PÁGINAS

miércoles, 26 de febrero de 2020

MIÉRCOLES DE CENIZA



DEL CATECISMO DE SAN PÍO X 
(Edic. 1973, publicado por el sitio Stat Véritas. En algunas respuestas se han suprimido las reiteraciones):

¿Qué es la Cuaresma? - La Cuaresma es un tiempo de ayuno y penitencia instituido por la Iglesia por tradición apostólica.

¿A qué fin ha sido instituida la Cuaresma? La Cuaresma ha sido instituida: 1°, para darnos a entender la obligación que tenemos de hacer penitencia todo el tiempo de nuestra vida, de la cual, según los Santos Padres, es figura la Cuaresma; 2.°, para imitar en alguna manera el riguroso ayuno de cuarenta días que Jesucristo practicó en el desierto; 3.°, para prepararnos por medio de la penitencia a celebrar santamente la Pascua.

¿Por qué el primer día de Cuaresma se llama día de Ceniza? Porque en este día pone la Iglesia sobre la cabeza de los fieles la sagrada Ceniza.

¿Por qué la Iglesia impone la sagrada Ceniza al principio de la Cuaresma? - Para recordarnos que somos compuestos de polvo y a polvo hemos de reducirnos con la muerte, y así nos humillemos y hagamos penitencia de nuestros pecados, mientras tenemos tiempo.

¿Con qué disposiciones hemos de recibir la sagrada Ceniza? - Con un corazón contrito y humillado, y con la santa resolución de pasar la Cuaresma en obras de penitencia.

¿Qué hemos de hacer para vivir la Cuaresma según la intención de la Iglesia? Hemos de hacer cuatro cosas: 1ª, guardar exactamente el ayuno, la abstinencia y mortificarnos no sólo en las cosas ilícitas y peligrosas, sino también en cuanto podamos en las lícitas, como sería moderándonos en las recreaciones; 2ª, darnos a la oración y hacer limosnas y otras obras de cristiana piedad con el prójimo más que de ordinario, 3ª, oír la palabra de Dios, no por costumbre o curiosidad, sino con deseo de poner en práctica las verdades que se oyen; 4ª, andar con solicitud en prepararnos a la confesión para hacer más meritorio el ayuno y disponernos mejor a la comunión pascual.

¿En qué consisten el ayuno y la abstinencia? - El ayuno consiste en no hacer más que una sola comida al día, y la abstinencia en no tomar carne ni caldo de carne.

¿Se prohíbe toda otra refección los días de ayuno, fuera de la única comida? - Los días de ayuno, la Iglesia permite una ligera refección a la noche, o hacia el mediodía si la comida única se traslada a la tarde, y además la parvedad por la mañana.

¿Quiénes están obligados al ayuno y a la abstinencia? Al ayuno están obligados todos los que sean  mayores de edad, hasta que hayan cumplido sesenta años y no estén legítimamente impedidos, y a la abstinencia los que han cumplido catorce años y tienen uso de razón.

¿Están exentos de toda mortificación los que no están obligados al ayuno? Los que no están obligados al ayuno no están exentos de toda mortificación, porque ninguno está dispensado de la obligación general de hacer penitencia, y así deben los tales mortificarse en otras cosas según sus fuerzas.
_________________________

“La observancia de la Cuaresma es el lazo de nuestra milicia; por ella nos diferenciamos de los enemigos de la Cruz de Jesucristo; por ella esquivamos los azotes de la cólera divina; por ella, amparados con la ayuda celestial durante el día, nos fortalecemos contra los príncipes de las tinieblas. Si esta observancia se relaja, cede en desdoro de la gloria de Dios, deshonra de la religión católica y peligro de las almas cristianas; y no hay duda que este descuido sea fuente de desgracias para los pueblos, desastres en los negocios públicos e infortunios para los individuos.” (Benedicto XIV, Constitución Non Ambigimus, 30-05-1741) 


HIMNO "PARCE DÓMINE, PARCE PÓPULO TUO"

AYUNO Y ABSTINENCIA DURANTE LA CUARESMA: LA SAJM ABANDONA LA PRÁCTICA CUARESMAL MODERNISTA



PabloVI, mediante la Constitución Apostólica Pӕnitemini, de 17 de febrero de 1966, destruyó la práctica cuaresmal tradicional del ayuno y la abstinencia.

El año 2018, el Monseñor Faure, Superior general de la SAJM, dispuso que la congregación abandone para siempre la práctica cuaresmal modernista, y se rija por lo que prescribe el Código de Derecho Canónico de 1917:


Canon 1250. La ley de la abstinencia prohíbe comer carne y caldo de carne, pero no prohíbe comer huevos, lacticinios y cualesquiera condimentos, aunque sean de grasa de animales.

Canon 1251.  §1. La ley del ayuno prescribe que no se haga sino una sola comida al día; pero no prohíbe tomar algún alimento por la mañana y por la tarde, con tal que se observe, respecto de la cantidad y la calidad, la costumbre aprobada en cada lugar.
§2. Tampoco está prohibido mezclar carne y pescado en la misma comida; ni cambiar la colación de la noche con la comida del mediodía.

Canon 1252.  §1. La ley de sola la abstinencia se ha de observar todos los viernes del año.
§2. Obliga la ley de la abstinencia con ayuno el miércoles de Ceniza, los viernes y sábados de Cuaresma y los tres días de las Cuatro Témporas, las vigilias de Pentecostés, de la Inmaculada Concepción, de la fiesta de Todos los Santos y de la Natividad del Señor.
§3. La ley de solo el ayuno se ha de observar todos los restantes días de Cuaresma.
§4. Cesa la ley de la abstinencia, o de la abstinencia y del ayuno, o del ayuno solo, en los domingos o fiestas de precepto, exceptuadas las fiestas que caigan en Cuaresma, y no se anticipan las vigilias; cesa también dicha ley el Sábado Santo después de mediodía.

Canon 1254.  §1. Están obligados a guardar abstinencia cuantos hayan cumplido los siete años de edad.
§2. Obliga la ley del ayuno a todos desde que han cumplido veintiún años de edad hasta que hayan comenzado el sexagésimo.


DE UN SERMÓN DE MONS. LEFEBVRE:

Nuestro Señor nos dio el ejemplo durante Su vida, aquí en la tierra: orar y hacer penitencia. Nuestro Señor, siendo libre de la concupiscencia y el pecado, hizo penitencia y ofreció reparación por nuestros pecados, mostrándonos así que nuestra penitencia puede ser beneficiosa no sólo para nosotros mismos, sino también para otros. 
Orad y haced penitencia. Haced penitencia con el fin de orar mejor, con el fin de estar más cerca de Dios Todopoderoso. Eso es lo que todos los santos hicieron, y es lo que nos recuerdan todos los mensajes de la Santísima Virgen.
¿Osaríamos decir que esta necesidad es menos importante en nuestros días que lo que fue en tiempos pasados? Por el contrario, podemos y debemos afirmar que hoy, más que nunca, la oración y la penitencia son necesarias porque se ha hecho todo lo posible para disminuir y denigrar estos dos elementos fundamentales de la vida cristiana.
Nunca antes se había visto que el mundo buscase satisfacer, sin ningún límite, los desordenados instintos de la carne, incluso hasta el punto de asesinar a millones de inocentes niños no nacidos. 
En estos tiempos, cuando incluso los hombres de Iglesia se alinean con el espíritu del mundo, somos testigos de la desaparición de la oración y la penitencia, particularmente en su carácter de reparación de pecados y para obtener el perdón de las culpas. 
En el Concilio los obispos pidieron una disminución del ayuno y la abstinencia en tal manera que las prescripciones prácticamente han desaparecido. Debemos reconocer el hecho de que esta desaparición es consecuencia del espíritu ecumenista y protestante que niega la necesidad de nuestra participación para la aplicación de los méritos de Nuestro Señor para cada uno de nosotros en la remisión de nuestros pecados y la restauración de nuestra filiación divina, esto es, nuestro carácter de hijos adoptivos de Dios.
En el pasado los mandamientos de la Iglesia preveían:
  • Ayuno obligatorio todos los días de la Cuaresma (excepto los Domingos), los días de las Témporas y en muchas vigilias;
  • Abstinencia todos los Viernes del año, los Sábados de Cuaresma y, en numerosas diócesis, todos los Sábados del año.
Lo que quedó de esas prescripciones fue el ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y la abstinencia para el Miércoles de Ceniza y los Viernes de Cuaresma.
Uno se sorprende ante los motivos de tan drástica disminución. 
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de santidad, pues serán saciados. La santidad se obtiene por medio de la Cruz, la penitencia y el sacrificio. Si verdaderamente buscamos la perfección, debemos seguir el Camino de la Cruz.
Escuchemos, durante este tiempo de Cuaresma, el llamado de Jesús y María, y comprometámonos a seguirlos en esta Cruzada de Oración y Penitencia.
Que nuestras oraciones, nuestras súplicas y nuestros sacrificios nos alcancen del Cielo la gracia para aquellos que están en lugares de responsabilidad en la Iglesia retornen a la verdadera y santa tradición, que es la única solución para revivir y florecer nuevamente las instituciones de la Iglesia.

sábado, 22 de febrero de 2020

COMENTARIO ELEISON Número DCLVIII (658) - 22 de febrero de 2020



La Autoridad del Arzobispo – II

La autoridad viene de arriba, no de abajo.
Cortada arriba, no hay forma que siga fluyendo.
DCLV – en teoría, la autoridad del Papa es indispensable para la Iglesia. DCLVI – en teoría, los sacerdotes necesitan absolutamente al Papa para unirlos. DCLVII – en la práctica, la autoridad de Monseñor Lefebvre se vio seriamente perjudicada por no tener al Papa viviente detrás de él. DCLVIII – en la práctica, el Arzobispo ejerció la autoridad que aún tenía al menos de tres maneras diferentes, dependiendo de los sujetos sobre los que la ejerció: aquellos que le pidieron que ejerciera la autoridad sobre ellos en sus términos de él, o aquellos que sólo pidieron una autoridad parcial en sus propios términos, o aquellos que no pidieron ninguna.
Fíjese primero en cómo la clasificación no es hecha por la autoridad, sino por los que están bajo ella. En otras palabras, los súbditos son los que “llevan la voz cantante”. Esta situación anormal en la Iglesia es el resultado directo del Vaticano II, donde la Autoridad Católica se socavó a sí misma radicalmente por su traición a la Verdad Católica, cuando intentó reemplazar la religión objetiva de Dios con un sustituto hecho por el hombre, y cambiar la Iglesia Católica centrada en Dios por la Neo-iglesia centrada en el hombre. Por este Concilio todos los sacerdotes católicos fueron esencialmente desacreditados, como lo siguen siendo hasta hoy, y lo seguirán siendo, hasta que los eclesiásticos vuelvan a decir la Verdad de Dios. Entonces recuperarán su plena autoridad.
Quienes pidieron al Arzobispo que ejerciera su autoridad en sus términos de él fueron, naturalmente, los miembros de las Congregaciones Católicas que él mismo fundó, en particular la de los Sacerdotes seculares, pero también la de los Religiosos y Religiosas y la de los Terciarios. Estas Congregaciones las hizo lo más normales posibles, con grados de obediencia a sí mismo como Superior General, con votos en las ordenaciones para los sacerdotes, y promesas solemnes en la entrada formal de los Sacerdotes, Hermanos o Hermanas en sus correspondientes Congregaciones. Los votos fueron a Dios, y en caso de necesidad han sido a veces disueltos (discretamente) por la autoridad romana, como es normal. Las promesas han dependido más bien de la elección de quienes las hicieron, y aquí la autoridad del Arzobispo fue seriamente socavada, como se dijo en los “Comentarios” de la semana pasada, al ser condenado oficialmente por el Papa y sus cofrades obispos. Si un sacerdote decidía dejar la Fraternidad por el liberalismo de la izquierda o por el sedevacantismo de la derecha, el Arzobispo no podía, como él decía, hacer nada más que cortar todo contacto futuro, para que tales sacerdotes no pudieran pretender que todavía estaban en buenos términos con la Fraternidad. Habían elegido estar por su cuenta.
Aquellos que, en segundo lugar, pidieron al Arzobispo que ejerciera su autoridad en sus propios términos de ellos, por ejemplo, para recibir el sacramento de la Confirmación, él lo hacía gustosamente, en la medida de lo posible dentro de las normas de la Iglesia, debido a la crisis de la Iglesia que hace cuestionable la validez de las Confirmaciones conferidas con el Neo-rito de la Confirmación. Por un lado, decía, los católicos tienen derecho a sacramentos ciertamente válidos, y si por otro lado no querían tener más nada que ver con él, esa era su elección y su responsabilidad ante Dios.
Y en tercer lugar, para aquellos que no le pidieron que ejerciera autoridad sobre ellos de modo alguno, como un gran número de sacerdotes Tradicionales que simpatizaban con su Fraternidad pero que nunca quisieron unirse a ella, él siempre fue generoso con cualquier contacto, amistad, estímulo o consejo que le pudieran haber pedido, pero nunca fingió ni se comportó ni remotamente como si tuviera alguna autoridad sobre ellos. Y lo mismo con los laicos. Muchos católicos nunca estuvieron de acuerdo con la postura que tomó, aparentemente opuesta al Papa, pero fue impecablemente cortés y listo para responder a las preguntas, si tan solo el que preguntaba era remotamente merecedor de una respuesta. Y fue la objetividad y lo razonable de sus respuestas lo que convirtió a muchos neo-eclesiásticos en Tradicionalistas que se pondrían bajo su ministerio o bajo la guía de sus sacerdotes.
En resumen, el Concilio paralizó a la Autoridad de la Iglesia, pero donde había voluntad había un camino, o al menos un camino sustituto, para que las almas buscaran la salvación eterna, lo cual es extremadamente difícil sin los sacerdotes. A través del Arzobispo, especialmente pero no únicamente, Dios garantizó este camino sustituto para las almas, el cual todavía está ahí.
Kyrie eleison.

viernes, 21 de febrero de 2020

FRANCISCO QUIERE UNA ALIANZA EDUCATIVA MUNDIAL ECOLÓGICA Y ORIENTADA HACIA LA FRATERNIDAD HUMANA



El Papa ha recibido hoy [20-feb] en audiencia a los participantes en la Plenaria de la Congregación para la Educación Católica, a los que ha pedido que apoyen una alianza mundial en el terreno educativo a favor de una humanidad más fraterna. Además ha asegurado que «una propiedad de la educación es la de ser un movimiento ecológico».
Según el Pontífice, «hoy más que nunca, es necesario unir los esfuerzos por una alianza educativa amplia para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de las relaciones por una humanidad más fraterna». 
Y además, según él, «una propiedad de la educación es la de ser un movimiento ecológico», es decir, «a educación que tiene en el centro a la persona en su realidad integral tiene como finalidad llevarla al conocimiento de sí misma, de la casa común en la que vive, y sobre todo al descubrimiento de la fraternidad como relación que produce la composición multicultural de la humanidad, fuente de enriquecimiento mutuo».
Discurso completo del Papa Francisco
Señores Cardenales,
Queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
Queridos hermanos y hermanas:
Agradezco al cardenal Versaldi las amables palabras de presentación y os saludo cordialmente a todos. Vuestra reunión en Asamblea Plenaria os ha brindado estos días la oportunidad, de releer el denso trabajo realizado en los últimos tres años y de delinear los esfuerzos futuros con corazón abierto y con esperanza. El campo de competencia del Dicasterio  os compromete a calaros en el fascinante mundo de la educación, que nunca es una acción repetitiva, sino el arte del crecimiento, de la maduración, y por esta razón nunca igual a sí mismo.
La educación es una realidad dinámica, es un movimiento que saca a la luz a las personas. Se trata de un tipo de movimiento peculiar, con características que lo convierten en un dinamismo de crecimiento, orientado al pleno desarrollo de la persona en su dimensión individual y social. Me gustaría detenerme en algunos de sus rasgos típicos.
Una propiedad de la educación es la de ser un movimiento ecológico. Es una de sus fuerzas motrices hacia el objetivo formativo completo. La educación que tiene en el centro a la persona en su realidad integral tiene como finalidad llevarla al conocimiento de sí misma, de la casa común en la que vive, y sobre todo al descubrimiento de la fraternidad como relación que produce la composición multicultural de la humanidad, fuente de enriquecimiento mutuo.
Este movimiento educativo, como escribí en la Encíclica Laudato sí, contribuye a la recuperación de «los distintos niveles de equilibrio ecológico: el interno con uno mismo, el solidario con los demás, el natural con todos los seres vivos, el espiritual con Dios». Esto requiere, por supuesto, educadores «capaces de replantear  los itinerarios pedagógicos de una ética ecológica, de manera que ayuden efectivamente a crecer en la solidaridad,  la responsabilidad y el cuidado basado en la compasión» (n. 210).
En cuanto al método, la educación es un movimiento inclusivo. Una inclusión que va hacia todos los excluidos: por la pobreza, por la vulnerabilidad debida a guerras, hambrunas y desastres naturales, por  la selectividad social, por  las dificultades familiares y existenciales. Una inclusión que se concretiza en acciones educativas a favor de los refugiados, de las víctimas de la trata de seres humanos, de  los migrantes, sin distinción  alguna de sexo, religión o etnia. La inclusión no es un invento moderno, sino una parte integral del mensaje salvífico cristiano. Hoy es necesario acelerar este movimiento inclusivo de  la educación para  poner coto a la cultura del descarte, cuyo origen es el rechazo de la fraternidad como elemento constitutivo de la humanidad.
Otra característica de la educación es la de ser un movimiento pacificador, portador de paz. Es armonioso –hablaré luego, pero están conectados- un movimiento pacificador, portador de paz. Lo testimonian los mismos jóvenes, que con su compromiso y su sed de verdad » nos recuerdan constantemente que la esperanza no es una utopía y la paz es un bien siempre posible.» (Discurso a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, 9 de enero de 2020). El movimiento educativo, constructor de paz es una fuerza que hay que alimentar contra la «egolatría» que genera la no paz, las rupturas entre generaciones, entre pueblos, entre culturas, entre poblaciones ricas y pobres, entre masculino y femenino, entre economía y ética, entre humanidad y medio ambiente (cf. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Pacto Educativo Mundial. Instrumentum laboris, 2020). Estas fracturas y contraposiciones, que enferman las relaciones, esconden un miedo a la diversidad y a la diferencia. Por eso, la educación está llamada con su fuerza pacificadora a formar personas capaces de comprender que la diversidad no obstaculiza la unidad, sino que es indispensable para la riqueza de la propia identidad y de la de todos.
Otro elemento típico de la educación es el de ser un movimiento de equipo. Nunca es la acción de una sola persona o institución. La Declaración  conciliar Gravissimum educationis afirma que la escuela «constituye como un centro de cuya laboriosidad y de cuyos beneficios deben participar a un tiempo las familias, los maestros, las diversas asociaciones que promueven la vida cultural, cívica y religiosa, la sociedad civil y toda la comunidad humana » (n. 5). Por su parte, la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae, que este año celebra el trigésimo aniversario de su promulgación, afirma que «la Universidad Católica persigue sus propios objetivos también mediante el esfuerzo por formar una comunidad auténticamente humana, animada por el espíritu de Cristo» (n. 21). Pero toda universidad está llamada a ser una «comunidad de estudio, de  investigación y de formación» (Constitución Apostólica Veritatis gaudium art. 11 § 1).
Este movimiento de equipo ha estado en crisis desde hace  tiempo por varias razones. Por eso, sentí la necesidad de promover el próximo 14 de mayo el día del pacto educativo global confiando la organización a la Congregación para la Educación Católica. Es un llamamiento a todos aquellos que tienen responsabilidades políticas, administrativas, religiosas y educativas para reconstruir el «pueblo de la educación». El objetivo de estar juntos no es desarrollar programas, sino encontrar el paso común  para reavivar el compromiso por y con las jóvenes generaciones, renovando la pasión por una educación más abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión. El pacto educativo no debe ser un simple ordenamiento, no debe ser un “recocido” de los positivismos que hemos recibido de una educación ilustrada. Debe ser revolucionario.
Hoy más que nunca, es necesario unir los esfuerzos por una alianza educativa amplia para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de las relaciones por una humanidad más fraterna. “Para lograr estos objetivos se necesita valentía: «La valentía de colocar a la persona en el centro […]. La valentía de invertir las mejores energías […] La valentía de formar personas disponibles  que se pongan al servicio de la comunidad» (Mensaje para el lanzamiento del Pacto Educativo, 12 de septiembre de 2019). La valentía de pagar bien a los educadores.
También veo en la constitución de un pacto educativo global la facilitación del crecimiento de una alianza interdisciplinaria y transdisciplinaria, que la reciente Constitución Apostólica Veritatis gaudium indicaba para los estudios eclesiásticos, como «el principio vital e intelectual de la unidad del saber en la diversidad y en el respeto de sus expresiones múltiples, conexas y convergentes” […] también en relación con el panorama actual fragmentado y no pocas veces desintegrado, de los estudios universitarios y con el pluralismo ambiguo, conflictivo o relativista de las convicciones y de las opciones culturales» (Proemio, 4 c).
En este amplio horizonte de formación os deseo que continuéis con provecho en la realización del programa para los próximos años, en particular en la elaboración de un Directorio, en la constitución de un Observatorio Mundial, así como en la cualificación y actualización de los estudios eclesiásticos y en una mayor solicitud por la pastoral universitaria como instrumento de la nueva evangelización. Todos estos son esfuerzos que pueden contribuir eficazmente a consolidar el pacto, en el sentido que nos enseña la Palabra de Dios: «El pacto entre Dios y los hombres, el pacto entre las generaciones, el pacto entre los pueblos y las culturas, el pacto ―en la escuela― entre los maestros y los alumnos, el pacto entre el hombre, los animales, las plantas e incluso las realidades inanimadas que hacen que nuestra casa común sea hermosa y variopinta. ¡Todo está relacionado con todo, todo está creado para ser un icono vivo de Dios que es Trinidad de Amor!» (Discurso a la Comunidad Académica del Instituto Universitario Sofía de Loppiano, 14 de noviembre de 2019).
Queridos hermanos y hermanas, os doy las gracias por el trabajo que hacéis con dedicación cada día. Invoco sobre vosotros los dones del Espíritu Santo para que os dé fortaleza en vuestro delicado ministerio en favor de la educación. Y os pido, por favor, que recéis por mí. Gracias.

sábado, 15 de febrero de 2020

COMENTARIO ELEISON Número DCLVII (657) - 15 de febrero de 2020



La Autoridad del Arzobispo – I

Sacerdotes católicos de la Verdad están divididos entre ellos.
Católicos, recen Vds para que se apoyen unos a otros.
Ilustremos la relación entre la Verdad Católica y la Autoridad Católica con el ejemplo concreto del Atanasio de los tiempos modernos que Dios nos dio para mostrarnos el camino durante nuestra crisis preapocalíptica: Monseñor Lefebvre (1905–1991). Cuando la multitud de los líderes de la Iglesia fueron persuadidos en el Vaticano II de cambiar la naturaleza de la Fe, y unos años más tarde en nombre de la obediencia de abandonar el verdadero rito de la Misa, por la fuerza de su fe el Arzobispo permaneció fiel a la Verdad inmutable de la Iglesia y mostró que ella es el corazón y el alma de su Autoridad divina. Como dice el proverbio español, “La obediencia no es la sierva de la obediencia”.
Ciertamente el Arzobispo creía en la autoridad que posee Iglesia para dar órdenes a sus miembros en todos los niveles para la salvación de sus almas. Por eso, en los primeros años de la existencia de la Fraternidad San Pío X (1970–1974) se preocupó de obedecer al Derecho Canónico y al Papa, Pablo VI, en la medida de sus posibilidades, pero cuando los oficiales enviados desde Roma para inspeccionar su Seminario en Écône se alejaron de la Verdad Católica en las cosas que dijeron a los seminaristas, escribió su famosa Declaración de noviembre de 1974, en protesta contra el abandono de la fe católica por parte de toda Roma en favor de la nueva religión conciliar, y esta Declaración sirvió como una hoja de ruta para lo que surgió como el movimiento Tradicional en la Misa de Lille en el verano de 1976.
El Arzobispo mismo siempre negó resueltamente que él era el líder de la Tradición, porque hasta el día de hoy la Tradición Católica es un movimiento no oficial y no tiene ningún tipo de estructura oficial. Tampoco era el único líder entre los Tradicionalistas, ni todos ellos estaban de acuerdo con él o le rindieron homenaje. Sin embargo, un gran número de católicos vieron en él a su líder, confiaron en él y lo siguieron. ¿Por qué? Porque en él vieron la continuación de la fe católica solo mediante la cual ellos podían salvar sus almas. En otras palabras, el Arzobispo puede no haber tenido autoridad oficial sobre ellos, porque la jurisdicción [salvo en el caso de la llamada "jurisdicción de suplencia". Nota de NP] es prerrogativa de los funcionarios de la Iglesia debidamente elegidos o nombrados, pero construyó hasta su muerte una enorme autoridad moral por su fidelidad a la verdadera Fe. En otras palabras, su verdad creó su autoridad, extraoficial pero real, mientras que la falta de Verdad de los oficiales ha estado minando su Autoridad desde entonces. La dependencia de la autoridad, al menos la Autoridad católica, en la verdad, era tan clara como podía serlo.
Sin embargo, con la Fraternidad San Pío X que el Arzobispo fundó en 1970, las cosas fueron ligeramente diferentes, porque aquí recibió de la Iglesia oficial alguna jurisdicción por parte de Mons. Charrière de la Diócesis de Ginebra, Lausana y Friburgo, una jurisdicción que él apreciaba porque demostraba que no se estaba inventando las cosas sobre la marcha sino que estaba haciendo una obra de la Iglesia. Así que hizo todo lo posible para gobernar la FSSPX como si fuera el jefe normal de una congregación católica normal bajo Roma, lo que la defensa de la verdadera fe le daba todo el derecho a hacer. Sin embargo, los romanos públicos y oficiales usaron toda su jurisdicción para darle la mentira, alejando así de él a una multitud de católicos que de otra manera lo hubieran seguido.
Además, la Neo-Iglesia que estaban creando a su alrededor significaba que, incluso dentro de la Fraternidad, su autoridad estaba seriamente debilitada. Por ejemplo, si antes del Concilio un sacerdote descontento con su obispo diocesano solicitaba entrar en la diócesis de otro, el segundo obispo naturalmente consultaba al primero sobre el solicitante, y si el primero aconsejaba al segundo no tener nada que ver con él, ese era el fin inmediato de la solicitud. Por el contrario, si un sacerdote de la Fraternidad, insatisfecho con ella, solicitaba entrar en una diócesis de Neo-Iglesia, el obispo de la Neo-Iglesia podía muy bien “acogerlo de nuevo en el redil oficial” como fugitivo del “cisma Lefebvrista”. Así que el Arzobispo no fue apoyado por sus hermanos obispos, lo que significaba que no podía disciplinar a sus sacerdotes dentro de la Fraternidad como debería haber podido. Su autoridad caminaba sobre cáscaras de huevo, en la medida en que no tenía a su disposición ninguna sanción con la que mantener a raya a los sacerdotes descarriados. Así, la falta de verdad en la Neo-Iglesia dejó la verdad en la Fraternidad sin la autoridad católica que le correspondía para protegerla.
Por lo tanto, para compensar la falta de unidad en la Verdad que viene de la jerarquía, los sacerdotes Tradicionales de hoy deben ejercer una tolerancia más que normal hacia los demás, y los católicos Tradicionales deben rezar más que de costumbre para que sus sacerdotes encuentren esta tolerancia. No es imposible.
Kyrie eleison.

miércoles, 12 de febrero de 2020

MAÑANA 13 DE FEBRERO INICIAMOS EL ROSARIO DE LA FE POR LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA


Mañana 13 de febrero los Cruzados del Corazón Inmaculado de María iniciamos el “Rosario de la Fe” por la Consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María. Los invitamos a unirse a nosotros en oración registrándose en el sitio web, aunque no es requisito indispensable para participar. ¡Sólo Ella puede ayudarnos!

PUBLICAN LA EXHORTACIÓN POSTSINODAL "QUERIDA AMAZONIA" SIN SACERDOTES CASADOS NI DIACONISAS




UNOS PASAJES DESTACADOS

SACERDOCIO Y FUNCIÓN AUXILIAR DE LOS LAICOS. NO HABRÁ SACERDOTES CASADOS: 
87. El modo de configurar la vida y el ejercicio del ministerio de los sacerdotes no es monolítico, y adquiere diversos matices en distintos lugares de la tierra. Por eso es importante determinar qué es lo más específico del sacerdote, aquello que no puede ser delegado. La respuesta está en el sacramento del Orden sagrado, que lo configura con Cristo sacerdote. Y la primera conclusión es que ese carácter exclusivo recibido en el Orden, lo capacita sólo a él para presidir la Eucaristía. Esa es su función específica, principal e indelegable. Algunos piensan que lo que distingue al sacerdote es el poder, el hecho de ser la máxima autoridad de la comunidad. Pero san Juan Pablo II explicó que aunque el sacerdocio se considere “jerárquico”, esta función no tiene el valor de estar por encima del resto, sino que «está ordenada totalmente a la santidad de los miembros del Cuerpo místico de Cristo». Cuando se afirma que el sacerdote es signo de “Cristo cabeza”, el sentido principal es que Cristo es la fuente de la gracia: Él es cabeza de la Iglesia «porque tiene el poder de hacer correr la gracia por todos los miembros de la Iglesia».

88. El sacerdote es signo de esa Cabeza que derrama la gracia ante todo cuando celebra la Eucaristía, fuente y culmen de toda la vida cristiana. Esa es su gran potestad, que sólo puede ser recibida en el sacramento del Orden sacerdotal. Por eso únicamente él puede decir: “Esto es mi cuerpo”. Hay otras palabras que sólo él puede pronunciar: “Yo te absuelvo de tus pecados”. Porque el perdón sacramental está al servicio de una celebración eucarística digna. En estos dos sacramentos está el corazón de su identidad exclusiva.
89. En las circunstancias específicas de la Amazonia, de manera especial en sus selvas y lugares más remotos, hay que encontrar un modo de asegurar ese ministerio sacerdotal. Los laicos podrán anunciar la Palabra, enseñar, organizar sus comunidades, celebrar algunos sacramentos, buscar distintos cauces para la piedad popular y desarrollar la multitud de dones que el Espíritu derrama en ellos. Pero necesitan la celebración de la Eucaristía porque ella «hace la Iglesia», y llegamos a decir que «no se edifica ninguna comunidad cristiana si esta no tiene su raíz y centro en la celebración de la sagrada Eucaristía». Si de verdad creemos que esto es así, es urgente evitar que los pueblos amazónicos estén privados de ese alimento de vida nueva y del sacramento del perdón.
90. Esta acuciante necesidad me lleva a exhortar a todos los Obispos, en especial a los de América Latina, no sólo a promover la oración por las vocaciones sacerdotales, sino también a ser más generosos, orientando a los que muestran vocación misionera para que opten por la Amazonia. Al mismo tiempo conviene revisar a fondo la estructura y el contenido tanto de la formación inicial como de la formación permanente de los presbíteros, para que adquieran las actitudes y capacidades que requiere el diálogo con las culturas amazónicas. Esta formación debe ser eminentemente pastoral y favorecer el desarrollo de la misericordia sacerdotal.
94. Una Iglesia con rostros amazónicos requiere la presencia estable de líderes laicos maduros y dotados de autoridad, que conozcan las lenguas, las culturas, la experiencia espiritual y el modo de vivir en comunidad de cada lugar, al mismo tiempo que dejan espacio a la multiplicidad de dones que el Espíritu Santo siembra en todos. Porque allí donde hay una necesidad peculiar, Él ya ha derramado carismas que permitan darle una respuesta. Ello supone en la Iglesia una capacidad para dar lugar a la audacia del Espíritu, para confiar y concretamente para permitir el desarrollo de una cultura eclesial propia, marcadamente laical. Los desafíos de la Amazonia exigen a la Iglesia un esfuerzo especial por lograr una presencia capilar que sólo es posible con un contundente protagonismo de los laicos.

NO HABRÁ DIACONISAS:
99. En la Amazonia hay comunidades que se han sostenido y han transmitido la fe durante mucho tiempo sin que algún sacerdote pasara por allí, aun durante décadas. Esto ocurrió gracias a la presencia de mujeres fuertes y generosas: bautizadoras, catequistas, rezadoras, misioneras, ciertamente llamadas e impulsadas por el Espíritu Santo. Durante siglos las mujeres mantuvieron a la Iglesia en pie en esos lugares con admirable entrega y ardiente fe. Ellas mismas, en el Sínodo, nos conmovieron a todos con su testimonio.
100. Esto nos invita a expandir la mirada para evitar reducir nuestra comprensión de la Iglesia a estructuras funcionales. Ese reduccionismo nos llevaría a pensar que se otorgaría a las mujeres un status y una participación mayor en la Iglesia sólo si se les diera acceso al Orden sagrado. Pero esta mirada en realidad limitaría las perspectivas, nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable.
101. Jesucristo se presenta como Esposo de la comunidad que celebra la Eucaristía, a través de la figura de un varón que la preside como signo del único Sacerdote. Este diálogo entre el Esposo y la esposa que se eleva en la adoración y santifica a la comunidad, no debería encerrarnos en planteamientos parciales sobre el poder en la Iglesia. Porque el Señor quiso manifestar su poder y su amor a través de dos rostros humanos: el de su Hijo divino hecho hombre y el de una creatura que es mujer, María. Las mujeres hacen su aporte a la Iglesia según su modo propio y prolongando la fuerza y la ternura de María, la Madre. De este modo no nos limitamos a un planteamiento funcional, sino que entramos en la estructura íntima de la Iglesia. Así comprendemos radicalmente por qué sin las mujeres ella se derrumba, como se habrían caído a pedazos tantas comunidades de la Amazonia si no hubieran estado allí las mujeres, sosteniéndolas, conteniéndolas y cuidándolas. Esto muestra cuál es su poder característico.
102. No podemos dejar de alentar los dones populares que han dado a las mujeres tanto protagonismo en la Amazonia, aunque hoy las comunidades están sometidas a nuevos riesgos que no existían en otras épocas. La situación actual nos exige estimular el surgimiento de otros servicios y carismas femeninos, que respondan a las necesidades específicas de los pueblos amazónicos en este momento histórico.
103. En una Iglesia sinodal las mujeres, que de hecho desempeñan un papel central en las comunidades amazónicas, deberían poder acceder a funciones e incluso a servicios eclesiales que no requieren el Orden sagrado y permitan expresar mejor su lugar propio. Cabe recordar que estos servicios implican una estabilidad, un reconocimiento público y el envío por parte del obispo. Esto da lugar también a que las mujeres tengan una incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes y en la guía de las comunidades, pero sin dejar de hacerlo con el estilo propio de su impronta femenina.

sábado, 8 de febrero de 2020

COMENTARIO ELEISON Número DCLVI (656) - 08 de febrero de 2020

El Papa Es Indispensable – II
Tradicionalistas, la Tradición no da esperanzas
de su unión bajo un Papa sin verdad
Es a la infidelidad de la Autoridad Católica a la Verdad Católica en el Segundo Concilio Vaticano que estos “Comentarios” de la semana pasada (DCLV, 1 de febrero) atribuyeron la crisis sin precedentes de la Iglesia Católica, que ya tiene más de 50 años. La conclusión lógica fue que la crisis sólo llegará a su fin cuando la Autoridad Católica vuelva a la Verdad, porque la Verdad no cambia, y por lo tanto no puede moverse para volver a unirse al Papa y a los obispos que se supone que la defienden. Además se dijo que el Papa debe restaurar a los obispos, y que sólo Dios Todopoderoso puede restaurar al Papa, y que Dios pondrá al Papa de nuevo en pie sólo “cuando hayamos aprendido la lección”. Porque si Dios nos levantara demasiado pronto del fango, nosotros, los seres humanos malos, nos beneficiaríamos sólo para volver a caer. Dios no puede permitirse ser demasiado generoso con nuestra perversa generación. Entonces, ¿qué lección o lecciones necesitamos que nos enseñen?
Entre otras cosas, que el mundo no puede prescindir de una Iglesia sana, y la Iglesia para estar sana debe tener un Papa sano, y el Papa sano debe ser obedecido. Por ejemplo, cuando el Vaticano II llegó a su fin a finales de 1965, los eclesiásticos estaban en plena apostasía. Sin embargo, Dios le dio a la humanidad otra oportunidad. Delante de Pablo VI estaba la cuestión apremiante de los medios artificiales de control de la natalidad, la anticoncepción para abreviar. Las condiciones de las ciudades modernas convencían a una multitud de obispos, sacerdotes y laicos catolicos de que había que relajar la estricta y antigua condena de la Iglesia, que la ciudad moderna tenía razón y que el inmutable gobierno de la Iglesia, es decir, Dios, estaba equivocado. También Pablo VI quiso hacer más fácil la regla.
Sin embargo, cuando la comisión de expertos que nombró para estudiar la cuestión presentó su informe, él mismo vio que la norma no podía relajarse. Sus últimos argumentos para mantener la norma no tienen la fuerza de los viejos argumentos basados en la ley natural inmutable, pero, sin embargo, Pablo VI defendió la ley esencial en su Encíclica “Humanae Vitae” de 1968. Pero cuando la publicó, todo el infierno se desató rápidamente en la Iglesia. Y en 1969 impuso a toda la Iglesia la misa del Novus Ordo. ¿Es una especulación vana que si los obispos y sacerdotes hubieran obedecido al Papa en lugar de rechazar la ley invariable de Dios, Dios podría haberles ahorrado la Nueva Misa? Tal como fue, desobedeciendo al Papa cuando era fiel a la ley de Dios, todos contribuyeron a la ruptura de la Autoridad en la Iglesia. Todas las apuestas se cancelaron y el caos se apoderó de la Iglesia.
He aquí un ejemplo clásico de que la Verdad necesita de la Autoridad, de que el mundo necesita de la Iglesia y de que la Iglesia necesita del Papa. Especialmente en la gran ciudad de hoy, los hombres casi no pueden ver lo que está mal con la anticoncepción, al contrario, parece ser mero sentido común. Por lo tanto, si no hay una Autoridad divina que prohíba la anticoncepción, nada ni nadie podrá hacer frente a las pasiones humanas que la impulsan. De esta manera el Vaticano II (Gaudium et Spes #48) sugirió que en el acto del matrimonio la recreación viene antes de la procreación, y abrió las compuertas al divorcio, al adulterio, al aborto pre y posnatal, a la eutanasia, a la homosexualidad, al cambio de género, y a horrores aún desconocidos, pero todos implícitos en la ruptura de la subordinación de la recreación a la procreación. La Madre Iglesia siempre supo que destrozar el acto del matrimonio es destrozar sucesivamente el matrimonio, la persona individual, la familia, la sociedad, la nación y el mundo. Este caos es donde estamos hoy. Tal es la necesidad de la Autoridad.
Y la autoridad más importante es la de la Iglesia, para imponer sobre las mentes erradas de los hombres la verdad infalible de Dios, y sobre sus voluntades descarriadas la ley eterna de Dios, para que puedan llegar a Su cielo y evitar su infierno. Y para encarnar esa Autoridad y proyectarla ante los hombres, el Dios Encarnado instituyó Su Única Iglesia Católica como una monarquía cuyo único gobernante es el Papa Romano, quien es el único que tiene la misión y la gracia de gobernar y mantener unidos, en la Verdad Católica, a todos los miembros de la Iglesia. De ello se deduce que cuando él abandona la Verdad, como en el Vaticano II, entonces las ovejas están necesariamente dispersas, porque nadie más que el Papa tiene de Dios la misión o la gracia de unirlas (cf. Lc. XXII, 32).
Kyrie eleison.

viernes, 7 de febrero de 2020

VISITA OFICIAL DE MONS. HUONDER A LA SUIZA FRANCÓFONA


El boletín oficial de la SSPX de Suiza (Le Rocher - febrero / marzo de 2020) presenta la gira oficial de Mons. Huonder por el distrito de Suiza. El obispo Huonder, que nunca se retractó públicamente de sus posiciones conciliares, ya había predicado varias veces en la capilla del priorato de Oberiet en la Suiza de habla alemana. Ahora, con el acuerdo de las autoridades de la SSPX, amplía su círculo de acción. Este recorrido es un modo de formalizar la integración de Mons. Huonder en la FSSPX.
También ha podido visitar las casas de Ginebra y llegar hasta Glis... pasando por la escuela "Fleurs de Mai" donde los niños le cantaron un himno.





sábado, 1 de febrero de 2020

NUEVA FOTO DE PORTADA EN EL SITIO OFICIAL DE FACEBOOK DE LA FSSPX DE ALEMANIA

El sitio oficial de Facebook de la FSSPX en Alemania, tiene ahora la siguiente foto de portada:



COMENTARIO ELEISON Número DCLV (655) - 01 de febrero de 2020


El Papa Es Indispensable – I
Por cuanto las ovejas sean abandonadas,
Nadie más que el Papa une a la Iglesia.
A medida que pasan los años, uno tras otro, sin que la situación demencial de la Iglesia parezca mejorar, los católicos que siguen la Tradición siguen preguntándose, ¿por qué no pueden al menos nuestros sacerdotes de la Tradición reunirse y dejar de pelearse entre ellos? Todos ellos creen en la misma Tradición de la Iglesia, todos están de acuerdo en que el Concilio Vaticano II fue un desastre para la Iglesia. Todos saben que la lucha entre los sacerdotes es poco edificante y desalentadora para los seguidores de la Tradición. ¿Por qué entonces no pueden olvidar sus diferencias y concentrarse en lo que les une a todos, es decir, en lo que la Iglesia enseña y hace, y siempre ha enseñado y hecho, para salvar las almas? Esta pregunta tiene una respuesta, y para ayudar a los católicos a perseverar en la Fe, puede ser necesario recordársela a intervalos regulares.
Asumiendo siempre que esta crisis de la Iglesia no es nada normal en la historia de la Iglesia, sino que es una parte integral del único descenso que conduce al único fin del mundo, entonces si hay en estos “Comentarios” un par de palabras frecuentemente escogidas para precisar la estructura de esa crisis, es “Verdad” y “Autoridad”. La crisis tuvo sus orígenes mucho más atrás del Vaticano II, notablemente en la “Reforma” desatada por Lutero (1483–1546), pero mientras que hasta el Vaticano II la Iglesia Católica luchó por mantener fuera el veneno protestante, en el Vaticano II la más alta Autoridad Católica, dos Papas y 2.000 obispos, abandonaron la lucha y dejaron entrar el veneno. Esto significa que los textos conciliares se caracterizan por su ambigüedad, porque las apariencias católicas tenían que mantenerse, pero debajo de las apariencias el verdadero impulso de los textos, el “espíritu del Concilio”, va hacia la asimilación del liberalismo y el modernismo que siguieron al protestantismo, y que vaciará cualquier resto de catolicismo tan pronto como se le permita hacerlo.
Esto significa que en el Concilio, la Autoridad Católica esencialmente abandonó la Verdad Católica para adoptar una doctrina más acorde con los tiempos modernos. Y puesto que la Autoridad Católica y la Verdad Católica se habían separado, los católicos, para seguir siendo católicos, tuvieron – y todavía tienen – que hacer una terrible elección: o bien se aferran a las autoridades de la Iglesia desde el Papa hacia abajo y dejan la doctrina católica, o bien se aferran a la doctrina y dejan la Autoridad Católica, o bien eligen uno de los muchos compromisos posibles entre ambos polos. En cualquier caso las ovejas están dispersas, sin tener culpa alguna, cuando se la compara con la culpa de los dos Pastores mayores y los 2,000 pastores minores que fueron responsables de que la Autoridad de la Iglesia traicionara la Verdad de la Iglesia en el Concilio. En esta división entre la Verdad y la Autoridad yace el corazón de la crisis vieja de medio siglo de hoy.
Y puesto que la Verdad es vital para la única religión verdadera del único Dios verdadero, y Su propia Autoridad es esencial para la protección de esa única Verdad de todos los efectos en los hombres del pecado original, entonces la única solución posible para la crisis que pondrá fin a la esquizofrenia y la dispersión de las ovejas es cuando el Pastor y los pastores, el Papa y los obispos, regresen a la Verdad Católica. Esto no está sucediendo todavía en la Iglesia o en la Fraternidad San Pío X, que todavía – según todas las apariencias – se esfuerza por volver a estar bajo la autoridad de los eclesiásticos conciliares. (¿Y Monseñor Lefebvre? “¡Está muerto”, dirán algunos!)
Por lo tanto, hasta que Dios Todopoderoso – nadie más puede hacerlo – ponga de nuevo en pie al Papa, y el Papa a su vez, “una vez convertido, confirme a sus hermanos” (Lc.XXII, 32), es decir, enderece a los obispos del mundo, hasta entonces esta crisis no puede sino empeorar, hasta que hayamos aprendido la lección y Dios tenga misericordia de nosotros. Hasta entonces, como dice el proverbio inglés: “Lo que no se puede curar, hay que soportarlo”.
Kyrie eleison.

LOS CRUZADOS DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA AHORA EN ESPAÑOL



Si usted desea unirse a otros católicos para orar juntos por la Consagración de Rusia, por las intenciones de los miembros, por los sacerdotes, por los enfermos, por alguna conversión, etc., lo invitamos a registrarse en el sitio web “Cruzados del Corazón Inmaculado”, ahora en español.

Los próximos eventos son: Del 2 al 10 de febrero, Novena a Nuestra Señora de Lourdes y del 13 de febrero al 13 de noviembre, el Rosario de la Fe por la Consagración de Rusia. Otros eventos se publicarán pronto.

Unidos en la Fe y en la Oración, valiéndonos del arma más poderosa que Dios nos ha dado: el Santo Rosario. Dios bendiga a todos nuestros lectores.