Los medios de comunicación, por su parte,
se dan a conocer las realidades dramáticas y horribles, pero que tiene lugar en
el Tíbet, Somalia o Alaska. Por supuesto, las desgracias de los demás nos
conmueven, pero ¿podemos cargar con la desgracia del mundo? ... ¿El Espíritu Santo nos ha encomendado
cumplir el (santo) oficio de la Inquisición romana y universal? ¿Recibimos la
misión divina de convertir al Papa, a la Curia romana, los obispos? ¿Estamos
encargados por el Cielo de ocuparnos de los asuntos internos de la Fraternidad
San Pío X y de cada una de las capillas de la Tradición? (palabras del P. Bouchacourt promoviendo,
entre los tradicionalistas, la táctica del avestruz en el artículo que se puede
leer completo, aunque en francés, acá).