PARTE 4
Y es también mi respuesta. Mi primera respuesta de fecha 30 de noviembre fue entregada en mano el día siguiente 1 de diciembre. Dice -es una pequeña carta de dos páginas y media- empiezo diciendo que desde el mes de octubre de 2009 hay discusiones teológicas, las 8 sesiones y diferentes documentos intercambiados, han puesto en luz las diferencias de posición importantes, en lo que concierne a la recepción ciertos textos del concilio Vaticano II y el magisterio posconciliar. Estas diferencias no podrán y no pueden ser superadas con el argumento de la hermenéutica de la continuidad. Hay ciertas rupturas que son demasiado obvias. Por otro lado estas discusiones han mostrado claramente que la Fraternidad confiesa la plena fe católica y no quiere otra cosa que profesarla integralmente. En consecuencia, toda solución para la Fraternidad tiene que tener en cuenta estas divergencias importantes.
Después amplifico el poder de discutir,
dice que tiene que ser ampliado, después indico problemas, la tendencia exagerada
a la libertad respecto a la verdad, eso es Dignitatis humanae, Lumen gentium 8,
la subordinación de la Iglesia a fines puramente terrestres, Lumen Ggentium 1,
la atribución de ciertos valores
salvíficos a confesiones o religiones no católicas, la confusión del sacerdocio
ministerial y el del común de los fieles, etc.
No es por fortuna que el cardenal
Stickler le decía a uno de nuestros sacerdotes que un día el concilio tiene que
ser revisado, y en ciertos puntos corregido. Eso no
basta. El Vaticano II debe ser declarado nulo en su totalidad. Entre más
rápido se cumpla esto, mejor para la Iglesia. Después hablo de los movimientos
intelectuales que han hecho peticiones a Roma y nosotros nos juntamos a ellos.
Es por eso que es imposible adherirnos al texto del preámbulo doctrinal tal como fue
dado a nosotros. Para nosotros comporta una ambigüedad nefasta, ocasionando una
confusión entre los miembros de la Fraternidad y con los fieles. ¿Y qué hizo? Finalmente (Declaración Doctrinal de abril de 2012) retocó la “ambigüedad nefasta”, sólo eso.
Queremos seguir fieles al carisma de
nuestra fundación a cualquier precio. Nótese el uso de
la expresión “carisma” para denominar el carácter propio y distintivo de una congregación, según una costumbre típicamente modernista. Nombrando a los errores
por su nombre y preservando la unidad entre nosotros para así mejor servir a la
Iglesia. Pero al final cedió y presentó su Declaración
Doctrinal de abril de 2012.
Termino. Y esto lo hice de un modo un poco político. A confesión de parte, relevo de pruebas… He notado que había una amenaza de parte de Roma. Si
ustedes no aceptan la proposición, ustedes son cismáticos. Entonces, para
preparar el terreno futuro he incluido una solución para demostrar que no somos
cismáticos. Y hago una apertura diciendo: Si alguna vez nos declaran
cismáticos, incluimos los textos demostrando que no somos para nada cismáticos.
Sé que la Santa Sede desea que nosotros colaboremos eficazmente a la
recristianización de países antes cristianos y a la renovación de la
Iglesia in capite membris. Habla como si hubiera un
gigantesco mal entendido entre Roma y la Tradición, pues nadie se molesta en
probar lo justo ante el juez que sabe injusto, pero sí ante un juez “equivocado”.
Lo cierto es que la Roma liberal y modernista es
cismática, como dijo Mons. Lefebvre; y también dijo que no se puede colaborar
con esos cismáticos (hay que releer “El Golpe Maestro de Satanás”).
Entonces, el texto que podrá recibir
nuestra firma tiene que limitarse a dos
puntos que están fuera de discusión entre la Santa Sede y la Fraternidad.
Primeramente la profesión del Concilio de Trento. Segunda: la profesión del
Concilio de Trento y la aceptación de la Constitución dogmática Pastor Aeternus
del Concilio Vaticano I, como el n°
25 de la constitución dogmática Lumen Gentium con la indicación que
todos los textos del Vaticano II tienen que ser entendidos siguiendo el
juramento antimodernista. Lo que necesita la reformulación de ciertos textos
del Concilio Vaticano II. Y termino con las citas de Monseñor del 21 de
noviembre de 1974 [la lee]. Esta es la
contestación que yo he hecho a Roma el 30 de noviembre, presentada el 1 de
diciembre. De nuevo, es una respuesta donde no he entrado en los detalles,
porque no era mi papel, mi papel era el de rechazar y decir: ese no es nuestro camino.
¿Y qué pasó entre esa respuesta y la traición de la respuesta
de abril de 2012? P. Calderón sobre Lumen gentium n° 25 en “La Lámpara bajo el Celemín”,
pág. 146: “¿Podemos al menos rescatar este texto? No, por cierto, porque en
el capítulo anterior este mismo documento ha subordinado el oficio jerárquico
al sensus fidei lo que obliga a entender la doctrina del n.
25 de manera muy distinta a lo enseñado por el Vaticano I”. Sacerdos: En la situación anormal
actual de la Iglesia, donde los papas posconciliares ya no enseñan la sana doctrina, este pricipio no puede aplicarse pues
equivaldría a someterse al “magisterio
conciliar y posconciliar” firmándole un “cheque en blanco”.