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sábado, 25 de noviembre de 2017

ESTATUTOS DE LA SAJM







Fuente: SITIO OFICIAL DE LA SAJM (el texto que publicamos acá es la traducción del original en francés)



ESTATUTOS DE LA SOCIEDAD SACERDOTAL DE LOS APÓSTOLES DE JESÚS Y MARÍA


PREFACIO


Después de varios meses de estudio, estamos en condiciones de promulgar los estatutos definitivos de la SAJM.

Los estatutos de la SAJM pretenden conservar intacto el espíritu de los estatutos dados por Monseñor Lefebvre a la FSSPX. También pretenden conservar la letra de esos estatutos en la medida de lo posible y atendiendo a las circunstancias presentes.

Así, ciertas partes de los estatutos de la FSSPX han debido ser suprimidas por resultar anacrónicas, como las relativas a determinadas coordinaciones con el clero diocesano (Cap. III, n° 5; Cap. IV, n° 1 y n° 2).

También nos hemos visto en la necesidad de agregar algunas normas tendientes a proteger a la nueva congregación del peligro de desviación hacia izquierda o derecha, como la que prohíbe absolutamente un acuerdo con la Roma liberal y modernista (Cap. II, n° 5), o como las normas sobre destitución del Superior General (Cap. V, n°11). Hay que tener en cuenta que si en los estatutos de la FSSPX hubieran existido disposiciones como éstas, posiblemente se podría haber evitado que la Fraternidad incurriera en la grave desviación de la que hoy somos testigos. 

Dado que no existen en los estatutos de la FSSPX, hemos debido agregar reglas sobre reforma de los estatutos (Cap. IX). 

Finalmente, los estatutos contienen diversas disposiciones transitorias, cuya necesidad se deriva de las circunstancias propias de una congregación que está en proceso de formación y que no puede depender de unas autoridades romanas que se esfuerzan por destruir la Iglesia.

La Iglesia Católica es jerárquica y monárquica por institución divina. Esto no podrá cambiar jamás, por profunda que sean las crisis por las que ella atreviese en la historia. Por eso, esas dos propiedades deben ser conservadas en todas las congregaciones verdaderamente católicas, sin caer en la tentación de atenuarlas por temor a que, abusando de ellas, los superiores desvíen a las congregaciones, como vemos que sucede hoy en la FSSPX. No es lícito innovar a este respecto, ni menos al modo de los liberales, esto es, debilitando el principio de autoridad.

Que estos estatutos ayuden a los miembros a ser fieles discípulos de Jesús y María. En S. Jn. XVII, 17, Nuestro Señor dirige esta súplica a su Padre por sus discípulos: « Sanctifica eos in Veritate. Sermo tuus Veritas est ». Él nos enseña que la caridad viene del conocimiento de la Fe verdadera: la vida eterna, sobrenatural, comienza aquí abajo por el conocimiento del Padre y del Hijo -obra del Espíritu Santo- que se vuelve vida divina en el alma de los creyentes que vienen a ser “partícipes de la naturaleza divina” (II Pe I, 4). 

« Euntes ergo docete omnes gentes » (Mt XXVII, 19)


+Christian Jean Michel Faure

Avrillé, 21 de noviembre de 2017, en la fiesta de la Presentación de la Sma. Virgen María.



ESTATUTOS DE LA SOCIEDAD SACERDOTAL DE LOS APÓSTOLES DE JESÚS Y MARÍA

Estatutos aprovados por Mons. Jean Michel Faure.
El texto está basado en los estatutos de la FSSPX,versión de Navidad de 1976, aumentada por el Capítulo General de septiembre de 1982.




I - DE SODALITII DEDICATIONE

1. La Sociedad de los Apóstoles de Jesús y María es una sociedad sacerdotal de vida común sin votos, a imitación de las sociedades de las Misiones Extranjeras. Sin embargo, está constituida en un espíritu de fe profunda y de obediencia perfecta, siguiendo el ejemplo del divino Maestro.

2. La Sociedad es esencialmente apostólica, porque el sacrificio de la Misa lo es también, y porque sus miembros deberán ejercer generalmente un ministerio exterior. Vivirán con la convicción de que toda la eficacia de su apostolado procede del Sacrificio de Nuestro Señor, que ofrecen cada día.

3. la Sociedad se encuentra especialmente bajo el patrocinio de Jesús Sacerdote, cuya existencia toda ha sido y sigue siendo sacerdotal, y para quien el Sacrificio de la Cruz ha sido la razón de ser de su Encarnación. Por eso, los miembros de la Sociedad, para quienes es una realidad el "Mihi vivere Christus est” viven totalmente orientados hacia el sacrificio de la Misa, que prolonga la sagrada Pasión de Nuestro Señor.

4. También se encuentra bajo la égida de María, Madre del Sacerdote por excelencia, y por Él, Madre de todos los sacerdotes en quienes Ella forma a su Hijo. Ella les descubre los motivos profundos de su virginidad, condición de la plenitud de su sacerdocio.



II - DE SODALITII FINE

1. El fin de la Sociedad es el sacerdocio y todo lo que se le relaciona, y nada más que lo que le concierne, es decir, tal como Nuestro Señor Jesucristo lo quiso cuando dijo: “Haced esto en memoria mía”. 

2. Orientar y realizar la vida del sacerdote hacia lo que es esencialmente su razón de ser: el santo Sacrificio de la Misa, con todo lo que él significa, todo lo que de él procede, todo lo que lo complementa. 

3. Para eso, los miembros de la Sociedad tendrán una verdadera y continua devoción por su santa Misa, por la liturgia que la aureola, y por todo lo que pueda hacer la liturgia más expresiva del misterio que en ella se realiza. Tendrán muy a pecho hacer todo lo posible para preparar espiritual y materialmente los santos Misterios. Un conocimiento teológico profundo del Sacrificio la Misa los convencerá cada vez más de que en esta realidad sublime se realiza toda la revelación, el misterio de la fe, la consumación de los misterios de la Encarnación y de la Redención, y toda la eficacia de su apostolado.

4. Los miembros no sacerdotes y las religiosas afiliadas, cuando Dios los suscita, tendrán el culto de los lugares y de los objetos consagrados a la liturgia. Se esforzarán en contribuir al esplendor de la liturgia mediante la música y el canto y todo lo que pueda concurrir legítimamente a elevar las almas hacia las realidades celestiales, hacia la Santísima Trinidad, la compañía de los Ángeles y de los Santos.

5. Desde el concilio Vaticano II, el santo Sacrificio de la Misa, la doctrina católica y toda la vida de la Iglesia son atacados por la Jerarquía liberal y modernista. Porque el sacerdocio católico tiene el deber esencial de combatir el liberalismo y el modernismo en defensa de los derechos divinos violados, la Sociedad descarta toda posibilidad de regularización canónica por vía de acuerdo bilateral, de reconocimiento unilateral, o del modo que sea, en tanto la Jerarquía católica no vuelva a la Tradición de la Iglesia.


III - DE SODALITII OPERIBUS

1. Todas las obras de formación sacerdotal y todo lo que se les relaciona, tanto si los aspirantes se destinan a ser miembros de la sociedad como si no. Se velará por que la formación alcance el objetivo principal: la santidad del sacerdote al mismo tiempo que una ciencia suficiente. Por eso, no se descuidará nada para que la piedad sea orientada y proceda de la liturgia de la santa Misa, que es el corazón de la teología, de la pastoral y de la vida de la Iglesia.
A este efecto, es deseable que la comunidad del Seminario esté anexa a una parroquia o a un lugar de peregrinación, a fin de que los seminaristas se ejerciten paulatinamente en el cumplimiento de las funciones sacerdotales, bajo la dirección de miembros de la Sociedad experimentados y celosos.
En conformidad con los deseos y prescripciones tan frecuentemente renovadas, de los papas y de los concilios, la Suma teológica de santo Tomás de Aquino y sus principios filosóficos serán el principal objeto de estudios en el Seminario; de este modo los seminaristas evitarán con cuidado los errores modernos, particularmente el liberalismo y todos sus sucedáneos.

2. Un segundo objetivo de la Sociedad es ayudar a la santificación de los sacerdotes, ofreciéndoles la posibilidad de retiros y recolecciones. Las casas de la Sociedad podrían ser la sede de asociaciones sacerdotales, de órdenes terceras, de periódicos o revistas destinadas a la santificación de los sacerdotes.

3. La Sociedad tratará de inculcar la grandeza y la nobleza de las vocaciones de auxiliares para el servicio del altar y todo lo que se le relaciona: participación en la liturgia, en los Sacramentos, en la enseñanza del catecismo; y, en general, por todo lo que viene en ayuda del sacerdote y de su ministerio parroquial, al servicio de los presbiterios y de los Seminarios. Los miembros de la Sociedad tendrán un particular cuidado espiritual por las personas, religiosas o no, que se dedican a este ideal bajo el patrocinio de la Santísima Virgen y de san José.

4. Las escuelas verdaderamente libres de toda traba para dispensar una educación totalmente cristiana a la juventud, serán alentadas y eventualmente fundadas por los miembros de la Sociedad. De ellas saldrán las vocaciones y los hogares cristianos.

5. La Sociedad vendrá de buen grado en ayuda de los sacerdotes ancianos y enfermos, e incluso de los infieles.


IV - DE DIVERSIS MODIS INHAERENDI SODALITIO

1. Aunque es esencialmente clerical, la Sociedad recibe también de buen grado aspirantes no clérigos, que tienen sus estatutos particulares y hacen los votos de religión.

2. La Sociedad acoge también asociados, sacerdotes o laicos, que desean colaborar al fin de la Sociedad y beneficiarse con sus gracias para su santificación personal. Después de una experiencia mínima de dos años en una casa de la Sociedad, estas personas pueden suscribir un compromiso, especie de contrato con el Superior de distrito o el Superior del Seminario, precisando las condiciones en que son aceptadas. Conservan la disposición de sus bienes, pero se comprometen a conformarse con el espíritu de la Sociedad en su uso.

3. El ingreso en la Sociedad se realiza, para los clérigos, por el compromiso de permanecer fiel a los estatutos, pronunciado públicamente ante el Superior General o su delegado, y ante el Santísimo Sacramento. Este compromiso sólo puede tener lugar después de un año de preparación en una casa de la Sociedad.

4. Los clérigos, durante sus años de formación hasta el subdiaconado, harán compromisos anuales. A partir del subdiaconado pueden hacer compromisos por tres años, y después de una renovación del compromiso por otros tres años, pueden hacer su compromiso definitivo.

Los sacerdotes que hagan su compromiso en la Sociedad deberán hacer al menos un compromiso de tres años antes de su compromiso definitivo.

Los hermanos, según sus estatutos particulares, después de tres años de votos anuales Y otros seis años de votos anuales o trienales, pronuncian sus votos perpetuos.

5. Todos los miembros renuevan los compromisos cada año el 8 de diciembre, fiesta de la inmaculada Concepción. Quienes los renuevan según las reglamentaciones de los estatutos y quienes los renuevan por devoción sólo recitan el acto de oblación. Únicamente los primeros firman las actas.
En este día de bendición, todos los miembros, sacerdotes o futuros sacerdotes, pidan a la Virgen fiel la gracia de la fidelidad a sus compromisos y la gracia de la perfecta unidad en la caridad para toda la Sociedad.


V - DE SODALITII ADMINISTRATIONE

[Normas transitorias: a) El primer Superior General será S.E. Monseñor Jean Michel Faure, fundador de la Sociedad. Ejercerá esta función por el tiempo que él decida. Mientras la Sociedad tenga menos de cincuenta miembros sacerdotes, los siguientes Superiores Generales serán designados por Mons. Faure o, si éste falta, por la mayoría absoluta de los antiguos Superiores Generales. b) La función de Asistentes del Superior General será creada cuando la Sociedad tenga cincuenta o más miembros sacerdotes.] 

1. De las funciones cuyos titulares son elegidos

El Superior General y sus dos Asistentes son elegidos por el Capítulo General por cuatro años. Son reelegibles.
El Superior General debe ser elegido por dos tercios de los votos; los Asistentes por mayoría absoluta. Los tres deben estar comprometidos definitivamente en la Sociedad, ser sacerdotes y tener por lo menos cuarenta años.

2. Consejo Supremo

Habrá un Consejo Supremo (CS) compuesto por tres miembros clérigos que, en la medida de lo posible, deberán ser miembros de la Sociedad.
Después del gobierno de Monseñor Christian Jean-Michel Faure, este Consejo, por mayoría, podrá destituir al Superior General que desvíe la Sociedad hacia posturas liberales o incurra en cualquier otra conducta que haga necesaria tal medida.
El decreto de destitución no podrá ser objeto de apelación ni de otro recurso. En el acto de destitución, se deberá designar un Superior General interino, pudiendo recaer esta designación en un miembro del mismo CS. El decreto de destitución y la designación del Superior General interino, deberán constar en un documento fechado y firmado por la mayoría del CS.
Dentro del plazo de un mes, el Superior General interino deberá convocar a un capítulo general, a fin de elegir al nuevo Superior General. Este capítulo deberá tener lugar dentro del término de tres meses contados desde la fecha de la destitución.
Los Consejeros serán inamovibles. Los primeros tres miembros del Consejo serán designados por Monseñor Faure. Cada Consejero designará a su sucesor o por medio de documento firmado por el Consejero y por tres testigos debidamente individualizados por sus nombres y apellidos, fecha y lugar de nacimiento, nacionalidad, domicilio y número de pasaporte o de documento de identidad; o mediante aviso dado por escrito a los otros dos Consejeros. Cuando un miembro del Consejo Supremo designe a su sucesor, informará a la brevedad a los otros dos Consejeros. Si un Consejero muere sin designar a su sucesor, éste será designado por los otros dos miembros del Consejo. Si dos Consejeros mueren sin designar a sus sucesores, éstos serán designados por el Consejero sobreviviente. Lo que se dice sobre la muerte, valdrá también para otros casos de vacancia, como no aceptación, dimisión, incapacidad permanente, etc. Si uno de los Consejeros ocupa el cargo de Superior General, los otros dos Consejeros designarán a su reemplazante, pero al dejar el cargo de Superior General -salvo en el caso de haber sido destituido por el CS- el ex Superior General volverá ipso facto a ser Consejero y el que lo reemplazó dejará de serlo. Si dos Consejeros designan como su sucesor al mismo clérigo, éste deberá designar otro Consejero cuanto antes. 

3. Del Capítulo General

Se reúne cada cuatro años para elegir al Superior General y a sus Asistentes. Igualmente, su objetivo es verificar si la Sociedad aplica concienzudamente los estatutos y si se esfuerza por guardar su espíritu. Evítense las puestas al día o innovaciones, salvo eventualmente en lo referente a la administración, cuenta tenida del desarrollo de la Sociedad. 

4. De los miembros del Capítulo General

- El Superior General saliente, el Secretario General y el Ecónomo General.
- Los Superiores de distrito.
- Los Superiores de Seminario.
- Los Superiores de casa autónoma.
- Los obispos al servicio de la Sociedad.
- Los antiguos Superiores Generales.
- Serán designados luego los miembros más antiguos de la Sociedad que hayan hecho su compromiso definitivo (en caso de equivalencia, el de más edad), hasta la concurrencia de cuarenta miembros mientras la Sociedad cuente con menos de mil miembros sacerdotes.

5. De las funciones cuyos titulares son designados por el Superior General después de pedir su parecer a sus Asistentes reunidos en consejo

- Secretario General y Ecónomo General por tres años.
- Superior de distrito por tres años.
- Superior de Seminario mayor.
- Superior de casa autónoma.
- Profesores, después de consultar con el Superior.
- Director del año de espiritualidad.
- Maestro de los hermanos novicios.

Por los Superiores de distrito:
- Asistente del distrito, ecónomo del distrito y Superiores locales, con la aprobación del Superior General.
- Otras funciones.

6. Del Superior General y de sus Asistentes

El Consejo General está compuesto por el Superior General y sus dos Asistentes.
El Superior General gobierna y administra la Sociedad. Consulta a sus Asistentes para las decisiones importantes.
Los Asistentes son los consejeros del Superior General; tienen voz deliberativa en los asuntos más importantes.
El primer Asistente es vicario general del Superior General, es decir, lo remplaza en caso de impedimento o de vacancia.
[Norma transitoria: mientras no haya Asistentes, el Secretario General será vicario general del Superior General]
El Consejo General puede recurrir a visitadores de los diferentes distritos.
El Consejo General convocará las reuniones de los Superiores de distrito, de los Superiores de Seminario, de casa autónoma, y suscitará toda otra reunión útil para el bien de la Sociedad.
El Superior General y sus dos Asistentes harán todo lo que juzguen útil para preservar, mantener y aumentar en los corazones de todos los que desempeñan funciones y de todos los miembros de la Sociedad, una gran generosidad, un profundo espíritu de fe, un celo ardiente al servicio de la Iglesia y de las almas.
A este efecto, organizarán y dirigirán ejercicios espirituales, reuniones que ayuden a la Sociedad a no caer en la tibieza, en compromisos con el espíritu del mundo. Manifestarán en su actitud y en su vida de cada día el ejemplo de las virtudes sacerdotales.
Favorecerán el mantenimiento de una fe viva y esclarecida por la constitución de bibliotecas bien provistas de los documentos del magisterio de la Iglesia, y por la edición de revistas o periódicos susceptibles de ayudar a los fieles a fortificar y a defender su fe católica.
Estas directivas valen también, mutatis mutandis, para todos los Superiores y especialmente para los Superiores de distrito.

7. Del Secretario General

El Secretario General se encarga de la preparación y de las actas de las reuniones del Consejo General. 
Comunica a los interesados las decisiones tomadas, después de haberlas sometido a la firma del Superior General.
Tiene la responsabilidad del mantenimiento de los archivos, de los expedientes individuales de los miembros. Se encarga también de recordar la necesidad de la renovación de los compromisos. Lo hace por intermedio del Superior de distrito o de su secretario. Cuida de mantener al día los registros de ordenación.

8. Del Ecónomo General

El Ecónomo General se asegura de que la situación legal de las asociaciones de la Sociedad en los diversos países es normal. Allí donde se han constituido distritos verifica esta situación con el Superior o el ecónomo del distrito.
Antes de que se constituya el distrito, prepara y controla las asociaciones con los miembros de estas asociaciones. Vela por la legalidad de las adquisiciones en estas regiones, y por la buena administración de los fondos y legados.
Administra los fondos de la Sociedad, y los inmuebles que le pertenecen fuera de los distritos. Los fondos son constituidos por los excedentes de las regiones aún no constituidas en distritos, y por los donativos y legados dirigidos directamente a la Sociedad. Verifica las contabilidades de los distritos.

Por lo tanto, sus funciones son:
- administrar y controlar las asociaciones y fondos de la Sociedad fuera de los distritos.
- verificar las asociaciones y contabilidades de los distritos en este dominio, y dar cuenta al Superior General y a su Consejo.
- No tiene poder de decisión.
- Es consultado para los nombramientos de los ecónomos de distrito.
- Se esfuerza por establecer una contabilidad sencilla y uniforme para todos los distritos, al igual que para los prioratos.
- Vela por los problemas de seguros de todo tipo.
- Se esfuerza, en todas sus relaciones con los responsables de la Sociedad, por inculcarles a la vez el espíritu de penitencia, de pobreza y también de prudencia.

9. De los Superiores de Seminario y del estatuto de los Seminarios

Siendo la formación sacerdotal el primer y principal objetivo de la Sociedad Sacerdotal, la responsabilidad de esta formación incumbe ante todo al Superior General y a su Consejo.
El, ayudado por su Consejo, nombra los Superiores de Seminario y los profesores "ad nutum". También le toca a él velar, por sí mismo o por sus delegados, por la buena marcha de los Seminarios. Provee a los Superiores de los Seminarios de los diversos reglamentos que les facilitan su tarea.
Así, los Superiores de los seminarios tienen una gran y noble función que cumplir ante Dios, ante Nuestro Señor y ante la Iglesia, para gloria de Dios y bien de las almas. Es la sola función visible que Nuestro Señor quiso desempeñar ostensiblemente durante sus tres años de vida pública. Al mismo tiempo que llevan a cabo la formación de los sacerdotes, deben pensar en la formación de futuros profesores.

- Aceptación de los seminaristas
Reciben las solicitudes de admisión de los seminaristas, a través de los Superiores de distrito, que les someten los expedientes y les exponen su parecer. Es deseable que los candidatos realicen una breve permanencia en el Seminario. Después del examen y del parecer de sus colaboradores, el Superior de Seminario decide la admisión, el rechazo o el retraso aportado a su aceptación. Los candidatos no deben tener más de 35 años.

Dependencia durante la formación
En el transcurso de los años de formación, los seminaristas dependen constantemente y en primer lugar del Superior del Seminario. Sin embargo, para las vacaciones, se pondrá de acuerdo con los Superiores de distrito para una utilización provechosa de las mismas, según el reglamento del Seminario. El Superior del Seminario es también el último responsable y quien decide.

- Retraso o despido
El Superior, después de consultar el parecer de sus colaboradores, decide la prolongación de los estudios, o el despido de los seminaristas. Avisa de ello al Superior de distrito, y se concierta con él para facilitar, eventualmente, su vuelta al laicado.

Seminarios todos internacionales
Los Seminarios serán todos considerados como internacionales, ya que es deseable que se reciban en ellos seminaristas de otras nacionalidades, si no tienen dificultades por causa del idioma. En el caso de que se trate de un candidato para el que ya existe un Seminario de su idioma, sería necesaria la autorización del Superior de distrito, que consultará el parecer del Superior General.

Los Superiores de distrito y los Seminarios
Los Superiores de distrito, que serán los primeros beneficiarios de la formación de los jóvenes sacerdotes, deberán tener un gran interés en su reclutamiento y en su formación. Harán que los fieles se interesen por esta obra capital, por medio de oraciones continuas, por las ceremonias de primeras Misas, y hablando de ella en sus boletines.

Pensiones
Son también ellos quienes se encargarán de encontrar bienhechores para cubrir el precio de la pensión para aquellos que no pueden pagarla.
Cuando sea necesario construir o agrandar el Seminario que se encuentra en su distrito o que forma a sus sacerdotes, se esforzarán por ayudar al Superior General y al Superior del Seminario en la realización de estas obras.

Visitas a los seminaristas
Los Superiores de distrito pueden ciertamente interesarse por sus seminaristas y visitarlos. Sin embargo, deben evitar todo lo que pudiera estorbar la tarea del Superior; al contrario, deben hacer todo para facilitarla.
Deben acordarse de que la Iglesia jamás ha preferido el número a la calidad.

- Ayuda pastoral del Seminario al distrito
Los Superiores de Seminario evitarán, por su parte, todo lo que pudiera estorbar al Superior de distrito. Al contrario, en la medida de lo posible, ofrecerán de buen grado sus servicios y los de los profesores sacerdotes para ayudar a la pastoral del distrito, quedando bien claro que esta pastoral depende en primer lugar del Superior de distrito. Evitarán hacer llamamientos a la generosidad de los fieles sin la autorización del Superior de distrito. El Superior de distrito decide también las colectas que van a hacerse y su empleo, y, por consiguiente, también las colectas por el Seminario.
Sin embargo, el Seminario tendrá evidentemente una cuenta en la que los bienhechores que lo deseen puedan ingresar su ofrenda. En estos puntos delicados, los Superiores muéstrense desinteresados y generosos por ambas partes, para que la caridad tan deseable reine entre quienes son los servidores del mismo Amo, Nuestro Señor Jesucristo.

10. Del Superior de distrito

- Es designado por el Superior General en su consejo, por tres años renovables. Los límites de su distrito le son indicados entonces.
- Es evidente que este cargo es uno de los más importantes; es similar al que los provinciales ejercen sobre su provincia. Toda una región queda confiada a su apostolado.
Debe poner a !a obra los talentos y el celo de sus colaboradores para llevar a cabo la tarea de la Sociedad Sacerdotal.
- Por lo tanto, es responsable ante el Superior General de la sabia administración pastoral, espiritual y temporal de su distrito. Se hace ayudar, desde que sea posible, por dos asistentes, y por un ecónomo de distrito, cuyo nombramiento presenta al Superior General, después de tener el parecer del Ecónomo General.
- Presenta a la aprobación del Superior General los nombres de los Superiores de priorato y nombra luego él mismo a los adjuntos. Designa también sus funciones a los Hermanos que le son confiados.
- Prepara los expedientes de los aspirantes al sacerdocio y los entrega a los Superiores de los Seminarios, que deciden la aceptación.
- Organiza poco a poco la fundación de los prioratos, de las casas para los ejercicios espirituales. Vela por la buena organización pastoral, espiritual y temporal de las comunidades según los estatutos y el espíritu de la Sociedad Sacerdotal.
- Sin embargo, para la fundación o el cierre de un priorato, pide la autorización del Superior General.
- Se esfuerza por constituir comunidades de por lo menos tres miembros o asociados de la Sociedad.
- Organiza también la constitución de comunidades de religiosas de la Sociedad con los Superiores de los prioratos y el acuerdo de la Superiora Generala.
Supervisa todos los boletines y todas las publicaciones hechas en su distrito. Concede las autorizaciones, con prudencia y discreción; para las entrevistas en la prensa, en la radio o en la televisión. Todas las relaciones con las autoridades civiles deben hacerse por su intermedio, como también con las autoridades eclesiásticas.
- Concede las aperturas de cuentas, los depósitos bancarios para los fondos de los prioratos y del distrito.
Para un gasto de más de 30.000 francos suizos debe tener la autorización del Superior General.
- Vela por la salud espiritual y corporal de sus colaboradores y se encarga, de acuerdo con el Superior del Seminario, de las vacaciones de los seminaristas, y si lo juzga necesario presenta un informe sobre este tema al Superior del Seminario.
- Organiza ejercicios espirituales para los sacerdotes, Hermanos y asociados de su distrito.
A los Superiores de distrito son asimilados los Superiores de casa autónoma, que son distritos en formación.

11. De los Superiores y particularmente
de los Superiores locales

Como complemento de lo que más arriba se ha dicho, algunas directivas especiales ayudarán a los Superiores locales a cumplir bien su función, que es esencial para la eficacia del apostolado y et buen espíritu de la Sociedad.
Una de sus mayores preocupaciones debe consistir en el buen orden de la comunidad, facilitando la obra apostólica realizada por la comunidad. Para ello, se asegurará de que las horas de los ejercicios comunes sean conocidas por todos mediante carteleras y por una señal que avise a los miembros, Padres, Hermanos, asociados. Las oraciones de comunidad tienen lugar en común, aunque no haya más que dos miembros presentes.
Los Superiores velan por que los lugares comunes: la capilla especialmente, pero también el comedor, la sala de reuniones y de descanso, la biblioteca, estén limpias y suficientemente arregladas. Si se ocupan del economato, velan por la higiene de los alimentos y de la cocina.
Reparten los cargos tanto dentro como fuera de la comunidad. Tienen el cuidado de dirigir y facilitar el trabajo de los Hermanos y de los empleados de la casa.
Se esforzarán por ayudar a la santificación de los Hermanos y empleados de la casa. En la liturgia verdadera y en la oración común se forjarán la unidad y la caridad de la comunidad.
Los Superiores locales tendrán también una atención especial por las vocaciones de sacerdotes, Hermanos y religiosas. Ellos también son los responsables de las capellanías de las religiosas de la Sociedad, si hubiese una comunidad en el territorio del priorato.
A ellos sobre todo les toca probar la fundación providencial de la Sociedad por su irradiación sobrenatural de paz, de serenidad, de fortaleza en la alegría, de total confianza en Nuestro Señor su Santísima Madre, en la adhesión indefectible a la Iglesia Romana al Sucesor de Pedro que actúa corno verdadero Sucesor de Pedro, en el respeto de los obispos fíeles a la gracia de su consagración.
Tendrán una devoción sin límites por el Reinado de Nuestro Señor, a la medida de la infinidad de su Reino sobre las personas, las familias y las sociedades. Si deben manifestar una opción política, será siempre en el sentido de este Reinado social de Nuestro Señor Jesucristo.
Difundirán esta devoción por medio del verdadero sacrificio de la Misa y por la devoción al Sacramento de la Eucaristía, como también por la devoción a la Santísima Virgen María.


VI - DE SODALIUM VIRTUTIBUS

(Este capítulo indica sólo las orientaciones esenciales. Se redactará un directorio espiritual y pastoral más desarrollado para los miembros de la Sociedad).
1. Un gran amor a Dios, a la Santísima Trinidad, abrasará el corazón de los miembros de la Sociedad.
Esta caridad deberá ser tal que engendre naturalmente la virginidad y la pobreza, y suscite constantemente el don de sí mismo por la fe y la obediencia pronta, generosa y amante.

2. Esta caridad suscitará el hambre y la sed de la virtud de justicia, dando ante todo a Dios lo que le es debido por medio de la virtud de religión. Las disposiciones interiores de devoción, dé adoración y de oración los ayudarán a cumplir con la mayor perfección el Acto más sublime de la oración cristiana: el santo sacrificio de la Misa.

3. La caridad hacia Jesús en la Eucaristía hacia su Santísima Madre, siempre presente en su Ofrenda, incitará a los miembros de la Sociedad a una ardiente devoción a la Eucaristía y a la Virgen María, en su Compasión hacia Jesús Sacerdote y Víctima por la redención de nuestros pecados.
4. Alimentada por esta oración interior constante, la caridad hacia el prójimo se manifestará en toda la vida apostólica de los miembros de la Sociedad.
Ávidos del deseo de salvar las almas, aceptarán con alegría todas las contradicciones, humillaciones y pruebas, en seguimiento de Nuestro Señor. Como Él, ganarán las almas por la humildad, la dulzura, la discreción, la magnanimidad. En el cumplimiento de las obras apostólicas, se esforzarán por ser instrumentos dóciles del Espíritu Santo para transmitir la vida eterna a las almas.

5. Esta caridad hacia el prójimo se manifestará ante todo respecto de los Superiores por una sumisión generosa y un respeto constante, y respecto a los miembros de la comunidad por un espíritu de servicio espontáneo, por el olvido de sí mismo, por una gran sencillez y franqueza, por un humor siempre igual y una alegría comunicativa, y finalmente y sobre todo por el deseo de la santificación de todos y de cada uno.

6. La virtud de religión y el desprendimiento de este mundo se expresan también en el aspecto exterior. El hábito de los miembros de la Sociedad es la sotana. La sotana es un testimonio y una predicación; aleja los espíritus malignos y a quienes les están sometidos, atrae a las almas rectas y generosas. Facilita en gran manera el apostolado. Los Superiores son jueces del uso del clergyman negro con cuello romano en los países donde es usado desde hace mucho tiempo, como en los países anglosajones. Cuanto más la impudicia y la concupiscencia de la carne invaden la sociedad, tanto más necesaria se revela la presencia de la sotana.

7. La pobreza, que es un efecto inmediato de la virtud de caridad, impulsa fuertemente a liberarse de todo gasto o de todo objeto inútil. Por eso los miembros de la Sociedad evitarán tomar el hábito de fumar, que se convierte en una esclavitud. Se empeñarán en romper con los hábitos del mundo, convertido en esclavo de la radio, de la televisión, de las vacaciones y de los recreos costosos. Por eso no habrá puesto de televisión en nuestras comunidades.
Algunos periódicos escogidos una selección de revistas nos informarán suficientemente sobre los acontecimientos que sea útil conocer. Nuestra verdadera televisión es el sagrario, donde reside Aquél que nos pone en comunicación con todas las realidades espirituales temporales.
Se será modesto en la elección de los vehículos que nos fuesen necesarios para nuestra función o para nuestro apostolado.


VII - DE SODALITIUM SANCTIFICATIONIS
MEDIIS ORDINARIIS

1. Para crecer diariamente en estas virtudes, en la unión con Dios, en la sumisión al espíritu de Nuestro Señor, los miembros tendrán a pecho no omitir jamás la celebración o la asistencia al santo sacrificio de la Misa, fuera del caso de fuerza mayor. Considerarán como una gracia privilegiada ayudar a la santa Misa.

2. En las comunidades habrá habitualmente cuatro momentos de oración en común: el primero es el de la mañana, que comprende el rezo de Prima (o de Laudes los domingos y fiesta de precepto), la oración, la santa Misa y la acción de gracias. Los sacerdotes, agregando el tiempo necesario, podrán útilmente rezar una parte de su Breviario durante este primer tiempo.

3. El segundo momento de oración tendrá lugar, en la medida de lo posible, antes del almuerzo: se rezará la hora de Sexta. El tercer momento tendrá lugar, en la medida de lo posible, antes de la cena, y comprenderá el rosario y las oraciones a san Miguel Arcángel y a san José. Al comienzo de esta media hora de oración, se encomendarán los bienhechores y las intenciones particulares.

4. El cuarto momento será el de las Completas, después de la cena, cantadas sí es posible, o al menos salmodiadas. Se aconseja en este momento una oración libre, siempre en presencia del Santísimo Sacramento. Las Completas podrán tener lugar ya inmediatamente después de la cena, ya después de una recreación, pero jamás antes de la cena. La recreación jamás debe tener lugar después de esta oración de la noche, después de la cual el silencio debe ser observado con más cuidado.

5. Los Superiores velarán por exponer frecuentemente el Santísimo Sacramento durante el tercer momento de oración o en otros momentos favorables, para ofrecer a la comunidad la ocasión de adorar al Santísimo Sacramento.

6. Se deberá recordar que nada edifica tanto a los fieles como el ejemplo de la oración de los sacerdotes. Por eso se aconseja encarecidamente hacer las propias oraciones en la iglesia. Si por la tarde hay alguna reunión, tendrá lugar antes o después de las Completas, y se invitará a los participantes a esta oración de la comunidad.

7. La confesión tendrá lugar cada quince días. Se tendrá en gran estima este sacramento, tanto para sí mismo como para los fieles. Los santos sacerdotes han pasado su vida en el confesionario. Allí se realiza particularmente la eficacia del Sacrificio de la Cruz, según la palabra de Nuestro Señor :"Nunc judicíum est mundi, nunc prínceps hujus mundi ejicietur foras" (Jn. XII 31 ). La pastoral del sacramento de penitencia tiene una importancia capital para la santificación de una parroquia para el despertar de las vocaciones.

8. El retiro anual de seis días debe ser un retiro organizado y no individual. La elección de los predicadores y de los lugares debe ser objeto de un cuidado particular. El ambiente de silencio, de verdadero culto litúrgico, la firmeza de la fe y de la doctrina del predicador, ayudarán a proporcionar una verdadera renovación interior.


VIII - DE SODALITIUM ANCTIFICATIONIS MEDIIS PECULIARIBUS

1. Antes de ser miembros de la Sociedad, los aspirantes deben cumplir un año escolar de espiritualidad, durante el cual se esforzarán por dar a Nuestro Señor el lugar que le corresponde en sus almas y en toda su persona.
A este efecto llenan su inteligencia con la luz de Nuestro Señor, mediante la lectura meditada del Evangelio, de los Padres, de los autores espirituales.
La liturgia, el canto gregoriano, la música y el latín serán también objeto de sus estudios.
Sin embargo, este año debe tener sobre todo como fin, una verdadera conversión, una restauración del arden por el alejamiento de !os malos hábitos y la adquisición de las virtudes naturales ysobrenaturales, gracias a la vigilancia y a la oración.
El conocimiento místico teológico de la sama Misa aumentará su devoción por estos santos Misterios y por la Virgen María corredentora y mediadora.

2. El empleo del tiempo y los estudias podrán ser objeto de una cierta diversidad, según que los aspirantes sean ya sacerdotes o no, o se destinen o no al sacerdocio.

3. En la casa principal, o en otra designada a este efecto, existirá una comunidad de carácter más contemplativo, entregada a la celebración de la santa Misa, a la adoración del Santísimo Sacramento, a la predicación de retiros en el mismo lugar, a la audición de las confesiones.
Algunos miembros, con la aprobación del Superior General, podrían ser afectados a esta comunidad de manera definitiva. Todos los que lo deseen podrían, con la misma autorización, pasar uno o dos años en esta comunidad, para acrecentar su santificación y su fervor.
Esta comunidad debe ser la base sólida y el pararrayos de la Sociedad. Debe permitir a la Sociedad conservar siempre su verdadero fin que es la santificación del sacerdocio, su devoción esencial al santo sacrificio de la Misa y a la sagrada Pasión de Nuestro Señor, su firmeza doctrinal, su verdadero celo por la salvación de las almas.

4. El año de espiritualidad encontraría en esta comunidad su lugar normal. Así se podría dar a la liturgia un esplendor que ayudaría verdaderamente a las almas a elevarse hacia Dios. La diversidad de edades y de experiencias ofrecería la ocasión de ejercitar la caridad fraterna y permitiría decir en verdad: "O quam bonum et quam jucundum habitare fratres in unum".


IX - DE MUTATIONE STATUUM 

Los estatutos de la Sociedad podrán ser reformados por S.E. Mons. C.J.M. Faure en cualquier momento. El Capítulo General también podrá reformar los estatutos. Para ello debe contar con tres cuartas partes de sus miembros y, además, con el voto favorable del Superior General.



ANEXO - ALGUNAS DIRECTIVAS SOBRE  USO DE LOS BIENES DE LA SOCIEDAD

Si se puede definir el espíritu que deben tener sobre este punto los miembros de la Sociedad, se lo resumiría en dos disposiciones que pueden parecer contradictorias, pero que sin embargo se completan: 

- Por una parte, tener un corazón generoso, alejado de toda avaricia, de todo apego exagerado a lo que es objeto de la concupiscencia del mundo, y, por consiguiente, saber practicar la limosna y la caridad, primero hacia los suyos, es decir, hacia la Sociedad, saber ayudarse mutuamente;
- Por otra parte, tener el cuidado de administrar con sabiduría los bienes que no nos pertenecen, y que a menudo nos han sido dados por personas que se impusieron privaciones para venir en nuestra ayuda.

Contradecir estas actitudes de caridad y de justicia es alejar de nosotros las bendiciones de san José, a quien debemos sin ninguna duda las extraordinarias gracias temporales que permiten el desarrollo de nuestras obras.

Este espíritu ayudará eficazmente a la Sociedad a practicar una mutua ayuda fraterna. Nos hará evitar las injerencias indiscretas en el dominio de los demás prioratos, y nos estimulará al contrario a favorecer el desarrollo del distrito y de la Sociedad y la ayuda a las vocaciones.

Algunas directivas prácticas

- Los miembros de una comunidad o de un priorato deben esforzarse en lograr equilibrar, por su trabajo apostólico, el presupuesto de la comunidad, es decir, cubrir los gastos ordinarios y mantenimientos corrientes de la propiedad.
- Además, sería deseable y conveniente poder entregar a cada sacerdote, cada mes, además de sus honorarios de Misa, una suma correspondiente a 120 dólares o 200 francos suizos, cubriendo también sus gastos ordinarios en viajes apostólicos; pero esto con la sola condición de que los sacerdotes entreguen al Superior o al ecónomo todo lo que reciben con ocasión de su ministerio, sin excepción.
- Para llegar a esta solución, el Superior se pondrá de acuerdo con los grupos atendidos, para que cada mes se haga una colecta únicamente para el priorato, además de la suma recibida cada domingo por el servicio apostólico.
- Permanecerá en contacto con los bienhechores por medio de un boletín u hoja mensual, a fin de mantenerlos informados de todo lo relativo al priorato, al distrito, al Seminario.
- Sí en los comienzos la solución se presenta difícil, recurrirá al Superior de distrito.
- Los Hermanos, al ser religiosos, deben entregar todos los donativos al Superior, y son mantenidos enteramente por el presupuesto de la comunidad.
- El Superior, o el ecónomo, se esforzará por utilizar al máximo la propiedad para disminuir los gastos, sin llegar por ello a alienarla.
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LEER ACÁ LOS ESTATUTOS EN FRANCÉS Y EN INGLÉS