Autoridad Renga
El Pastor está herido y
las ovejas están dispersas.
La Autoridad está
cabeza para abajo, derrocada.
Regularmente buenas
almas me desean “tomar el toro por las astas” y asumir una posición de
autoridad a la cabeza del movimiento de “Resistencia” de hoy en día. Permítanme
proponer, sin imponer, las razones por mi renuencia seria a intentar una tal
cosa.
La Autoridad en la
Iglesia ha sido arruinada, desde arriba para abajo. El Papa actual (no soy
sedevacantista) ha perdido su cabeza católica, si alguna vez la tuvo. Pero, aún
si su elección como Papa fue inválida por una razón u otra, fue convalidada por
su aceptación universal como Papa a través de la Iglesia de prácticamente el
mundo entero. De cualquier manera, nadie otro es Papa, ni puede serlo, y por
consiguiente, él tiene la suprema autoridad en la Iglesia. Ahora bien, la
Iglesia fue diseñada de una manera tal por Nuestro Señor como para ser una
monarquía, con toda la autoridad descendiendo en Ella desde Dios a través del
Papa. Pues, por definición, la autoridad sólo puede provenir desde arriba. Como
dice Jefferson en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, la
autoridad otorgada desde abajo siempre puede ser retirada desde abajo. La
autoridad desde abajo es, de hecho, una contradicción de términos. No es
autoridad real para nada.
Por consiguiente, a
menos que este Papa fuera a darme autoridad para dirigir a la “Resistencia”, lo
cual es obviamente inconcebible, nunca tendré autoridad católica oficial para
estar a la cabeza de los resistentes. ¿Puedo tener autoridad supletoria debido
a la emergencia? En teoría, sí, pero la autoridad supletoria es relativamente
débil. Es suplida desde arriba (por la Iglesia) cuando, por ejemplo, un
penitente pide a un sacerdote en circunstancias inusuales escuchar su
confesión, es decir cuando normalmente el sacerdote no tendría jurisdicción
para hacerlo. Entonces la autoridad supletoria desciende de la Iglesia arriba,
pero se suelta solam ente por la demanda desde abajo. No hay demanda, no hay
autoridad supletoria.
Tomemos el propio caso
de Monseñor Lefebvre. En primer lugar, era muy importante para él que los
Estatutos de la FSPX original fueran oficialmente aprobados por el obispo
diocesano de Ginebra, Lausana y Friburgo. En segundo lugar, por ejemplo, si un
sacerdote de la FSPX quería dejar la FSPX, para la derecha o para la izquierda,
Monseñor no tenía poder para pararlo ni castigarlo excepto el no tener más nada
que ver con él. Y, si ese sacerdote partía hacia la Iglesia Conciliar, él era a
menudo bienvenido, como uno puede imaginarse, con los brazos abiertos. La FSPX
bajo Monseñor Fellay ha querido más y más ser normal y ha pretendido que es
normal, pero en realidad es una estructura débil en cuanto a que nunca ha
tenido ninguna jurisdicción más allá de la supletoria (he aquí una razón por la
cual Monseñor Fellay quiere tanto ser re-integrado a la Iglesia oficial).
Ahora, ¡así fue para
Monseñor Lefebvre! Y yo no soy ningún Monseñor Lefebvre. Por consiguiente, unas
buenas almas pueden recurrir a mí para guía, como lo hacen ya, pero no está en
mí reclamar incluso una jurisdicción supletoria, debido a la enorme confusión
reinante en la Iglesia. Al presente me encuentro más y más desinclinado a
imponer a cualquiera incluso un juicio verdadero, porque las almas están ahora
tan confundidas que la menor imposición está sujeta a aumentar más que a
reducir esa confusión. “¡HIERE AL PASTOR! Y SE DISPERSARÁN LAS OVEJAS”
(Zacarías, XIII,7), citado por Nuestro Señor en el Huerto de Getsemaní
(Mt.XXVI, 31) y así es como va a ser en la Iglesia, más y más, hasta que Dios
en su misericordia restaure al Pastor, lo cual Él hará solamente cuando la
humanidad sabrá de nuevo valorar a un verdadero Pastor de Dios. Hasta entonces,
el regalo de Dios de un tal Pastor arriesgaría hacer más mal que bien. De
manera que, mientras tanto, todos debe mos aceptar nuestro justo castigo: ¡la
confusión universal!
Es por ello que daré a
cualquiera que me pregunte, mis razones para actuar como lo hago, pero
propondré esas razones más que imponerlas, y usualmente no objetaré a las
personas que discrepan conmigo.
Kyrie eleison.