"Lo que importa es transformar a la Iglesia en el brazo espiritual del Nuevo Orden Mundial con miras a obtener el imprimátur de la máxima autoridad moral del mundo."
PÁGINAS
domingo, 27 de septiembre de 2020
sábado, 26 de septiembre de 2020
COMENTARIO ELEISON Número DCLXXXIX (689) - 26 de septiembre de 2020
Arzobispo
Transferido
Así los grandes seguidores se convierten
en los pequeños sepultureros…
¡Ten piedad, Señor, todos podemos caer!
Hace
dos días, los restos mortales de Mons. Lefebvre fueron trasladados de la bóveda
junta al Seminario de Écône donde habían descansado temporalmente desde su
muerte en 1991, a un espléndido sarcófago en la cripta debajo de la Capilla del
Seminario especialmente preparado para su reposo permanente. Todo el esplendor
es apropiado para el lugar de sepultura del más grande hombre de Dios, el más
grande héroe de la Fe Católica, de los tiempos modernos, el Arzobispo que
prácticamente por sí solo salvó la doctrina católica, los sacramentos y el
sacerdocio de su corrupción y eliminación por parte de hombres modernos que ya
no creían en ellos, por lo menos así como habían sido transmitidos por la fiel
Iglesia Católica a lo largo de casi dos mil años.
Y
se puede decir que después de su muerte sus sucesores continuaron su trabajo
más o menos fielmente por otros 20 años, pero luego en 2012 se produjo un
cambio en su Fraternidad San Pío X que obligó a muchas almas a hablar de una
Neo-fraternidad, algo así como los cambios en la Iglesia después del Concilio
Vaticano II (1962–1965) obligaron a muchos católicos a hablar de una
Neo-iglesia, tan radicales fueron los cambios. Desgraciadamente, la ceremonia
de traslado de los restos del Arzobispo reflejó este traslado de su obra de la
Fraternidad a la Neo-fraternidad, porque no fue celebrada por el actual
Superior General, el P. David Pagliarani, sino por su predecesor como Superior
General, el principal responsable del traslado de la Fraternidad a la
Neo-Fraternidad. Esta elección del predecesor del P. Pagliarani para celebrar
un acontecimiento tan destacado en honor del Fundador de la Fraternidad no es
ni un buen augurio ni un accidente. Nos recuerda la cita de Nuestro Señor (Mt.
XXIII):
29 ¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis las tumbas de
los profetas y adornáis los monumentos de los justos, 30 diciendo:
“Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos participado
con ellos en el derramamiento de la sangre de los profetas “.
Puede
ser que hoy en día la hipocresía universal de todo un mundo que rechaza a
Nuestro Señor sea tan profunda que muchas de las almas que participaron en la
ceremonia de hace dos días no eran hipócritas conscientes, Dios lo sabe, ni tan
severos para ser condenados como Nuestro Señor condenó a aquellos que Él sabía
que estaban a punto de crucificarlo. Porque, en efecto, los líderes de la
Fratenidad del Arzobispo fueron hábiles en engañar a los católicos que
fielmente seguían al Arzobispo en su “desobediencia” a los líderes normales de
la Iglesia. Estos, de hecho, los habían estado llevando de la religión católica
de Dios a la religión conciliar del hombre. Sin embargo, objetivamente hablando,
el paralelo es claro.
* Los
fariseos construyeron monumentos en honor a los profetas que ellos mismos
también habrían matado. La Neo-Fraternidad construye un sarcófago para
su Fundador cuando ella misma se hace amiga de los pachamamistas a los que ya
abominaba.
* A
los fariseos Nuestro Señor prometió enviar mensajeros para denunciar su
infidelidad, pero a éstos los matarían igualmente. A la Neo-iglesia y a la
Neo-fraternidad envía a un arzobispo Viganò para recordarles su infidelidad. La
Neo-iglesia lo mataría. La Neo-fraternidad hace todo lo posible por no
prestarle atención.
* Los
fariseos fueron advertidos por Nuestro Señor de las graves consecuencias de su
infidelidad, y de hecho en el año 70 d.C. Jerusalén fue completamente destruida.
En cuanto a la Neo-Fraternidad, ha reducido el trabajo del Arzobispo a una
impotencia radical, porque la red mundial de la Fe que él construyó está en
absoluta necesidad de nuevos obispos para mantener esa Fe, pero por la negativa
de la Neo-Fraternidad a consagrar nuevos obispos sin el consentimiento de los
pachamamistas, está rechazando nuevos obispos que mantengan la fe de Mons.
Lefebvre, porque los pachamamistas nunca consentirán a obispos que defiendan
esa fe.
En
resumen, los miembros de la Neo-fraternidad permitieron que el predecesor del
P. Pagliarani honrara el lugar de sepultura de su Fundador, quien hizo más que
nadie para enterrar su obra. ¿Se dan cuenta que estan contribuyendo al traslado
de una obra de heroes en un parque de Neo-phariseos, obedientes al NOM?
Kyrie eleison.
martes, 22 de septiembre de 2020
EL ARZ. VIGANÒ SOSTIENE QUE EL CONCILIO VATICANO II NO PUEDE SER INTERPRETADO A LA LUZ DE LA TRADICIÓN
..."los modernistas se fijan en la sustancia del mensaje revolucionario que quieren transmitir, y para dotarlo de una autoridad que no tiene ni debe tener la magisterializan mediante la forma del Concilio, publicándola en actas oficiales. Sabe bien que está forzando las cosas, pero se vale de la autoridad de la Iglesia –la cual en circunstancias normales rechaza y refuta- para que sea prácticamente imposible condenar esos errores, que fueron ratificados nada menos que por la mayoría de los padres sinodales. La instrumentalización de la autoridad con fines contrarios a los que la legitiman es una estratagema de lo más astuta: por una parte se garantiza una especie de inmunidad, de escudo canónico, a doctrinas heterodoxas o próximas a la herejía; por otra, se permite aplicar sanciones a quien denuncia tales desviaciones, todo en virtud de un respeto formal a las formas canónicas. En el ámbito civil, este comportamiento es típico de las dictaduras. Si esto ha sucedido también en el seno de la Iglesia, es porque los cómplices de dicho golpe de estado carecen del menor sentido de los sobrenatural, no temen a Dios ni a la condenación eterna y se consideran partidarios del progreso investidos de una misión profética que legitima todos sus nefandos actos, al igual que las masacres comunistas son realizadas por funcionarios de partido convencidos de que promueven la causa del proletariado."
lunes, 21 de septiembre de 2020
COMENTARIO ELEISON Número DCLXXXVIII (688) - 19 de septiembre de 2020
Madiran
Introducido
“Pensar” hoy es la disolución del
pensamiento.
¿Madiran? ¡La destitución de la disolución!
Como
hija mayor de la Iglesia, Francia siempre ha tenido pensadores y escritores en
la vanguardia de la defensa de la Iglesia, y los tiempos modernos no son una
excepción. En la confusión y el desorden de los católicos que surgieron
inmediatamente después de la clausura del Concilio Vaticano II en 1965, un
destacado pionero de lo que vendría a ser el pensamiento “tradicional” fue el
francés Jean Madiran (1920–2013), creador y editor de la revista mensual
derechista y nacionalista ” Itinéraires ” (Itinerarios) de
1956 a 1996. Ya un auténtico defensor de la fe antes del Concilio, hizo de su
revista un elemento central de esa defensa después del Concilio, cuando se
convirtió en una lectura esencial para muchos católicos que trataban de no
perder la cabeza ni la fe.
En
los años sesenta, Madiran contribuyó ciertamente a mantener en Francia este
público instruido que serviría de apoyo esencial en los años setenta para que
Monseñor Lefebvre pudiera dirigir un movimiento “tradicional” en Francia para
oponerse a la destrucción de la Iglesia desde el interior por el clero
conciliar. Madiran y su revista pueden haber ayudado seriamente al Arzobispo a
llegar a su trascendental decisión, a finales de los años sesenta, de fundar en
la Suiza francesa la Fraternidad San Pío X, destinada a hacer su decisiva
contribución a la salvación de la Tradición Católica durante los próximos 40
años. La única vez que este escritor puede recordar haber visto correr al
Arzobispo fue cuando Madiran visitó una vez el seminario de Écône, y el Arzobispo
tuvo que alcanzarlo justo antes de que regresara a París.
Desgraciadamente,
la colaboración de ellos llegó a su fin cuando Juan Pablo II se convirtió en
Papa, y Madiran pensó que rescataría a la Iglesia, pero en lo que respecta al
Arzobispo, Madiran había tenido su buena influencia, y la “Tradición” desde
ahora estaba bien establecida. Hoy debemos recordar lo impensable que era en
los años ‘50 y ‘60 que los católicos dudaran de su clero. Aquí está el enorme
mérito de Madiran: una verdadera fe no sacudida por una casi entera jerarquía
católica descarriada, junto con el valor de levantarse y escribir en público
contra la multitud de gente que o seguía “fielmente” a esa jerarquía por
“obediencia”, o que sin fe se regocijaba en el socavamiento de la Iglesia por
la masonería. El hecho de que Madiran se dejara engañar posteriormente por Juan
Pablo II sólo atestigua la fuerza del magnetismo de Roma que durante un período
crucial de tiempo Madiran mismo abia logrado superar al servicio de la Verdad
Católica.
Que
hubo en él algo que nunca vaciló es sugerido por el hecho de que entre todos
los libros que escribió en una larga y productiva vida, aquel en el que él
mismo dijo que lo mejor dijo lo que esencialmente quería decir era el libro que
vamos a ver en estos “Comentarios Eleison” – L’hérésie du vingtième
siècle, La Herejía del Siglo XX. Apareció por primera vez en 1968, en otras
palabras, en el fragor de la controversia en torno al Vaticano II. Contiene un
Prólogo y seis Partes, haciendo quizás siete números de estos “Comentarios”,
porque el libro es un clásico, aunque no haya tenido muchas – o ninguna –
traducción.
Es
un clásico porque se necesita un filósofo tomista para reconocer y corregir al
modernismo – ¿cómo se analiza una niebla? – y Madiran era un filósofo tomista.
Pero no cualquier filósofo tomista, porque la mayoría de los obispos del
Vaticano II habían sido entrenados en su seminario o congregación en los
principios de la filosofía de Santo Tomás de Aquino. Pero no habían aprendido o
entendido cómo esos principios se aplican a la realidad. Esto se debe a que es
relativamente fácil enseñar esa filosofía como una guía telefónica coherente,
es decir, independentemente de la realidad. Los alumnos católicos son dóciles y
se lo beben todo, sin comprender necesariamente que el tomismo es el único
relato posible de la única realidad que nos rodea. ¿Pero quién puede enseñar
la realidad a los alumnos nacidos en la calefacción central, y
criados en la televisión? Madiran era de una generación anterior, lo que ayuda,
pero incluso entonces, para ver el modernismo tan claramente como él,
necesitaba una gracia especial de realismo, como para de Corte, Calderón y
algunos otros selectos.
Abróchense
los cinturones. Madiran vale la pena. En las semanas que vienen, su Prólogo.
Kyrie
eleison.
martes, 15 de septiembre de 2020
lunes, 14 de septiembre de 2020
COMENTARIO ELEISON Número DCLXXXVII (687) - 12 de septiembre de 2020
Realidad
Económica
Los hombres, enmarcados
en el Orden de Dios, ¿desobedecen?
Según el mismo Orden, tendrán que pagar.
Es
de miopes decir que la economía no tiene nada que ver con la religión, porque
la economía (las relaciones materiales entre los hombres)
fluye de la política (las relaciones humanas entre los
hombres), y la política (las relaciones de un hombre con sus semejantes)
desciende necesariamente de sus relaciones con su Dios (su
religión). En este momento los Estados Unidos han sido llevados al borde de una
tremenda crisis económica, y con los EE.UU., el resto del mundo. Intentemos ver
esta crisis en algo más que una simple perspectiva material, para evitar que la
situación parezca no tener sentido, si y cuando muchas cosas pronto se
derrumben.
El
dinero juega en la vida económica de una nación un papel tan esencial como el
del aceite en el motor de un coche. Es normal que el gobierno de cualquier
Estado quiera controlar la creación del dinero en ese Estado. No es normal que
los ciudadanos privados controlen el dinero de su Estado porque se arriesgan a
hacerlo por sus propios intereses, y no por el bien común. Sin embargo, hoy en
día, en todo el mundo, el dinero de los Estados está controlado por bancos
centrales que son estrictamente independientes de estos Estados. En los Estados
Unidos, en particular, la Constitución de 1787 establecía que el dinero del
nuevo Estado debía ser creado y controlado por el gobierno (el Congreso), y
esta fue la situación normal hasta 1913, cuando un consorcio de ciudadanos
privados, hombres de dinero, después de muchos intentos vanos, logró por fin
engañar al Congreso para que entregara a la “Reserva Federal”, su flamante
banco central, todo el poder sobre el dinero de los Estados Unidos.
Estos
hombres de dinero habían prometido que la Fed (Reserva Federal), como se llegó
a conocer, resolvería el problema de las crisis económicas recurrentes, como el
ciclo de auge y caída de la economía. No hizo nada de eso, al contrario, los
empeoró aún más, como la Gran Depresión de 1929 y los años siguientes, y como
ahora la Depresión de 2020 que corre el riesgo de hacer que 1929 parezca un
picnic, como de despojar a los Estados Unidos de su prosperidad y esclavizar su
libertad, convirtiendo a todos los ciudadanos americanos en esclavos de la
deuda. La clase media pronto dejará de existir. ¿Podría haber sucedido esto si
hubieran escuchado a Nuestro Señor? – imposible! El decía: “Buscad
primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se os
darán por añadidura”. In cambio, la media clase se había dejado hechizar por la
promesa de la Fed de dinero cada vez más fácil.
Porque
en la vida real el dinero es difícil de conseguir, y hay que ganarlo con el
sudor de la frente de un trabajador. Esa es la economía real donde las cuentas
y la renta deben ser pagadas, donde los bienes y servicios reales son
producidos generando riqueza real, por ejemplo, la industria y el comercio que
creó el éxito material y el prestigio de los EE.UU. Pero también está el mundo
de las finanzas que se encuentra en la cima de la economía real, como Wall
Street sobre Main Street, mundo en que se puede inventar alguna forma
fantástica o diseñada de evitar realidades como las facturas y renta, mundo en
que el dinero crece a partir de la inversión, el apalancamiento y la
especulación, donde por ejemplo un joven banquero puede en pocos días arruinar
un banco centenario (Barings, 1995). Es un mundo abierto a la propaganda, a la
manipulación y a la fantasía, susceptible de estar cada vez menos atado al
mundo real, susceptible de ser arrastrado por los sueños de una riqueza
ilimitada a costa de ningún esfuerzo. ¡Este tipo de sueños no son católicos!
Pero
la Reserva Federal lo dejó abierto desde 1987, en 2008 y en 2019 en particular.
En 1987 Alan Greenspan se convirtió en Presidente de la Fed y comenzó a fomentar
las finanzas de fantasía sobre la economía real. A los bancos comerciales se
les permitió especular con el dinero de sus clientes. En 2008 su malinversión
generó una enorme crisis económica, “resuelta” por la Fed empezando a crear
fabulosas cantidades de “dinero” de la nada. En 2019, mientras el público
estaba cada vez más enganchado al dinero de fantasía, el balance público de la
Reserva Federal despegó hasta la completa irrealidad, siete trillones de
dólares y contando, y ahora está estrellando la economía real con el
corona-pánico, para luego “pagar” las deudas de la crisis en las que todo el
mundo se mete con sus trillones irreales, pero convirtiendo al mundo entero en
verdaderos esclavos.
¿Y
la solución? Dios es la realidad suprema. Que los hombres vuelvan a Él, y su
perspectiva de ellos cambiará totalmente, y estas fantasías de Sus enemigos
comenzarán a disiparse, como la niebla en el sol de la mañana.
Kyrie
eleison.
miércoles, 9 de septiembre de 2020
EL ARZ. VIGANÒ VUELVE A ARREMETER CONTRA EL VATICANO II
lunes, 7 de septiembre de 2020
LA FSSPX SE DEJÓ ENCERRAR
domingo, 6 de septiembre de 2020
MONS. VIGANÒ Y MONS. FELLAY
Cita:Monseñor Viganò, antiguo Nuncio Apostólico en Washington, denuncia con valentía estos mismos errores, sin mencionar la larga lucha emprendida por la Tradición. ¿Qué piensa él al respecto? La ambigüedad se mantuvo hasta ahora. El prelado finalmente nos da su punto de vista sobre este tema.
Cita:Les recuerdo, si no fuera superfluo, que estas pruebas son un signo de la bendición de Dios y del hecho de que van por el buen camino; si ustedes encuentran la aprobación y el aliento de prelados heréticos o viciosos, ustedes deben cuestionar a la vez su vocación y su conducta moral; y es precisamente de la persecución feroz de éstos de donde deben sacar un gran consuelo: virtus in infirmitate perficitur. Las enfermedades que afligen a su comunidad religiosa confirman la inevitable incompatibilidad entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas, así como la lucha entre Dios y Satanás es implacable. Aunque se pierdan algunas batallas, la victoria de la guerra ya está asegurada, porque nuestro Rey es invencible y el líder que nos guía es terribilis ut castrorum acies ordinata. (Carta de Mons. Viganò - Julio, 2020)
Muy estimada X…,Muchas gracias por su carta y aquella de Mons. Viganò.No se qué decir, sino que sería muy prudente con todo el asunto… sino que rezo por XX, y los bendigo austedes.Mons. Bernard Fellay | FSSPXPriorat Mariä VerkündigungSchwandeggCH - 6313 Menzingen (ZG)T + 41 41 757 10 50F + 41 41 757 10 55www.fsspx.org
Entonces, ¿por qué la FSSPX se vio obligada a publicar la carta de Mons. Viganò del 1 de septiembre de 2020?
sábado, 5 de septiembre de 2020
COMENTARIO ELEISON Número DCLXXXVI (686) - 05 de septiembre de 2020
Peregrinación
a Walsingham
Cuando todo es completamente inútil por
lado de los hombres,
Recurrir a María es sumamente sabio.
La inspiración para esta
peregrinación de la “Resistencia” que tendrá lugar dentro de dos semanas en el
principal santuario mariano de Inglaterra, cerca de Norfolk, en el este de
Inglaterra, vino directamente de las palabras de Nuestra Señora de Akita,
pronunciadas en Japón el 13 de octubre de 1973, hace ya 47 años. Nótese el día
y el mes que Ella eligió para su Tercer Mensaje pre-apocalíptico para el mundo,
dado a través de la Hermana, humanamente sorda, Agnes Sasagawa: el día y el mes
del Gran Milagro de Fátima en 1917. En el curso de su investigación oficial
sobre la autenticidad de la intervención de Nuestra Señora, el Obispo católico
de Akita en ese momento consultó al Cardenal Ratzinger quien, según se informa,
dijo que Akita era la continuación de Fátima. En cualquier caso, en 1982 ese
obispo, John Shojiro Ito, dio su total aprobación oficial a la devoción de
Nuestra Señora de Akita. He aquí su tercer mensaje:—
Si los hombres no se
arrepienten y no se mejoran, el Padre mandará un terrible castigo a toda la
humanidad. Será un castigo más grave que el diluvio, como jamás ha habido otro;
caerá fuego del cielo y aniquilará una gran parte de la humanidad, tanto malos
como buenos; no perdonando a fieles ni a sacerdotes. Los sobrevivientes se
encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas
armas que quedarán entonces serán el Rosario y el Signo dejado por mi hijo. Con
el rosario rogad por el Papa, los Obispos y los sacerdotes. La acción
del diablo se infiltrará hasta dentro de la Iglesia, de tal forma que se verán
cardenales oponiéndose a otros cardenales, obispos contra obispos. Los
sacerdotes que me veneren serán despreciados y combatidos por otros sacerdotes . . . .
Las iglesias y los altares serán saqueados. La Iglesia se llenará de quienes
aceptan componendas, y el demonio empujará a muchos sacerdotes y almas
consagradas a abandonar el servicio del Señor; el demonio atacará encarnizadamente
sobre todo a las almas consagradas a Dios. El pensamiento de la perdida de
tantas almas es la causa de mi tristeza. Si los pecados aumentan en número y en
gravedad, ya no habrá perdón para ellos (talvez: los
penitentes no encontreran más sacerdotes para recibir sus confesiones.)
El exagerado
corona-pánico de la primavera de 2020, junto con la amenaza de su repetición
deliberada este otoño y del intento de imponer el comunismo en todo el mundo,
han hecho que mucha gente vea más claramente por qué en 1973 Nuestra Señora de
Akita añadió después de su mensaje estas palabras: Sólo yo puedo
salvaros de las calamidades que se avecinan. El problema actual
de la Iglesia y el mundo, causado por los seres humanos, está muy por encima de
cualquier solución por los meros seres humanos. Si Dios lo permite, en
Walsingham haremos exactamente lo que Nuestra Señora pidió, para obtener su
solución, ¡no la nuestra!
Viernes 18 de septiembre
Llegada a Walsingham para las 4pm.
Primer Rosario completo (Papa, Obispos, Sacerdotes) 5.15pm en la Capilla
Slipper
(Rosario completo (15 Mysteros) opcional 8.00pm pueblo de Walsingham)
Sábado 19 de septiembre
Segundo Rosario completo de la Peregrinación
(caminata de la Santa Milla desde la capilla Slipper) 10.00am
Misa 12.00 mediodía. Abadía de Walsingham
Tercer Rosario completo (Obispos, sacerdotes, Papa) 2.00pm.
Abadía de Walsingham.
Cuarto Rosario completo 4.30 pm Walsingham
(Rosario completo opcional 8.00pm Walsingham)
Sábado 20 de septiembre
Quinto Rosario completo (sacerdotes, Papa, Obispos) 9.30am.
Abadía de Walsingham
Misa 10.30am Abadía de Walsingham
Bendición final 12.30pm Abadía de Walsingham.
Estos horarios son GMT
más una hora por el verano inglés. Las almas que se encuentren lejos de
Walsingham pueden ayudar rezando en unión con los peregrinos que se encuentren
en Walsingham.
Kyrie eleison.
miércoles, 2 de septiembre de 2020
EL ARZOBISPO VIGANO HABLA POR PRIMERA VEZ ACERCA DE MONS. LEFEBVRE Y SU OBRA
Fuente
Estimado
Sr. Kokx,
Leí
con vivo interés su artículo "Preguntas para Viganò: Su Excelencia tiene
razón sobre el Vaticano II, pero ¿qué cree que debe hacer el católico
ahora?" que fue publicado por Catholic Family News el 22 de agosto (aquí).
Estoy feliz de responder a sus preguntas, que tratan de asuntos muy importantes
para los fieles.
Usted
pregunta: "¿Cómo sería 'separarse' de la Iglesia Conciliar en opinión
de Monseñor Viganò?" Le respondo con otra pregunta: "¿Qué
significa separarse de la Iglesia Católica según los partidarios del
Concilio?" Si bien es evidente que no es posible mezclar a quienes
proponen doctrinas adulteradas del manifiesto ideológico conciliar, hay
que señalar que el simple hecho de ser bautizado y de ser miembro vivo de la
Iglesia de Cristo no implica una adhesión al equipo conciliar; esto vale
sobre todo para los simples fieles y también para los clérigos seculares y
regulares que, por diversas razones, se consideran sinceramente católicos y
reconocen la Jerarquía.
En
cambio, lo que hay que aclarar es la posición de quienes, declarándose
católicos, abrazan las doctrinas heterodoxas que se han extendido a lo largo de
las últimas décadas, con la conciencia de que éstas representan una ruptura con
el Magisterio precedente. En este caso es lícito dudar de su adhesión real a la
Iglesia Católica, en la que sin embargo desempeñan funciones oficiales que les
confieren autoridad. Se trata de una autoridad ejercida ilícitamente, si su
finalidad es obligar a los fieles a aceptar la revolución impuesta desde el
Concilio.
Una
vez aclarado este punto, es evidente que no son los fieles tradicionales -es
decir, los verdaderos católicos, en palabras de San Pío X- los que deben
abandonar la Iglesia en la que tienen pleno derecho a permanecer y de la que sería
lamentable separarse; sino que son los modernistas los que usurpan el nombre de
católico, precisamente porque es sólo el elemento burocrático el que les
permite no ser considerados a la par de ninguna secta herética. Esta afirmación
suya sirve de hecho para evitar que terminen entre los cientos de movimientos
heréticos que en el curso de los siglos han creído poder reformar la Iglesia a
su antojo, poniendo su orgullo por delante de guardar humildemente la enseñanza
de Nuestro Señor. Pero así como no es posible reclamar la ciudadanía en una
patria en la que no se conoce su lengua, su ley, su fe y su tradición, tampoco
es posible que quienes no comparten la fe, la moral, la liturgia y la
disciplina de la Iglesia Católica puedan arrogarse el derecho a permanecer en
ella e incluso a ascender los niveles de la jerarquía.
Por
lo tanto, no cedamos a la tentación de abandonar -aunque con justificada
indignación- a la Iglesia Católica, con el pretexto de que ha sido invadida por
herejes y fornicarios: son ellos los que deben ser expulsados del recinto
sagrado, en una obra de purificación y penitencia que debe comenzar con cada
uno de nosotros.
También
es evidente que hay casos generalizados en los que los fieles encuentran serios
problemas para frecuentar su iglesia parroquial, así como cada vez hay menos
iglesias donde se celebra la Santa Misa en el Rito Católico. Los horrores que
han proliferado durante décadas en muchas de nuestras parroquias y santuarios
hacen imposible incluso asistir a una "Eucaristía" sin ser perturbado
y poner en riesgo la propia fe, así como es muy difícil asegurar una educación
católica, una celebración digna de los Sacramentos y una sólida guía espiritual
para uno mismo y sus hijos. En estos casos los fieles laicos tienen el derecho
y el deber de encontrar sacerdotes, comunidades e institutos que sean fieles al
Magisterio perenne. Y que sepan acompañar la loable celebración de la liturgia
en el Rito Antiguo con la adhesión a la sana doctrina y a la moral, sin ningún
repliegue frente al Concilio.
La
situación es ciertamente más compleja para los clérigos, que dependen
jerárquicamente de su obispo o superior religioso, pero que al mismo tiempo
tienen derecho a seguir siendo católicos y poder celebrar según el Rito
Católico. Por un lado, los laicos tienen más libertad de movimiento para elegir
la comunidad a la que acuden para la misa, los sacramentos y la instrucción
religiosa, pero menos autonomía debido al hecho de que todavía tienen que
depender de un sacerdote; por otra parte, los clérigos tienen menos libertad de
movimiento, ya que están incardinados en una diócesis u orden y están sujetos a
la autoridad eclesiástica, pero tienen más autonomía por el hecho de que pueden
decidir legítimamente celebrar la Misa y administrar los Sacramentos en el Rito
Tridentino y predicar de conformidad con la sana doctrina. El Motu Proprio Summorum
Pontificum reafirmó que los fieles y los sacerdotes tienen el derecho
inalienable - que no puede ser negado - de valerse de la liturgia que expresa
más perfectamente su Fe Católica. Pero este derecho debe ser usado hoy no sólo
y no tanto para preservar la forma extraordinaria del rito, sino para
testificar la adhesión al depositum fidei que sólo encuentra perfecta
correspondencia en el Rito Antiguo.
Recibo
diariamente cartas conmovedoras de sacerdotes y religiosos que son marginados o
trasladados o condenados al ostracismo por su fidelidad a la Iglesia: la
tentación de encontrar un ubi consistam [un lugar donde pararse] lejos
del clamor de los Innovadores es fuerte, pero debemos tomar ejemplo de las
persecuciones que han sufrido muchos santos, incluyendo a San Atanasio, que nos
ofrece un modelo de cómo comportarnos ante la herejía generalizada y la furia
persecutoria. Como mi venerable hermano el obispo Athanasius Schneider ha
recordado muchas veces, el arrianismo que afligía a la Iglesia en la época del
Santo Doctor de Alejandría en Egipto estaba tan difundido entre los obispos que
deja a uno casi creer que la ortodoxia católica había desaparecido por
completo. Pero fue gracias a la fidelidad y al testimonio heroico de los pocos
obispos que permanecieron fieles que la Iglesia supo volver a levantarse. Sin
este testimonio, el arrianismo no habría sido derrotado; sin nuestro testimonio
hoy en día, el modernismo y la apostasía globalista de este pontificado no
serán derrotados.
No
se trata, pues, de trabajar desde el interior o el exterior de la Iglesia: los
vinicultores están llamados a trabajar en la Viña del Señor, y es allí donde
deben permanecer incluso a costa de sus vidas; los pastores están llamados a
pastorear el Rebaño del Señor, a mantener a raya a los lobos voraces y a
ahuyentar a los mercenarios que no se preocupan por la salvación de las ovejas
y los corderos.
Esta
obra oculta y a menudo silenciosa ha sido llevada a cabo por la Sociedad de San
Pío X, que merece reconocimiento por no haber permitido que se extinguiera la
llama de la Tradición en un momento en que la celebración de la antigua Misa
era considerada subversiva y motivo de excomunión. Sus sacerdotes han sido una
saludable espina en el costado para una jerarquía que ha visto en ellos un
punto de comparación inaceptable para los fieles, un constante reproche por la
traición cometida contra el pueblo de Dios, una alternativa inadmisible al
nuevo camino conciliar. Y si su fidelidad hizo inevitable la desobediencia al
Papa con las consagraciones episcopales, gracias a ellas la Sociedad pudo
protegerse del furioso ataque de los Innovadores y por su misma existencia
permitió la posibilidad de la liberalización del Rito Antiguo, hasta entonces
prohibido. Su presencia también permitió que las contradicciones y errores de
la secta conciliar emergieran, siempre guiñando el ojo a los herejes e
idólatras pero implacablemente rígidos e intolerantes hacia la Verdad Católica.
Considero
a Monseñor Lefebvre un confesor ejemplar de la Fe, y creo que a estas alturas
es obvio que su denuncia del Concilio y de la apostasía modernista es más
relevante que nunca. No hay que olvidar que la persecución a la que fue
sometido Monseñor Lefebvre por la Santa Sede y el episcopado mundial sirvió
sobre todo para desalentar a los católicos que eran refractarios hacia la revolución
conciliar.
También
estoy de acuerdo con la observación de Su Excelencia el Obispo Bernard Tissier
de Mallerais sobre la co-presencia de dos entidades en Roma [leerla acá en español, nota de NP]: la Iglesia de
Cristo ha sido ocupada y eclipsada por la estructura conciliar modernista, que
se ha establecido en la misma jerarquía y usa la autoridad de sus ministros
para prevalecer sobre la Esposa de Cristo y nuestra Madre.
La
Iglesia de Cristo - que no sólo subsiste en la Iglesia Católica, sino que es
exclusivamente la Iglesia Católica - sólo es oscurecida y eclipsada por una
extraña y extravagante Iglesia establecida en Roma, según la visión de la Beata
Ana Catalina Emmerich. Coexiste, como el trigo con la cizaña, en la Curia
Romana, en las diócesis, en las parroquias. No podemos juzgar a nuestros
pastores por sus intenciones, ni suponer que todos ellos son corruptos en la fe
y en la moral; al contrario, podemos esperar que muchos de ellos, hasta ahora
intimidados y silenciosos, comprendan, mientras la confusión y la apostasía
continúan extendiéndose, el engaño al que han sido sometidos y finalmente se
sacudirán su letargo. Hay muchos laicos que están alzando la voz; otros
seguirán necesariamente, junto con buenos sacerdotes, ciertamente presentes en
todas las diócesis. Este despertar de la Iglesia militante - me
atrevería a llamarlo casi una resurrección - es necesario, urgente e
inevitable: ningún hijo tolera que su madre sea ultrajada por los sirvientes, o
que su padre sea tiranizado por los administradores de sus bienes. El Señor nos
ofrece, en estas dolorosas situaciones, la posibilidad de ser sus aliados en la
lucha de esta santa batalla bajo su bandera: el Rey que vence al error y a la
muerte nos permite compartir el honor de la victoria triunfal y la recompensa
eterna que se deriva de ella, después de haber soportado y sufrido con Él.
Pero
para merecer la gloria inmortal del Cielo estamos llamados a redescubrir - en
una época castrada y desprovista de valores como el honor, la fidelidad a la
palabra y el heroísmo - un aspecto fundamental de la fe de todo bautizado: la
vida cristiana es una milicia, y con el Sacramento de la Confirmación
estamos llamados a ser soldados de Cristo, bajo cuya insignia debemos
luchar. Por supuesto, en la mayoría de los casos se trata de una batalla
esencialmente espiritual, pero a lo largo de la historia hemos visto cómo a
menudo, ante la violación de los derechos soberanos de Dios y de la libertad de
la Iglesia, era también necesario tomar las armas: nos lo enseña la tenaz
resistencia para repeler las invasiones islámicas en Lepanto y en las afueras
de Viena, la persecución de los Cristeros en México, de los católicos en
España, y aún hoy la cruel guerra contra los cristianos en todo el mundo. Nunca
como hoy podemos entender el odio teológico que proviene de los enemigos de
Dios, inspirados por Satanás. El ataque a todo lo que recuerda a la Cruz de
Cristo -a la Virtud, al Bien y a la Belleza, a la pureza- debe impulsarnos a levantarnos,
en un salto de orgullo, para reclamar nuestro derecho no sólo a no ser
perseguidos por nuestros enemigos externos sino también y sobre todo a tener
pastores fuertes y valientes, santos y temerosos de Dios, que hagan exactamente
lo que sus predecesores han hecho durante siglos: predicar el Evangelio de
Cristo, convertir a las personas y a las naciones y expandir el Reino del Dios
vivo y verdadero en todo el mundo.
Todos
estamos llamados a hacer un acto de Fortaleza - una olvidada virtud cardinal,
que no por casualidad en griego recuerda la fuerza viril, ἀνδρεία - en saber
cómo resistir a los Modernistas: una resistencia que tiene sus raíces en la
Caridad y la Verdad, que son atributos de Dios.
Si
usted sólo celebra la misa tridentina y predica la sana doctrina sin mencionar
el Concilio, ¿qué pueden hacerle? Echarle de sus iglesias, tal vez, ¿y luego
qué? Nadie puede impedir que renueven el Santo Sacrificio, aunque sea en un
altar improvisado en un sótano o un ático, como hicieron los sacerdotes
refractarios durante la Revolución Francesa, o como sucede todavía hoy en
China. Y si intentan alejarlo, resista: el derecho canónico sirve para
garantizar el gobierno de la Iglesia en la búsqueda de sus propósitos
primarios, no para demolerlo. Dejemos de temer que la culpa del cisma sea de
los que lo denuncian, y no, en cambio, de los que lo llevan a cabo: ¡los
cismáticos y herejes son los que hieren y crucifican el Cuerpo Místico de
Cristo, no los que lo defienden denunciando a los verdugos!
Los
laicos pueden esperar que sus ministros se comporten como tales, prefiriendo a
aquellos que demuestren que no están contaminados por los errores presentes. Si
una misa se convierte en ocasión de tortura para los fieles, si se les obliga a
asistir a sacrilegios o a soportar herejías y divagaciones indignas de la Casa
del Señor, es mil veces preferible ir a una iglesia donde el sacerdote celebre
dignamente el Santo Sacrificio, en el rito que nos da la Tradición, con una
predicación conforme a la sana doctrina. Cuando los párrocos y los obispos se
den cuenta de que el pueblo cristiano exige el Pan de la Fe y no las piedras y
los escorpiones de la neo-iglesia, dejarán a un lado sus temores y cumplirán
con las legítimas peticiones de los fieles. Los otros, verdaderos mercenarios,
se mostrarán como lo que son y podrán reunir a su alrededor sólo a aquellos que
compartan sus errores y perversiones. Se extinguirán por sí mismos: el Señor
seca el pantano y hace árida la tierra en la que crecen las zarzas; extingue
las vocaciones en los seminarios corruptos y en los conventos rebeldes a la
Regla.
Los
fieles laicos de hoy tienen una tarea sagrada: consolar a los buenos sacerdotes
y buenos obispos, reuniéndose como ovejas alrededor de sus pastores. Darles hospitalidad,
ayudarles, consolarles en sus pruebas. Crear una comunidad en la que no
predominen la murmuración y la división, sino la caridad fraternal en el
vínculo de la Fe. Y como en el orden establecido por Dios - κόσμος - los
súbditos deben obediencia a la autoridad y no pueden hacer otra cosa que
resistirla cuando abusa de su poder, no se les atribuirá ninguna culpa por la
infidelidad de sus dirigentes, sobre los que recae la gravísima responsabilidad
de la forma en que ejercen el poder vicario que se les ha dado. No debemos
rebelarnos, sino oponernos; no debemos complacernos con los errores de nuestros
pastores, sino rezar por ellos y amonestarlos respetuosamente; no debemos
cuestionar su autoridad, sino la forma en que la utilizan.
Estoy
seguro, con una certeza que me viene de la Fe, que el Señor no dejará de
recompensar nuestra fidelidad, después de habernos castigado por las faltas de
los hombres de la Iglesia, concediéndonos santos sacerdotes, santos obispos,
santos cardenales, y sobre todo un Papa santo. Pero estos santos surgirán de
nuestras familias, de nuestras comunidades, de nuestras iglesias: familias,
comunidades e iglesias en las que la gracia de Dios debe ser cultivada con la
oración constante, con la frecuencia de la Santa Misa y los Sacramentos, con el
ofrecimiento de sacrificios y penitencias que la Comunión de los Santos nos
permite ofrecer a la Divina Majestad para expiar nuestros pecados y los de
nuestros hermanos, incluso los que ejercen la autoridad. Los laicos tienen un
papel fundamental en esto, guardando la Fe dentro de sus familias, de tal
manera que nuestros jóvenes educados en el amor y en el temor de Dios puedan un
día ser padres y madres responsables, pero también dignos ministros del Señor,
sus heraldos en las órdenes religiosas masculinas y femeninas, y sus apóstoles
en la sociedad civil.
La
cura para la rebelión es la obediencia. La cura para la herejía es la fidelidad
a la enseñanza de la Tradición. La cura para el cisma es la devoción filial por
los Sagrados Pastores. La cura para la apostasía es el amor a Dios y a su
Santísima Madre. La cura del vicio es la práctica humilde de la virtud. La cura
para la corrupción de la moral es vivir constantemente en la presencia de Dios.
Pero la obediencia no puede ser pervertida en un servilismo estancado; el
respeto a la autoridad no puede ser pervertido en la obediencia de la corte. Y
no olvidemos que si es el deber de los laicos obedecer a sus Pastores, es aún
más grave el deber de los Pastores de obedecer a Dios, usque ad effusionem
sanguinis.
+
Carlo Maria Viganò, Arzobispo
1° de septiembre de 2020