Si bien la atención general se ha centrado en los errores de la Nota Fernández-Prevost respecto a la Corredención, un tema que no se puede pasar por alto es la confusión que la misma Nota crea respecto a la Mediación de María.
Dejemos de lado la parte donde se utiliza la coartada habitual del no dogma [o sea, los modernistas del Vaticano se creen con derecho a reformar el magisterio en lo que no ha sido declarado dogma. Nota de NP], que ya abordamos para la Corredención en nuestra refutación anterior, y leamos lo que sigue: “24. La sentencia bíblica referida a la exclusiva mediación de Cristo es contundente. Cristo es el único Mediador, «pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos» (1 Tm 2,5-6). La Iglesia ha explicado este lugar único de Cristo porque, siendo el Hijo eterno e infinito, a Él está unida hipostáticamente la Humanidad que asumió. Este lugar es exclusivo de esa Humanidad y las consecuencias que de ello se derivan sólo pueden aplicarse a Cristo. En este sentido preciso, el papel del Verbo encarnado es exclusivo y único. Ante tal claridad en la Palabra revelada, se requiere una especial prudencia en la aplicación de esta expresión, “Mediadora”, a María. Frente a una tendencia a ampliar los alcances de la cooperación de María a partir de este término, es conveniente precisar tanto su valioso alcance como sus límites.”
El estilo modernista, descrito y condenado por san Pío X en la encíclica Pascendi, se manifiesta una vez más. En este caso, mezcla verdad con expresiones, cuanto menos, ambiguas. Habla de una «prudencia especial» —nótese: no solo dice prudencia , sino también especial— sobre un tema ya ampliamente tratado en el magisterio papal, no sobre un tema novedoso que merezca reflexiones pioneras.
Si ayer ya señalamos que el Misal incluye una misa de María Mediadora de todas las Gracias, hoy ofrecemos un ensayo sintético, tomado de la Enciclopedia Católica (vol. VII, col. 575-576), sobre las numerosas enseñanzas papales sobre el tema, que también están explícitamente vinculadas a la Corredención.
Entonces, sí, somos “especialmente prudentes” y por eso nos atenemos a lo que los Papas han enseñado claramente.
[…] Dada esta unión íntima e indisoluble de María Mediadora con Cristo Mediador en toda su obra mediadora, se deduce que la mediación de María se extiende hasta donde se extiende la mediación de Cristo. Ahora bien, la mediación de Cristo, según san Pablo, comprende dos fases distintas: la Redención (la mediación terrenal) y la intercesión (la mediación celestial), es decir, la distribución de todas y cada una de las gracias y frutos de la Redención (cf. I. Bover, Pauli doctrina de Christi mediatione Mariae mediationi applicate , en Marianum, 4 [1942], pp. 81-89).
El ministerio de la Madre de Dios comprende, de forma secundaria y subordinada, dos fases: la cooperación en la Redención (véase CORREDENTORA) y la cooperación en la distribución de todas las gracias, fruto de la Redención. Esta segunda fase se fundamenta en la primera. En efecto, quien coopera en la adquisición de un tesoro, también coopera en su distribución.
_________________
Nota
de Non Possumus:
Agregamos esta cita del afamado Manuel de Teología Dogmática de Ludwig Ott, que enseña lo contrario al documento de León-Fernández:
“La mediación universal de María por su cooperación a la encarnación se halla tan ciertamente testimoniada en las fuentes de la revelación, que nada obsta a una definición dogmática.
La mediación universal de María por su intercesión en el cielo se halla testimoniada con menor seguridad, pero está en relación orgánica con la maternidad espiritual de María y con su participación íntima en la obra de su Hijo divino, claramente testimoniadas en la doctrina de la Escritura, de suerte que no parece imposible una definición.”
Agregamos también esta cita del igualmente afamado tratado de teología dogmática titulado "Sagrada Suma de Teología Escolástica" por los Padres de la Compañía de Jesús, España, 1950:
“Que con rectitud se usa el título de Medianera, es cierto por el múltiple uso de los Romanos Pontífices y de la Liturgia; y no es lícito dudar de esto.”
