«La comprensión unilateral e incompleta del amor de Dios por el hombre que se deduce de esta afirmación es teológicamente peligrosa. En esta interpretación, los conceptos de pecado y arrepentimiento son efectivamente eliminados de la relación entre Dios y el hombre, lo que conduce a una lógica paradójica por la cual las personas en relaciones pecaminosas no recurren al arrepentimiento y al trabajo espiritual, sino a alguna forma de bendición con la esperanza de recibir 'sanación' y 'elevación'. Sin embargo, la declaración no articula el hecho de que la 'curación' y la 'elevación' deben ir precedidas al menos de la intención de renunciar a las relaciones pecaminosas.
En el contexto de los procesos en curso en la comunidad cristiana, este documento puede percibirse como un paso hacia el pleno reconocimiento por parte de la Iglesia Católica Romana de las 'uniones entre personas del mismo sexo' como norma, algo que ya ha sucedido en algunas comunidades protestantes.
Todos los creyentes, incluidos los que tienen tendencias homosexuales, necesitan atención pastoral. Sin embargo, dicha atención pastoral no debe tener como objetivo legitimar un estilo de vida pecaminoso, sino curar el alma de los que sufren, como bien se escribe en los 'Fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia Ortodoxa Rusa' (...).
Aunque la declaración 'Fiducia supplicans' es un documento interno de la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa rusa considera que es su deber responder a tales innovaciones radicales que rechazan las normas divinamente reveladas de la moral cristiana.
La Iglesia, que acoge con amor maternal e indulgencia a cada pecador que pide su bendición, no puede de ninguna manera bendecir a las 'parejas del mismo sexo', ya que esto significaría el consentimiento de facto de la Iglesia a una unión de naturaleza pecaminosa».
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