lunes, 17 de junio de 2019

TRANSCRIPCIÓN ÍNTEGRA DEL SERMÓN DADO POR EL P. EPINEY EL 26 DE MAYO DE 2019 EN RIDDES, SUIZA

P. Epiney en 1986, firmando el documento de Consagración de la Fraternidad
al Corazón Inmaculado de María

Les presentamos a continuación la transcripción completa del sermón del P. Pierre Epiney del 26 de mayo, del cual publicamos unos extractos acáPero antes, para que se pueda comprender la gran importancia del P. Epiney en la historia de la Fraternidad, les compartimos un extracto del sermón que dio Mons. Lefebvre el 25 de mayo de 1986, con ocasión del 25° aniversario de la ordenación del P. Epiney, al cual todos en la Fraternidad llamaban cariñosamente “el Cura de Riddes”:

Muy querido señor Cura,

En ese año de su ordenación sacerdotal, 1961, fue el año anterior al Concilio que preparó las convulsiones y los grandes cambios en nuestra Santa Iglesia. Y por una gracia especial de Dios, usted ha sabido conservar el sentido de la fe, el sentido de lo que le fue dado en el seminario. Y, aun siendo un joven vicario, luego un joven sacerdote; con ocasión de los encuentros sacerdotales, no dudó en expresar su reprobación de los cambios que veía venir y que le parecían -con razón- contrarios al bien de la Iglesia, contrarios al bien de las almas. Y así que lo dijo sin rodeos. Y, para mostrar su apego a la Iglesia de siempre, también  mantuvo su sotana, su hábito eclesiástico, convencido de que esto era una manifestación de su apego a la fe y al sacerdocio.

Y entonces, la Providencia quiso que su Obispo lo nombrara para Riddes, sabiendo perfectamente que era un ministerio particularmente difícil: Riddes no era conocido por su fervor cristiano.

Pero siendo usted cura de Riddes, era a su vez el cura de Ecône. Y de nuevo, por una gracia especial de la Santa Providencia, Ecône se ha convertido en lo que hoy conocemos: el Seminario de Ecône, con la autorización del Obispo de Sión. Por lo tanto, no hubo dificultad -todo lo contrario- en que el seminario estuviera muy unido a la Parroquia de Riddes, que era nuestra Parroquia. Y encontramos precisamente al sacerdote que el Buen Dios había preparado para nosotros. Firme en la fe, apegado a la Tradición, dispuesto a luchar todo lo necesario para mantener su fe, para mantener su sacerdocio de manera integral.

Así pues, desde entonces, Ecône y el Cura de Riddes han mantenido una relación que ha permanecido en una fidelidad admirable. Y fue entonces cuando usted tuvo que tomar una decisión, querido Padre: a pesar del dolor de la aparente ruptura con la diócesis, prefirió mantener la Tradición, mantener la fe, en lugar de ver el desastre entrar en su iglesia, en su Parroquia como en otras Parroquias, ver las parroquias desiertas, como el seminario de Sión, que cerró sus puertas para enviar a Friburgo a los pocos seminaristas que quedaban. Prefirió continuar su ministerio sacerdotal como lo había recibido de las manos de su obispo y como se le había enseñado en el seminario.

Y ahora, han pasado veinticinco años de sacerdocio. Y gracias a usted, querido Padre, el Valais sigue siendo católico. Creo que podemos decirlo y debemos decirlo. Sin duda usted me dirá: pero Ecône se ha convertido también en el símbolo de la Catolicidad, el símbolo de la fidelidad a la Iglesia de siempre. Pero no es Ecône quien ha mantenido la fe en este querido Valais: es usted, querido Padre, es a través de usted. Si no hubiera estado allí, no habríamos tenido esta afluencia de valesanos. No habríamos conocido esta preservación de la fe católica en los corazones de los valesanos.

Y si esta fidelidad de Ecône, a pesar de las pruebas por las que también hemos pasado en los últimos quince años, se manifiesta siempre de manera permanente y sin falta, es también gracias a usted, porque, en medio de estas pruebas, usted siempre ha estado presente. Usted nunca ha cambiado; nunca ha dudado. Usted ha permanecido como una roca, fiel al Ecône y fiel a la fe, fiel a la Iglesia. Eso es lo que queremos ser, eso es lo que debemos ser.

Este año tendremos la alegría de ordenar a cinco nuevos sacerdotes suizos. Esto es realmente una gran gracia. Y es gracias a su ejemplo y a su oración que debemos estas vocaciones, querido Padre.

Que Dios lo bendiga. Que Dios siga dándole una salud fuerte y todas las gracias que necesita, para continuar su magnífico apostolado para la gloria del Buen Dios y para la salvación de las almas.


TRANSCRIPCIÓN COMPLETA DEL SERMÓN DEL P. PIERRE EPINEY, EL 26 DE MAYO DE 2019

Se nos ha informado de un comunicado firmado por el Superior de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, Don Davide Pagliarani, y por Mons. Vitus Huonder, obispo de Chur, que acaba de presentar su dimisión:
Este lunes 20 de mayo de 2019, el Papa Francisco relevó a Mons. Vitus Huonder de su cargo como Obispo de la Diócesis de Coira, nombrando un administrador en vista de la elección de su sucesor. Según un deseo formulado desde hace mucho tiempo, Mons. Huonder se retira en una casa de la Fraternidad San Pío X. El único propósito de este obrar es consagrarse a la oración y al silencio, celebrar exclusivamente la Misa tradicional, y trabajar por la Tradición, único medio para la renovación de la Iglesia. La Fraternidad San Pío X valora la valiente decisión de Mons. Huonder y se alegra de poder proporcionarle el marco espiritual y sacerdotal que tanto desea. Ojalá que este ejemplo sea imitado, para "restaurar todo en Cristo". Firmado por Mons. Vitus Huonder, Obispo emérito de Chur y Don Davide Pagliarani, Superior general de la FSSPX”.
El mismo día, Mons. Huonder declaró, entre otras cosas, lo siguiente en su carta a la diócesis de Chur:
"Como ya se sabe, me instalaré en la Casa Sacerdotal del Instituto Santa María de Wangs, en el cantón de San Gallen. Este instituto pertenece a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. En línea con el Santo Padre Francisco, me comprometo a contribuir a la unidad de la Iglesia, no a marginar, sino a discernir, acompañar y ayudar a integrar".
¿Qué debemos pensar de todo esto?
En primer lugar, nos sorprende. Un obispo conciliar, un discípulo del Papa Benedicto XVI, un amigo del Papa Francisco, es recibido en una escuela de Fraternidad en Wangs. Por otra parte, Mons. Williamson, a pesar de haber sido consagrado por Mons. Lefebvre en 1988, fue excluido de la Fraternidad. Además, el P. Schreiber, Superior de la Fraternidad en Suiza, en una carta al P. Grenon [colaborador del P. Epiney. Nota de NP], explica que, debido a la presencia del P. Brühwiler [sacerdote expulsado de la FSSPX por causa de la deriva liberal, que se unió a la SAJM. Nota de NP], prohíbe a los fieles venir aquí a Riddes para la Misa.
Ahora bien, ustedes saben que el Padre Brühwiler vino aquí para ayudarme debido a mi enfermedad y debilidad, él fue expulsado de la Fraternidad ¿Qué mal ha hecho? Él quiere ser fiel a Mons. Lefebvre, el fundador de la Fraternidad. Y, como otros sacerdotes, fue excluido de la Fraternidad, al igual que Mons. Williamson. Y Monseñor Fellay me pidió que lo echara, lo que no puedo hacer por razones de conciencia, porque es un sacerdote muy bueno, celoso, que merece nuestra confianza y que se preocupa por ser fiel al fundador.
Entonces el Padre Brühwiler, expulsado de la Fraternidad, se unió a la Sociedad Sacerdotal de los Apóstoles de Jesús y María, fundada por Monseñor Williamson y Monseñor Faure. ¿Qué es esta sociedad? Ese fue el nombre que inicialmente eligió Mons. Lefebvre para su obra. Más tarde eligió el nombre de Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Pero los estatutos de esta Sociedad Sacerdotal son los mismos que los de la Fraternidad, con la clara e inequívoca voluntad de permanecer completamente fiel a Mons. Lefebvre, el fundador. El Padre Brühwiler ya no era dependiente de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, ya que fue expulsado, e hizo una petición para unirse a esta Sociedad de los Apóstoles de Jesús y de María, y fue aceptado. Por lo tanto, ahora está bajo la autoridad de Mons. Faure y Mons. Williamson, lo que le permite permanecer aquí entre nosotros para ayudarnos.
Mis queridos hermanos, la hora es grave. Ecône está cambiando. ¡Es hora de cerrar filas y no desertar de nuestra capilla, como se les recomienda hacer! ¡Siempre hemos ayudado a la Fraternidad, hemos trabajado para ella! ¡Les hemos ayudado a establecer todas las capillas aquí! ¿Por qué sería malo ahora venir aquí? Esta es la Capilla Madre de todas las demás aquí en Valais, para hacer posible la Misa de siempre. ¡Ahora no se trata sólo de la Misa, sino también de la fe! ¡Todos los Padres del Concilio Vaticano II, todos los Obispos celebraban la verdadera Misa! Y todos ellos se pasaron al modernismo, excepto unos pocos que resistieron, quedando sólo uno al final, porque Mons. Lefebvre combatió hasta el final. ¡No sólo salvó la Misa y el sacerdocio, sino también la fe católica! ¡Porque el resultado de esta "renovación" es la apostasía! Esta ya no es la Iglesia Católica, es la Iglesia ecuménica, ¡y hay suficientes ejemplos! Basta con abrir los ojos para ver que la gente va perdiendo la verdadera fe católica, la verdadera moral, la verdad, la piedad. Y las vocaciones sacerdotales y religiosas disminuyen cada vez más. Pedimos a los sacerdotes africanos que reemplacen a los nuestros, ¡ya no tenemos suficientes!
Quisiera citar unas palabras de Mons. Tissier de Mallerais. Hace unos años dijo:
"La gran apostasía de la que habla San Pablo no ha cesado de crecer. La realeza social de Cristo está muy destruida por la libertad religiosa y los derechos humanos del Concilio Vaticano II. ¡Sin las consagraciones de Mons. Lefebvre en 1988, ya hubiéramos muerto! Ni la Fraternidad San Pedro ni ninguna otra, ni Ecclesia Dei, ¡la Tradición estaría muerta! La "Operación Supervivencia" fue un éxito total gracias a la acción heroica de Mons. Lefebvre, que sigue excomulgado. Nada ha cambiado en Roma. Corazones endurecidos, espíritus ciegos, la iglesia paralela es la nueva iglesia Vaticano II, su nueva religión es ecuménica. Mons. Lefebvre tenía razón: "Sólo los obispos completamente libres de toda influencia de la Roma liberal podrán trabajar por el bien de la Iglesia".
Mons. Huonder fue ordenado sacerdote con el nuevo rito en 1971. En 2007 fue consagrado obispo con el nuevo rito de ordenación episcopal. Sin embargo, Mons. Lefebvre dijo: "¡Todos los sacramentos son dudosos!” Así pues, ya no está claro hoy en la Iglesia conciliar ecuménica si los sacerdotes son sacerdotes, si los obispos son obispos. Es la confusión Estamos en pleno Protestantismo. Es casi lo mismo, ¡o incluso peor!
[Están] dejando entrar a estos obispos en las casas de la Fraternidad, de los que no estamos seguros de la validez de sus ordenaciones sacerdotales y episcopales, y que tienen contactos permanentes con otros obispos que quieren llevarnos de vuelta al Vaticano II... Porque es la meta, ellos lo dicen: se trata de ayudar a integrar. Si, es discípulo del Card. Rátzinger, Bendicto XVI, que atrajo a algunas comunidades tradicionales que ciertamente permanecieron fieles a la Misa, pero que ya no combaten contra los errores del modernismo. ¡Se callan! ¡No podemos callarnos cuando se trata de la verdad! ¡Hay que reaccionar! Hay que reaccionar porque se trata de nuestra fe, de nuestra salvación, de la salvación de nuestras almas. ¡Hay que despertar! ¡No debemos dormir! ¡No debemos huir!
Antes de 2012 fue la Iglesia conciliar la que persiguió y expulsó a los más fieles, mientras que hoy es Menzingen el que expulsó a un obispo y numerosos sacerdotes por permanecer fieles a Mons. Lefebvre. Es el mundo al revés. Entonces, no podemos no reaccionar ante tales acciones, porque todo lo que hemos hecho hasta ahora sería en vano. Estamos regresando exactamente a lo que sucedió hace 40 años, cuando la mayoría de los católicos aceptaron por obediencia la nueva Misa y las nuevas orientaciones, siendo la obediencia una virtud ligada a la fe. No se trata sólo de mantener la disciplina, sino de conservar la fe. Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.
Es necesario permanecer fieles y tener el valor de combatir, como dijo Nuestra Señora de La Salette, con las armas disponibles: la santa Misa de siempre, el Rosario y la fe, la defensa de la fe católica de siempre hasta el final. ¡Hasta el martirio si es necesario! Porque sin la fe católica no podemos salvarnos. Nuestro Salvador no es Lutero, no es Buda. ¡Ahora cada semana hay ceremonias con protestantes, budistas, judíos y todo lo que quieran! ¡Esa ya no es la verdadera iglesia! La verdadera iglesia está como eclipsada por una iglesia falsa. ¡Debemos permanecer como somos porque nosotros nunca hemos salido de la Iglesia! ¡Ellos son los que salieron! ¡Es Roma la que debe volver a la Tradición! No es la Tradición la que debe ir a Roma para hacerse absorber.
Nuestra Señora de La Salette dijo: "Combatid, hijos de la luz, vosotros, el pequeño número de los que veis claro. La Iglesia será eclipsada, Roma perderá la fe. Que vuestro celo los haga hambrientos de la gloria y el honor de Jesucristo”.
Concluimos, queridos hermanos, en estos próximos días, el mes de María instituido por San Felipe Neri. Reunió a los jóvenes en Roma para pedirle a la Santísima Virgen María todos los días del mes de mayo, ¡y hubo conversiones tremendas! En estas conversiones había no solamente sacerdotes, obispos, religiosos, ¡también el Papa! Porque rezando a la Santísima Virgen, tocamos el Corazón de nuestro Señor, que no puede resistirse a conceder lo que la Virgen pide. Pero hoy, como dijo Lucía en Fátima, no esperen que los papas, obispos y sacerdotes les den la orden de rezar. ¡Cada uno debe orar por sí mismo! Especialmente el rezo del Rosario. Asistencia al Santo Sacrificio de la Misa, el conocimiento del Catecismo, la doctrina católica ¡para conservar la fe y transmitirla! Esa es nuestra misión. Así que aprovechen estos tres días de rogativas. Son oraciones públicas. En aquella época hubo todo tipo de desastres, terremotos y pobreza, por lo que durante tres días el obispo San Mamerto ordenaba grandes procesiones públicas que duraban todo el día para pedir a la Santísima Virgen que pusiera fin a todos estos desastres. ¡Y se obtuvo! Por eso la Iglesia hizo obligatorias las rogativas. Pero ¿quién las hace todavía hoy?
Hay que rezar fervientemente con la Santísima Virgen María, ¡porque sólo ella puede aplastar al demonio infernal que gobierna en el corazón de Roma, el Vaticano! ¡La quema de la catedral de Notre Dame de París es una señal de que la fe de Francia se está desmoronando! ¡Es el fin de la religión católica! Marie Julie Jahenny profetizo hace 129 años que Notre Dame sería incendiada en París, ¡pero también el Vaticano! Los castigos nos esperan porque de Dios nadie se burla.
Vean, mis amados hermanos, la necesidad de cerrar filas y orar juntos a Nuestra Señora con el mismo fervor de hace 40 años, cuando lo habíamos perdido todo y, gracias a la oración, Dios nos dio todo de nuevo para conservar la fe de nuestro país. Ahora es necesario hacer esto de nuevo porque estamos perdiendo lo que habíamos ganado. ¡Por nuestra propia culpa! Por la culpa de los que entre nosotros quieren absolutamente ser reconocidos para hacerse absorber. 

Así que ¡atención! Velemos y oremos, mantengamos el valor y la confianza.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.