Dijo Sor Lucía, vidente de Fátima: “En estos últimos tiempos en que vivimos, la Santísima Virgen dio una eficacia nueva a la oración del Santo Rosario; de tal modo que no hay ningún problema, por muy difícil que sea, temporal o sobre todo espiritual, en la vida personal o familiar, o en la vida de los pueblos y de las naciones, que no se pueda resolver a través del Rosario. Con el santo Rosario nos salvaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas”.
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El mes de octubre es el mes del Rosario. A continuación, leerán algunas citas del libro “El Secreto del Rosario”, de San Luis María Grignón de Montfort.
El nombre de “Rosario”: ese nombre fue puesto a esta oración por los fieles. Rosario quiere decir corona de rosas, porque cuantas veces se recita el Rosario como es debido, colocamos en las cabezas de Jesús y de María, una corona de 153 rosas blancas y 16 rosas rojas del paraíso, que no perderán jamás su belleza ni esplendor. Esos números corresponden al Rosario completo, con sus 15 Misterios.
La Santísima Virgen aprobó y confirmó el nombre de Rosario, en distintas revelaciones. El Rosario es, pues, una gran corona de rosas celestiales que se coloca en la cabeza de Jesús y de María.
Se dice que la rosa es la reina de las flores. La devoción del Rosario, a su vez, es la reina de las devociones.
Los misterios del Rosario: Santo Domingo distribuyó las vidas de Jesucristo y de la Santísima Virgen en 15 misterios que presentan sus virtudes y principales acciones. Son quince cuadros, cuyas escenas deben servirnos de norma y ejemplo para orientar nuestra vida. 15 antorchas que guían nuestros pasos en este mundo. 15 espejos luminosos que nos permiten conocer a Jesús y María, conocernos a nosotros mismos y encender el fuego de su amor en nuestros corazones. 15 hogueras en cuyas llamas podemos incendiarnos totalmente con el fuego de la caridad.
La tarea principal del cristiano es caminar hacia la perfección. Es una obligación y constituye el único medio para llegar a la gloria eterna.
San Gregorio de Nisa dice que somos como pintores: nuestra alma es el lienzo sobre el cual debemos aplicar el pincel; las virtudes son los colores que debe hacer resaltar la belleza del original, que es Jesucristo. Para hacer un retrato al natural, un pintor pone el original ante sus ojos y a cada pincelada vuelve a mirarlo. Del mismo modo, el cristiano debe tener siempre ante los ojos la vida y virtudes de Jesucristo para hacer, decir y pensar solamente lo que sea conforme a ellas.
Entonces, para ayudarnos a llegar al Cielo, la Santísima Virgen ordenó exponer a los fieles que rezan el Rosario los sagrados misterios de la vida de Jesucristo, no sólo para que adoren y glorifiquen al Señor sino también –y sobre todo– para que regulen su vida por las virtudes de Jesús.
Es un error imaginar que la meditación de las verdades de la fe y de los misterios de la vida de Jesucristo es sólo para los sacerdotes y religiosos. Los laicos también deben hacer esto, a causa de los peligros en medio de los cuales se encuentran diariamente. Deben armarse, por tanto, con el recuerdo frecuente de la vida, virtudes y sufrimientos del Salvador, que los 15 misterios del Rosario nos representan. Desde que el demonio fue vencido por la humildad y pasión de Jesucristo, apenas si se atreve a atacar a una persona que medita estos misterios o, si la ataca, es vencido por ella. Entonces, debemos ponernos esta armadura de Dios que es el Rosario.
San Luis María habla desde la experiencia: He podido constatar -dice- una enorme diferencia de costumbres entre las poblaciones donde di misiones: unas, por haber abandonado la práctica del Rosario, volvieron a caer en las malas costumbres; otros, gracias a haber perseverado en rezarlo, se mantuvieron en gracia de Dios y crecieron día a día en la virtud. Incluso hoy, en pleno siglo XXI, se conserva más la fe en las zonas de Francia donde este santo predicó hace siglos el Rosario.
Estimados fieles: lo que dice el santo de las poblaciones, se debe decir también de las familias. Las familias que rezan el Rosario se mantienen unidas y en la paz de Cristo, y llegan al Cielo. Lo contrario sucede en las familias donde no se reza el Rosario.
Que Dios conceda rezar cada día el santo Rosario.