martes, 7 de abril de 2015

DOMINICOS DE AVRILLÉ: PRESTI-DICI-TACIÓN

Por Amicus Romanus

Menzingen lo declaró solemnemente: la consagración episcopal de Mons. Faure, el 19 de marzo de 2015, no se parece en nada a la de 1988. La declaración sorprendió por su extremismo. Así que Menzingen encargó a su propagandista de choque –el P. Alain Lorans- y al teólogo de la casa –el P. Jean-Michel Gleize– justificarla en DICI [3 de abril de 2015].
¿Como en 1988?
En 1988, un periódico francés ilustró su artículo sobre las consagraciones episcopales con una fotografía inesperada: los fieles comían salchichas después de la ceremonia, cerca del seminario de Econe. Bajo la foto, en caracteres resaltados, se ostentaba el título: “el cisma y las salchichas han sido consumadas”.
En la misma época, feroces militantes anti-consagraciones, cercanos a la Fraternidad San Pedro, sólo retuvieron, entre todas, dos frases de Mons. Lefebvre: aquella donde él justificaba la consagración de los 4 obispos por la posibilidad de una invasión soviética de Europa; y esa en donde mencionó la aparición de Quito (en Ecuador). Para estos partidarios del acuerdo con la Roma conciliar, el caso estaba juzgado: Mons. Lefebvre solo consagraba por motivos humanos, sensacionalistas o aparicionistas.
Considerando poco los medios, DICI se coloca, de entrada, al mismo nivel.
La prestidigitación
Un informador digno de ese nombre hubiera expuesto honestamente los motivos invocados por Mons. Williamson (consagrante), Mons. Faure (consagrado) y el Padre Tomás de Aquino (anfitrión de la ceremonia), para enseguida discutirlas. DICI prefiere focalizarse en los detalles que podrán ser presentados bajo un ángulo grotesco. A la manera de un informativo del Canal +.
Algunas declaraciones de Mons. Williamson también fueron seleccionadas de esta forma. Generalmente, las explicaciones anecdóticas respecto a las circunstancias de la ceremonia. Pero DICI es un gran mago: ellas se convirtieron, para sus lectores, en los motivos esenciales de la consagración. Y el valiente prestidigitador en jefe, sin duda aliviado de llegar hasta el fondo de su delicada misión, concluye gravemente que “estos motivos contrastan singularmente con la razón de las consagraciones de 1988”.
Contra las reglas de la suma.
Pasemos por alto la prestidigitación: Vistas las exigencias de Menzingen, DICI difícilmente podría prescindir de la aritmética, ¡pero ella  grita venganza!, pues esta conclusión viola abiertamente las leyes de la suma. Para que los motivos de Mons. Williamson pudieran “contrastar singularmente con la razón de las consagraciones de 1988”, ésta por principio debería ser ajena a aquellas.
Pues la necesidad que existía en 1988 (para la consagración de 4 obispos) y en 1991 (para la consagración de Mons. Rangel) todavía existe.
Incluso si Mons. Williamson no tuviera ningún motivo adicional, esta necesidad que perdura es suficiente para justificar una nueva consagración, desde el momento que Mons. Williamson necesita ser ayudado, asistido o reemplazado en su tarea episcopal.
Para consagrar a Mons. Faure, Mons. Williamson invoca primero los motivos de la necesidad que perdura desde 1988 y 1991, antes de añadir algunas otras. Que éstas últimas le desagraden a Menzingen y DICI, es muy posible. Pero de todas maneras, estas razones sólo se suman a las precedentes. No las suprimen, no las reemplazan, no las disminuyen, solo las aumenta. Aunque fuera nulo su valor, las primeras permanecerían intactas. Es el principio de la suma. Un principio sólido y bien establecido. Hasta hoy, ningún ilusionista ha logrado escamotearlo. DICI, ¿está verdaderamente seguro de ser capaz de intentar lo imposible?
¿Y el P. Gleize?
La atracción principal del espectáculo es evidentemente ofrecida por el P. Gleize. Vamos a hacerle justicia pues él se esfuerza por elevar el nivel (lo que no es muy difícil).
Teólogo de calidad, tal vez él no aprecie demasiado el ser empleado por Menzingen en estas atracciones de feria. Él hace todo lo que puede por conservar su dignidad en medio del circo.
Él se expresa como si no estuviera completamente consciente de las circunstancias en la cuales se le involucra, y este ligero desfase adorna sus declaraciones de cómico de situación, lo que posiblemente no es completamente involuntario.
Será para la próxima vez, si Dios quiere.