PÁGINAS

domingo, 11 de noviembre de 2018

RESTRICCIONES PARA SCHNEIDER, VETO A BURKE, PRESIONES EN TORNO A VIGANÒ


INFOVATICANA (Extracto)

Nada por escrito: esa parece ser la consigna de Roma para evitar problemas de imagen y, sobre todo, impedir toda posibilidad de apelación mientras restringe los movimientos de monseñor Athanasius Schneider, crea el vacío en torno al cardenal americano Leo Burke y presiona a los editores de Aldo Maria Valli para que no publiquen su libro sobre Viganò.
¿Tiene monseñor Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná, en Kazijistán, restringida su libertad de movimientos por instrucciones de Roma? Eso afirma el veterano vaticanista Marco Tosatti en su blog Stilum Curiae, donde llega a hablar de ‘arresto domiciliario’. 

Según conoce Tosatti por fuentes cercanas al prelado, Schneider habría recibido la orden verbal del Vaticano para que restrinja sus viajes al extranjero, sin más explicaciones. Cada vez que Schneider quiera salir del país tendrá que pedir permiso al nuncio, que podrá negárselo sin dar explicaciones. La medida se habría tomado la primavera pasada, y se le ha comunicado por instrucciones del secretario de Estado, Pietro Parolin, a través del nuncio en Kazajistán, Francis Assisi Chullikatt. De viva voz, sin documento alguno que pudiera servir a Schneider para apelar, como tendría derecho ante cualquier medida que juzgue injusta, a la Congregación de los Obispos o al Tribunal de la Signatura Apostólica. (*)

Más antigua es la restricción indirecta impuesta, una vez más verbalmente, sin un solo papel con el que se pueda demostrar o al que se pueda apelar, al cardenal americano Raymond Leo Burke. Cuenta el mismo Tosatti que Roma ha hecho llegar a los obispos americanos -una vez más, a través del nuncio- la ‘recomendación’ de que no inviten al cardenal, uno de los dos supervivientes de los cuatro que plantearon sus ‘Dudas’ sobre Amoris Laetitia al Papa, a sus diócesis, no frecuenten su compañía, ni aparezcan en eventos a los que asista el ‘disidente’. En una palabra, que le hagan el más absoluto vacío.
A diferencia de Viganò, estos dos prelados no han pedido nunca la abdicación del Papa ni han revelado secretos pontificios ni han llamado a una revuelta abierta contra la Curia: se han limitado a disentir de una línea pastoral que juzgan confusa y ambigua y solicitar respetuosamente aclaraciones.
En el caso de Burke, estas aclaraciones, referidas a determinados puntos del Capítulo VIII de la exhortación Amoris Laetitia que parecen contradecir la doctrina de la Iglesia en gravísimas cuestiones, se presentaron en la forma tradicional, como misiva firmada por cuatro cardenales en la que se planteaban ciertas preguntas sobre el modo en que había de entenderse la exhortación, las famosas Dubia. Su Santidad no solo no respondió a la solicitud privada, sino que dio orden a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que guardase el mismo silencio. Los cardenales esperaron en vano la respuesta durante tres meses y solo entonces la hicieron pública. El Papa mantuvo su silencio, y lo ha mantenido hasta hoy.
El mismo silencio que ha guardado ante las graves acusaciones contenidas en el Testimonio Viganò, en este caso un ‘silencio anunciado’ durante la rueda de prensa dada en el avión a su vuelta del Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Dublín en agosto. Pocos días más tarde, y tras alusiones obsesivas pero oblicuas al Gran Acusador en sus homilías de Santa Marta, el Vaticano anunció que estaba a punto de elaborar una respuesta a las acusaciones. Nunca más se supo, y seguimos sin la anunciada respuesta a principios de noviembre.
Pues bien, el periodista italiano Aldo Maria Valli, una de las personas con las que Viganò consultó la publicación de su testimonio, saca ahora al mercado un libro sobre el caso que publica la editorial Fede & Cultura que, según informa Church Militant, ha recibido fuertes presiones del Vaticano para que limite futuras ediciones del libro. Fede & Cultura confirmó a Church Militant estar sometidos a una “irresistible presión desde dentro de la Iglesia para no publicar nada que arroje una luz negativa sobre el Papa Francisco”. Todo, en fin, muy en la línea de la recomendación del pasado sínodo de que se cree un trasunto del viejo ‘Índice de Libros Prohibidos’ aplicado a Internet, un ‘sistema de certificación’ que ‘castigue’ a los blogs disidentes de la actual deriva ideológica de la Curia.

(*) Ayer 10 de noviembre, la Neo-FSSPX, presta a defender al papa Francisco, sale a aclarar las cosas, como pueden leer en el siguiente artículo publicado en el sitio oficial de la Fraternidad (traducción de Google):


El obispo Schneider disipa un falso rumor

Según el caticanista Marco Tosatti, el Vaticano sancionó al obispo auxiliar de Astaná en Kazajstán, que le pediría que limitara sus viajes al extranjero debido a su postura crítica sobre la situación actual. pontificado. El interesado hizo un punto de aclaración para disipar cualquier malentendido. 

La medida fue tomada en la primavera de 2018, y fue el 6 de noviembre que Marco Tosatti la hizo pública. 

Un elemento singular a los ojos del vaticanista en este asunto: el Nuncio Apostólico en Kazajstán, Monseñor Francis Assisi Chullikatt, comunicó en abril de 2018 la decisión a la persona interesada, pero solo verbalmente, leyéndole una carta del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede. 

A partir de ahí, para establecer el vínculo con las reservas a menudo expresadas públicamente por el obispo Schneider en cuanto al pontificado actual, sólo hay un paso que Marco Tosatti decidió cruzar, incluso estableciendo un vínculo con la situación del cardenal Burke. 

De hecho, según el vaticanista que se hace eco del rumor, "un nuncio" habría dado a los obispos estadounidenses el siguiente consejo: "no inviten a personas como el cardenal Burke, y si no pueden evitar la venida de estos últimos, no asisten a sus reuniones ". 

Para disipar cualquier malentendido, Mons. Schneider, el 8 de noviembre de 2018, hizo la siguiente aclaración a la agencia LifeSite: "Lamento ver que tal noticia se difunda: a solicitud de la Santa Sede, se me pidió que redujera la frecuencia de mis visitas fuera de mi diócesis, para que no excedan los treinta días [que es el límite de tiempo para cualquier obispo por Canon 410 el Código de derecho canónico actual]: esto no es de ninguna manera una prohibición de viajar al extranjero ", explicó el prelado. 

Una vez más se hace urgente la necesidad de dar un paso atrás en el análisis y la seriedad en el tratamiento de la información, con la preocupación ética elemental de volver a las fuentes, mencionándolas: la única alternativa para no transformar Internet en una feria de información falsa y chismes. A buen entendedor...