domingo, 30 de agosto de 2015

ABOMINABLE

Syllabus

El supuesto Papa Francisco, destructor de la fe católica y
promotor del Nuevo Orden Mundial judaico.


Decía Juan a HerodesNo te es lícito tener por mujer a la esposa de tu hermano” (Mc. 6, 18)


Francisco le desea a una escritora lesbiana de libros que corrompen a los niños que “siga su proficua actividad”, la invitó a “seguir su actividad al servicio de las jóvenes generaciones y de la difusión de los auténticos valores humanos y cristianos” y se despidió con la bendición apostólica “para toda la familia” de la escritora (“casada” con otra mujer).


El Misterio de iniquidad va en aumento cada día que pasa, con un Francisco que sigue superando la impiedad y el error  excretados por la jerarquía surgida desde los años ’60 y el revolucionario Vaticano II, caballo de Troya de la satánica Masonería. Ahora la “Iglesia” ya no sólo no condena los errores, no sólo dialoga con los enemigos para “aprender” de ellos, sino que además aprueba, bendice y promueve toda clase de perversión, corrupción, herejía e inmoralidad. Eso sí, de manera ambigua y en nombre de la “misericordia”. A través de gestos y sonrisas amistosas. En nombre del diálogo y la “cultura del encuentro”. Para Francisco y sus secuaces es más grave la “crisis ecológica” que la tiranía sodomítica y la destrucción de la familia.


Maria Silvia Fiengo y Francesca Pardi, las responsables
 de la editorial “infantil”  en su “boda”.


Lo primero que han dicho en Roma sobre la carta enviada por el Vaticano con la bendición de Francisco a la escritora lesbiana de cuentos infantiles homosexuales, es que la carta era privada y no para ser publicada. ¡Ah, hay que desviar la atención! ¡El delito es dar a conocer algo privado! ¿No les recuerda la carta de los tres obispos a Mons. Fellay del 2012, que cuando se dio a conocer –confirmando de ese modo la traición del Superior General de la FSSPX- se desvió la atención hacia el hecho de que era una carta privada, no destinada a publicarse? Ah, y es de estos “misericordiosos” romanos de quien se busca la aceptación y el sello de “catolicidad”. Y a esta falsa y corrompida “misericordia”  a la que se destinará un año especial, es a la que llamó a adherir Mons. Fellay –eso sí, con reservas y discernimiento (¡!).  “No hay que hacer de los errores del Vaticano II super herejías”“no hay que temer el reclamar con toda justicia, por parte de las autoridades de la santa Iglesia, el ser reconocidos y considerados como católicos”, “el soberano pontífice que, siempre dejando la puerta abierta a la inmoralidad, no toma posición en este debate (¿?)” (Palabras de Mons. Fellay, subrayado nuestro).


Las dos “esposas” y “madres” con uno de sus libros.


Hay allí cobardía para no condenar la aberración que está instalada en Roma y combatirla como es un deber. Y decimos combatirla con la acción católica de rechazar la mentira y el error y mencionar a sus autores, de despreciar el mundo, de sostener la fe íntegra, pero a la vez de hacer obras de caridad, porque no es cuestión de hacer como ciertos “vivos” que mentan el Apocalipsis para mejor cruzarse de brazos y, afirmando que todos están errados y equivocados y perdidos, ellos –los pocos sabios que hay en el mundo- se presentan como los nuevos profetas que, sin embargo, nada arriesgan ni mensaje alguno han recibido, pues simplemente se ocultan detrás de la inmunidad de la Internet para sembrar más confusión y desorden a los que ya hay. Sí, estamos ante la perspectiva del Gran Castigo que reclama la Impiedad ocupando los más altos puestos que debería ocupar la Santidad. Pero la religión no es sólo “preservarse de la corrupción de este siglo” (Sant. 1,27) sino también “visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones” (Id.). Es decir, que si hay que rechazar a los que corrompen la fe (Gál. 1,8), debemos evitar que esta fe se corrompa al no acompañarla de buenas obras. Y mientras haya algo que hacer, se lo debe hacer, además de alzar la voz para denunciar la maldad y el error que buscan imponerse a nuestro alrededor.

Hablé de tus mandamientos en presencia de los reyes sin rubor y medité en tus mandamientos, que mucho he amado”, dice el Introito de la Misa de la degollación de San Juan Bautista. Francisco parece haber sepultado los mandamientos (o haberlos cambiado por los de la ONU), mientras que Mons. Fellay, dominado por el rubor (para decirlo con el salmista), prefiere mencionar en sus tibias reconvenciones a algún subalterno de aquel, y no al Jefe mismo de la secta conciliar. ¡Y eso que está fuera de su estructura oficial en tanto subordinado! ¿O será que ya realizó un pacto secreto y no nos enteramos? Cierto, Mons Fellay es un Juez romano…

El modernismo es la cloaca colectora de todas las herejías, y como tal, sin nada que se lo impida, no puede dejar de diseminar su pudrición  por todo el orbe. Pero está llegando a unos extremos que probablemente sus lejanos mentores sesentistas nunca imaginaron, aunque contribuyeron a este lodazal infecto que clama venganza al cielo. Quien alce la voz tendrá que correr la suerte –literal o figurada, mortal o mediática- que corrió el Precursor glorioso San Juan el Bautista. No hay otro camino para enfrentar tamañas impiedades que el testimonio absoluto antiliberal, y por eso verdaderamente libre, de afirmar la Verdad, fortalecidos por la cruz salvadora, única esperanza nuestra, única y suficiente arma que nos queda a los cristianos para no claudicar, junto con el Santo Rosario, a la espera del triunfo del Corazón Inmaculado y la Segunda Gloriosa Venida de Jesucristo. Recemos pues con entera confianza el Rosario y el triunfo cristiano llegará.

COMENTARIO DE NON POSSUMUS: 

¿QUÉ HA DECLARADO PÚBLICAMENTE MONS. FELLAY ACERCA DE ESTE NUEVO HORROROSO ESCÁNDALO DE FRANCISCO? NADA.

¿MONS. FELLAY HA CONDENADO PÚBLICA, CLARA Y ENÉRGICAMENTE OTROS DE LOS INNUMERABLES Y GRAVÍSIMOS ESCÁNDALOS DE FRANCISCO? NO.

¿ALGUNA VEZ MONS FELLAY SE HA ENFRENTADO PÚBLICA E INEQUÍVOCAMENTE A FRANCISCO, EL GRAN DESTRUCTOR DE LA IGLESIA? NUNCA. 

Referencias sobre la noticia aludida:









Français

« Jean dit à Hérode : Il ne t’est pas permis d’avoir la femme de ton frère » (Mc 6,18).


François a souhaité à une lesbienne, auteur de livres qui corrompent les enfants, qu’elle « poursuive son activité profitable », l’a invitée à « continuer à exercer ses activités au service des jeunes générations et de la diffusion des authentiques valeurs humaines et chrétiennes » et a pris congé avec une bénédiction apostolique « pour toute la famille » de l’écrivain (« mariée » à une autre femme).

Le mystère d’iniquité s’intensifie de jour en jour avec un François qui continue de dépasser l’impiété et l’erreur secrétées par la hiérarchie mise en place depuis les années 60 et le concile révolutionnaire Vatican II, cheval de Troie de la franc-maçonnerie satanique. À présent, non seulement l’« Eglise » ne condamne pas les erreurs, non seulement elle dialogue avec les ennemis pour « apprendre » d’eux, mais elle approuve, bénit et favorise toute espèce de perversion, de corruption, d’hérésie et d’immoralité. Cela, bien entendu, de façon ambiguë et au nom de la « miséricorde ». Par des gestes et des sourires amicaux. Au nom du dialogue et de la « culture de la rencontre ». Pour François et ses acolytes, la « crise écologique » est plus grave que la tyrannie sodomite et la destruction de la famille.

La première explication donnée par Rome à propos de la lettre envoyée par le Vatican avec la bénédiction de François à la lesbienne auteur de contes enfantins homosexuels a été qu’il s’agissait d’une lettre privée et qu’elle n’était pas destinée à être publiée. Ah ! il faut détourner l’attention ! Faire connaître un document privé est un délit ! Cela ne vous rappelle-t-il pas la lettre des trois évêques à Mgr Fellay en 2012 à propos de laquelle, lorsqu’elle a été diffusée – confirmant ainsi la trahison du Supérieur général de la FSSPX – on a détourné l’attention vers le fait qu’il s’agissait d’une lettre privée, non censée être publiée. Ah ! et c’est auprès de ces Romains « miséricordieux » que l’on cherche à obtenir l’acceptation et l’estampille de « catholicité ». Et c’est à cette « misériorde » fausse et corrompue, qui va faire l’objet d’une année spéciale, que Mgr Fellay demande qu’on adhère – certes en émettant des réserves et en demandant de faire preuve de discernement (!). « Il ne faut pas faire des erreurs de Vatican II des super hérésies », « il ne faut pas craindre de réclamer en toute justice, de la part des autorités de la sainte Eglise, d’être reconnus et considérés comme catholiques », « le souverain pontife qui, tout en laissant la porte ouverte à l’immoralité, ne prend pas position dans ce débat, provoque un immense scandale.[gb1] ( ?) » (Paroles de Mgr. Fellay, non souligné dans le texte).

Il y a de la lâcheté à ne pas condamner l’aberration qui est installée à Rome et à ne pas la combattre comme on en a le devoir. Et nous affirmons qu’il faut la combattre par l’action catholique qui consiste à repousser le mensonge et l’erreur et à signaler leurs auteurs, à mépriser le monde, à soutenir la foi intègre, mais en même temps à faire des œuvres de charité. Il n’est pas question en effet d’imiter certains malins qui, invoquant l’Apocapypse pour rester les bras croisés et affirmant que tous se trompent et sont perdus, se présentent – eux, les seuls sages qui existent dans le monde – comme les nouveaux prophètes, alors qu’ils ne prennent aucun risque, qu'ils n’ont reçu aucun message puisque, simplement, ils se cachent derrière l'immunité d'Internet pour semer encore plus de confusion et de désordre. Oui, nous sommes face à la perspective du Grand Châtiment qu’appelle l’Impiété qui occupe les charges les plus élevées, en lieu et place de la Sainteté. Mais la religion ne consiste pas seulement à « se préserver pur des souillures de ce monde » (Jc 1,27), mais aussi à « avoir soin des orphelins et des veuves dans leur détresse[gb2]  » (Id.). Autrement dit, s’il faut rejeter ceux qui corrompent la foi (Gal. 1,8), nous devons cependant éviter que cette foi ne se corrompe si nous ne l’assortissons pas de bonnes œuvres. Et aussi longtemps qu’il y a quelque chose à faire, il faut le réaliser, en plus d’élever la voix pour dénoncer la méchanceté et l’erreur que l’on cherche à imposer autour de nous.

« Je parlerai de tes prescriptions devant les rois, et je n’en aurai point honte ; je mettrai mes délices en tes commandements : je les aime[gb3]  », dit l’Introït de la messe de la Décapitation de saint Jean-Baptiste. François semble avoir enterré les commandements (ou les avoir remplacés par ceux de l'ONU), tandis que, dominé par l’embarras (pour citer le psalmiste)[gb4] , Mgr Fellay préfère, dans ses timides protestations, mentionner un quelconque subalterne et non le chef de la secte conciliaire. Et pourtant, il ne fait pas partie de la structure officielle en tant que subordonné ! Ou aurait-il déjà conclu un pacte secret dont nous ne savons rien ? Il est vrai que Mgr Fellay est juge romain…

Le modernisme est le cloaque de toutes les hérésies et, comme tel, si rien ne l'arrête, il ne peut que répandre sa putréfaction sur le monde entier. Toutefois il atteint des extrémités que ses lointains mentors des années soixante n’avaient probablement jamais imaginées, même s’ils ont contribué à créer ce bourbier infect qui crie vengeance vers le ciel. Quiconque élève la voix devra connaître le sort – au sens littéral ou au sens figuré, mortel ou médiatique – qu’a connu le glorieux Précurseur saint Jean-Baptiste. Il n’y a pas d’autre chemin pour affronter de pareilles impiétés que le témoignage absolument antilibéral et, de ce fait, véritablement libre, qui consiste à affirmer la Vérité, fortifiés par la croix salvatrice, notre seule espérance, l’arme unique et suffisante qui nous reste, à nous chrétiens, pour ne pas abdiquer, en même temps que le Saint Rosaire, dans l’attente du triomphe du Cœur immaculé de Marie et de la Deuxième Venue glorieuse de Jésus-Christ. Récitons donc en toute confiance le Rosaire et le triomphe chrétien arrivera.

COMMENTAIRE DE NON POSSUMUS/

Qu'a déclaré publiquement Mgr Fellay au sujet de ce nouveau et horrible scandale de François ? RIEN.

Mgr Fellay a-t-il condamné de façon publique, claire et énergique d’autres parmi les innombrables et gravissimes scandales de François ? Non.
Mgr Fellay a-t-il jamais affronté publiquement et sans ambiguïté François, le grand destructeur de l’Église ? JAMAIS.

Références relatives à l’information dont il est question