PÁGINAS

sábado, 29 de agosto de 2020

COMENTARIO ELEISON Número DCLXXXV (685) - 29 de agosto de 2020

 


Vigano por Ser Diluido?

¿Los ministros tienen por Dios el libre albedrío para fallar?
Las ovejas aún tienen el sentido católico para vencer.

En una serie de recientes declaraciones en público, en particular el 8 de junio, el arzobispo italiano Carlo Viganò, que todavía hoy es miembro de la jerarquía oficial de la Iglesia, se ha destacado de sus colegas en esa jerarquía al tomar una visión severa del Vaticano II. Ahora llega un teólogo italiano, el Padre Alfredo Morselli, quien busca moderar la severidad del Arzobispo Viganò, no exactamente defendiendo el Concilio, sino argumentando por ejemplo que no es el único responsable de la crisis que ha sufrido la Iglesia en los años posteriores al Concilio. Veamos su “Tesis sobre el Concilio” que ha hecho pública en nueve puntos principales y ocho subpuntos, aquí abreviados:

1 La crisis actual es de una gravedad sin precedentes, esencialmente neomodernista, pero mucho más grave que la crisis modernista original de principios del siglo XX.
2 Sin embargo, el Vaticano II no es simplemente la causa de la crisis actual, porque:
2.1 La crisis comenzó mucho antes de 1960,
2.2 su neo-modernismo nunca habría echado raíces sin la profunda corrupción del hombre moderno, y
2.3 De manera similar, el pontificado del Papa Francisco se preparó mucho antes del siglo XXI.
3 Debemos distinguir entre el Concilio en sí y el post-concilio, o la secuela del Concilio:
3.1 No se puede culpar al Concilio de todos los errores que se le atribuyen, aunque se hayan cometido en su nombre,
3.2 El Espíritu Santo estuvo en el Concilio, por lo que no se puede decir que no hubo nada bueno en el Concilio.
4 Los textos del Concilio incluyen fórmulas ambiguas, que dan apertura a los neo-modernistas.
5 Casi todos estos problemas han sido resueltos posteriormente por declaraciones oficiales de la Iglesia.
6 Los problemas representan no tanto errores como el deseo de ser inclusivos en lugar de exclusivos.
7 Un ejemplo trágico de ese deseo es la negativa del Concilio a condenar el comunismo.
8 Llamar “pastoral” al Concilio no significa que no haya nada dogmático en sus pronunciamientos.
9 Sólo se puede criticar al Concilio de acuerdo con la enseñanza de la Iglesia sobre la Fe. De ahí que
9.1 La fe significa creer en Dios, es decir, aceptar y no elegir las verdades que uno creerá.
9.2 El Magisterio de la Iglesia Católica es el que decide cuáles son las verdades que hay que creer.
9.3 Ese Magisterio no está abierto a la interpretación privada. Sólo él puede interpretar sus propias decisiones.

Y ahora un breve comentario sobre cada una de estas posiciones del P. Morselli.-

1 Este punto de introducción establece hasta qué punto el P. Morselli está de acuerdo con el arzobispo Viganò. ¡Bravo!

2 ¿Quién culparía de una explosión exclusivamente al detonador? Por supuesto que debe haber explosivos.

2.1 En efecto, el Vaticano II tuvo una larga ascendencia, en particular la “Reforma” protestante y la Revolución de 1789.

2.2 Absolutamente cierto. La profunda corrupción del hombre moderno se ha ido gestando a lo largo de los siglos.

2.3 También es cierto. Cinco Papas neomodernistas en principio prepararon el sexto, pero en la práctica el les ha superado a todos.

3 ¡Cuidado! – ¿el que desata la puerta del establo, no tiene la culpa de que el caballo se haya escapado?

3.1 “Nunca quise que el caballo se escapara. Sólo quería que fuera libre para galopar en el sol”.

3.2 El Espíritu Santo impidió que el Concilio fuera aún peor, pero dejó a los obispos su libre albedrío....

4 Las mortales ambigüedades fueron plantadas por los neo-modernistas, permitiéndoles pasar por los “Católicos”.

5 Estas “aclaraciones” que el P. Morselli cree, normalmente no aclaran, sino que mantienen el problema.

6 Desgraciadamente, es el deseo de ser inclusivo lo que hace que las puertas, alguna vez cerradas firmemente, se abrieran de nuevo al error.

7 Mons. Lefebvre dijo que la negativa a condenar el comunismo estigmatizaría a este Concilio para siempre.

8 Terrible ambigüedad: el Concilio “pastoral” no era dogmático, ¡sino que debía seguirse como el dogma supremo!

9 “El veneno está en la cola” – ¡al final, el P. Morselli recurre al argumento de la Autoridad! –

9.1 Por supuesto que debemos creer lo que realmente viene de Dios, y no elegir nosotros mismos qué creer.

9.2 Y por supuesto, si Él exige creer, como lo hace, nos debe un Magisterio infalible para decidir.

9.3 Pero ese Magisterio consiste en oficiales de la Iglesia falibles con libre albedrío, que Dios no les quitará, y si, excepcionalmente, fallan en su deber, Él espera que las ovejas los juzguen por sus frutos.

En resumen, la severidad del Arzobispo Viganò, juzgando el Vaticano II por sus frutos, sobrepasa la Autoridad del Padre Morselli.

Kyrie eleison.

 

 

martes, 25 de agosto de 2020

COMENTARIO ELEISON Número DCLXXXIV (684) - 22 de agosto de 2020

 

Dinero, Verdad

Por muy oscuro que esté el cielo sobre nuestras cabezas,
Aún más arriba, la majestad de Dios no muere.

La gravedad del corona-pánico de la primavera pasada, fabricado por los gobernantes, y de los disturbios de este verano, llevados a cabo por gente dirigida, ambos artificiales pero que juntos amenazan con detener la civilización tal y como la conocemos, está haciendo pensar a mucha gente. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué nos espera para el otoño? Ven a los gobiernos de todo el mundo sincronizados fabricando la gravedad del coronavirus, y falsificando las estadísticas de las muertes por éste. Ven a los alborotadores organizados y pagados para que se reúnan en todo Estados Unidos para causar estragos contradictorios en varias ciudades. ¿De dónde viene esta avalancha de mentiras y contradicciones? ¿Y a dónde conduce? Sobre todo, ¿quién está detrás del ataque coordinado contra la verdad, la ley y el orden?

En respuesta a la última pregunta, el principio clásico es “Cui bono”, o “¿Quién está en posición de ganar?” Difícilmente los gobernantes, que se desacreditan a sí mismos por su inepta torpeza en lo que es real en la crisis del Corona, y por su reacción a menudo débil al verdadero vacío de los alborotadores. Difícilmente la gente gobernada, a la que no le gusta la pérdida real de su vida normal o de su medio de vida. ¿No está claro que alguien hostil a los gobernantes y gobernados por igual debe estar manipulando a ambos? ¿Pero quién tiene el poder necesario para hacer la manipulación? Los gobernantes pueden ser sobornados con dinero, especialmente si aman el dinero (algunos observadores dicen que los gobiernos modernos son lo mejor que el dinero puede comprar). Y los pueblos gobernados pueden ser dirigidos por la nariz por hombres de los medios de comunicación, igualmente comprados con su poca preocupación por la verdad.

¿Qué pasa entonces si observamos que los hombres de dinero en nuestro mundo se han ocupado de comprar el control de los medios de comunicación, nuestros periódicos y televisión y, más recientemente, nuestros medios de comunicación social? Estos hombres de dinero, o los “banksters”, banqueros-gángsters de nuestro mundo, seguramente tienen el poder de haber manipulado el corona-pánico y los disturbios, en sincronización. ¿Pero con qué propósito? Los hombres siempre han perseguido el dinero, en general por todas las cosas que puede comprar, pero en particular por el poder. El orgullo ama el poder, el dinero alimenta el orgullo y el poder. Y parece que ahora mismo, en el año 2020, estamos siendo testigos de una toma de poder global sin precedentes, hecho posible por la tecnología moderna.

El corona-pánico diseñado desde el otoño de 2019 en adelante hizo posible que los gobiernos prácticamente cerraran la economía de sus países y destruyeran una multitud de medios de vida y pequeñas empresas. Pero, ¿no es esto un suicidio para los gobiernos democráticos? Los banksters los rescatarán, creando de la nada todo el dinero que necesitan para prestarles, poniendo a los gobiernos y las naciones bajo su poder, ya que el deudor está bajo el poder del acreedor. Los banksters tendrán éxito en la esclavitud de todo un mundo que tenía demasiado amor por el dinero, y muy poco amor por la verdad.

Si estas naciones hubieran amado más la verdad, se habrían levantado hace mucho tiempo contra la corriente de mentiras que salían de los medios de comunicación, y nunca se habrían tragado el paquete de mentiras que rodea al coronavirus y sus máscaras circundantes y el “distanciamiento social”. Si estas naciones no hubieran amado demasiado el dinero, nunca hubieran permitido que los hombres del dinero los sobornaran para que aceptaran un sistema monetario basado en una variedad de engaños, especialmente la banca de reserva fraccionada, que está culminando en la esclavitud de la humanidad por el puro engaño del “dinero” fabricado con el simple hecho de estampar cifras en una computadora.

¿Y ahora qué se puede hacer? Ya en 1973 Nuestra Señora dijo en Akita, Japón, “Sólo yo puedo ayudarlos ahora”. Y dijo: “Rezad el rosario por el Papa, por los obispos y los sacerdotes”. Para detalles de una peregrinación de fin de semana para rezar exactamente como Ella lo pidió, comuníquese a respicestellam2015@gmail.com En Walsingham, Norfolk, Inglaterra, del 18 al 20 de septiembre.

Kyrie eleison.

 

NUEVA CARTA DEL ARZ. VIGANÒ

La Sanidad mundial, piloteada por la OMS se ha convertido en una auténtica multinacional que tiene como finalidad el beneficio de los accionistas (empresas farmacéuticas y las denominadas fundaciones filantrópicas) y el medio para conseguirlo es la transformación de los ciudadanos en enfermos crónicos. Y es evidente: las empresas farmacéuticas quieren ganar dinero vendiendo medicamentos y vacunas.  Si la eliminación de enfermedades y la producción de medicamentos efectivos conduce a una reducción en el número de pacientes y por lo tanto en las ganancias, al menos será lógico esperar que los medicamentos sean ineficaces y que las vacunas sean herramientas que sirvan más para propagar enfermedades, que para erradicarlas. Y eso es realmente lo que sucede. ¿Cómo pensar que se promueve la búsqueda de curas y terapias, si quienes las financian se benefician de manera desproporcionada, por medio de la persistencia de las patologías?
Puede parecer difícil convencerse de que quienes deben garantizar la salud quieran asegurar la continuación de las enfermedades: tal cinismo -con toda razón- repele a quienes son ajenos a la mentalidad que se ha instaurado en el sector de la Sanidad. Sin embargo, esto es lo que está sucediendo ante nuestros ojos y no solo involucra a la emergencia del Covid y a las vacunas -en particular las vacunas contra la influenza, que se generalizaron en el año 2019, justamente en aquellas áreas en las que el Covid ha cobrado el mayor número de víctimas-. También involucra a todos los tratamientos, terapias, partos y asistencia a los enfermos. Este cinismo, que asquea al código ético, ve en cada uno de nosotros a una fuente de ingresos, en lugar de ver en cada paciente el rostro de Cristo sufriente. Por lo tanto, apelamos a los muchos médicos católicos y médicos de buena voluntad, para que no traicionen el juramento hipocrático ni el corazón mismo de su profesión, la cual está hecha de misericordia y compasión, de amor por los que sufren y de ayuda desinteresada a los más débiles, recordando las palabras de Nuestro Señor: “Siempre que hacías esto a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hacías” (Mt 25, 40)
La Iglesia Católica, especialmente en las últimas décadas, ha podido intervenir con autoridad en este debate, también gracias a la Pontificia Academia para la Vida, fundada por Juan Pablo II. Sus integrantes, hasta hace algunos años daban indicios de carácter médico-científico, que no entraban en conflicto con los inviolables principios morales de todo católico.
Pero al igual que en la sociedad civil, que hemos atestiguado una pérdida progresiva de la responsabilidad de los individuos y de los gobernantes en las diversas esferas de la vida pública, que incluyen a la atención de la salud, en la “iglesia de la misericordia” nacida en el año 2013, se prefirió adecuar el compromiso de los Dicasterios Pontificios y la Academia para la Vida a una visión líquida, diría perversa, ya que niega la verdad y abraza las exigencias del ambientalismo, con fuertes connotaciones del malthusianismo.  La lucha contra el aborto, que se opone a la desnaturalización pretendida por el Nuevo Orden Mundial, ya no es una prioridad para muchos Pastores. Durante las manifestaciones Provida, como las que se llevaron a cabo en Roma en los últimos años, ¡el silencio y la ausencia de la Santa Sede y de la Jerarquía, fueron vergonzosos!
Obviamente, los principios morales en los que están fundamentadas las reglas que norman el campo médico siguen siendo válidos siempre, y no podría ser de otra manera. La Iglesia es la guardiana de la Enseñanza de Cristo y no tiene autoridad para modificarla o adaptarla a nuestro gusto. Sin embargo, está el desconcierto al presenciar el silencio de Roma, que parece tener más en cuenta los métodos de separación de desperdicios -hasta el punto de escribir una Encíclica-, que la vida de los no nacidos, la salud de los más débiles y la asistencia a los enfermos terminales. Este es sólo un aspecto de un problema mucho mayor, de una crisis mucho más grave, que como he dicho varias veces, se remonta al momento en que la parte desviada de la Iglesia, con lo que una vez fue la Compañía de Jesús a la cabeza, ha tomado el poder haciéndose esclava de la mentalidad del mundo.
Considerando la nueva orientación de la Pontificia Academia para la Vida (cuya presidencia ha sido confiada a un personaje, reconocido por haber dado lo mejor de sí mismo cuando era Obispo de Terni), no podemos esperar ninguna condena de quienes utilizan tejidos fetales de niños que fueron voluntariamente abortados. De hecho, sus miembros esperan la vacunación masiva y la Fraternidad Universal del Nuevo Orden Mundial, contradiciendo con ello, pronunciamientos previos de la propia Academia Pontificia [1]. A esta malformada ola, en días recientes se le ha sumado la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales [2]  que por un lado ha reconocido que “la Iglesia está en contra de la producción de vacunas que utilicen tejidos derivados de fetos abortados  y reconocemos la incomodidad que sienten muchos católicos cuando se enfrentan a la decisión de no vacunar a su hijo o de figurar como cómplices del aborto”,  y sin embargo, luegó en una muy grave contradicción con los principios irreformables dictados por la moral católica [3], [la misma Conferencia] afirmó que “la Iglesia enseña la importancia fundamental de la salud de un niño y de otras personas vulnerables, podría permitir a los padres utilizar una vacuna que en el pasado ha sido desarrollada utilizando estas líneas celulares diploides“. Esta afirmación carece de autoridad doctrinal y más bien se alinea con la ideología dominante promovida por la OMS, cuyo principal patrocinador es Bill Gates así como las empresas farmacéuticas.
Desde un punto de vista moral, para todo católico que pretenda permanecer fiel a su Bautismo, es absolutamente inadmisible aceptar una vacuna que en su proceso de producción utilice materiales de fetos humanos: el Obispo estadounidense Joseph E. Strickland también lo reiteró con autoridad en su Carta Pastoral del pasado 27 de abril [4], así como en uno de sus tuits del pasado 1 de agosto [5].
Por lo tanto, debemos rezar al Señor para que le dé voz a los Pastores, con el fin de crear un frente unido que se oponga al poder excesivo de la élite globalista que quiere subyugarnos a todos.  Hay que recordar que mientras las farmacéuticas únicamente avanzan por la senda del interés económico, en lo ideológico operan personajes que aprovechando la oportunidad de la vacuna, también quieren implantar dispositivos de identificación de personas, y que estas nanotecnologías -me refiero al proyecto ID2020, puntos cuánticos y otros análogos- estén patentadas por los mismos individuos que han patentado los virus así como su vacuna. Además en un delirio de omnipotencia que hasta ayer podría haber sido descartado como una perorata más de los teóricos de la conspiración, pero que hoy  ya se ha iniciado en algunos países, como Suecia y Alemania, se ha patentado un proyecto de criptomonedas para permitir no solo la identificación sanitaria, sino también la identificación personal y bancaria.  Estamos viendo tomar forma ante nuestros ojos a las palabras de San Juan: “Se aseguró de que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, recibieran una marca en la mano derecha y en la frente; y que nadie pudiera comprar ni vender sin tener dicha marca“(Ap. 13, 16-17).
Dada la gravedad de la situación, también debemos pronunciarnos sobre estos aspectos: no podemos quedarnos callados, en caso de que la Autoridad pública hiciera obligatorias vacunas que planteen serios problemas éticos o morales o que más prosaicamente, no garanticen la obtención de los efectos previstos y que se limitan prometer beneficios que desde un punto de vista científico, son absolutamente cuestionables. ¡Que ante este ataque sistemático contra Dios y el hombre, los Pastores de la Iglesia, finalmente, alcen la voz para defender al rebaño que les ha sido confiado!
________________________
[1] Cfr. Pontificia Accademia per la Vita, Nota circa l’uso dei vaccini, 31 Luglio 2017: http://www.academyforlife.va/content/pav/it/the-academy/activity-academy/note-vaccini.html  
[2] Cfr. Conferenza Episcopale dell’Inghilterra e del Galles, The Catholic position on vaccination, https://www.cbcew.org.uk/wp-content/uploads/sites/3/2020/03/catholic-position-on- vaccination-290720.pdf
[3] Cfr. Pontificia Accademia per la Vita, Riflessioni morali circa i vaccini preparati a partire da cellule provenienti da feti umani abortiti, 5 Giugno 2005:
https://www.amicidilazzaro.it/index.php/riflessioni-morali-circa-i-vaccini-preparati-a-partire- da-cellule-provenienti-da-feti-umani-abortiti/ 
[4] Mons. Joseph E. Strickland, Pastoral Letter from Bishop Joseph E. Strickland On the Ethical Development of COVID-19 Vaccine, 23 Aprile 2020:
https://stphilipinstitute.org/2020/04/27/pastoral-letter-from-bishop-joseph-e-strickland-on-the- ethical-development-of-covid-19-vaccine/
[5] “I renew my call that we reject any vaccine that is developed using aborted children. Even if it originated decades ago it still means a child’s life was ended before it was born & then their body was used as spare parts. We will never end abortion if we do not END THIS EVIL!”

sábado, 22 de agosto de 2020

HOY ES LA FIESTA DEL CORAZÓN INMACULADO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Y ES TAMBIÉN EL CUARTO ANIVERSARIO DE LA SAJM



"Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará"




Mons. Faure firmando el decreto de erección e la SAJM, en el seminario de Avrillé (Francia) el 22 de agosto de 2016.
"Desde el concilio Vaticano II, el santo Sacrificio de la Misa, la doctrina católica y toda la vida de la Iglesia son atacados por la Jerarquía liberal y modernista. Porque el sacerdocio católico tiene el deber esencial de combatir el liberalismo y el modernismo en defensa de los derechos divinos violados, la Sociedad descarta toda posibilidad de regularización canónica por vía de acuerdo bilateral, de reconocimiento unilateral, o del modo que sea, en tanto la Jerarquía católica no vuelva a la Tradición de la Iglesia." (Estatutos de la SAJM, II, 5).


_____________________________________


LEER UN SERMÓN PARA ESTA FIESTA

miércoles, 19 de agosto de 2020

VATICANO II: EL ARZ. VIGANÒ RESPONDE AL OBISPO BARRON


Adelante la Fe

Nota explicativa de Michael Matt 

Excelencia:

Creo que encontrará interesante lo que le voy a decir. Como sabe, monseñor Robert Barron no es, desde luego, el peor prelado de EE.UU. Durante un tiempo me resultaron muy provechosas sus conferencias, y no es mi intención poner en duda su sinceridad. Con todo, me resulta problemática en muchos sentidos su postura sobre el Concilio, la cual expone en detalle en este enlace.

Ignoro si esta iniciativa tendrá algo que ver con las cartas que ha escrito últimamente Vuestra Excelencia sobre el tema, pero me parece un intento no muy disimulado de descalificar (por no decir denostar) la resistencia del catolicismo tradicional a las desastrosas y no vinculantes novedades introducidas por el Concilio Vaticano II.

Siento curiosidad por saber qué le han parecido los argumentos expuestos por monseñor Barron y sus colaboradores de World on Fire. Si tuviera la amabilidad de darlo a conocer a nuestros lectores, gustosamente se lo publicaría. Que Dios lo bendiga y la Virgen lo guarde.

In Christo Rege,

Michael J. Matt.

________________________________


Estimado Michael:

He visto el Catecismo sobre el Concilio que ha aparecido en World on Fire y, como me ha solicitado, le mando una breve reflexión. No entraré en los detalles de las preguntas, que me parecen más apropiadas para un manual de instrucciones o para la gestión de un locutorio o centro de llamados telefónicos. Me centraré por el contrario en una frase de la introducción que hace Benedicto XVI:

«Hoy en día, defender la verdadera tradición de la Iglesia significa defender el Concilio. […] Hemos de ser fieles al presente de la Iglesia, no al ayer ni al mañana. Y el presente de la Iglesia está en los documentos del Concilio Vaticano II, sin reservas que lo amputen ni arbitrariedades que lo distorsionen».

Afirma en tono apodíctico el Santo Padre que “hoy en día defender la verdadera tradición de la Iglesia significa defender el Concilio” y que “hemos de ser fieles al presente de la Iglesia”. Estas dos posturas que se complementan mutuamente carecen del menor apoyo en la Tradición, ya que el presente de la Iglesia está siempre indisolublemente vinculado a su pasado.

La Iglesia tiene tres dimensiones: una triunfante en el Cielo, otra militante en la Tierra y otra purgante en el Purgatorio. Estas tres dimensiones de una misma Iglesia están estrechamente ligadas entre sí, y es evidente que la triunfante y la purgante se encuentran en una realidad metafísica metahistórica o metatemporal. En cambio, la Iglesia militante tiene un presente, una contingencia que le da el paso del tiempo, y nada puede alterar su esencia, su misión y, sobre todo, su doctrina. Por tanto, no hay una Iglesia exclusivamente del presente en la que el ayer haya pasado irremediablemente y el futuro aún no haya llegado: lo que Cristo nos enseñó ayer lo reiteramos hoy y lo profesarán mañana sus vicarios. Aquello de lo que dieron testimonio ayer los mártires lo custodiamos hoy y lo confesarán mañana nuestros hijos.

Después afirma que «hemos de ser fieles al presente de la Iglesia, no al ayer ni al mañana», lo cual fue significativamente adoptado por los propulsores del Concilio ni más ni menos que para dar carpetazo al pasado, afirmar en el presente de aquel momento la revolución conciliar y preparar la crisis del mañana en ya nos encontramos. Es más, los novadores que quisieron aquel concilio actuaron precisamente –parafraseando las palabras de Ratzinger– con reservas que han amputado el Magisterio ininterrumpido de la Iglesia y con arbitrariedad lo han distorsionado. No veo por qué lo que hicieron ayer los innovadores con el Concilio Vaticano II en perjuicio de la Tradición no les pueda valer hoy: quienes no vacilaron en demoler el edificio doctrinal, moral, litúrgico, espiritual y disciplinar de la religión de antes, como ellos la llaman, en nombre de la pastoralidad y del Concilio, no vacilarían hoy en pretender reivindicar para sus osadas innovaciones la misma sumisión servil y su negativa a defender dos mil años de Magisterio infalible, y que hay que manifestar una adhesión incondicional, no a la Tradición, sino al acontecimiento singular que contradijo y adulteró dicha Tradición. A mí me parece que esa forma de razonar, nada más de una perspectiva meramente lógica, no tiene mucha credibilidad; la Iglesia conciliar se limita a reafirmarse y mirarse el ombligo rompiendo con la enseñanza constante de los sumos pontífices anteriores.

Por otra parte, yo diría que la cita de Benedicto XVI contradice la hermenéutica de la continuidad según la cual no hay que aceptar el Concilio rompiendo con el pasado de la Iglesia, sino en continuidad –precisamente– con él: pero si no existe una Iglesia de ayer, ¿a qué se refiere la continuidad de la presunta hermenéutica conciliar? Otro juego de palabras filosófico que desgraciadamente da señales de ruina desde su formulación y hoy es desmentido desde el propio trono pontificio.

Podemos observar con estupor el empeño de los defensores del Concilio en defender su concilio, hasta el extremo de redactar una especie de catecismo sobre él. Si se hubieran tomado la molestia de reafirmar con el mismo ardor la doctrina inmutable de la Iglesia cuando ésta se negaba o callaba en nombre de la renovación conciliar, no estarían tan extendidas hoy en día la ignorancia de la Fe y la confusión. Desgraciadamente, parece más importante defender el Concilio Vaticano II que el depósito perenne de la Fe.

¡Dios te guarde!

+Carlo Maria Viganò

COMENTARIO ELEISON Número DCLXXXIII (683) - 15 de agosto de 2020

 

 Ráfaga de Rosarios

Nuestro mundo enfurecido está al borde de la destrucción.
El Rosario es nuestro salvavidas, para no naufragar.

Cualesquiera que sean los acontecimientos que caigan sobre nosotros de este otoño en adelante, será esencial que todas las almas que tengan la suerte de creer en Dios se vuelvan a Él en mente y corazón, porque Él está en el centro mismo de estos acontecimientos y no pueden ser comprendidos sin Él. Es por eso que la multitud de conservadores y liberales están hoy “caminando en la oscuridad”. Sólo las almas con la Fe que “tienen la luz de la vida” (Jn. VIII, 12) pueden leer lo que está pasando.

Durante siglos, la llamada “civilización Occidental” se ha alejado de Dios. Sin embargo, sólo Él pudo y creó el alma espiritual y racional que es la única cosa que da vida y libre albedrío a todos los hombres vivos, y esto lo hizo para permitir al hombre elegir ir al cielo, si lo desea. Si el hombre rechaza tal oferta, sólo merece ir al infierno, que es lo que de hecho quería para alejarse de Dios, porque murió en un estado de revuelta contra Él. Así pues, todas las almas de la tierra se dirigen todo el tiempo hacia Él o se alejan de Él, de acuerdo con la justicia de Dios, templada por su misericordia, ambas de alcance infinito. En el corazón mismo del ateo más amargado… está Dios.

Y este giro hacia o lejos de Dios es de lo que trata la vida humana en la tierra, tanto si los hombres lo reconocen como si lo niegan. Hoy en día, en 2020, Dios ha sido desplazado tan lejos de la escena que entre los hombres tanto sus amigos como sus enemigos pueden estar más inconscientes que conscientes de serlo, pero sin embargo eso es lo que son, y lo que está impulsando sus vidas. A los amigos inconscientes los llamamos “conservadores” porque están tratando de conservar los últimos restos de la cristiandad, más conocida hoy como “civilización occidental”. A los enemigos inconscientes de Dios los llamamos “liberales” porque intentan liberarse de los últimos vestigios de los Diez Mandamientos.

Es la grandeza de Dios la que da a los conservadores su fuerza, incomparablemente mayor cuando comprenden tanto y se vuelven a Él, pero muy disminuida si quieren o intentan luchar por Él sin Él. Es por eso que la política hoy en día se está desplazando constantemente hacia la izquierda, porque los conservadores tienen cada vez menos de Dios en ellos, o para luchar. Esto significa un enemigo cada vez más débil frente a los liberales, haciendo una cruzada con un fanatismo religioso por su Nuevo Orden Mundial sin Dios. Es sólo porque Dios está implicado que el choque entre conservadores y liberales en los Estados Unidos está al borde de la guerra civil, al borde de desgarrar la nación.

Las cosas han llegado tan lejos que ya en 1973 Nuestra Señora dijo en Akita, Japón, “Sólo yo puedo ayudarles ahora”. Allí también dijo, “Rezad el rosario por el Papa, por los obispos y por los sacerdotes”. De hecho, el corazón del problema nacional e internacional de hoy en día reside en la Iglesia Católica, porque el único y verdadero Dios tiene una sola institución en la tierra que Él mismo instituyó para llevar a los hombres a Su Cielo, y esa es la Iglesia Católica. El mundo no podría estar en el terrible problema en el que se encuentra hoy en día si los agentes del Nuevo Orden Mundial no hubieran logrado infiltrarse y paralizar a la Iglesia Católica en el Concilio Vaticano II, celebrado en la década de 1960.

Por eso estos “Comentarios” no pueden creer o promover ningún tipo de acciones bien intencionadas pero inadecuadas para salvar a la Iglesia o al mundo, pero pueden y creen en una “Ráfaga de Rosarios” que se celebrará el próximo mes, entre el viernes y el domingo, del 18 al 20 de septiembre, en el principal santuario de Nuestra Señora en Inglaterra, en Walsingham en Norfolk, a 27 millas de la ciudad de Norwich. Que todo aquel interesado en ayudar realmente a resolver los problemas de la Iglesia y del mundo contacte con respicestellam2015@gmail.com para participar en el rezo de cinco rosarios completos en 40 horas. ¡Madre de Dios, ayuda!

Kyrie eleison.

sábado, 15 de agosto de 2020

ARZ. VIGANÒ: CRISTO HA SIDO DESTRONADO TAMBIÉN EN LA IGLESIA



"El furor del Enemigo, que detesta el género humano, se desata en primer lugar contra la doctrina de la realeza de Cristo (...) El secularismo del siglo XIX, fomentado por la Masonería, ha conseguido reorganizarse con una ideología aún más perversa, pues no sólo ha extendido la negación de los derechos del Redentor a la sociedad civil, sino también al Cuerpo de la Iglesia.

Esta ofensiva se consumó con la renuncia por parte del Papado al concepto mismo de la realeza vicaria del Romano Pontífice, introduciendo con ello en la propia Iglesia las exigencias de la democracia y el parlamentarismo que ya se habían utilizado para socavar las naciones y la autoridad de los gobernantes. El Concilio Vaticano II debilitó en gran medida la monarquía pontificia como consecuencia de haber negado implícitamente la divina realeza del Eterno Sumo Sacerdote. Al hacerlo asestó un golpe maestro a la institución que hasta entonces se había mantenido como muralla defensiva contra la secularización de la sociedad cristiana. La soberanía del Vicario quedó menoscabada, y a ello siguió la paulatina negación de los derechos soberanos de Cristo sobre su Cuerpo Místico. Cuando Pablo VI depuso la tiara, haciendo alarde de ello como si abdicara de su sagrada monarquía vicaria, despojó también a Nuestro Señor de su corona, reduciendo la realeza de Jesús a un sentido meramente escatológico. (...)

¿Se dieron cuenta todos los padres conciliares que aprobaron con su voto Dignitatis humanae y proclamaron la libertad de culto de Pablo VI de que en la práctica lo que hicieron fue derrocar a Nuestro Señor Jesucristo despojándolo de su corona y de su reinado en la sociedad? ¿Entendieron que claramente habían destronado a Nuestro Señor Jesucristo de su dominio divino sobre nosotros y sobre el mundo entero? ¿Comprendieron que al hacerse portavoces de naciones apóstatas hicieron subir a su trono estas execrables blasfemias: «No queremos que reine sobre nosotros» (Lc. 19,14) y «no tenemos más rey que al César» (Jn.19, 15)? Pero Él, en vista de la confusa algarabía de aquellos insensatos, apartó su espíritu de ellos.

Quien no esté cegado por prejucios no puede menos que ver la perversa intención de minimizar la festividad instituida por Pío XI y la doctrina que ésta expresa. Destronar a Cristo, no sólo en la sociedad sino también en la Iglesia, es el mayor crimen con el que se ha podido manchar la Jerarquía, incumpliendo su misión de custodia de la enseñanzas del Salvador. Consecuencia inevitable de semejante traición ha sido que la autoridad otorgada por Nuestro Señor al Príncipe de los Apóstoles haya desaparecido sustancialmente. Lo hemos visto confirmado desde la proclamación del Concilio, cuando la autoridad infalible del Romano Pontífice fue deliberadamente excluida en favor de una pastoralidad que ha creado las condiciones para se hagan formulaciones equívocas gravemente sospechosas de herejía, cuando no descaradamente heréticas. Con lo que no sólo nos vemos acosados en el plano de lo civil, en el que durante siglos las fuerzas de las tinieblas han rechazado el dulce yugo de Cristo e impuesto la odiosa tiranía de la apostasía y el pecado a las naciones, sino también en el ámbito religioso, en el que la Autoridad se derriba a sí misma y niega que el Dios Rey deba reinar también sobre la Iglesia, sus pastores y sus fieles. También en este caso el dulce yugo de Cristo es sustituido por la odiosa tiranía de los novadores, que con su autoritarismo no diferente de sus equivalentes seculares imponen una nueva doctrina, una nueva moral y una nueva liturgia en las que la sola mención de la realeza de Nuestro Señor se considera una molesta herencia de otra religión, de otra Iglesia. Como dijo San Pablo, «Dios les envía un poder engañoso para que crean la mentira» (2 Tes.2,11).

No es sorprendente, pues, que así como en el plano secular los jueces subvierten la justicia condenado a inocentes y absolviendo a culpables, los gobernantes abusan de su poder oprimiendo a los ciudadanos, los médicos incumplen el juramento de Hipócrates haciéndose cómplices de quienes fomentan la propagación de las enfermedades y transforman a los enfermos en pacientes crónicos, y los maestros no enseñan a amar el conocimiento sino a cultivar la ignorancia y manipulan ideológicamente a sus alumnos; también en el corazón de la Esposa de Cristo hay cardenales, obispos y sacerdotes que escandalizan a los fieles con su reprensible conducta moral, difunden herejías desde los púlpitos, promueven la idolatría celebrando a la Pachamama y el culto a la Madre Tierra en nombre de un ecologismo de clara matriz masónica y en total consonancia con el plan disolvente ideado por el mundialismo. «Ésta es vuestra hora, el poder de las tinieblas» (Lc.22,53). (...)

Nuestra vida es una guerra: la Sagrada Escritura nos lo recuerda. Pero es una guerra en la que sub Christi Regis vexillis militare gloriamur (Postcomunión de la Misa de Cristoi Rey), y en la que tenemos a nuestra disposición armas espirituales muy potentes y contamos con un despliegue de fuerzas angélicas con las que no puede ninguna fortaleza de la Tierra o del Infierno."

LEER TEXTO COMPLETO EN "ADELANTE LA FE"

HOY ES LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN DE LA SMA. VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS

 


Sermón sobre esta fiesta con relato de la Asunción según Sor María de Jesús de Ágreda (acá)

miércoles, 12 de agosto de 2020

ARZ. VIGANÒ: SE ESTÁ PRODUCIENDO UNA TRAICIÓN ASTUTA Y COBARDE DESDE EL INTERIOR DE LA IGLESIA.

 


ADELANTE LA FE (traducción corregida)


10 de agosto de 2020

Fiesta de San Lorenzo Mártir

Reverendo padre Thomas:

He leído atentamente su artículo Vatican II and the Work of the Spirit, publicado el pasado 27 de julio en Inside the Vatican (ver aquí)Yo diría que su pensamiento se puede resumir en estas dos frases:

«Comparto muchas de las preocupaciones expresadas y reconozco la validez de algunos los problemas teológicos y cuestiones doctrinales enumerados. Con todo, me produce incomodidad llegar a la conclusión de que el Concilio Vaticano II sea de algún modo fuente y causa directa del desalentador estado en que se encuentra actualmente la Iglesia.»

Permítame, reverendo padre, que me apoye para responderle en la autoridad de un interesante escrito suyo, Pope Francis and Schism, que apareció en The Catholic Thing el pasado 8 de octubre. Sus observaciones me permiten apreciar una analogía que espero contribuya a aclarar lo que pienso y demostrar a nuestros lectores que algunas divergencias aparentes pueden se pueden resolver gracias a un provechoso debate que tenga como máximo fin la gloria de Dios, el honor de la Iglesia y la salvación de las almas.

En Pope Francis and the Schism, usted señala muy oportunamente y con la perspicacia que caracteriza sus intervenciones que hay una especie de disociación entre la persona del Papa y Jorge Mario Bergoglio, una dicotomía en la que el Vicario de Cristo calla y deja hacer mientras habla y actúa el exuberante argentino que actualmente reside en Santa Marta. Hablando de la gravísima situación que atraviesa la Iglesia alemana, usted escribe:

«Para empezar, al interior de la Iglesia alemana muchos saben que de hacerse cismáticos perderían su voz y su identidad católica. No pueden permitirse algo así. Necesitan estar en comunión con el papa Francisco, porque es precisamente él quien promueve el concepto de sinodalidad que tratan de llevar a cabo. Él es, por tanto, su   máximo protector.

En segundo lugar, mientras el papa Francisco puede impedirles que hagan algo que sería escandalosamente contrario a la doctrina de la Iglesia, deja que hagan cosas que son ambiguamente contrarias, porque esa enseñanza y práctica pastoral ambigua concordarían con las de Francisco. Con esto, la Iglesia se encuentra en una situación en la que nunca habría esperado encontrarse.»

Prosigue:

«Es importante recordar que es preciso ver la situación de Alemania en un contexto más amplio: la ambigüedad teológica interna de Amoris Laetitia; el avance indisimulado del proyecto homosexual; la refundación del Instituto (romano) Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia, o sea el debilitamiento de la coherente doctrina de la Iglesia sobre absolutos morales y sacramentales, sobre todo en lo que respecta a la indisolubilidad del matrimonio, la homosexualidad, la contracepción y el aborto.

También está la declaración de Abu Dabi, que contradice abiertamente la voluntad del Padre y socava el primado de Jesucristo su Hijo como Señor definitivo y Salvador universal.

Es más, el actual Sínodo para la Amazonía rebosa de participantes solidarios y promotores de todo lo antedicho. Hay que tener en cuenta también a los numerosos cardenales, obispos, sacerdotes y teólogos de ortodoxia discutible a los que Francisco respalda y promueve nombrándolos para altos cargos en la Iglesia».

Y concluye con estas palabras:

«Teniendo en cuenta todo lo anterior, observamos una situación de creciente intensidad en la que por un lado la mayoría de los fieles del mundo, tanto en el clero como entre los laicos, se mantienen fieles al Papa, porque es su pontífice aunque critiquen su pontificado, y por otro hay una gran cantidad de fieles en el mundo, tanto clero como seglares, que apoyan con entusiasmo a Francisco porque permite y promueve las ambiguas enseñanzas y prácticas eclesiales de ellos.

Por consiguiente, terminaremos con una Iglesia que tendrá un papa que será el pontífice de la Iglesia Católica y será al mismo tiempo en la práctica cabeza de una iglesia cismática. Por ser el jefe de ambas, parecerá que hay una sola Iglesia cuando en realidad serán dos». [No "terminaremos" en esa situación, sino que ella existe desde el concilio, conforme a las enseñanzas del P. Meinvielle, Mons. Tissier de Mallerais, los domincios de Avrillé y muchos otros tradicionalistas. Acerca de esto, leer acá. Nota de NP]

Sustituyamos ahora al Papa por el Concilio, y a Bergoglio por el Concilio Vaticano II: creo que encontrará interesante el paralelo casi literal que resulta. De hecho, tanto para el Papado como para un concilio ecuménico, el católico cultiva la veneración y el respeto que le exige la Iglesia: por un lado hacia el Vicario de Cristo, y por otro hacia un acto solemne de magisterio, en los que la voz de Nuestro Señor habla a través del Romano Pontífice y todos los obispos en unión con él. Si pensamos en San Pío V y el Concilio de Trento, o en Pío IX y el Concilio Vaticano I; no resultará difícil encontrar una correspondencia entre esos papas y el Papado, así como entre esos pontífices y el magisterio infalible de la Iglesia. Es más, la sola idea una posible dicotomía incurriría con toda justicia en sanciones canónicas y ofendería a los piadosos fieles.

Ahora bien, como usted mismo señala, con Jorge Mario Bergoglio ejerciendo de modo surrealísta el cargo de sucesor del Príncipe de los Apóstoles, «las únicas palabras que encuentro para expresar esta situación son cisma al interior del Papado, ya que el Papa, precisamente por serlo, es a todos los efectos cabeza de un amplio sector de la Iglesia que con su doctrina, enseñanza moral y estructura eclesial, es a todos los efectos cismático».

Yo ahora me pregunto: Si usted, estimado padre Thomas, reconoce, como  dolorosa prueba a la que la Providencia somete a la Iglesia para castigarla por las culpas de sus indignísimos miembros, en grado máximo sus dirigentes, el propio Papa esté en cisma con la Iglesia, hasta el punto de que se pueda hablar de «un cisma al interior del Papado», ¿por qué motivo no puede usted aceptar que haya sucedido lo mismo con un acto solemne como un concilio, y que el Concilio haya supuesto «un cisma interno en el Magisterio»? Si este papa puede ser «cismático en la práctica» –y yo diría que hasta hereje–, ¿por qué no puede haberlo sido también ese concilio, a pesar de que tanto el uno como el otro sean instituciones de Nuestro Señor para confirmar a los hermanos en la fe y la moral? ¿Qué impide, le pregunto, que las actas del Concilio se aparten del camino de la Tradición si el propio Pastor Supremo es capaz de renegar de las enseñanzas de sus predecesores? Y si la persona del Papa está en cisma con el Papado, ¿por qué no va a poder un concilio que ha querido hacer pastoral y se ha abstenido de proclamar dogmas, contradecir a otros concilios canónicos, creando con ello un cisma en la práctica con el Magisterio católico?

Es cierto que esta situación es un caso único, sin precedentes en la historia de la Iglesia, pero si puede ser así con el Papado -en un in crescendo que va de Roncalli a Bergoglio-, no veo por qué no podría ser así con el Concilio Vaticano II, que precisamente gracias a los últimos pontífices se ha presentado como un acontecimiento único, y como tal es utilizado por sus defensores.

Retomando sus palabras, «con lo que la Iglesia terminará» será con un concilio que es un concilio de la Iglesia Católica y al mismo tiempo, con una Iglesia en la práctica cismática, es decir, la iglesia conciliar que se considera nacida del Concilio. Aunque el Vaticano II fue a la vez un concilio ecuménico y un conciliábulo, sigue siendo en apariencia un solo concilio, mientras que en realidad son dos. Digo más: uno legítimo y ortodoxo abortado subversivamente con los esquemas preparatorios, y otro ilegítimo y herético (o al menos que contribuye a la herejía) al cual aluden todos los novadores, Bergoglio incluido, para legitimar sus desviaciones doctrinales, morales y litúrgicas. Exactamente como «numerosos cardenales, obispos, sacerdotes y teólogos de ortodoxia discutible a los que Francisco respalda y promueve nombrándolos para altos cargos en la Iglesia» sostienen que se debe reconocer la autoridad del Vicario de Cristo en los actos de gobierno y de magisterio realizados por Jorge Mario, precisamente en el momento en que con dichos actos se manifiesta «cismático en la práctica».

Si por un lado es cierto que «mientras el papa Francisco puede impedirles que hagan algo que sería escandalosamente contrario a la doctrina de la Iglesia, deja que hagan cosas que son ambiguamente contrarias, porque esa enseñanza y práctica pastoral ambigua concordarían con las de Francisco», no es menos cierto, parafraseando las palabras de Ud., que «mientras que Juan XXIII y Pablo VI habrían podido impedir que los modernistas hicieran nada escandalosamente contrario a las enseñanzas de la Iglesia, permitieron que hicieran cosas ambiguamente contrarias, porque esas enseñanzas y prácticas pastorales ambiguas concordaban con las de Roncalli y Montini».

Por eso me parece, reverendo padre, que puede encontrar una confirmación de lo que afirmo en mi escrito sobre el origen del debate en torno al Concilio: que el Concilio ha sido utilizado para dar visos de autoridad a una operación deliberadamente subversiva, del mismo modo que hoy vemos con nuestros propios ojos como el Vicario de Cristo es utilizado para dar apariencia de autoridad a una operación deliberadamente subversiva. En ambos casos, el sentido innato de respeto a la Iglesia por parte de los fieles y del clero ha servido de infernal estrategia, como un caballo de Troya introducido en la ciudad santa, para disuadir toda forma de desacuerdo respetuoso, de crítica o de legítima denuncia.

Es doloroso observar que esta constatación, lejos de rehabilitar el Concilio, confirma la profunda crisis que aqueja a toda la institución eclesiástica por culpa de renegados que han abusado de su autoridad para atacar a la Autoridad misma, de la autoridad pontificia para atacar al propio Pontífice, de la autoridad de los padres conciliares para atacar a la Iglesia. Una astuta y cobarde traición efectuada desde el interior de la propia Iglesia, como ya predijo y condenó San Pío X en la encíclica Pascendi, señalando a los modernistas como «enemigos de la Iglesia, que no los ha tenido peores».

Reciba, reverendo y estimado padre Thomas, mi bendición.

+Carlo Maria Viganò, arzobispo

domingo, 9 de agosto de 2020

EL REY DE LA APOSTASÍA

El sucesor de Francisco Franco en la Jefatura de Estado a título de rey, Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón, ha tenido que salir de España tras la avalancha de informaciones sobre su posible enriquecimiento ilícito, probable delito fiscal, etc. Enriquecimiento del que se aprovechó, sobre todo, una señora de castidad más que dudosa llamada Corinna zu Sayn-Wittgenstein, con quien el monarca emérito mantuvo una relación que iba bastante más allá de la amistad.

El revuelo en España es considerable, pero más allá de la rabiosa actualidad, conviene señalar una serie de hechos que pueden ayudar a formarse un juicio sobre la figura de don Juan Carlos:

1- Perjuro y usurpador del trono que correspondía a su padre

El 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos I prestó juramento ante las Cortes españolas. El juramento se lo tomó Alejandro Rodríguez de Valcárcel, presidente de las Cortes: 

- Señor, ¿juráis por Dios y sobre los santos evangelios cumplir y hacer cumplir las leyes fundamentales del reino, y guardar lealtad a los principios que informan el movimiento nacional 

- Juro por Dios y ante los santos evangelios cumplir y hacer cumplir las leyes fundamentales del reino, y guardar lealtad a los principios que informan el movimiento nacional.

- Si así lo hiciereis, que Dios os lo premie. Y si no, que os lo demande.

Seguir leyendo