Malicia
del Modernismo – IV
La perfidia del Concilio no tiene
precedentes,
Porche Kant a torcido al hombre moderno como nunca antes.
Porche Kant a torcido al hombre moderno como nunca antes.
Este
“Comentario” del 21 de marzo pasado dijo haber hecho resaltar “la increíble
perversidad, orgullo y perfidia” del filósofo Kant. Eso puede parecer un
lenguaje fuerte viniendo de un católico en relación a un famoso y mundano
filósofo, pero Kant no es meramente mundano. ¿Quién que conozca realmente la
revolución en la Iglesia del Vaticano II (1962–1965) no reconocería la
perversidad, el orgullo y la perfidia como sus marcas distintivas? ¿Lenguaje
fuerte de nuevo? Veamos primero cómo cada una de estas tres marcas se aplica al
gran principio de Kant de que la mente es incapaz de conocer su propio objeto,
la realidad extramental, para la que fue diseñada por Dios (pero el kantismo
fue diseñado por Kant como una fortaleza precisamente para excluir a Dios, dijo
el gran teólogo P. Garrigou-Lagrange [1877–1964]). Y en segundo lugar, cómo
cada uno de las tres marcas se aplica al Conciliarismo de los años 60.
PERVERSIDAD
del Kantismo Cuando en su Summa
Theologiae (2a2ae, 154, art.12) Santo Tomás de Aquino quiere probar la
suprema malicia de la homosexualidad entre los pecados de la impureza, lo hace
comparándola con la negación de los principios del pensamiento innato en la naturaleza
de la mente. Pero Kant no sólo niega uno o dos principios naturales de la
mente, sino que niega la aplicación de cada uno de los principios innatos de la
mente a la realidad externa. El kantismo es sumamente perverso, y ¿no se
corrobora esa conclusión por lo extendido que está el pecado contra la
naturaleza entre los estudiantes de nuestras “universidades” kantianas?
y
del Conciliarismo Entre los documentos
conciliares, Dei Verbum sección 8 párrafo 2 da una definición
ambigua de la Tradición viva, en nombre de la cual Juan Pablo II condenó la
Tradición Católica inmutable en nombre de la cual Mons. Lefebvre acababa de
consagrar cuatro obispos en junio de 1988. En otras palabras, para los
Conciliaristas la Verdad Católica cambia tanto a través de los tiempos que la
versión del Arzobispo de la Tradición, objetiva e invariable, ya no es
aceptable. Esta disolución radical de la Verdad Católica es totalmente
perversa.
ORGULLO
del Kantismo Si la “Cosa en sí misma” creada por
Dios es desconocida para mí siendo al otro lado de las apariencias, donde mi
mente no puede llegar, y si, como también sostiene el Kantismo, recompongo la
cosa a partir de las apariencias de los sentidos de acuerdo con las leyes
previas de mi propia mente, entonces me convierto en el creador de las cosas,
son fabricadas por mí, y tomo el lugar de Dios. Porque, en efecto, Dios muy
raramente se hace perceptible a los sentidos humanos – incluso Encarnado y
tocado por Santo Tomás, el Apóstol todavía necesitaba un acto de fe para creer
en su divinidad (Jn. XX, 28) – así que Dios está detrás de las
apariencias de los sentidos, por lo que, para Kant, es inaccesible a mi mente.
Depende de mi voluntad el creer en Él, por lo tanto: No lo que sé, sino lo que
quiero es lo real. Ahora quiero a Dios. Así que Dios es real. Si ésta es la
base de la existencia de Dios, ¿podría ser más frágil? Y si Dios depende de mí
para que exista, ¿podría el orgullo ser más demente?
y
del Conciliarismo Como el P. Calderón deja muy claro
en su estudio del Concilio, Prometeo, la clave para el hombre
moderno a quien el Concilio tiene como propósito adaptar la religión de Dios,
es la libertad. El hombre moderno no tendrá ninguna verdad objetiva que
aprisione su mente, ninguna ley objetiva que ordene su voluntad, ninguna gracia
que sane su naturaleza para cualquier otro propósito que no sea su propia
libertad. En resumen, el hombre moderno no tendrá nada ni nadie superior a él.
Es la criatura suprema por su libertad. Ademas, es más libre que el Creador
porque es libre de elegir el mal, lo cual no es Dios. De nuevo, ¿podría el
orgullo ser más demente?
PERFIDIA
del Kantismo Negar, como lo hace el Kantismo, que
la mente puede conocer algo más allá de las apariencias de los sentidos, no es
negar que las cosas son lo que son, es simplemente hacer la pretensión
totalmente absurda de que dependen de mi mente para ser lo que son. Así, para
vivir, incluso para sobrevivir, mi gran mente está obligada a fabricar comidas
sobre la aparencia de la mesa de la cocina, de lo contrario me dará bastante
hambre. Y de la misma manera, fabricaré todas las cosas necesarias para la
existencia diaria. Así que puedo comportarme en la vida diaria como un
no-Kantiano normal, y engañar a la gente que no estoy loco en absoluto. Sólo si
les digo que mi mente fabricó el desayuno se darán cuenta de que estan tratando
con un loco. Así puedo ocultar mi radical traición interna a la realidad
externa. Esto es potencialmente pérfido.
y
del Conciliarismo El Vaticano II no es sólo
potencialmente sino realmente pérfido porque, de nuevo como el P. Calderón deja
muy claro, su esencia misma era crear un nuevo humanismo centrado en el hombre
que pudiera pasar por ser todavía un catolicismo centrado en Dios. El disfraz
objetivo y el engaño fueron escritos en el acta constitutiva del Concilio desde
el principio.
Kyrie eleison.