superior general de la FSSPX, recibió una carta del cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con fecha del 6 de enero de este año, en la que el prelado alemán - con la aprobación del papa Francisco - enunció las condiciones necesarias para una declaración doctrinal, prerequisito indispensable para cualquier tipo de reconocimiento canónico de la Fraternidad. Las condiciones son tres:
"1) Es necesario exigir a los miembros de la FSSPX adherirse a la nueva fórmula de la Professio fidei de 1988. En consecuencia, ya no es suficiente con que pronuncien la Professio fidei de 1962.
2) El nuevo texto de la Declaración Doctrinal debe incluir un párrafo en el que los signatarios declaren explícitamente su aceptación de las enseñanzas del Concilio Vaticano II y de aquellas del período post-conciliar, al otorgar a esas declaraciones doctrinales el grado de adhesión que les es debido.
3) Los miembros de la FSSPX no solamente deben reconocer la validez, sino también la legitimidad del rito de la Santa Misa y de los sacramentos, de acuerdo con los libros litúrgicos promulgados después del Concilio Vaticano II."
El 30 de junio, Monseñor Fellay envió esta carta a todos los sacerdotes de la Fraternidad, con la siguiente observación: "Nos encontramos nuevamente en una situación similar a la del 2012. Aunque Monseñor Pozzo, secretario de la Comisión Ecclesia Dei, haya empleado un lenguaje muy diferente el pasado mes de marzo respecto al criterio de catolicidad que se nos exigiría."
Más adelante, recordó su declaración dada al final de la reunión con los superiores mayores de la Fraternidad en Anzère, Suiza, el 28 de junio del 2016:
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X no busca por encima de todo un reconocimiento canónico, al cual tiene derecho porque es católica. La solución no es simplemente jurídica. Depende de una cuestión doctrinal que es indispensable expresar... La Divina Providencia no abandona a su Iglesia, de la cual el papa - vicario de Jesucristo - es su cabeza. Es por esto que una señal incuestionable de esta restauración será el deseo expreso del Supremo Pontífice de conceder los medios con los cuales restablecer el orden del sacerdocio, de la fe y de la Tradición, que además es la garantía de la unidad necesaria de la familia de la Tradición. 
Esta carta del cardenal Müller no es ninguna sorpresa para aquellos que han seguido de cerca las complicadas relaciones entre la Fraternidad y Roma. Desde el 8 de octubre del 2016, durante una conferencia dada en Port-Marly, Francia, Monseñor Fellay hizo hincapié en la contradicción entre los comentarios hechos por el cardenal Müller y los de Monseñor Pozzo:
De pronto nos dicen que el contenido del Concilio no es dogmático, en otras palabras, que ninguna de las Declaraciones es necesaria para ser católicos, según Monseñor Pozzo. ¿Qué signifca esto? 'No están obligados a estar de acuerdo para ser católicos.'... De hecho, Monseñor Pozzo dio varias entrevistas al respecto. Hice mención de la del mes de abril (La Croix, abril, 7, 2016), luego vinieron las entrevistas de julio (Zenit, julio, 4, 2016 y Christ und Welt, julio, 28, 2016). Entre estas dos fechas, en junio, su superior, el cardenal Müller, dijo lo contrario (Herder Korrespondenz, junio, 2016)... El cardenal Müller insitió en el tema, diciendo: '¡No, la Fraternidad debe aceptar el Concilio!' Incluso habló sobre la adhesión sin restricciones al ecumenismo. Pero no sólo eso... habla sobre la liturgia, sobre la libertad religiosa. Y luego, en julio, su subordinado repite lo contrario. ¡Qué confusión! ¿A quién debemos creer? 
Por su parte, el papa, declaró en una entrevista con La Croix (mayo, 16, 2016), que antes de cualquier solución canónica para la Fraternidad, era necesario tener "un acuerdo fundamental con ellos. El Concilio Vaticano II es importante." Esto significa que es un prerequisito un documento doctrinal. Más recientemente, durante su viaje de regreso de Fátima, el 13 de mayo del 2017, el Supremo Pontífice respondió a los periodistas en el avión: "La feria quarta de la Congregación para la Doctrina de la Fe... su reunión - le llaman feria quarta porque se lleva a cabo los miércoles - analizó un documento, y ese documento no ha llegado a mis manos. Yo lo analizaré." En otras palabras, una vez más, quedaba claro que era necesaria una declaración doctrinal, antes de cualquier reconocimiento canónico. (Ver El Papa habla sobre las relaciones entre Roma y la FSSPX) Pero, ¿cuál debe ser el contenido exacto de esa declaración? ¿Los términos impuestos por el cardenal Müller o aquellos propuestos por Monseñor Pozzo?
Desde el 2 de julio, el cardenal Müller ya no es prefecto de la CDF
Algo que resultó verdaderamente sorprendente fue la no renovación del cargo del cardenal Müller. Luego de cinco años como cabeza de la CDF, el papa Francisco decidió no renovar su mandato, el cual finalizó el 2 de julio del 2017. El Supremo Pontífice nombró al nuevo sucesor, Monseñor Luis Francisco Ladaria Ferrer, un jesuita español, quien había sido secretario de la CDF desde el 2008.
Según un reporte de InfoCatho, con fecha del 1 de julio, esta decisión "forma parte de un contexto crucial y delicado. El cardenal Müller declaró públicamente su negación a interpretar Amoris Laetitia desde una perspectiva de discontinuidad con el Magisterio romano. Hay quienes opinan que ésta fue la razón de su no renovación."
Como publicó Zenit el 1 de julio: "Su partida antes de la edad canónica de retiro ha ocasionado que muchas plumas comiencen a escribir al respecto, ya que todos los prefectos anteriores a él habían permanecido en el cargo, por lo menos hasta llegar a los 75 años de edad." Y continuó, aventurándose a proporcionar una nueva explicación: "Esta acción también tiene lugar después de algunos meses de la renuncia de la irlandesa Marie Collins de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores (CPPM)." En su carta de renuncia dirigida al papa, Marie Collins denunció "la falta de cooperación, particularmente de parte del dicasterio más involucrado con el tema del abuso sexual" calificándola de "vergonzosa". Se lamentó por los constantes "obstáculos" debidos a la "resistencia" de "algunos miembros de la Curia." Zenit escribe al respecto: "Algunos, leyendo entre líneas, vieron en todo esto una crítica hacia la terrible burocracia de la CDF."
Sin importar las teorías sobre las razones de la partida del cardenal Müller, podemos observar que el papa no creyó necesario mantenerlo en su cargo para llevar a una conclusión exitosa la decisión de regresar a la Fraternidad a la Declaración Doctrinal del 2012. Teniendo en cuenta lo anterior, lo único que resta es hacerse varias preguntas:
¿Acaso al manifestar abiertamente un punto de vista distinto al de su superior jerárquico respecto al "criterio de la catolicidad", Monseñor Pozzo estaba actuando motu proprio [por su cuenta], o sabía que estaba respaldado por alguien de un rango mayor al del cardenal Müller? ¿Cuál es su futuro en la Comisión Ecclesia Dei?
¿Cuál será el papel del arzobispo Ladaria, un jesuita español con una personalidad mucho menos activa que la del cardenal alemán? Tendiendo más a la obediencia por ser un miembro de la Compañía de Jesús, el prelado se describe como un "conservador moderado". Como cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ¿ejercerá una influencia moderadamente conservadora?
Frente a estas preguntas, aquellos con un espíritu pitónico (Hechos 16:16) comenzarán a hacer predicciones. Por nuestra parte, nos contentaremos con esperar a los hechos y observar sus efectos [y con aceptar que Roma apóstata siga jugando con nosotros al juego de la oca, como dijo Monseñor Fellay]

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EL PAPA, EL CARD. MÜLLER Y LA FSSPX
Jean Marie Vaas para Riposte Catholique
La carta del Cardenal Müller, antiguo prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, ha suscitado ciertos comentarios. Esta carta del prefecto emérito puede sorprender en la medida en que sus exigencias rompen con la ausencia de condiciones requeridas por Francisco a la FSSPX estos últimos años. Sin el contexto, ésta puede aparecer como una negativa rotunda por parte de la Santa Sede, cansada por la indecisión de la FSSPX.
Sin embargo, no hay que perder de vista ciertos elementos:
-La carta fue escrita por un prefecto saliente, cuya partida tiene apariencias de destitución. Sus relaciones con el actual pontífice no debían probablemente conducirlo a servir una política que él nunca compartió verdaderamente. Siendo todavía obispo de Ratisbona, él deseaba condenar otra vez a la Fraternidad cuando sus obispos habían sido liberados de la sanción que pesaba sobre ellos desde 1988. Esto fue en 2009, y nadie lo recuerda hoy en día… A continuación, como buen ratzingeriano, el Card. Müller deseaba a toda costa imponer el reconocimiento del concilio como condición, y esto a diferencia del mismo papa Francisco. Por otra parte, el proceso de radicalización estival se ha vuelto un clásico en los pasillos romanos antes de la partida de alguien importante (como la de Benedicto XVI) o antes de las vacaciones en julio. Esto ya sucedió en 2008 o en 2012.
-El hecho de que la unanimidad de los cardenales reunidos en la Feria quarta haya aprobado esta carta, no dice gran cosa. Éstos últimos hubieran igualmente desaprobado los textos pontificios sobre las confesiones y los matrimonios de la FSSPX. Pero todos no tienen las gracias del sucesor de Pedro que se beneficia forzosamente de luces particulares. A menos de ya no creer definitivamente en las promesas conferidas por Nuestro Señor al primer apóstol y a sus sucesores.
-El papa no pierde nada dejando al cardenal expresar su propia posición. Al tiempo que deja a la Fraternidad considerar en el curso del verano la inquietante situación que provocaría el fin de las relaciones con Roma, él concede una última voluntad al condenado Müller. Esto permitirá a Francisco reactivar el expediente de las relaciones con la FSSPX sobre nuevas bases en septiembre, y ésta última pedirá lógicamente regresar a los textos favorables previstos estos últimos meses por Francisco. A este respecto, no hay que olvidar que últimamente, es Mons. Pozzo quien estaba a cargo del expediente de común acuerdo con el pontífice, mientras que el cardenal Müller desempeñaba un papel puramente administrativo. Es del dominio público que el cardenal Müller no parecía muy favorable con la perspectiva de una reintegración.
-Los “resistentes” de la FSSPX piensan que fue la reciente insumisión de los decanos en el seno de su comunidad que contribuyó a impresionar a Roma [¿?]. Este inocente comentario nos hace pensar en el gallo de Chantecler, persuadido que era su propio canto matutino que conseguía que saliera el sol. Las oposiciones de los enemigos de la Iglesia son bastante más importantes a los ojos de Roma, que los cambios de algunos sacerdotes a los cuales Roma está acostumbrada desde hace rato (Mons. Williamson, Avrillé, la veintena de sacerdotes que salieron estos últimos años, etc.)
Pase lo que pase, el papado ya ha ido demasiado lejos como para poner fin sin previo aviso a la regularización. Todos los sacramentos de la FSSPX han sido validados por Francisco unos después de otros. Las sanciones fueron retiradas. La Fraternidad ya está casi regularizada. Francisco sigue siendo el dueño del calendario [y no sólo de eso, sino que el demoledor Francisco es dueño indiscutido de toda la iniciativa en el proceso de regularización de la Fraternidad. La FSSPX, por el contrario, se limita a reaccionar ante Roma, agradeciendo los regalos griegos de Francisco, moderando excesivamente las críticas a los liberales y herejes que ocupan la Iglesia, y debilitándose cada vez más ante los destructores de la fe]


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EL PAPA FRANCISCO REFLEXIONA SOBRE EL FUTURO DEL MOTU PROPRIO
Nicolas Senèze, enviado especial permanente en Roma, para La Croix.
El papa, que está consciente de las tensiones que puede acarrear la posibilidad para los sacerdotes de escoger su rito, podría aprovechar el acuerdo con los lefebvristas para reservar el antiguo rito solamente a su prelatura personal.
En los pasillos del Vaticano, Summorum Pontificum ya no es verdaderamente un texto de actualidad. Más importantes parecen ser hoy las discusiones con la Fraternidad sacerdotal San Pío X (FSSPX) para quien el texto de Benedicto XVI no fue forzosamente una buena noticia: saliendo del debate de la cuestión litúrgica, el papa alemán permitió en efecto ir al fondo de los desacuerdos teológicos.
Según la Comisión “Ecclesia Dei”, encargada en Roma del diálogo con la FSSPX, estos desacuerdos hoy estarían allanados. Solo falta la firma de Mons. Bernard Fellay bajo el documento enviado hace ya varios años [texto necesariamente traidor, lleno de ambigüedades y concesiones inaceptables]. “Si ellos no firman, son realmente muy estúpidos, pues se les hizo un puente de oro”, comenta un observador que leyó el texto. El superior general de la FSSPX debería firmar después de haber convencido a los más recalcitrantes en el seno de la Fraternidad. Y probablemente antes del verano de 2018, fecha del próximo capítulo general en el curso del cual su mandato será puesto en juego. Ser nombrado de por vida a la cabeza de una prelatura le evitaría una reelección complicada.
El sacerdote no debe escoger su rito
Para Francisco, se trata por principio de un gesto de unidad: partidario de una “diversidad reconciliada” y no de una Iglesia uniforme, está persuadido que, desde el momento en que la FSSPX se dice católica, ella tiene su allí su lugar. Falta saber si los lefebvristas encontrarán su lugar en la Iglesia plural de Francisco. “¿Qué harán los obispos en las diócesis con la prelatura lefebvrista frente a ellos?” pregunta un observador.
Especialista en liturgia, el teólogo Andrea Grillo recuerda por otra parte, cómo en su tiempo Summorum Pontificum puso a los obispos en dificultades, tomados de repente entre los sacerdotes escogiendo el antiguo rito y una Comisión Ecclesia Dei teniendo una lectura muy amplia del texto. “Al introducir la elección subjetiva del rito por el sacerdote, el motu proprio fragilizó la unidad litúrgica de la Iglesia y creó a veces Iglesias paralelas hasta en las parroquias. Esta es una ruptura de la tradición”, considera él.
Este hombre cercano al papa recuerda que, siendo arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Bergoglio pidió a un sacerdote más bien adversario de la forma extraordinaria, el celebrar para los fieles tradicionalistas. Justamente para subrayar que el sacerdote no debe elegir su rito.
 “El ordinario no está allí”
Porque al mismo tiempo, el papa argentino comparte con su predecesor una visión muy pragmática del antiguo rito. Como Benedicto XVI hablaba del “pequeño círculo de aquellos que utilizan el antiguo misal”, Francisco considera que su predecesor“realizó un gesto magnánimo para ir al encuentro de una cierta mentalidad de algunos grupos y personas nostálgicas que se habían alejado” (1). Pero él considera que se trata verdaderamente de una “excepción” y que “el ordinario de la Iglesia no está allí”.“Vaticano II y Sacrosanctum Concilium deben ser promovidos tal cual son”, afirmó el papa que rechaza toda idea de “reforma de la reforma”.
Según Andrea Grillo, Francisco consideraría incluso, a cierto plazo, abolir Summorum Pontificum, a partir del momento en que el antiguo rito estaría preservado en el seno de la prelatura personal ofrecida a la FSSPX [¿otro regalo griego de Francisco a la Fraternidad?]. “Pero esto no sucederá mientras Benedicto XVI esté con vida” previene enseguida.
Mientras tanto, este papa para quien las peticiones de algunos “demasiado jóvenes para haber conocido la liturgia preconciliar”, esconden una “rigidez defensiva”, se prepara para empezar un nuevo ciclo de catequesis del miércoles, justamente sobre la liturgia. "Esto muestra su voluntad de tomar en serio este tema, afirma Andrea Grillo. Pero será la ocasión para él de hablar más del contenido de la liturgia que de su forma y las rúbricas".

(1) Entrevista con el P. Antonio Spadaro en introducción de Nei tuoi occhi è la mia parola, Rizzoli, 2016.

jueves, 6 de julio de 2017

ROMA Y MONS. FELLAY: UN INTERMINABLE JUEGO DE LA OCA

Hace dos meses Mons. Fellay debió enfrentar a los decanos del distrito de Francia que rechazaron públicamente las disposiciones liberales previstas por Menzingen y Roma para la administración del sacramento del matrimonio en el seno de la tradición. Una carta pública oponiéndose a estas disposiciones recogió casi 700 firmas en algunas semanas. Los numerosos comentarios mostraron la exasperación de los fieles frente a las intrigas del actual superior de la FSSPX. Para tratar de salvar su negociación y su autoridad, Mons. Fellay castigó a los sacerdotes recalcitrantes con sanciones muy duras.
A pesar de los múltiples actos de vasallaje del Obispo suizo, le dieron una ducha fría. El Cardenal Müller puso fin a las negociaciones. No a la regularización sin una adhesión plena y completa al concilio Vaticano II: cada miembro de la FSSPX deberá primeramente hacer la profesión de fe de 1988, en segundo lugar deberá aceptar explícitamente las enseñanzas del concilio Vaticano II y del período posconciliar y en tercer lugar, deberán reconocer no solamente la validez sino también la legitimidad de la nueva misa y de los sacramentos de Vaticano II.
Este 29 de junio, tomando la palabra después del desayuno de las ordenaciones en Ecône, Mons. Fellay habló de un “garrotazo” y dio a conocer su decepción: “es como en el juego de la oca. Casi llegábamos al final y hemos caído de la casilla: regreso a la casilla de inicio. He aquí que todo se ha venido abajo, es necesario recomenzar de cero”.
¿Todo para esto? La oca debe desconfiar de los zorros. La reacción brutal del Cardenal Müller, que viene después de largos años de negociaciones más o menos secretas, dice mucho de los compromisos de Mons. Fellay durante este juego de la oca…
Mons. Fellay ya no tiene la confianza de muchos de sus sacerdotes y numerosos fieles. Ahora es desairado por Roma. Su plazo expira el año próximo…
Michel Lefranc

miércoles, 5 de julio de 2017

BUENAS NOTICIAS DESDE RUSIA


PROPONEN RESTAURAR LA MONARQUÍA RUSA

«Rusia sin monarquía no tiene futuro» (arcipreste Vsevolod Chaplin)

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MOSCOVITAS HACEN FILAS DE HASTA 9 HORAS PARA VENERAR RELIQUIAS DE SAN NICOLÁS DE BARI.

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sábado, 1 de julio de 2017

EL CARD. MÜLLER FRENA EL ACUERDO



EL CARDENAL MÜLLER, COMO BENEDICTO XVI EN 2012, PONE EL FRENO A UN POSIBLE ACUERDO DOCTRINAL CON LA FSSPX
La Casa General de la FSSPX acaba de comunicar a todos sus miembros el contenido de una carta del Card, Gerhard Müller que tuvo, para los ingenuos, el efecto de una ducha de agua fría, o más bien helada. He aquí los principales extractos, los más “sabrosos”.
“Como ustedes lo saben, el Papa Francisco manifestó varias veces su benevolencia hacia su Fraternidad Sacerdotal, en particular, concediendo a todos los sacerdotes miembros, la facultad de confesar válidamente a los fieles y autorizando a los Ordinarios del lugar a conceder las licencias para la celebración de los matrimonios de los feligreses que siguen la actividad pastoral en su Fraternidad. Por otra parte, la discusión continúa respecto a las cuestiones relativas al pleno restablecimiento de la comunión de su Fraternidad con la Iglesia católica.
A este respecto, con la aprobación del Soberano Pontífice, juzgué necesario someter a la Sesión Ordinaria de nuestra Congregación, reunida el pasado 10 de mayo, el texto de la Declaración doctrinal que usted transmitió durante el encuentro del 13 de junio de 2016 [Texto secreto. Nota de NP], como condición necesaria para el pleno restablecimiento de la comunión. He aquí las decisiones unánimes de todos los Miembros de nuestro Dicasterio:
1) Es necesario exigir a los miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X la adhesión a la nueva fórmula de la Professio fidei de 1988 (cf. en anexo). En consecuencia, ya no es suficiente pedirles emitir la Professio fidei de 1962. [La profesión de fe de 1988 permite a Roma obligar a los que la formulan, a acatar el Vaticano II y el "magisterio" posterior. “Los errores del Concilio y sus reformas siguen siendo la norma oficial consagrada por la profesión de fe del Cardenal Ratzinger” (Mons. Lefebvre, “Itinerario Espiritual”, Prólogo). Nota de NP]
2) El nuevo texto de la Declaración doctrinal debe contener un párrafo en el cual los signatarios declaran, de manera explícita, su aceptación de las enseñanzas del Concilio Vaticano II y las del período postconciliar, concediendo a dichos afirmaciones doctrinales el grado de adhesión que les es debido. [Para el Card. Müller, debe exigirse a la FSSPX la aceptación absoluta del Vaticano II. Nota de NP] 
3) Los miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X deben reconocer, no solamente la validez, sino también la legitimidad del Rito de la Santa Misa y de los Sacramentos, según los libros litúrgicos promulgados después del Concilio Vaticano II” [Esta exigencia inaceptable de Roma ya había sido cumplida por Mons. Fellay en la Declaración Doctrinal del 2012: “7. Nosotros declaramos reconocer la validez del sacrificio de la Misa y de los Sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de los Sacramentos legítimamente promulgados por los papas Paulo VI y Juan Pablo II.”. Nota de NP].
Y el querido cardenal concluye, in cauda venenum, que “durante la Audiencia concedida al Cardenal Prefecto, el 20 de mayo de 2017, el Soberano Pontífice aprobó estas decisiones”. [Acto que no debe interpretarse como definitivo o irrevocable. Nota de NP]
En la carta que la acompaña, el P. Thouvenot recuerda, muy “oportunamente”, las palabras de Mons. Fellay al final de la reunión de los superiores mayores en Anzère el 28 de junio de 2016:
La Fraternidad San Pío X, no busca ante todo un reconocimiento canónico al que tiene derecho por ser una obra católica. La solución no es simplemente jurídica. Ella tiene una posición doctrinal que es imperativo manifestar. (…) La Divina Providencia no abandona a su Iglesia, cuyo jefe es el Papa, vicario de Jesucristo. Es por eso que un signo incuestionable de esta restauración será la clara voluntad del Soberano Pontífice de dar los medios para reestablecer el orden del sacerdocio, de la fe y de la Tradición, signo que será además el garante de la necesaria unidad de la familia de la Tradición”.
Estamos muy lejos del “sello” que algunos habían festejado grandemente, y no podemos más que agradecer a Nuestra Señora, en este centenario de las apariciones de Fátima, el haber alejado el peligro mortífero de un acuerdo de tontos, como en junio de 2012.
Oremos por nuestros superiores que practican un peligroso “tango” -tres pasos adelante y luego dos pasos atrás- y agradezcamos a la divina Providencia por continuar velando sobre la obra de restauración emprendida, hace casi 50 años, por Mons. Lefebvre, que demostró el mismo valor que nuestros siete decanos y las comunidades amigas fieles en su combate por la única verdad.
Finalmente, en este 1º de julio, permítanme expresar mi reconocimiento amistoso por la heroica obediencia de nuestro cofrade P. Patrick de La Rocque, quien aceptó con humildad su trasferencia-castigo a las Filipinas y a quien el Superior general de su querida Fraternidad le negó festejar sus 25 años de sacerdocio en Ecône por .
Christian LASSALE


CONCLUSIÓN DE NP: 

SE ALARGA EL "TANGO" DEL QUE HABLA EL ARTÍCULO. 

ANTES SE CERRÓ EL CAPÍTULO LEVADA Y SE ABRIÓ EL CAPÍTULO MÜLLER. AHORA SE CIERRA EL CAPÍTULO MÜLLER Y SE INICIA EL CAPÍTULO LADARIA. ¿CUÁL SERÁ LA POSTURA DEL SUCESOR DEL CARD. MÜLLER RESPECTO DE LA FSSPX? NO SE SABE TODAVÍA. ANTERIORMENTE, EN EL PROCESO DE REGULARIZACIÓN DE LA FSSPX, AL CAPÍTULO BENEDICTO SIGUIÓ EL CAPÍTULO FRANCISCO. MIENTRAS SE MANTENGA LA VOLUNTAD ACUERDISTA EN LA FSSPX, SE CERRARÁN Y SE ABRIRÁN MUCHOS MÁS CAPÍTULOS EN LA TRISTE HISTORIA DEL INTENTO DE LOS LÍDERES DE LA FRATERNIDAD POR LOGRAR UN ACUERDO TRAIDOR CON ROMA. 

ROMA APÓSTATA NO TIENE PRISA, PUES LA FSSPX, EN LA MEDIDA EN QUE ASPIRA AL ACUERDO, SE DEBILITA CADA DÍA MÁS EN CUANTO AL SAGRADO DEBER DE COMBATIR POR LA FE EN CONTRA DE LOS HEREJES LIBERALES Y MODERNISTAS QUE USURPAN LA JERARQUÍA DE LA IGLESIA.

COMENTARIO ELEISON Número DXX (520) - 01 de julio de 2017

En Torno al Matrimonio
Elías obligó a los Israelitas a elegir.
Concilio o Dios – ¿a cuál voy a resistir?
Dado el pecado original, mantener unidos en matrimonio a un hombre y una mujer hasta que la muerte los separe no es cosa fácil, pero ese fue el designio original de Dios para los seres humanos desde el principio de la Creación, y así permanece. Sin embargo, por el tiempo en que Él instituyó a través de Moisés la Ley del Antiguo Testamento, se tuvo que hacer alguna concesión para el divorcio, “a causa de la dureza del corazón del hombre” (Mat. XIX, 7–8). Pero no era así como Dios quería que fuera el matrimonio, y por eso cuando Nuestro Divino Señor instituyó el Nuevo Testamento, por un lado abolió el divorcio mientras que por otro lado Él hizo del Matrimonio uno de los siete canales especiales de gracia santificante, uno de los Sacramentos sobrenaturales, para que todas las almas que entraran a Su Iglesia tuvieran acceso a una ayuda sobrenatural especial para mantener unidos sus matrimonios.
Tampoco están involucrados en su matrimonio solamente el hombre y la mujer. La educación apropiada de los hijos requiere tanto de su padre (biológico) como de su madre (biológica), y normalmente esto requiere que ambos permanezcan juntos para proveer un hogar completo y estable. Además, la salud de la sociedad en su conjunto requiere que los niños sean capaces de crecer y convertirse en adultos sanos. Así que si la Cristiandad alguna vez alcanzó una altura sin precedentes de civilización, se debió en gran medida, si uno piensa en ello, a la fortaleza del matrimonio católico. De allí se sigue que el Diablo constantemente está atacando el matrimonio natural y católico como un medio principal para desmoronar la cristiandad y enviar todas las almas al infierno.
En nuestro tiempo, el derrumbamiento de la cristiandad por medio del debilitamiento de la Iglesia dio un paso enorme hacia adelante con el Vaticano II (1962–1965). Antes de este Concilio, las anulaciones de matrimonios católicos estaban reguladas estrictamente. No había divorcios, porque debía probarse frente a los oficiales de la Iglesia que por una razón seria el matrimonio contraído había sido inválido desde el principio, por lo que un matrimonio válido nunca tuvo lugar. Pero desde el Concilio, esta rigurosidad ha dado paso al laxismo, de modo que las anulaciones excepcionales ahora se han convertido en la regla en algunos países, esto es, el “divorcio católico”. Por lo tanto, cuando Monseñor Lefebvre fundó su Fraternidad San Pío X para resistir la decadencia desatada por el Vaticano II, naturalmente que su Fraternidad evitó las anulaciones fáciles e hizo todo lo posible para ayudar a las parejas católicas, en la sociedad disolvente de hoy, a forjar un matrimonio que se mantuviera unido.
Desgraciadamente, los sucesores del Arzobispo a la cabeza de su Fraternidad han trabajado desde hace 20 años en forma disfrazada pero tenaz para unirse a la Iglesia Conciliar, abandonando su resistencia al Concilio Vaticano II. Esto significa que hace tres meses, cuando el Papa Conciliar autorizó a los obispos Conciliares a delegar a sus sacerdotes Conciliares para tomar parte activa en los matrimonios celebrados dentro de la Fraternidad, entonces por un lado el Cuartel General de la Neofraternidad celebró la decisión como una gran dádiva de Roma y anunció que esta decisión papal cambiaría la práctica de los matrimonios de la Fraternidad, mientras que por el otro lado, siete sacerdotes mayores del Distrito francés de la Fraternidad protestaron públicamente en contra de la interferencia conciliar de Roma en la práctica católica. El Cuartel General degradó sin tardanza a los siete que protestaron y también despidió al autor de la protesta.
Así, la guerra entre el liberalismo y el catolicismo se enardece. Se informa que tres de los siete mantienen su posición. En resumen, como uno de ellos escribió, cualquier obispo conciliar puede ahora enviar un sacerdote a una boda de la Fraternidad –y ¿cómo puede ser enviado de vuelta este sacerdote, después de haber sido tan bienvenido por el Cuartel General? O el obispo puede negar un sacerdote –pero este es solo un accidente afortunado, dejando intacto el principio peligroso de interferencia conciliar. O al obispo se le permite delegar a un sacerdote de la Fraternidad –pero esto es susceptible de suscitar en cualquier Priorato de la Fraternidad matrimonios tanto Conciliares como no Conciliares, con relaciones falsificadas, por no decir enfrentadas, entre los dos. Conciliarismo y catolicismo no pueden mezclarse ni reconciliarse entre sí.

Kyrie eleison.

EL CARD. MÜLLER ES REEMPLAZADO POR MONS. LADARIA EN LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE


Mons. Luis Francisco Ladaria, Jesuíta español, ha sido nombrado como nuevo Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe. 

Pertenece al equipo encargado del diálogo con la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X. 

Esta entrada es un extracto de lo publicado por el sitio español Infocatólica. Leer el texto completo acá

Más información sobre Mons. Ladaria acá.