FSSPX :
¿Por cuánto tiempo todavía el status quo? Una intervención de Monseñor Di Noia
La expulsión de
Monseñor Williamson anuncia
indudablemente una escisión en la FSSPX. Sin embargo, esto no estrecha
las filas de la mayoría de sus sacerdotes alrededor de Monseñor Fellay, cuya
línea de conducta no está clara.
El status quo,
¿puede perdurar mucho tiempo? La elección terminará por imponerse a la FSSPX o
le será impuesta, la elección entre el reconocimiento canónico y la ruptura
(sin grandes consecuencias inmediatas para sus apostolados y seminarios, pero
ahora sin salida humanamente hablando).
Cada sacerdote de
la FSSPX acaba de recibir una larga carta de Monseñor Di Noia, Vicepresidente
de la Comisión Ecclesia Dei. El comisionado del Papa toma nota del desacuerdo permanente
entre la Santa Sede y la FSSPX: La Santa Sede estima que hay que interpretar
los textos del Concilio a la luz de la Tradición; la FSSPX piensa que algunas
enseñanzas del Vaticano II son erróneas. Toda la cuestión; siendo ella misma permanente,
es de volver este desacuerdo soportable.
Con la ayuda de los
textos de san Pablo, san Agustín, santo Tomás, Monseñor Di Noia propone un
nuevo acercamiento espiritual. El pide que las dos partes procedan, cada una
por su parte, a un exámen de conciencia respecto a la humildad, la dulzura, la
paciencia, la caridad. La FSSPX estima que esta no puede excluir, tomando en
cuenta las cuestiones doctrinales en juego, el rigor de la confesión de la fe. Más
aun cuando la división de la fe, de la catequesis, las prácticas sacramentales,
trae mucha agua a su molino. A la inversa, es verdad, podríamos decir que la
degradación continua de la situación de la fe católica es una invitación
urgente para dejar su aislamiento espléndido y para juntarse a los cuerpos
oficiales de socorristas en los mismos lugares siniestrados.
El esbozo de la
solución concreta es dejado, sin duda voluntariamente, en una cierta incertidumbre
por Mons. Di Noia. Recuerda de pasada que Roma espera de Monseñor Fellay una
respuesta al documento que le ha sido entregado el último 14 de junio. Pero por
otro lado, propone en el FSSPX un proceso que se podría calificar como
transaccional:
§ Por una parte, la
FSSPX reencontraría el carisma positivo
de sus primeros años en Friburgo y Ecône (Procuraría reformar lo que debe al
serlo, primero por la formación de sacerdotes tradicionales y misionándoles
para un magisterio conforme con su formación)
§ Pero por otra
parte, la FSSPX, considerando todavía que ciertos pasajes de la enseñanza del
Vaticano II no pueden ser conciliados con el magisterio anterior, podría
discutirlos bajo estas reservas:
·
Evitar
recurrir, por principio, a los medios de comunicación masiva;
·
No
erigirse en magisterio paralelo ;
·
Presentar
siempre las objeciones de manera positiva y constructiva ;
·
Fundar
todos sus análisis en bases teológicas profundas y extensas.
Restricciones que
son del tipo de reservas puramente de forma. Se hace referencia a la
instrucción Donum veritatis sobre la vocación
eclesial del teólogo (24 de mayo de 1990). Esto significa, por supuesto, querer
reducir las oposiciones al Vaticano II, ya que tomarían forma de simples
divergencias teológicas, pero también consiste en admitir las divergencias
públicas en el fondo.
¿La Santa Sede
puede proponer más? ¿Puede estimar la FSSPX que no le damos lo suficiente?
Por supuesto que
ella puede tratar de ganar todavía un poco de tiempo. Pero el status quo
institucional (la FSSPX no está ni excomulgada ni reconocida) no puede
eternizarse. Cuando esto termine, ella tendrá que lidiar con una situación
nueva, ya sea la ruptura con una duración indefinida, o bien sea el
reconocimiento canónico. Lo que quiere decir que el status quo interno de la
Fraternidad es llamado a ser modificado.