Papas
Conciliares – IV
De
“pudrición mental”, ¿Monseñor nunca habló?
Con otras palabras él también dijo que las mentes son débiles.
Con otras palabras él también dijo que las mentes son débiles.
Muchos
lectores de estos “Comentarios” actualmente estiman que éstos tratan demasiado
a menudo acerca del sedevacantismo, o sea de la posición que la Sede de Roma
está vacante, es decir que ningún Papa desde el Vaticano II ha sido un Papa
real. Ahora bien, si un Católico necesita mantener esa opinión para no perder
su fe católica, que la mantenga, porque su fe es suprema (Heb.XI,6). Pero la
opinión en sí misma es peligrosa en cuanto a que puede ser el inicio de un
deslizadero hacia perder la fe, y es por eso que estos “Comentarios” son tan
insistentes en desalentar al sedevacantismo. Demasiado fácilmente deviene de
ser una opinión a ser un dogma, luego el super-dogma y la medida de si uno es
Católico o no, desde donde se puede deslizar hacia un completo descreimiento en
la Iglesia estructural y “el quedarse solo en la casa”, hasta aún el punto de
perder la fe católica. Consideren lo que Monseñor Lefebvre dijo (muy levemente
adaptado) a finales de 1979 en una conferencia a los seminaristas en Ecône:—
“Debemos
ser prudentes. Es obvio que si el Papa Pablo VI
no fue Papa entonces los Cardenales que él designó no son Cardenales, por lo
que no pueden haber elegido a Juan Pablo I y no pueden haber elegido
válidamente a Juan Pablo II, esto queda claro . No pienso que uno
pueda decir tales cosas. Pienso que éstas son exageraciones que argumentan de
una manera demasiado absoluta y rápida. Pienso que la realidad es más compleja.
“Pienso
que aquellos que argumentan de esta manera están, en cierta manera, olvidando
la teología moral y ética. Son demasiado especulativos. La teología moral y la
ética nos enseñan a razonar y a juzgar a las personas y a sus actos de acuerdo
a un completo contexto de circunstancias que debemos tomar en cuenta: ‘Quien,
que, donde, por cuales medios, porque, como, cuando’ – todas las siete
circunstanci as deben ser examinadas si es que vamos a juzgar la moralidad de
un acto. Así, no podemos permanecer en la estratósfera pura, para así decir, en
el reino de la teología dogmática pura, pronunciando, por ejemplo, que un tal
acto es herético, por consiguiente quien lo ha hecho es un hereje. Pero,
¿estaba esta persona conciente de lo que estaba haciendo, lo hizo
verdaderamente él mismo por sí mismo, no fue engañado o forzado a hacerlo?
“Pienso
que aquí se encuentra cómo solucionar los graves problemas planteados por Juan
XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I. A éste último los
diarios atribuyen la cita que al principio él había pensado que la nueva
definición del Concilio sobre la libertad religiosa era inaceptable porque la
Iglesia había siempre enseñado lo opuesto, pero luego de estudiar el documento
del Concilio y todo su contenido, él se había dado cuenta que la Iglesia se
había equivocado previamente. Ahora bien, no tengo idea cuales fuero n las
palabras exactas de Juan Pablo I, pero decir que la Iglesia había podido
equivocarse en una cuestión tal como la libertad religiosa ¡simplemente aturde
la cabeza! Sin embargo, lo atribuyo yo a mentes liberales. El liberalismo es
así. El liberalismo declara algo y luego lo contradice, y si uno demuestra que
lo que dijo no es verdad, entonces se le ocurre otra fórmula ambigua con doble
sentido. La mente liberal está continuamente flotando por ahí, con expresiones
que no son claras, con cosas que pueden ser tomadas de dos maneras . . . .
Cuantas cosas hay como esas en el Concilio, expresiones equívocas e inciertas,
totalmente típicas de mentes a la deriva, de mentes liberales . . . . Tal
como lo veo, pienso que el hecho de que el Papa es un liberal es suficiente
para explicar la situación en la cual nos encontramos”.
¡Bravo,
Su Excelencia! ¿No está Monseñor diciendo aquí exactamente lo que estos
“Comentarios” han dicho tan a menudo? Y la razón por la cual estos
“Comentarios” lo han repetido tan a menudo es porque ellos ven aquí la clave
para evitar el liberalismo sin tener que recurrir al sedevacantismo, aún la
clave para no perder la fe.
Kyrie
eleison.