Habla
Solzhenytsin
Al sufrir bajo el
comunismo los rusos aprendieron
lo que realmente importa, y volvieron a Dios.
He
aquí, para Pascua, el famoso discurso por Templeton de Alexander Solzhenytsin,
resumido drásticamente. El discorso original fue de 1983.
Cuando
yo era un niño, la gente decía que fue el olvido de Dios lo que llevó a la Revolución
Rusa de 1917. Ahora que soy un hombre en 1983, esa frase sigue diciéndolo todo.
Resume todo el siglo XX con todos sus crímenes, empezando por la Primera Guerra
Mundial, que no habría sido posible (por ejemplo, convertir el gas venenoso en
un arma) sin un amargor impío en los dirigentes de Europa. También la Segunda
Guerra Mundial. Los europeos están quemados. La paz depende de los corazones
robustos, no de la bomba nuclear. Nos hemos acostumbrado demasiado al
Apocalipsis. Dostoyevski decía que los grandes acontecimientos nos han pillado
desprevenidos, y sólo después de que el mundo haya sido poseído por los
demonios será posible salvarlo de nuevo.
Mientras
tanto, el Diablo triunfa en todo el mundo. En 1917 la fe se había extinguido en
la clase dirigente rusa, y estaba amenazada en la clase obrera. Sin embargo,
hubo un tiempo en que Rusia estaba impregnada de cristianismo ortodoxo. La
piedad, y no el materialismo, moldeaba el pensamiento y la personalidad de la
gente, y organizaba sus vidas. Pero un cisma en el siglo XVII y las reformas de
Pedro el Grande debilitaron la religión, y el secularismo del siglo XIX
envenenó a la clase dirigente, de modo que en 1917 la religión estaba lisiada.
La
revolución siempre comienza con el ateísmo, dice Dostoievski, pero nunca el
ateísmo ha sido tan malévolo como en el corazón del comunismo. En los años 20
hubo una verdadera nube de mártires cristianos en Rusia, de arriba a abajo de
la Iglesia y del Estado, mientras que, por ejemplo, los niños fueron arrancados
de sus padres y de toda religión. Stalin favoreció la religión sólo para
revivir el patriotismo ruso contra Hitler, y Brezhnev fingió ser religioso para
engañar a Occidente, pero Krushchev demostró cuán profundo è il odio de la
religión por parte del comunismo, y de todos los indignos sucesores del
enloquecido Lenin. Sin embargo, ninguno de estos enloquecidos perseguidores de
Cristo esperaba lo que ocurrió: bajo la apisonadora comunista la conciencia
rusa de Dios es ahora aguda y profunda. Los tanques y los cohetes nunca
vencerán al cristianismo.
En
Occidente, la religión está más amenazada desde dentro que desde fuera. En la
Edad Media el laicismo surgió desde dentro, más peligroso que los tanques o los
cohetes. Su ideal no vuela más alto que la vida, la libertad y la búsqueda de
mi propia felicidad. El bien y el mal son objeto de burla. Se olvida el corazón
humano. Resultado, el mal está por todas partes. Occidente se desliza cada vez
más, pierde su juventud. Los medios de comunicación blasfeman de Jesús y María.
En ese caso, ¿Qué razón tengo para no hacer lo que me gusta con mi libertad?
¿Por qué no odiar a mi propia sociedad, como ésta me enseña a hacer? ¿No se
corresponden las debilidades del capitalismo con las debilidades de la
naturaleza humana? ¿Por ejemplo, la búsqueda de dinero al pecado capital de la
avaricia? El capitalismo se jacta de establecer la igualdad. ¿Pero no es una
igualdad de esclavos, desprovista de valores espirituales? ¿Y me hace más
libre? Pero cuanto más “libre” soy, ¿no significa que odio más ciegamente? La
salvación nunca puede ser por el dinero o por la abundancia de bienes
materiales.
Sin
amor, la vida y el arte perecen. En Occidente eso sucede voluntariamente a
manos de los hombres que quieren ocupar el lugar de Dios. Tanto Oriente como
Occidente se han olvidado de Dios. Sin embargo, la clave de toda nuestra
existencia es la elección diaria que cada corazón humano tiene que hacer entre
el bien y el mal. Las teorías modernas que vuelven a centrar todo en la
sociedad han demostrado estar en quiebra, pero no hemos rechazado sus mentiras.
Si no volvemos a Dios, nunca encontraremos la salida a nuestros problemas. El
enemigo está dentro de mí. Somos nosotros los que nos ahorcamos.
La
vida humana no es más que una etapa en el camino hacia Dios. Es más que las
leyes de la materia, es decir, las ciencias físicas. En Dios vivimos y nos
movemos y tenemos nuestro ser: Él es el “Amor che mueve el sol y las otras
estrellas” – Dante, línea final de toda su “Divina Comedia”. Olvidemos los
siglos XIX y XX. Debemos subir a Dios. La llamada Ilustración fue un completo
fracaso.
Kyrie
eleison.