¿Por
qué la “Resistencia?
Cuando
los líderes de los Tradicionalistas demuestran ser infieles,
Entonces los Tradicionalistas deben ser también “Resistentes”.
Entonces los Tradicionalistas deben ser también “Resistentes”.
Siguiendo
a “¿Por qué la Tradición?”, veamos como el P. Patrick Girouard, quien
actualmente atiende una parroquia de la “Resistencia” en el oeste de Canadá,
explica la necesidad, no solo para que los Católicos sean Tradicionales, sino
también para que los Católicos Tradicionales “Resistan”. La siguiente es la
“Declaración de Misión” que él escribió en junio de 2013, precisamente para
explicar por qué él y unas docenas de fieles de la FSSPX salían de la FSSPX.
Desgraciadamente, la “Declaración” ha tenido que ser cruelmente acortada. Para
el texto completo, contacte al P. Girouard en thebastion.faith.
Si
yo, el P. Girouard y alrededor de un tercio de la parroquia de Langley
decidimos empezar una nueva parroquia, fue porque nuestra amada Fraternidad
está siendo destruida por sus dirigentes, y no podemos soportar la constante
propaganda favoreciendo esta destrucción. Habiendo estudiado cuidadosamente los
documentos que arrojan luz sobre esto, pudimos entender lo que sucedió. Si
nosotros entonces hubiéramos permanecido en silencio e inactivos, no solamente
nos habríamos puesto en un camino peligroso, sino que estaríamos contribuyendo
a la destrucción del movimiento Tradicional. ¡Ojalá nuestra toma de acción
aliente a más sacerdotes y fieles a actuar de la misma manera!
Para
todos los propósitos prácticos, la Fraternidad San Pío X se ha unido a la
Iglesia Conciliar. Incluso si el acuerdo con Roma no ha sido firmado todavía,
sin embargo lo ha aceptado en principio en el Capítulo General de la
Fraternidad de julio de 2012, que fue la Revolución dentro de la Fraternidad:
el Capítulo tomó la decisión de que a partir de ahora, la Fraternidad puede
firmar un pacto con los implacables destructores de la Iglesia Católica.
Pero
¿cómo un Católico digno de ese nombre puede aceptar tal decis ión? ¿Cómo
podemos decir que somos Católicos si aceptamos hacer un acuerdo con aquellos
que están facilitando, por sus acciones o su silencio, la condenación de
incontables almas por quienes Nuestro Señor dio Su Vida? ¿Cómo podemos siquiera
sentarnos a hablar con personas que promueven esa abominación para Dios, el
Novus Ordo Missae? Recuerdo a Mons. Lefebvre citando al Profeta Malaquías
contra la Nueva Misa: “A vosotros, sacerdotes, que despreciáis mi Nombre y
decís ‘¿En qué hemos despreciado tu Nombre?’ Ofrecéis en mi altar pan inmundo y
decís: ‘¿Cómo te hemos profanado?’ dice el Señor de los ejércitos” (I, 7).
La
misión de la FSSPX nunca ha sido entrar a la estructura de la Iglesia Conciliar
para “transformarla” desde dentro. Tal ilusión fue condenada por Mons. Lefebvre
después de las Consagraciones de 1988. La misión de la Fraternidad fue formar
sacerdotes que prediquen la Verdad y luchen vigorosamente contra el error, sin
“conversaciones” o “diálogo” o “negociaciones”. Como un faro, este pequeño resto
estaba destinada entonces a atraer a las almas de buena voluntad. Pero los
actuales líderes de la Fraternidad han traicionado esta misión, y no toleran
disentimientos o críticas, así que la única manera de mantener la verdad para
nosotros, es separarnos de la Neofraternidad. Debemos rezar mucho por una
solución a la crisis, y por nuestra perseverancia.
Ustedes
pueden preguntarme: ¿Cuál será el tiempo para unirnos a Roma? ¿Cómo sabremos si
tenemos un buen Papa? La respuesta es simple: cuando el Papa condene
públicamente la Nueva Misa y prohíba su celebración bajo pena de excomunión;
cuando condene y rechace públicamente todo el Concilio Vaticano II; en breve,
cuando veamos que toma acciones efectivas para limpiar este desorden.
Igualmente, ¿cuándo podemos regresar y confiar en la FSSPX otra vez? Respuesta:
Cuando Mons. Fellay y todos los sacerdotes de l a Fraternidad que promueven la
nueva línea sean destituidos y se les niegue cualquier nuevo puesto; cuando los
textos del Capítulo sean repudiados oficialmente; cuando los sacerdotes fieles
sean reivindicados, etc.
¿Imposible,
dice? Replico simplemente: ¿Y qué? ¿Cuál es el problema? Sólo cumplimos nuestro
deber, damos gloria a Dios, y dejamos que Él lidie con los destructores.
Recemos y sacrifiquémonos por la conversión de ellos, y permanezcamos unidos en
oración, sin falta. ¿Pero comprometernos y ponernos en peligro? – ¡Nunca!
Kyrie
eleison.