lunes, 11 de abril de 2016

MÁS INFORMACIONES SOBRE LA REUNIÓN DE MONS. FELLAY Y FRANCISCO



Una fuente informa,desde Francia, lo siguiente (extracto, negrita nuestra):

Mons. Bernard Fellay celebró, en presencia de sus dos asistentes generales, la misa del domingo del Buen Pastor.

Algunos días antes, se encontró con el papa Francisco en el curso de una entrevista muy positiva que fortaleció los lazos entre la Santa Sede y la Fraternidad. Reveló algunas “alegrías” procedentes de esta entrevista:

  • El papa confirmó que la FSSPX era católica a sus ojos.
  • Confirmó que jamás la condenaría.
  • Le confió querer ampliar las facultades de la FSSPX, comenzando por el poder de confesar de sus sacerdotes.
Finalmente, en el curso de sus entrevistas en Roma, Mons. Fellay fue alentado a fundar un seminario en Italia.

Otra fuente francesa informa (extracto, negrita nuestra):
La FSSPX organizó una peregrinación de dos días a Puy-en Velay. Por la mañana Mons. Bernard Fellay pronunció ante ellos el sermón de la misa del domingo del Buen Pastor y develó algunos elementos de la audiencia que le acordó Francisco la semana pasada: “el poder de confesar, precisó el papa, continuará después, evidentemente” del final del año de la misericordia. Parece que el Soberano Pontífice está determinado a regularizar la FSSPX cualesquiera sean las oposiciones. 

Al día siguiente de la audiencia, Mons. Bernard Fellay se encontró con Mons. Guido Pozzo, secretario de la comisión pontifical Ecclesia Dei, que le precisó lo que Roma espera de la FSSPX: “Nosotros pensamos únicamente pedirles lo que se le pide -lo que es necesario a todo católico y nada más”. Esto coincide con lo que el prelado italiano confió esta semana a La Croix, hablando de los grados de adhesión de los textos del concilio. A Mons. Fellay le precisó, según afirma este último: "Ustedes tienen el derecho de defender su opinión sobre la libertad religiosa, sobre el ecumenismo, sobre las relaciones con las otras religiones". Al mismo tiempo, estas opiniones eran las de los papas durante siglos. 

Es gratificante ver que la Santa Sede reconoce el pensamiento de sus propios predecesores como "católica” y es tranquilizador ver que, al paso de los años, las pasiones se atenúan. ¿Qué espíritu bien inspirado podría alegrarse de ver prolongarse las eternas divisiones?