PÁGINAS

martes, 31 de diciembre de 2013

¿CRUZADA O MASCARADA?


¿CRUZADA O MASCARADA?




Lasapiniere


“Si queremos permanecer católicos, hay que rechazar necesariamente el participar en esta « cruzada », la cual no es tal. El resultado no será en beneficio de la fe católica, sino en su perjuicio… tenemos silencios y ambigüedades que nos llevan a concluir que no es una cruzada, sino una mascarada”.


En el mes de diciembre de 2013, el Superior general de la FSSPX lanzó un nuevo llamado a la oración, a la penitencia y al cumplimiento del deber de estado en su “Carta a los amigos y benefactores” n° 81, llamado retomado por el sitio oficial del Distrito de Francia y en los otros países.

Se pide rezar cinco millones de rosarios entre el 1 de enero de 2014 y la fiesta de Pentecostés (8 de junio de 2014).

La intención es triple :

Una protección especial del Corazón Inmaculado de María sobre las obras de la tradición; 
El retorno de la tradición en la Iglesia;
El triunfo del Corazón Inmaculado de María por la consagración de Rusia.

Una semana más tarde, la redacción de la 2ª intención cambió. Ya no es “el retorno de la tradición en la Iglesia” sino “el retorno a la tradición en la Iglesia”. Hay que notar que si este cambio tuvo lugar en Francia y en otros países, no lo fue en todos, donde la primera redacción permanece. [Nota del blog: hay que notar también que el distrito de Sudamérica cambió substancialmente la formulación de la extraña segunda intención: “Por el retorno de Roma a la Tradición católica”].

Notemos de paso que la 3a intención no es desconocida, una cruzada ya fue organizada con este fin y no tuvo ningún resultado, las otras dos son nuevas.

Y si la 2a intención es nueva, su redacción cambió en el espacio de una semana, y esto solamente en ciertos países. Esto nos recuerda lo que sucedió después que Benedicto XVI levantó las “excomuniones” en 2009. Un primer comunicado de la FSSPX declaró: “Nosotros aceptamos todos los concilios de la Iglesia hasta el Vaticano II, sobre el cual emitimos reservas”, redacción que fue rápidamente modificada por: “Nosotros aceptamos todos los concilios de la Iglesia hasta el Vaticano I. En cuanto al Vaticano II, no podemos más que emitir reservas”. La explicación fue que después de una noche de trabajo, el secretario se equivocó. Esto no es creíble, y los eventos subsecuentes mostraron que no fue un error sino una elección deliberada completada por una operación-comunicación destinada a tranquilizar a los fieles y a los sacerdotes de la tradición que se habían inquietado. Esto se llama manipulación.

¿Será lo mismo hoy? La primera redacción refleja la intención real y la segunda redacción es para tranquilizar a los que desconfían [N.d.B.: y la muy diferente redacción del P. Bouchacourt se aproxima hábilmente a lo que los buenos fieles de esta región desean]. Y esto es tan cierto que, en la medida en que la redacción ha sido cambiada en ciertos lugares, todos los que quieran participar en la cruzada no tendrán la misma intención y se encontrarán desunidos por la oración. ¿Habrá dos cruzadas? ¿Los que van a rezar por el “retorno de la Tradición en la Iglesia” y los que van a rezar por “el retorno a la tradición en la Iglesia”? [N.d.B.: y los que van a rezar por que Roma retorne a la Tradición católica] Digamos mejor que no habrá más que una cruzada correspondiente a la primera redacción.

No podemos aceptar creer que la primera redacción haya sido reconocida como equívoca y en consecuencia abandonada, pues en este caso, la redacción hubiera sido modificada en todos los países. Además, ¿Qué debemos pensar de los Superiores que actúan con tanta inconsecuencia? Que no pensaran en los términos empleados, antes de publicarlos…

ALGUNAS AMBIGÜEDADES

Lo cierto es que la primera redacción, la versión original que traduce mejor la voluntad del Superior General de la FSSPX que quiso esta cruzada, es ambigua. ¿Qué significa “el regreso de la tradición en la Iglesia? ¿Qué se entiende por tradición? ¿De qué Iglesia se trata?

La Iglesia.

¿De qué Iglesia se trata? No se nos da ninguna precisión. ¿Es la Iglesia Católica o se trata de la iglesia conciliar? Es verdad que los dirigentes de la FSSPX ya no quieren que esta expresión de iglesia conciliar sea empleada (1). Se trata de la Iglesia, sin adjetivo definitivo.

La ausencia del adjetivo revela un silencio de negación por el cual se encuentra negada la existencia de un parásito, la iglesia conciliar, que vive de la Iglesia Católica matándola a fuego lento. Sin embargo, si este silencio provoca demasiadas reacciones, es posible transformarlo en silencio de evidencia, pretendiendo que no se precisó porque era obvio. Excusa difícilmente creíble pero que vuelve este silencio de negación mucho más eficaz pues hace pasar al que lo denuncia como alguien suspicaz y argumentador.

Esta ausencia de distinción provoca forzosamente el rechazo de esta cruzada por aquellos que constatan la existencia de la iglesia conciliar y que no quieren formar parte de ella, pero el carácter indeterminado de la expresión permite a aquellos que creen que su situación es anormal respecto a Roma, acercarse a ésta más fácilmente.

La tradición.

Después de esto, el nudo gordiano se encuentra en el significado que se le da al término “tradición”. Si se trata de la fe católica, la intención sería rezar para que la Iglesia regrese a la fe católica. Pero nos preguntamos entonces, cómo puede la Iglesia perder la fe (2). Si se trata de las obras y de las personas que, siguiendo a Monseñor Lefebvre, rechazaron los principios y las reformas que salieron de la tempestad revolucionaria del Vaticano II, la intención es de rezar para que la tradición entre en el seno de la Roma actual. Allí hay una ambivalencia (3) que no podemos creer inocente.

Además, si se tratara de la fe católica, aparece una incoherencia en la redacción de las tres intenciones, perdiendo la 1ª todo su sentido.

Las consecuencias.

Esta « cruzada » consiste simplemente en rezar para que la tradición entre en la iglesia conciliar, no haciendo un acuerdo con Roma -hacer un acuerdo con su jefe- sino para obtener un estatus canónico que suprimirá una situación juzgada anormal.

La función práctica de esta « cruzada » es la de preparar las almas a aceptar este estatus y ¿hay mejor manera de lograrlo que haciéndolas participar activamente?

De este modo podrán –como en las « cruzadas » relativas a la misa y a las excomuniones- decir a los fieles: ¡bravo, es gracias a ustedes y a la Santísima Virgen!

Se podría hacer un paralelo con el sistema electoral de las democracias: el pueblo consiente por el voto a las decisiones que lo matan a fuego lento, pero presentadas bajo una forma seductora. Halagado, se pone la soga en el cuello y no puede volver atrás. Si cambia de opinión después, los gobernantes les replican: “¡Pero si usted votó!”

¿Cómo quejarse de las nefastas consecuencias si se participó activa y colectivamente, contando los rosarios o los votos?

Nuestra reacción.

¿Qué hacer entonces? Desde un punto de vista general:


Permanecer firmes en la fe. La iglesia conciliar no es la Iglesia Católica. Si nuestra situación es anormal respecto a la primera, nosotros rechazamos obstinadamente formar parte de ella, pues ésta quiere absorber todo; nuestra situación es regular respecto a la Iglesia Católica: Nosotros conservamos y transmitimos la fe, la moral, la doctrina social, la liturgia, la disciplina. Es la Roma actual, la iglesia conciliar la que no está en regla con la Iglesia Católica, es su situación la que es anormal, y esta anormalidad nos afecta: nosotros estamos apartados de las parroquias, de las diócesis, de las jerarquías, de las órdenes religiosas. Nosotros sufrimos este estado de hecho, que nos da la apariencia de una irregularidad, pero que en realidad no viene de nosotros.

Desde el punto de vista particular:

Esta « cruzada » podría ser hecha en el sentido de la segunda redacción [N.d.B.: o de la formulación del distrito sudamericano], pero las consecuencias irán inevitablemente en el sentido real de la “cruzada”.

Además, hay que temer que estas ambigüedades no serán denunciadas por “los buenos” lealista, sino al contrario, serán mantenidas. En efecto, éstos presentarán esta “cruzada” como una oración por la conversión de Roma. Ellos obedecerán a sus superiores con el fin de conservar la paz, bajo el pretexto de no dividir la FSSPX y no pasar por personas excesivas o sembradores de discordia (4). Ellos se callarán las ambigüedades e ignorarán el riesgo que representa esta “cruzada”. Los que confían en ellos no estarán prevenidos contra estas ambigüedades y sus consecuencias, particularmente el riesgo insensible de deslizamiento que conlleva.

Conclusión:

Si queremos permanecer católicos, hay que rechazar necesariamente el participar en esta « cruzada », la cual no es tal. El resultado no será en beneficio de la fe católica, sino en su perjuicio.

Si no hubiera nada sospechoso, hubiera sido muy simple invitar a rezar, a hacer penitencia y a cumplir el deber de estado para obtener la conversión de Roma, la protección del Corazón Inmaculado de María sobre nosotros y su triunfo por la consagración de Rusia. La finalidad de esta “cruzada” hubiera sido clara y su redacción igualmente. En lugar de eso, tenemos silencios y ambigüedades que nos llevan a concluir que no es una cruzada, sino una mascarada.

Convencidos de lo que somos, debemos hacer saber a nuestro entorno el por qué rechazamos participar en esta iniciativa con claridad, paciencia y con caridad (5). Nuestro Señor Jesucristo nos dijo: “Que vuestro sí sea sí y vuestro sea no, todo lo demás viene del maligno (6).

 (1) la « Carta a los amigos y benefactores” de lengua inglesa de los dominicos de Avrillé, de abril de 2013 y las posteriores, ha sido discretamente retirada de los lugares de culto de la FSSPX en los Estados Unidos porque trataba de la existencia de la iglesia conciliar.

 (2) Monseññor Lefebvre dijo durante una conferencia en un retiro sacerdotal en Ecône, el 4 de septiembre de 1987, respecto a las autoridades romanas: “Roma está en la apostasía, no son palabras, es la realidad. Ellos abandonan la Iglesia, ellos han abandonado la Iglesia”. El distinguió entre la Iglesia Católica y la iglesia conciliar, es evidente que las autoridades romanas con las cuales se enfrentó, no han abandonado la iglesia conciliar.

(3) Toda persona que haya estudiado un poco la filosofía, ha podido aprender, abordando la lógica formal, que el término puede ser equívoco, por lo que hay que definir su valor de suplencia.

(4) Así como el ejército francés volvió sus armas contra los Argelinos que querían permanecer franceses a pesar de la traición que constituyeron los “acuerdos de Evian”, y esto bajo el pretexto de obedecer a los jefes o de lealtad hacia el jefe de Estado, así todos “los buenos leales” son obligados, para probar su lealtad, de ir en contra de aquellos que no quieren seguir a los jefes pues se les exigen acciones que los obligarían a pisotear su conciencia, a actuar en contra de los intereses que están obligados a defender. En este caso, la defensa de la fe prevalece sobre la obediencia a los superiores o a la cohesión de una congregación.

(5) Es evidentemente inconcebible pensar que la caridad podría incrementarse mientras que la fe es puesta en peligro. Jamás la caridad podría crecer en detrimento de la fe. Es lo que enseña Pio XI en la encíclica Mortalium animos que consagró a denunciar el falso ecumenismo.




(6) Mt. V, 37.