1. Noten, en esta frase,
el indisimulado orgullo que ha desarrollado la FSSPX: "Solamente
la Fraternidad podrá ayudar a la Iglesia." Y esas palabras,
junto con ser en extremo presuntuosas, son, además, una cierta solicitación
a Roma en orden al acuerdo.
2. El P. Pagliarani hace
un reconocimiento implícito de la supuesta canonización de
Pablo VI, al no emitir ningún juicio acerca de la validez de
ese acto aberrante y, a todas luces, inválido. Noten también los lectores, que
el superior general de la FSSPX, en lugar de condenar esa
"canonización" obviamente condenada por el Cielo, formula un tibio,
blandengue, diplomático y políticamente correcto llamado a la "reflexión", en perfecta congruencia con el
cobarde comunicado oficial de la Fraternidad del 13 de octubre:
La Porte Latine: El 14 de octubre, el Papa Francisco
canonizó al Papa que firmó personalmente todos los documentos del Concilio
Vaticano II, al Papa de la nueva misa, al Papa cuyo pontificado estuvo marcado
por los 80.000 sacerdotes que abandonaron el sacerdocio. ¿Qué le inspira esta
canonización?
Esta canonización debe conducirnos a una profunda reflexión, más
allá de la emoción de los medios de comunicación que duró unas pocas horas y no
deja ninguna marca profunda ni entre sus partidarios ni entre sus oponentes.
Antes bien, después de unas pocas semanas, la sola emoción nos pone en el
riesgo de dejarnos a todos en la indiferencia. Debemos tener cuidado de no caer
en estas trampas.
Primero, me parece bastante obvio que con las beatificaciones o
canonizaciones de todos los papas a partir de Juan XXIII, se ha tratado de
"canonizar" en cierta manera el Concilio, la nueva concepción de la
Iglesia y de la vida cristiana que el Concilio ha establecido y que todos los
papas recientes han promovido.
Este es un fenómeno sin precedentes en la historia de la Iglesia.
La Iglesia post-tridentina nunca pensó en canonizar a todos los papas sin
distinción desde Pablo III a Sixto V. Ella canonizó solamente a San Pío V, y
eso no por sus únicos vínculos con el Concilio de Trento o su aplicación, sino
debido a su santidad personal, propuesta como modelo para toda la Iglesia y
puesta al servicio de la Iglesia en cuanto Papa.
El fenómeno que estamos presenciando actualmente nos hace pensar
más bien en el cambio de nombre de las principales plazas y avenidas, después
de una revolución o un cambio de régimen.
Pero es necesario leer esta canonización también a la luz del
estado actual de la Iglesia, porque el afán de canonizar a los Papas del
Concilio es un fenómeno relativamente reciente y tuvo su expresión más
manifiesta con la canonización casi inmediata de Juan Pablo II. (...)
3. En síntesis: nada
hay esta entrevista que pueda molestar demasiado a la Roma revolucionaria,
liberal, modernista, apóstata y anticristo. Desde el año 2012, las
palabras combativas, varoniles y frontales en contra de los modernistas que
usurpan la Jerarquía católica, deben ser buscadas en las publicaciones de gente
como Tosatti, Gnocchi, de Mattei, Sire y otros, pero ya no en las
autoridades de la FSSPX.