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martes, 25 de febrero de 2014

DOCUMENTO INÉDITO: CONFERENCIAS DE MONS. FELLAY EN LA REJA, 8-10-12.- PARTE 3

PARTE 3


MONS FELLAY SIGUE LEYENDO Y ANALIZANDO EL "PREÁMBULO DOCTRINAL" QUE EL VATICANO LE PROPUSO.

El texto mismo en parte retoma lo que Monseñor Lefebvre firmó en el 88, pero con cosas adjuntas, y especialmente puntos particulares del concilio Vaticano II, y más preciso, el punto llave, es el punto de cómo acercarse a los problemas, libertad religiosa, ecumenismo, la colegialidad. 

Han tomado el texto de Monseñor adjuntando también el Vaticano I. No tenemos nada contra el Vaticano I, claro, pero eso lo hacen con esta idea de la continuidad, ponen las cosas para mezclar el antiguo y el nuevo como para hacer pensar que es todo igual, todo lo mismo, para la colegialidad, dicen que aceptamos la doctrina sobre el pontífice romano y sobre el colegio de los obispos, con su jefe, el Papa, enseñada por la constitución dogmática Pastor aeternus del Concilio Vaticano I y por la constitución dogmática Lumen Gentium del Vaticano II (¿ven cómo lo hacen?) capítulo tercero, explicada e interpretada por la Nota explicativa previa de este mismo capítulo. Entonces nos dan la impresión de que van a nuestro favor “Sí, sí, aceptar la doctrina del Vaticano I, ¡y con la nota previa, por cierto!” Un momento: esto me recuerda algo: III,1 Nosotros declaramos aceptar la doctrina sobre el Pontífice romano y sobre el Colegio de los obispos, con su jefe, el Papa, enseñada por la Constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, capítulo 3 (De constitutione hierarchica Ecclesiæ et in specie de episcopatu), explicada e interpretada por la Nota explicativa prævia de este mismo capítulo. (Declaración Doctrinal de Monseñor Fellay del 15 de abril de 2012.)
Un paso más sobre la libertad religiosa y el ecumenismo: En lo que concierne a ciertas afirmaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio Pontifical posterior bien que no definidas como doctrina de fe divina católica, ni enseñada por un acto definitivo, relativas a la relación entre la Iglesia católica y las confesiones cristianas no-católicas, así como el deber social de religión y el derecho a la libertad religiosa, la cual formulación podría sembrar asertos difícilmente conciliables con las afirmaciones doctrinales precedentes del Magisterio, compartimos el principio que el contenido de estas afirmaciones deben ser comprendidas a la luz de la Tradición entera e ininterrumpida, de manera coherente con las verdades enseñadas antes por el Magisterio de la Iglesia. Es lo que decimos constantemente ¿no? Si hay un problema hay que entenderlo de la manera que la Iglesia siempre ha enseñado. Todo esto que leí es en texto resaltado, luego en texto normal: tal como lo expone el catecismo de la Iglesia Católica (en donde se explica la libertad religiosa y el ecumenismo). Entonces ¿qué pretenden?
El texto continúa: Entonces se debe rechazar una interpretación de estas afirmaciones que propondría ideas y modos de exponer la doctrina católica en oposición o ruptura con la Tradición y este magisterio.   Una explicación, una interpretación del texto del concilio que estaría en oposición o en ruptura con la Tradición se debe rechazar. ¿No es lo que dijo Monseñor? ¿Qué pasa? ¿Este texto está a nuestro favor o no? ¿Ven cómo es complicado, como es delicado? Y ven cómo esto los modernistas no lo pueden soportar. Y nosotros tampoco lo aceptamos. ¿Pero ven que dan pasos en nuestra dirección? Pero de nuevo, con un peligro de engaño grande. De nuevo citemos la Declaración Doctrinal de abril de 2012 de Mons. Fellay:  Las afirmaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio Pontifical posterior relativos a la relación entre la Iglesia católica y las confesiones cristianas no-católicas, así como el deber social de religión y al derecho a la libertad religiosa, cuya formulación es difícilmente conciliable con las afirmaciones doctrinales precedentes del Magisterio, deben ser comprendidos a la luz de la Tradición entera e ininterrumpida, de manera coherente con las verdades enseñadas precedentemente por el Magisterio de la Iglesia, sin aceptar ninguna interpretación de estas afirmaciones que pueda llevar a exponer la doctrina católica en oposición o en ruptura con la Tradición y con este Magisterio (III, 5). Pues bien, sólo se omitió la referencia al catecismo de la Iglesia Católica. ¿Qué no dijo que es un engaño grande, no dijo que nosotros no lo aceptamos? ¿En qué quedamos?
Después viene la explicación de la Tradición. La vinculación entre Magisterio y Tradición. Es muy interesante cómo van a explicar:
La entera Tradición de la fe católica tiene que ser el criterio y la guía de comprensión de las enseñanzas del Concilio Vaticano II  -¿es lo que decimos ¿no?- el cual a su vez, ilumina –es decir profundiza y explica ulteriormente- ciertos aspectos de la vida y de la doctrina de la Iglesia, implícitamente presentes en ella, y aún no formulados conceptualmente. Declaración Doctrinal de Mons Fellay: La completa Tradición de la fe católica debe ser el criterio y la guía para la comprensión de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual a su vez, ilumina –es decir profundiza y explica ulteriormente- ciertos aspectos de la vida y de la doctrina de la Iglesia, implícitamente presentes en ella, y aún no formulados conceptualmente (III, 4).
Esas palabras, implícitamente y formulados conceptualmente, es la tradicional explicación del crecimiento de la Tradición. Podemos ver un crecimiento en la Tradición que es pasar de lo implícito a lo explícito o una formulación conceptual más clara. Aquí muy claramente eso es aplicado al concilio, y en parte se puede verificar y en total, engaña totalmente. ¿Y entonces por qué lo incluyó en su Declaración Doctrinal del 15 de abril? En parte es verídica, por ejemplo, en la cuestión de la sacramentalidad del episcopado, aquí se podría ver un crecimiento de la enseñanza de la Iglesia que es más preciso diciendo por ejemplo que el episcopado es parte de la sacramentalidad del orden, que antes no fue sentencia comunis, ahora se puede decir con este texto que pasa a la sentencia comunis, en eso se podría ver este desarrollo que no es malo en sí, no hay un mal integral en esta perspectiva, pero, si se pretende que todo el concilio Vaticano II es un progreso tradicional. ¡Puffff! ¿Qué pasa? La percepción común es que no es verdad, que hay desarrollo, pero desarrollo en mal, desarrollo en ruptura con la Tradición y no solamente como se pretende aquí del implícito al explícito o conceptual. ¿Entienden? ¿Ven cómo es delicado el tema? Es muy muy peligroso.
Y continúa: En efecto, la Tradición es la transmisión viviente de la Revelación divina usque ad nos por el Concilio de Trento. Citan al Concilio de Trento. ¿Cómo podríamos estar nosotros contra el Concilio de Trento? y la Iglesia en su doctrina, en su vida y en su culto, perpetúa y transmite a todas las generaciones lo que ella es y todo lo que ella cree. La Tradición progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo. Palabras verdaderas, palabras falsas, mezcla el concilio Vaticano II y el Concilio Vaticano I, y a Pio XII: este desarrollo de la doctrina es verdadero si se realiza de conformidad al Magisterio, solo al cual se le confirió la carga de interpretar de modo auténtico la palabra de Dios escrita o transmitida en Humani generis de Pio XII. Pio XII lo dice. ¿Ven cómo son peligrosos? Declaración Doctrinal de Mons. Fellay: La Tradición es la transmisión viva de la Revelación « usque ad nos »  y la Iglesia en su doctrina, en su vida y en su culto, perpetúa y transmite a todas las generaciones lo que ella es y todo lo que ella cree. La Tradición progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo, no como una novedad contraria sino por una mejor comprensión del depositum fidei. (III, 3 [Ver las notas incluidas en este párrafo]).
Luego la Misa, vean cómo dicen, oigan bien: Declaramos reconocer la validez y la legitimidad del Sacrificio de la Misa y de los Sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de los Sacramentos en vigor hasta el pontificado de Juan XXIII ¡Claro que reconocemos la validez y la legitimidad de la misa tradicional!, pero el texto continúa: y de las ediciones típicas promulgadas por los papas Paulo VI y Juan Pablo II. ¿Ven? ¡al mismo nivel! La Misa tradicional y la misa nueva. ¿Ven? Eso se llama hermenéutica de la continuidad. Poner todo al mismo nivel. Nosotros declaramos reconocer la validez del sacrificio de la Misa y de los Sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de los Sacramentos legítimamente promulgados por los papas Paulo VI y Juan Pablo II (III, 7). Sabiendo que la Fraternidad reconoce el Misal Romano y los rituales de Sacramentos en vigor hasta el pontificado de Juan XXIII, ¿no está poniendo Monseñor Fellay al mismo nivel la Misa Tradicional y la nueva? ¡Eso se llama hermenéutica de la continuidad!
Y al final: Prometemos guardar la disciplina común de la Iglesia y las leyes eclesiásticas, especialmente aquellas contenidas en el Código de derecho canónico promulgado por el papa Juan Pablo II. Pienso que esto es literalmente lo que firmó Monseñor Lefebvre. Pero aquí hablan también de las iglesias orientales  quedando a salvo la disciplina que se le conceda a la Fraternidad Sacerdotal San Pio X por una ley particular. Entonces aquí hay una indicación que están dispuestos a dar a la Fraternidad una ley disciplinaria particular. Siguiendo los criterios enunciados aquí arriba (III,5), así como el canon 21 del Código, nosotros prometemos respetar la disciplina común de la Iglesia y las leyes eclesiásticas, especialmente aquellas que están contenidas en el Código de derecho canónico promulgado por el papa Juan Pablo II (1983) y en el código de derecho canónico de las Iglesias orientales promulgado por el mismo Pontífice (1990), quedando a salvo la disciplina que se le conceda a la Fraternidad Sacerdotal San Pio X por una ley particular (III, 8).

Para mí, para nosotros, todo el consejo, Padre Nely, Padre Pfluger, todos, que quede muy claro, para todos, todo el consejo general; fue y siempre fue opuesto a este texto. Jamás, no hay ni un minuto en el cual alguien de ellos o yo mismo haya pensado que se podía firmar este texto. Y esa es la verdad, enfrente de Dios lo digo. Ese no, pero otro casi idéntico, sí, substancialmente igual, con diferencias sólo de carácter accidental. Sacerdos:  Se objetará que Monseñor Fellay quitó los elementos nocivos del Preámbulo Doctrinal de Roma, y que lo transformó en su Declaración Doctrinal que debía convenir tanto a Roma como a la Fraternidad. Nosotros respondemos que Monseñor Fellay no modificó sustancialemente el Preámbulo de Roma en su declaración. Solamente hizo modificaciones menores. (…) Es difícil de creer que Monseñor no haya visto el veneno en el texto de Roma (no lo hizo, la prueba, es que en esta conferencia los señala) del cual se sirvió para hacer el suyo. (…) La falta imperdonable de Monseñor Fellay es el haber pensado que podía “transformar este preámbulo del 14 de septiembre de 2011 en su propia Declaración sin cambiar la “substancia” de este preámbulo como se lo pidió el Cardenal Levada.