PÁGINAS

domingo, 15 de abril de 2018

COMENTARIO ELEISON Número DLXI (561) - 14 de abril de 2018



“Anti-Lefebvrismo” – II

Gracias a Dios por un enorme don.
Monseñor Lefebvre, que impulsó la Tradición.
¿Hay alguna razón por la cual NM (ver los “Comentarios” de la semana pasada), para tratar el problema de los Papas Conciliares, recurre a la dramática solución de declarar que no han sido Papas en absoluto? Parece que lo hay. La Iglesia Católica es humana (una sociedad de seres humanos) y divina (especialmente animada por el Espíritu Santo), y es importante no confundir ambos. Los seres humanos como tales son todos falibles. Sólo Dios es infalible. El error de los católicos que recurren a la solución dramática de NM es que están atribuyendo a los Papas humanos demasiada de la infalibilidad que puede venir sólo de Dios. Tomemos una ilustración de cualquier hogar moderno.
Cuando pongo un conector eléctrico en un enchufe en la pared, la corriente eléctrica no viene del conector, viene de la central eléctrica a través de la pared y del enchufe al conector y cualquier aparato que necesite la corriente eléctrica. La central eléctrica es Dios. La pared y el enchufe son la Iglesia. La corriente es la infalibilidad de la Iglesia, que viene de Dios. El conector son las cuatro condiciones que sólo el Papa puede insertar en el enchufe. Esas condiciones son por supuesto que él 1) hable como Papa 2) para fijar de una vez por todas, 3) un punto de fe o moral 4) con la intención de obligar a todos los católicos a aceptarlo. A través del cumplimiento de las cuatro condiciones, él y sólo él ha asegurado el acceso como ser humano a la infalibilidad divina de la Iglesia. Las cuatro condiciones involucran al Papa. La infalibilidad involucra a Dios.

También por supuesto, este enchufe particular, conocido como el Magisterio Extraordinario de la Iglesia (ME), no es el único acceso de los seres humanos a la infalibilidad de la Iglesia. Acceden a ella mucho más por el Magisterio Ordinario de la Iglesia (MO), que es la Tradición Católica, o, lo que es lo mismo, lo que todos los maestros de la Iglesia, Papas y Obispos en particular, han enseñado por todo el mundo desde que Jesucristo como Dios depositó ese Depósito de la Fe en Su Iglesia, confirmado infaliblemente en los Apóstoles en Pentecostés y transmitido infaliblemente por ellos hasta que murió el último de ellos.
Desde entonces esa doctrina estuvo en manos de seres humanos falibles, a quienes Dios dejó su libre albedrío para enseñar el error si así lo decidían. Pero si alguna vez el error humano puso en duda lo que pertenecía a la doctrina infalible y lo que no, Dios dio a su Iglesia también el Magisterio Extraordinario, precisamente para fijar de una vez por todas lo que pertenece y lo que no pertenece al Magisterio Ordinario. ¡Así que el MO es al ME como perro a la cola, y no como cola al perro!
El problema de innumerables católicos desde la definición solemne, en 1870, de la infalibilidad de la Iglesia es que ya que el acceso del ME a la infalibilidad de la Iglesia está automáticamente garantizado de una manera que el acceso del MO no lo está, entonces el ME parece superior, y los católicos tienden a exagerar el ME y a transferir al Papa personalmente esa infalibilidad que en realidad pertenece automáticamente sólo a la Iglesia. Esto significa que si el Papa comete errores graves como los de los Papas Conciliares, entonces la única explicación posible es que no son Papas. O, si son Papas, entonces uno debe seguir sus errores. La lógica es buena, pero la premisa es falsa. Los Papas no son tan infalibles. Pueden cometer graves errores, como el Vaticano II y sus Papas Conciliares han demostrado, ¡como nunca antes en toda la historia de la Iglesia! Pero la Iglesia sigue siendo infalible, y por lo tanto sé que la Tradición Católica durará hasta el fin del mundo a pesar de lo peor que cualquier pobre Papa pueda intentar hacer de aquí a entonces.
¿Pero cómo sé que al Papa como Papa le pertenece sólo el acceso privilegiado (c uatro condiciones) a la corriente eléctrica (infalibilidad), y no la corriente misma que pertenece a la pared (la Iglesia)? ¡Porque la misma definición de infalibilidad de 1870 lo dice! Basta con leer:—cuando el Papa cumple las cuatro condiciones (antes mencionadas), entonces él “posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres”.
Así que los Papas Católicos son libres de cometer errores terribles sin que la Iglesia sea menos infalible.
Kyrie eleison.