viernes, 23 de febrero de 2018

NUEVA CONFERENCIA ACUERDISTA DE MONS. FELLAY (MICHIGAN, USA, 3 DE FEBRERO)



Monseñor Fellay sobre el actual estado de la Fraternidad


FSSPX.NEWS (Negrita añadida por NP. Comentarios de NP en color rojo)


Monseñor Bernard Fellay, superior general de la Fraternidad San Pío X, aceptó gentilmente dar una conferencia a los fieles de la Iglesia St. Joseph, en la que habló del desarrollo de las relaciones de la Fraternidad con Roma. Durante dicha conferencia, dada el 3 de febrero de 2018, proporcionó mucha información al respecto y, sobre todo, ánimo en un tema que puede parecer tan oscuro para los católicos actualmente.

Frente a un grupo de fieles muy interesados de la iglesia St. Joseph, Monseñor Fellay dio inicio a la conferencia hablando sobre los antecedentes de la obra de la FSSPX, recordando los eventos y movimientos que tuvieron lugar antes del Concilio Vaticano II. Asimismo, recordó que el "respeto humano" en que los clérigos cayeron, fue el causante de que estos mismos evitaran condenar el comunismo e introdujeran el concepto tan venenoso de la libertad religiosa. [Mismo respeto humano que impide a Mons. Fellay criticar como se debe al demoledor Francisco] Esto último, fue específicamente pedido por la logia masónica B’nai B’rith a la Iglesia. [Ahora resulta que la libertad “es un concepto muy venenoso”… pero para Monseñor, el 2012, ella era “muy limitada”. Cita: “La libertad religiosa es utilizada de muchas maneras, y viendo de cerca yo realmente tengo la impresión que no muchos conocen lo que el Concilio dijo al respecto. El Concilio presenta una libertad religiosa de hecho muy, muy limitada. Muy limitada”. “Después de las discusiones, nos hemos dado cuenta que los errores que creíamos provenientes del concilio de hecho son resultado de la interpretación común que se ha hecho de él”. “El Papa dice que (…) el Concilio debe ser colocado en la gran tradición de la Iglesia, que debe ser comprendido en acuerdo con ella. Estas son declaraciones con las cuales estamos completamente de acuerdo, entera, absolutamente” (Entrevista a “Catholic News Services”, 11 de Mayo de 2012)]

Sin embargo, la influencia del comunismo y de la masonería no terminó en el Concilio, sino que devastó la Iglesia extensamente en las décadas siguientes. Los enemigos de Cristo atacaron el corazón de su Iglesia al colocar la mira de sus armas en el sacerdocio. Con la implantación de candidatos cuidadosamente seleccionados en los seminarios, estos enemigos lograron reducir el cuerpo sacerdotal a una simple sombra de lo que algún día fue, en cuestión de unas cuantas décadas. Por ejemplo, señaló Su Excelencia, hay una parroquia en Francia que tiene dos sacerdotes, ambos de más de 60 años de edad, a los que se les ha confiado el cuidado de 92 centros de misa. Es una situación verdaderamente dramática, y definitivamente no hay ningún avance en estos momentos.

En unas cuantas pinceladas, Monseñor esbozó un breve resumen de los tratados de la Fraternidad con Roma desde su fundación en 1970. Entre otras cosas, habló del protocolo de 1988 - un documento que a pesar de no ser perfecto, era suficiente por sí solo, y que le hubiera concedido a la Fraternidad su lugar legítimo dentro de la Iglesia. Monseñor Lefebvre se retractó de firmar este documento por una razón práctica; después de orar se dio cuenta de que estaba siendo engañado, y de que no se le concedería un sucesor. [¿Así que no fue por razones doctrinales, sino por razones meramente “prácticas” que Mons. Lefebvre retiró su firma del protocolo del 88? Veamos:

CITA TOMADA DE TEXTO EN QUE MONS. LEFEBVRE EXPLICA EL RETIRO DE LA FIRMA DEL PROTOCOLO DE 1988 (9 de junio de 1988 - COSPEC 125-B):

(…) sus intenciones no son buenas con nosotros. Siguen siendo lo que son, siguen siendo modernistas, siguen vinculados al Concilio, ¡el Concilio es Pentecostés! nos lo recordó, no sé cuántas veces el Cardenal: ¡Hay una sola Iglesia!... ¡No necesitamos una Iglesia paralela!... Así que esta Iglesia, obviamente, es la Iglesia del Concilio. Así que si hablamos con él sobre la Tradición: ¡Pero si el Concilio es hoy la Tradición! Entonces debe unirse a la tradición de la Iglesia de hoy, no a la que ha pasado. ¡Ha pasado, ha pasado! ¡Únase a la Iglesia hoy!

Así que ellos son los que hacen una Iglesia paralela, no nosotros. Esto lo percibimos en su espíritu: podría tomar unos cuantos años, tal vez, pero habrá que llevarnos al espíritu del Concilio. Tendremos que aceptarlo. Primero debemos aceptar el espíritu del Concilio...

Más adelante Monseñor Lefebvre menciona la carta que le mandó al Papa:

Santísimo Padre,
Los coloquios y conversaciones con el cardenal Ratzinger y sus colaboradores, aunque hayan tenido lugar en una atmósfera de cortesía y caridad, nos han convencido que aún no había llegado el momento de una colaboración franca y eficaz.
En efecto, si todo cristiano está autorizado para pedir a las autoridades competentes de la Iglesia que se proteja la Fe de su Bautismo, ¿Qué decir de los sacerdotes, de los religiosos y religiosas?
Es para guardar intacta la Fe de nuestro Bautismo que debimos enfrentarnos al espíritu del Vaticano II y a las reformas por él inspiradas. El falso ecumenismo, que está en la base de todas las innovaciones del Concilio, en la liturgia, en las nuevas relaciones de la Iglesia y el mundo, en la concepción de la misma Iglesia, conduce a la Iglesia a su ruina y a los católicos  a la apostasía.
Radicalmente opuestos a esta destrucción de nuestra Fe y resueltos a permanecer en la doctrina y en la disciplina tradicionales de la Iglesia, especialmente en lo que concierne a la formación sacerdotal y a la vida religiosa, experimentamos la necesidad absoluta  de tener autoridades eclesiásticas que compartan nuestras preocupaciones y nos ayuden a precavernos contra el espíritu del Vaticano II y contra el espíritu de Asís.
Por eso pedimos varios Obispos, elegidos en la Tradición, y la mayoría de miembros en la Comisión Romana, con el fin de poder protegernos contra todo compromiso.
Dado el rechazo de considerar nuestros pedidos, y siendo evidente que el objetivo de esta reconciliación no es en absoluto el mismo para la Santa Sede que para nosotros, creemos preferible esperar momentos más propicios: cuando Roma vuelva a la Tradición.
Por eso nosotros nos daremos, nosotros mismos, los medios para proseguir la Obra que la Providencia nos ha confiado, asegurados, por la carta de Su Eminencia el cardenal Ratzinger, fechada el 30 de mayo, que la consagración episcopal no es contraria a la voluntad de la Santa Sede, puesto que ella fue concedida para el 15 de agosto.
Continuaremos rezando para que la Roma moderna, infestada de modernismo, vuelva a ser la Roma católica y reencuentre su Tradición dos veces milenaria. Entonces, el problema de la reconciliación ya no tendrá razón de ser y la Iglesia reencontrará una nueva juventud.
Dignáos recibir, Santísimo Padre, la expresión de mis sentimientos muy respetuosos y filialmente devotos en Jesús y María.

También tenemos testimonios, incluso de la Embajada de Francia en el Vaticano. El embajador tuvo una conversación con el Cardenal Ratzinger en la que el Cardenal Ratzinger dijo:

Esta comisión romana, por cierto, no va a durar, es una comisión provisional... Es simplemente para unir las diferentes congregaciones religiosas a sus congregaciones religiosas, con algunos ajustes, algunos estatutos especiales... y luego meter a los sacerdotes de Ecône a las diócesis.

Es así, ¡para que todos ustedes entren en sus diócesis! ¡De eso se trata todo esto, eso es!

Y además en la entrevista con el Cardenal Ratzinger que el Sr. de Saventhem nos envió, de un periódico alemán, donde, dijo explícitamente:

Siempre hay dificultades cuando hay un Concilio. Hay quienes abusan de él. Hay quienes no lo quieren. Y entre los que no lo quieren, bueno, en este momento están los que son sedevacantistas, y luego están los que son aparicionistas, no lo tenemos en cuenta... Pero obviamente, está la organización de Mons. Lefebvre que sigue siendo importante, con sus 200 sacerdotes, con sus 500 lugares de culto, con sus seminaristas, con los religiosos que lo rodean... hay que reconocer que es una organización importante... pero desgraciadamente están apegados al pasado de una manera absolutamente inaceptable, porque es inaceptable que en la Iglesia haya un grupo que se niega a estar en sintonía con la Iglesia extendida por todo el mundo...

Aquí tienes. Definitivamente es su espíritu evolutivo, ¿no?
(…)
Así que esta es su mentalidad: ahora hay que ser de nuestro tiempo. Y por eso es necesario ser Vaticano II, hay que seguir al Vaticano II. Es inaceptable que haya grupos que se opongan a esto. Esto es lo que tienen en su cabeza, él absolutamente quiere que lleguemos a ser como Dom Augustin, Fontgaubault, Una Voce en general, nosotros no queremos eso...

Por eso creo que ante este peligro... por eso he reunido en Notre-Dame du Pointet a los responsables de las distintas obras tradicionales. Les dije esto: No quiero ponerlos en manos del Cardenal Ratzinger sin informarles... Y luego necesito que me den su opinión... ¿Están de acuerdo o en desacuerdo?

Así que evidentemente, por lo general, puedo decir que estaban en contra, especialmente las religiosas. Dijeron: No, ante de las personas que vendrán de Roma para adoctrinarnos y luego hacernos muchas preguntas, querrán regresarnos a nuestra antigua congregación, no queremos a estas personas, absolutamente no... Las comprendemos. Dijeron: -Ustedes, ustedes son sacerdotes, tienen su vida, tienen su Misa, etc. Pero nosotros, pobres monjas, ¿qué será de nosotros?... Ha sido como un grito de angustia. Las entiendo bien.

Pienso, pues, ante el Buen Dios, creo que debemos continuar como hasta ahora. Obviamente, tal vez, vamos a hacernos condenar... no es seguro. Tal vez permanezcan en silencio, tal vez nos condenen... Nos encontraremos como en 76, en el momento de la condena, en el momento de la suspensión... Por supuesto, puede haber algunos que nos dejarán... el miedo a Roma... pero es extraordinario, diría yo, ¡siempre este miedo de estar en dificultades con Roma, como si Roma siguiera siendo la Roma normal!

Pero finalmente, como he dicho: ¿Por quiénes somos condenados y por qué somos condenados? Somos condenados por personas que ya no tienen la fe católica... Asís es la negación de la fe católica, pública... se hizo de nuevo en Notre-Dame de Transévère, esto no es posible, es inimaginable... Así que no es Roma, no es la verdadera Roma.

Entonces hay que volver a la declaración del 21 de noviembre de 1974. Quería leérselas, pero no tengo tiempo... pero ésta es realmente nuestra guía. Creo que podría firmarla todos los años, la firmaría ahora, es lo mismo. Tenemos exactamente las mismas disposiciones. No hemos cambiado nada. Y eso es lo que estamos defendiendo y queremos defender absolutamente contra esta Roma modernista.

Cuando haya cambiado, cuando ellos se hayan ido entonces habrá gente que estará a favor de la Tradición de la Iglesia, ¡entonces no habrá más problemas, por supuesto!  ¡Por la gracia de Dios!]

Monseñor Fellay mencionó también las pláticas doctrinales de 2009-2011, que demostraron a Roma que la FSSPX no cree nada herético y que existe un marcado contraste entre algunos puntos de la enseñanza católica moderna y la doctrina tradicional de la Iglesia. [¿Tan sólo “un marcado contraste”?]

Posteriormente, señaló Monseñor, hubo muchas comunicaciones contradictorias con Roma. Por ejemplo, se le concedió a la Fraternidad un documento en donde se establecían las condiciones para su regularización, las cuales eran inaceptables para la Fraternidad. Al poco tiempo de recibir esto, fuentes fiables cercanas al entonces Papa Benedicto, dijeron al superior general que estas condiciones no eran voluntad del Papa. Era evidente que había hombres influyentes en el Vaticano que estaban bloqueando eficazmente la labor del Papa. [Luego, ¿un Papa liberal y modernista como Benedicto XVI, debe ser considerado como una víctima de ciertos malvados?]

Y es ahí, más o menos, donde nos encontramos el día de hoy. Un cardenal dijo a Monseñor Fellay algo que propone una explicación muy simple a nuestro problema actual: "En lo referente a la Curia Romana, el sistema está corrupto." Esta declaración es desalentadora, y podría ocasionar que cualquiera que ame a la Iglesia de Cristo se desanimara. Esta reacción podría suceder, dijo Monseñor, pero carece de fundamento. A continuación, dejaremos que él nos lo explique con sus propias palabras:

Existen algunos peligros; uno de ellos es el desánimo. Pero no, Dios permite que estas cosas sucedan; no debemos desanimarnos. Sólo significa que se trata de una larga batalla. Debemos continuar pacíficamente; seguir haciendo lo que hacemos, continuar la Tradición, ver los frutos, y estos frutos hablan por sí solos.

Otro peligro es llegar a "hartarse", diciendo: "Debemos cortar toda relación con estas personas. Ya fue suficiente. Pero esto es peligroso. Cuando hablamos de la Iglesia Católica, no nos estamos refiriendo a una organización humana; sino a la Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo que tiene la promesa de la asistencia divina. Sabemos que hay muchas cosas que están completamente mal, que están llevando a la gente a perder la esperanza, y eso es algo terrible para las almas. Sin embargo, debemos mantenernos firmes en que esta Iglesia es la Iglesia Católica. Existen muchas cosas que suceden dentro de ella que son malas, las cuales rechazamos, no las queremos. Pero no rechazamos a la Iglesia. [¿Y la distinción que hacía Mons. Lefebvre y todos en la antigua FSSPX, entre “Iglesia Católica” e “iglesia conciliar”, sistemáticamente omitida por Mons. Fellay en los últimos años?]

Posteriormente, Monseñor procedió a explicar que las adversidades que tenemos en la Iglesia son muy similares a las que sufrieron los Apóstoles al pie de la cruz. Asimismo, señaló que aunque Pedro declaró su fe en la divinidad de Cristo mediante una profesión pública, reaccionó cuando Cristo le dijo que moriría. Si Cristo es Dios, esto no puede pasar, pensó Pedro.

Con la Iglesia sucede exactamente lo mismo. En la Iglesia existe un lado humano, en donde hay seres humanos; y luego está el lado divino. Actualmente, lo que vemos no es el lado divino sino el humano. Vemos el sufrimiento, las herejías, la confusión. Al igual que el sufrimiento de Jesucristo, vemos el sufrimiento de la Iglesia. No tenemos derecho a decir, a causa de estos sufrimientos, que la Iglesia ya no es la Iglesia. Dios no ha abandonado a su Iglesia. Es su Iglesia, ¿cómo podría hacer algo así? Es por esto que seguimos acudiendo a Roma.

Pidamos a los Apóstoles y a la Santísima Virgen María que nos ayuden a hacer un acto de fe, para conservar la actitud adecuada frente al sufrimiento de Jesús en la cruz. [De nuevo Mons. Fellay se equivoca por evitar hacer la distinción entre “Iglesia Católica” e “iglesia conciliar”. La situación de la Iglesia en esta crisis no es enteramente equiparable a la de Cristo en la cruz, como parece pretender Monseñor, dado que, entre otras cosas, ninguna maldad propia o interna causó que nuestro Señor fuera crucificado, mientras la Iglesia está plagada de prelados traidores que intentan su destrucción desde el interior, empezando por los papas posteriores a Pío XII. Si decimos que la Iglesia está crucificada por causa de la horrorosa crisis inaugurada con el Vaticano II, debe decirse también que son esos traidores los que han crucificado a la Iglesia. Si hubiera que tener con la Iglesia toda, Jerarquía actual incluida, la misma actitud que con Cristo crucificado, ¿por qué entonces la FSSPX se mantuvo por tantos años separada de esa Jerarquía? ¡Porque esa Jerarquía es una Jerarquía de traidores crucificadores, no de otros Cristos crucificados!]  Tenemos que entender que cuando vemos a Jesús en la cruz, estamos viendo a Dios. Cuando la Virgen María recibió a Jesús en sus brazos, después de su muerte, podía hablar con el Dios vivo, porque Dios no había abandonado su cuerpo preciosísimo. El cuerpo estaba muerto, pero permaneció unido a la divinidad. Jesús estaba ahí como Dios.

La Iglesia todavía no está completamente muerta; el Dios viviente está en ella. Y nosotros somos parte de esta Iglesia. [Obviedades]

Es una prueba muy profunda. Me atrevo a decir que es la más fuerte que la Iglesia ha enfrentado. [Más obviedades] Es por eso que tenemos sacerdotes que se autodenominan la Resistencia, o incluso a los sedevacantistas: están tan obsesionados con la realidad de los sufrimientos de la Iglesia que salen huyendo. [¿Así que la Resistencia sale huyendo? ¿De qué? ¿De la Iglesia? Pero todos sabemos que extra Ecclesiam nulla salus. Entonces, ¿de qué? ¿De la Jerarquía oficial? Evitarla es normalmente necesario para conservar la fe, para mantenerse en la Iglesia, para salvarse. Pero Mons. Fellay pretende que evitar al clero modernista es huir de la Iglesia. ¿Acaso huyó de la Iglesia Mons. Lefebvre cuando retiró su firma del protocolo del 88? ¿No calificó Mons. Lefebvre de "anticristos" a los jerarcas romanos? Se debe evitar el indebido contacto con el corrupto clero oficial, sin llegar a negar que, pese a su grave desviación, la Jerarquía de la Iglesia sigue siendo la Jerarquía de la Iglesia. Esa fue la postura del Mons. Lefebvre y eso es exactamente lo que hace la Resistencia, situándose en el justo medio, en este orden de cosas, entre dos extremos errados: de un lado están los sedevacantistas, que se niegan a cualquier clase de contacto con la actual Jerarquía de la Iglesia, llegando a no reconocerla como tal; y del otro lado están los acuerdistas encabezados por Mons. Fellay, que buscan indebidamente el contacto con el clero oficial a fin de que la FSSPX sea objeto de una falaz y suicida “regularización” y “reintegración”, actitud que equivale a dialogar, cual Eva, con el demonio, tentando a Dios]

Nosotros rechazamos lo que está mal, pero no rechazamos a la Iglesia.[Si Mons. Fellay comprendiera la distinción entre “Iglesia Católica” e “iglesia conciliar”, diría: “Nosotros rechazamos lo que está mal, es decir, rechazamos la iglesia conciliar, que es como un tumor maligno en la Iglesia Católica; pero no por eso rechazamos a la Iglesia Católica”. Y esto es lo que claramente hizo Mons. Lefebvre después de mayo del 88 y es lo que hace la Resistencia]

Tenemos que dejar muy en claro esta distinción. Es como cuando decimos, sí, Jesús está sufriendo, está muriendo en la Cruz, pero sigue siendo Dios. Mientras muere en la cruz, sigue moviendo las estrellas, está juzgando a las personas que están muriendo en ese momento. Está dando fortaleza y su gracia a todos los que la reciben. ¡Es Dios! [Y en esa analogía, los deicidas crucificadores son los prelados liberales y modernistas de la secta o iglesia conciliar. Pero yerra Monseñor por no distinguir entre crucificado y crucificadores]

Los tiempos en que vivimos son demasiado peligrosos. Como les dije, es la tentación que sufrieron los Apóstoles en la Pasión. Ya sabemos cuántos apóstoles permanecieron fieles. Casi todos salieron huyendo. Es por eso que no podemos pretender ser mejores que ellos. Debemos pedir la gracia de la fidelidad.

En este enlace podrá descargar el audio, en inglés, de 2 horas 30 minutos de duración, de toda la conferencia.