Antimodernisme: Después de nuestro DICI fuera de serie, el
padre Ludens acaba de mandarnos este drama en 5 actos que resume perfectamente
bien lo que todos los sacerdotes y fieles han vivido durante el año pasado. ¡Oremos
insistentemente al cielo para que la Fraternidad ya no reviva tal pesadilla en
el 2013!
Drama en cinco actos por el padre Ludens
FUENTE: ANTIMODERNISME.INFO
“Quiero que seamos sinceros
y que el hombre de honor
No deje salir ninguna palabra que no salga del corazón”
I Acto
En las nubes, en dirección de la sinagoga de Roma
Escena 1: El peregrino
Donde el Napoleón de la Revolución conciliar devela sus
planes.
En el avión que lo llevaba a su viaje hacia África, Juan
Pablo II confiaba al Deutsche Tagespost el 11 de mayo de 1989:
“Con el tiempo, he
tomado conciencia más precisamente de la utilidad de estos viajes apostólicos
para el desarrollo posconciliar. Dos tendencias se han desarrollado,
particularmente en Europa que también dan malos frutos. Una de ellas es el
movimiento progresista que aspira a un Concilio Vaticano II. El otro, que está
simbolizado por Monseñor Lefebvre, pero no solamente por él, tiene a su lado
sacerdotes, laicos y gente piadosa que tienen miedo de las novedades que presentó
el Vaticano II. Y he aquí para que
sirven los viajes: ir al corazón de la Iglesia, en la realidad del pueblo de
Dios, es decir, impedir que se llegue a un conflicto entre “derecha” e “izquierda”,
entre el conservadurismo y el progresismo. Los viajes son servicios que deben
aportar un elemento de equilibrio en la realización de las reformas de
Concilio, por supuesto, a la luz de la Tradición. Y por eso ellos deberán tener
como consecuencia que estas dos tendencias, si no desaparecen, al menos serán
un poco marginalizadas”.
Escena 2: el experto.
Cuando un fino zorro de la diplomacia vaticana y experto en
modernismo entra en escena.
En noviembre de 1984, el cardenal Ratzinger dio una
entrevista de 14 páginas a la revista italiana Jesús. Se le preguntó: “¿Es que
la situación en la Iglesia estaría cambiando verdaderamente?
“Sí. El problema de
los años 60 fue el adquirir para la Iglesia los mejores valores expresados
durante dos siglos de cultura liberal. Y de hecho, hay valores que, incluso si
han nacido fuera de la Iglesia, pueden encontrar su lugar en la visión que la
Iglesia tiene del mundo, siempre que estas ideas sean un poco depuradas y
corregidas… Esto ha sido hecho, es una cosa ya cumplida. Pero ahora el clima es
un poco diferente, ha empeorado mucho en relación al tiempo en que se podía
tener un optimismo bastante ingenuo. Entonces ahora hay que buscar un nuevo
equilibrio”.
II Acto
En Provenza, en el verano, hacia mediodía, a la hora en que
el sol pega duro sobre las cabezas.
Escena única: El Cándido.
Cuando un autista superdotado canta su amor y su confianza
en Roma.
“Pero también hay que
tener confianza... Creo que si tenemos
garantías, es decir, una estructura canónica suficientemente sólida… Cuando se
dice que es necesario que tengamos la posibilidad de vivir, queremos decir que
es necesario que los fieles puedan verdaderamente beneficiarse de todos los
sacramentos, que es necesario que todas las comunidades religiosas puedan estar
bajo esta garantía protectora. Y tengo suficientes palabras del papa que
muestran que esta es su voluntad. Desde el 2005, en la audiencia de Castel
Gandolfo, una de sus últimas palabras fue: “Yo comprendo bien que la
Fraternidad necesita protecciones”. Él sabe entonces muy bien que en la Iglesia
las cosan están mal. Vean ustedes que esto es lo que ha cambiado y que se ha
comprendido con mucha dificultad. Las autoridades en Roma comprenden que hay
una crisis en la Iglesia y ellas tratan de remediarla, pero la crisis es tan
grande, tan profunda que ellas no llegan a hacer gran cosa que sea visible.
Pero ellas hacen cosas. Ellas tratan poco a poco de sacar a la Iglesia de esta
situación. No completamente, en dosis homeopáticas. Pero ellas no pueden hacer
más. Si estamos en un TGV que va a 300 km p/hora, no se le pide dar una vuelta
de 90°… Ellos harán algo pequeño y luego otra cosa pequeña. Esto demanda una
perspectiva a largo plazo que sobrepasa un pontificado. Esto quiere decir que
hay que esperar que el próximo lo haga
tan bien como su predecesor o mejor. (¿Asís IV?) (Conferencia de Monseñor
Fellay a Saint-Pré, el 4 de mayo de 2012)
III Acto.
En algún lugar dentro de una oficina al servicio del lobby
sin nombre.
Escena única: El cándido tartufo.
Cuando el jefe se despierta con un chichón en la cabeza exclamando:
“Pero ¿desde cuándo
la vida no tiene dificultades?”
“El jefe de los
Lefebvristas quedó desconcertado por la dureza del papa. El papa se mantuvo
firme estimando, como lo había dicho ya varias veces, que el Concilio no es
negociable. Es verdad que anteriormente el papa le había tendido la mano a los
Lefebvristas, en su preocupación por curar el cisma. En la táctica, Monseñor
Fellay obtiene algún beneficio del fracaso de las negociaciones. Aun cuando la
negociación hubiera terminado en los mejores intereses de la Fraternidad, no
hubiera sido seguido por todos los sacerdotes y los fieles. Una reconciliación exitosa
hubiera traído la explosión de sus tropas, minadas por meses de incertidumbre y
muy divididas sobre el regreso a Roma. El comprendió al final de la primavera
de 2012 que las fuerzas en su campo se volverían contra él y quedaría aislado
en caso del éxito de las negociaciones. El fracaso de las negociaciones le ha
evitado un golpe de estado durante el capítulo general de la Fraternidad del
mes de julio pasado” (Jean Mercier –La Vie- 13 de noviembre de 2012)
IV Acto
Cerca de una tumba de un ser maligno.
Escena única: El aguafiestas.
Un espíritu, carente de realismo y de sobrenaturalidad, ronda
Monseñor Lefebvre, en una conferencia en San Nicolás el 13
de diciembre de 1984, hizo las siguientes observaciones sobre la entrevista al
Cardenal Ratzinger a la revista Jesús:
“La respuesta es grave, espantosas tonterías semejantes: “que
nacieron fuera de la Iglesia”; espantoso, espantoso; que el concilio haya
adquirido valores que vienen de fuera de la Iglesia, de la cultura liberal. Está
claro: son los derechos del hombre, es la libertad religiosa, es el ecumenismo.
Esto es satánico. El Cardenal dijo: “Es una cosa que está ya cumplida, ahora
hay que buscar un nuevo equilibrio”. Él no dice que hay que hay que quitar esos
principios y esos valores que vienen de la cultura liberal, dice que hay que
encontrar un nuevo equilibrio. Este nuevo equilibrio es el Opus dei. El Opus
Dei es un equilibrio exterior de tradicionalismo, un exterior de piedad, un
exterior de disciplina religiosa con las ideas liberales. No es cuestión de
luchar en contra de los derechos del hombre, contra el ecumenismo y contra la
libertad religiosa que es un derecho esencial del hombre, con riesgo de
aportarle una dulcificación exterior. Entonces yo pienso que hay que juzgar todas
las acciones de Roma actualmente en esta óptica, en la óptica del Cardenal
Ratzinger: Conservar las ideas liberales pero buscar un cierto equilibrio.
Entonces para este equilibrio hay que golpear un poco la teología de la
liberación, un poco a los obispos franceses por el catecismo, hay que dar, a
aquellos que verdaderamente tienen la nostalgia de la misa antigua una pequeña
satisfacción, y ya está. En definitiva, ellos dan una impresión de querer regresar
a la tradición pero no tienen la voluntad. Entonces hay que advertir muy bien a
nuestros fieles, de manera que no se dejen engañar, que no se dejen llevar por
un exterior de reforma tradicional que los conducirá fatalmente a la adopción
del liberalismo y de las ideas liberales”.
V Acto
En el infierno, entre demonios risueños que piruetean sin
parar.
Escena única: un empedernido Tartufo
Donde el que sabía leer entre las líneas, no oyendo más
ruido en el pasillo, con pánico, desciende de su línea de cresta y, no sabiendo
donde está el pedal del freno, se cae a romperse los riñones.
Pero el hombre es un experto en el arte de la pirueta…
Vuestra carta colectiva… carece de sobrenaturalidad al mismo
tiempo que de realismo… En sí, la solución de la Prelatura personal propuesta
no es una trampa. Resulta, por principio, que la situación presente en abril
del 2012 es muy diferente de la de 1988. Pretender que nada ha cambiado es un
error histórico… Ustedes no pueden saber cómo su actitud ha sido dura para
nosotros… Desde hace un tiempo ustedes tratan de imponernos su punto de vista,
incluso bajo la forma de amenazas…” (Monseñor Fellay a los tres obispos, el 14
de abril de 2012)
“Los haré reír, pero
pienso verdaderamente que nosotros, los cuatro obispos, tenemos la misma
opinión” (Monseñor Fellay, conferencia a los priores de Francia el 9 de
noviembre de 2012 en París).
El ridículo no mata y esto es una lástima, porque la
Fraternidad estaría aliviada de un gran, gran problema. ¡De alienatione mentis
et stultitia superiorum, libera nos Domine ! En efecto, entre 1988 y 2012 ha
habido un cambio histórico, pero no en Roma. Allá no han cambiado, mientras que
en Menzingen: “Esta situación concreta, con la situación canónica que se
propone, es muy diferente a la de 1988. Y cuando comparamos los argumentos que
Monseñor Lefebvre había dado en su época, concluimos que no hubiera dudado a
aceptar lo que nos han propuesto. (Monseñor Fellay a los tres obispos, el 14 de
abril de 2012)
Cuando queremos imitar a Monseñor Lefebvre, no hay que
seguirlo en lo que él mismo llamó un error (el acuerdo de mayo de 1988) sino en
lo que lo convirtió en héroe (las consagraciones de junio de 1988)
“Cuando sobre una
persona se pretende reglamentarse,
Es por sus lados buenos que hay que parecérsele,
Y no se debe tomar por modelo,
Monseñor, toser y escupir como ella”
Moraleja de la historia
“Discierna la virtud
de sus apariencias,
Jamás arriesgue su estima demasiado temprano,
Y esté para esto en el medio que hace falta:
Evite, si se puede, de honrar la impostura,
Y al verdadero celo, la piedad, no vaya a injuriar.