Madiran
Introducido
“Pensar” hoy es la disolución del
pensamiento.
¿Madiran? ¡La destitución de la disolución!
Como
hija mayor de la Iglesia, Francia siempre ha tenido pensadores y escritores en
la vanguardia de la defensa de la Iglesia, y los tiempos modernos no son una
excepción. En la confusión y el desorden de los católicos que surgieron
inmediatamente después de la clausura del Concilio Vaticano II en 1965, un
destacado pionero de lo que vendría a ser el pensamiento “tradicional” fue el
francés Jean Madiran (1920–2013), creador y editor de la revista mensual
derechista y nacionalista ” Itinéraires ” (Itinerarios) de
1956 a 1996. Ya un auténtico defensor de la fe antes del Concilio, hizo de su
revista un elemento central de esa defensa después del Concilio, cuando se
convirtió en una lectura esencial para muchos católicos que trataban de no
perder la cabeza ni la fe.
En
los años sesenta, Madiran contribuyó ciertamente a mantener en Francia este
público instruido que serviría de apoyo esencial en los años setenta para que
Monseñor Lefebvre pudiera dirigir un movimiento “tradicional” en Francia para
oponerse a la destrucción de la Iglesia desde el interior por el clero
conciliar. Madiran y su revista pueden haber ayudado seriamente al Arzobispo a
llegar a su trascendental decisión, a finales de los años sesenta, de fundar en
la Suiza francesa la Fraternidad San Pío X, destinada a hacer su decisiva
contribución a la salvación de la Tradición Católica durante los próximos 40
años. La única vez que este escritor puede recordar haber visto correr al
Arzobispo fue cuando Madiran visitó una vez el seminario de Écône, y el Arzobispo
tuvo que alcanzarlo justo antes de que regresara a París.
Desgraciadamente,
la colaboración de ellos llegó a su fin cuando Juan Pablo II se convirtió en
Papa, y Madiran pensó que rescataría a la Iglesia, pero en lo que respecta al
Arzobispo, Madiran había tenido su buena influencia, y la “Tradición” desde
ahora estaba bien establecida. Hoy debemos recordar lo impensable que era en
los años ‘50 y ‘60 que los católicos dudaran de su clero. Aquí está el enorme
mérito de Madiran: una verdadera fe no sacudida por una casi entera jerarquía
católica descarriada, junto con el valor de levantarse y escribir en público
contra la multitud de gente que o seguía “fielmente” a esa jerarquía por
“obediencia”, o que sin fe se regocijaba en el socavamiento de la Iglesia por
la masonería. El hecho de que Madiran se dejara engañar posteriormente por Juan
Pablo II sólo atestigua la fuerza del magnetismo de Roma que durante un período
crucial de tiempo Madiran mismo abia logrado superar al servicio de la Verdad
Católica.
Que
hubo en él algo que nunca vaciló es sugerido por el hecho de que entre todos
los libros que escribió en una larga y productiva vida, aquel en el que él
mismo dijo que lo mejor dijo lo que esencialmente quería decir era el libro que
vamos a ver en estos “Comentarios Eleison” – L’hérésie du vingtième
siècle, La Herejía del Siglo XX. Apareció por primera vez en 1968, en otras
palabras, en el fragor de la controversia en torno al Vaticano II. Contiene un
Prólogo y seis Partes, haciendo quizás siete números de estos “Comentarios”,
porque el libro es un clásico, aunque no haya tenido muchas – o ninguna –
traducción.
Es
un clásico porque se necesita un filósofo tomista para reconocer y corregir al
modernismo – ¿cómo se analiza una niebla? – y Madiran era un filósofo tomista.
Pero no cualquier filósofo tomista, porque la mayoría de los obispos del
Vaticano II habían sido entrenados en su seminario o congregación en los
principios de la filosofía de Santo Tomás de Aquino. Pero no habían aprendido o
entendido cómo esos principios se aplican a la realidad. Esto se debe a que es
relativamente fácil enseñar esa filosofía como una guía telefónica coherente,
es decir, independentemente de la realidad. Los alumnos católicos son dóciles y
se lo beben todo, sin comprender necesariamente que el tomismo es el único
relato posible de la única realidad que nos rodea. ¿Pero quién puede enseñar
la realidad a los alumnos nacidos en la calefacción central, y
criados en la televisión? Madiran era de una generación anterior, lo que ayuda,
pero incluso entonces, para ver el modernismo tan claramente como él,
necesitaba una gracia especial de realismo, como para de Corte, Calderón y
algunos otros selectos.
Abróchense
los cinturones. Madiran vale la pena. En las semanas que vienen, su Prólogo.
Kyrie
eleison.